Dos modelos absolutamente distintos. Y en el fondo, el mismo problema.
En 1986 ocurrieron dos eventos que dejaron en claro que hasta las super potencias son susceptibles de cometer errores.
El 28 de Enero, apenas transcurridos 73 segundos desde su lanzamiento, el transbordador espacial norteamericano Challenger explotó, llevándose consigo a una tripulación compuesta por seis astronautas y un pasajero civil, la profesora Christa McAuliffe.
El 26 de Abril la planta nuclear Vladimir Illich Lenin, ubicada a 18 kilómetros de la ciudad de Chernobyl, sufrió una explosión que (se estima) liberó en toda la zona norte de Europa 500 veces más material radioactivo que la bomba atómica arrojada en Hiroshima. La cantidad directa de fallecidos y el total de afectados por la radiación es desconocida.
Ambos hechos históricos han sido revisitados en los últimos años en la cultura popular:
El accidente del Challenger dio paso a un documental de cuatro partes disponible en Netflix, con abundante material de archivo y algunas recreaciones. Sobrecoge el conocer la historia de estas siete personas que representaban -en cierta medida- lo mejor de su sociedad y cómo se gestó un accidente perfectamente evitable que terminó no sólo con sus vidas sino que detuvo el programa espacial norteamericano por más de dos años, y que significó un tremendo golpe al orgullo del país.
La explosión de Chernobyl fue presentada como una miniserie dramática de cinco episodios en HBO, elaborada a partir del libro “Chernobyl Prayer” de la ganadora del Nobel de literatura Svetlana Alexievich. Si bien es una dramatización, sorprende por lo bien caracterizado de los personajes, y –tal como en el caso del Challenger- es increíble ver cómo las vidas de trabajadores soviéticos comunes y corrientes se vieron destruidas o dañadas por un accidente absolutamente evitable, que además afectó su programa nuclear y, a la postre, vino a ser el primer clavo en el ataúd de la URSS.
Por supuesto que recomiendo ver ambos programas. Están bien hechos y son muy respetuosos con los temas que tratan, sin buscar la emoción fácil o el lugar común. Televisión “de calidad”.
Habiendo dicho lo anterior, creo que conocer un poco más en detalle ambos eventos permite entender que tanto el capitalismo como el comunismo comparten -en parte- los mismos problemas. Sí, estamos hablando de ideologías sociales que están en extremos opuestos del espectro. Y de sus principales representantes en la década del ’80, los dos lados de la Guerra Fría, que más allá de la manera en que presentaran sus esfuerzos para que sus respectivas poblaciones vivieran la mejor vida posible como ejemplo de las virtudes de cada modelo, cayeron en los mismos vicios y errores.
¿Qué gatilló el accidente del Challenger? Pese a estar informada de que había una falla que podía ser catastrófica, la NASA decidió seguir adelante porque había que cumplir con los números. 1986 tenía más misiones programadas que ningún otro año anterior y detener los vuelos para resolver un “problemita” generaría grandes conflictos entre la administración de la agencia y el congreso.
¿Qué gatilló el accidente de Chernobyl? Pese a estar reportado que la planta había cumplido con todas las pruebas antes de ser puesta en producción, había una prueba pendiente que -en vez de hacerse al principio- se hizo en condiciones no ideales y en plena producción porque había que cumplir con los números para que la administración de la planta pudiera seguir progresando en el partido.
Al parecer el problema no son los modelos, sino la gente que los ejecuta.
Identificar y corregir problemas...
5 añosNegligencia en en los niveles ejecutivos de mantenimiento...
Technical Manager - BBA
5 añosYo concuerdo con lo que exponen ambos. Vieron la serial de HBO? Muy clarito qieda porque.en ese caso. Unos periodistas le fueron a preguntar al la organizacion mundial de energia nuclear sobre su opinion de la serie estos contrstaron que hacerla mejor para explicar lo que sucedio seria muy dificil, en resumen que la serial lo explica de forma magistral
Supervisor de operaciones
5 añosSi hay algo en que el mundo concuerda, es que en todas partes existe la inoperancia y la irresponsabilidad. En distintas escalas se cometen estos errores en todos lados y son impulsados por motivos bastante simples, intereses económicos o intereses políticos ( y no necesariamente intereses políticos de alto espectro). A esto hay que agregar una pizca de descuido y sobre estima, creer que es infalible, no es posible que falle. Siempre hay que escuchar a la parte disidente, muy necesaria para evaluar problemas, esa persona que esta del otro lado, en contra de lo que se hace, pasa que muchas veces... tiene razón para oponerse.