Lecciones de Liderazgo de Monroe Stahr, el Último Magnate
Uno de los personajes más fascinantes y perspicaces del mundo de los negocios en la ficción es Monroe Stahr, el protagonista de El último magnate de F. Scott Fitzgerald. A diferencia de las representaciones idealizadas o santificadas de los CEOs que encontramos en muchas autobiografías, que a veces rozan la hagiografía, Stahr parece un ser humano genuino, con virtudes y defectos. No es solo un líder en el sentido tradicional, sino un personaje complejo y multidimensional que encarna tanto las virtudes como los vicios que acompañan a un gran poder y responsabilidad. Productor de cine exitoso en la época dorada de Hollywood, Stahr aún es relativamente joven, pero su estilo de gestión ya es legendario. Es un jefe ejemplar, impulsado por una devoción inquebrantable a su oficio y una lealtad sólida hacia aquellos que trabajan para él.
En una época en la que las escuelas de negocios estaban aún en sus primeras etapas y la educación corporativa formal apenas existía, el sentido empresarial de Stahr nació de algo mucho menos convencional. Su educación, que él describe como "fundada en nada más que un curso nocturno de taquigrafía", apunta a un individuo hecho a sí mismo cuyo intelecto e instintos en el mundo de los negocios superan cualquier credencial formal. Stahr, en muchos aspectos, representa el arquetipo del Sueño Americano, un hombre que llega a la cima a través de la pura fuerza de voluntad, intuición y un entendimiento intrínseco de la naturaleza humana.
El estilo de gestión de Monroe Stahr puede describirse mejor como paternalista. Opera con un profundo sentido de responsabilidad hacia sus subordinados, alentándolos no solo a sobresalir, sino también a prosperar como individuos. Es el tipo de jefe que nunca permitiría que alguien bajo su cargo fracase. Stahr es un defensor de la innovación y promueve una cultura corporativa en la que tanto los jóvenes como los experimentados pueden ascender. Ya sea un joven brillante y ambicioso o un empleado envejecido pero comprometido con el estudio, Stahr les da a todos una oportunidad.
Cuando el envejecido director Ridingwood comienza a desmoronarse en medio del rodaje, Stahr actúa con discreción pero con decisión. En lugar de apartarlo, Stahr lo envía a terapia y financia personalmente su tratamiento. Es una decisión compasiva que resalta la creencia de Stahr en las segundas oportunidades. De manera similar, cuando su mejor camarógrafo comienza a perder la vista, Stahr toma medidas para asegurarse de que su atención médica se maneje de manera discreta. En lugar de ceder a los rumores o despedirlo, Stahr envía al camarógrafo a un oftalmólogo, y cuando el tratamiento tiene éxito, lo recibe nuevamente en el equipo.
Acciones como estas son raras en el despiadado mundo de los negocios, pero la compasión de Stahr es una característica definitoria. Él entiende que un empleado leal y cuidado es un activo, y que una organización solo es tan fuerte como los lazos entre sus líderes y sus trabajadores.
Stahr no es solo un líder que cuida, también es un líder estratégico. Reconoce el poder de la colaboración creativa y entiende que la competencia genera excelencia. En un momento particularmente revelador, Stahr encarga equipos paralelos de guionistas para trabajar sobre la misma historia, con la intención de ver qué grupo puede producir el resultado más atractivo. En este caso, incluso mezcla las mejores contribuciones de ambos equipos. Si bien este enfoque puede parecer severo y poco convencional, es sorprendentemente eficaz. Empuja a los guionistas a dar lo mejor de sí, sabiendo que están compitiendo para que su trabajo sea seleccionado.
Este método, aunque no ortodoxo, no carece de mérito. De hecho, refleja las prácticas empresariales del mundo real de muchas compañías que fomentan la innovación a través de la competencia. Las empresas, después de todo, a menudo configuran equipos paralelos para resolver un problema o desafío determinado, y los líderes frecuentemente obtienen ofertas de diferentes proveedores para asegurar la mejor oferta. El enfoque de Stahr para obtener resultados mediante la competencia no solo es lógico, sino que es un testamento a su profundo entendimiento de cómo obtener lo mejor del talento creativo.
Monroe Stahr también se caracteriza por una pasión inquebrantable por su trabajo. Como observa un personaje en la novela, "Nació sin sueño, sin talento para el descanso ni deseo de él". La vida de Stahr gira completamente en torno al estudio, y su compromiso con su rol es absoluto. No tiene necesidad de ocio, ni ansía tiempo libre. Toda su existencia es un testimonio de su profesión.
Sin embargo, esta dedicación singular tiene un costo. El trabajo consume a Stahr hasta el punto en que no tiene vida fuera del estudio. En un momento, cuando le preguntan si dejará la oficina después de un agotador día, responde: "Sí... no tengo a dónde ir por la noche, así que solo trabajo". Su propiedad en Malibu, un retiro idílico, sigue sin terminar: más bien es una estructura de madera sobre pilotes que una casa. La vida personal de Stahr se sacrifica en el altar de su éxito profesional. Al final, su matrimonio con Cecile, la hija de otro productor, es más por necesidad que por amor genuino, un matrimonio de conveniencia en lugar de pasión.
En un mundo lleno de líderes corporativos exagerados o unidimensionales, Monroe Stahr destaca porque no es perfecto ni maligno: simplemente es humano. Encarnó las complejidades del liderazgo: visionario pero imperfecto, desinteresado pero impulsado por ambición personal, compasivo pero dispuesto a tomar decisiones difíciles y, a veces, despiadadas. Su vida es un estudio sobre el pensamiento estratégico, el impulso implacable y el sacrificio personal.
La historia de Stahr ofrece una rara visión del funcionamiento interno de un gran magnate, alguien que entiende su industria a fondo. Su visión estratégica se complementa con una comprensión instintiva de las oportunidades de negocio, y su enfoque del liderazgo es una mezcla de autonomía y empatía. Lo que hace que Stahr sea tan fascinante es su capacidad para combinar la gestión diaria de su estudio con la experimentación innovadora, siempre manteniendo el control mientras permanece abierto a nuevas ideas. La decisión de Fitzgerald de no centrarse en los tecnicismos de la gestión empresarial, dado que él mismo no era un experto, juega a su favor. Esta libertad de los clichés empresariales habituales resulta en un personaje que se siente real, alguien con quien podemos identificarnos y aprender, a pesar de su papel más grande que la vida misma.
Monroe Stahr dejó una impresión indeleble en mí como CEO ficticio. Es un retrato del poder de la gestión efectiva, pero su historia también plantea preguntas pertinentes sobre el papel de la educación, el equilibrio entre trabajo y vida personal, y la pasión en la formación de los líderes del mañana.
Leer literatura y participar en las artes puede cultivar una comprensión más profunda de la naturaleza humana, lo cual es esencial para una gestión efectiva. Las buenas novelas, obras de teatro e incluso guiones de cine pueden ofrecer más información sobre el liderazgo y las relaciones humanas que muchas biografías tradicionales de CEOs. Después de todo, la gestión trata de liderar personas, y cuanto más entendemos a las personas, mejor podemos gestionar.
Un desequilibrio poco saludable entre el trabajo y la vida personal, como se ve en la vida de Stahr, a menudo conduce a consecuencias negativas en ambos frentes. Si bien el éxito profesional es importante, la familia y la felicidad personal también deben ser cultivadas. Mezclar estos ámbitos, en lugar de mantenerlos separados, lleva a una vida más plena.
La pasión por el trabajo es un ingrediente crítico en el liderazgo efectivo. El compromiso inquebrantable de Stahr con su oficio y su empresa alimenta no solo su propio éxito, sino también la motivación de quienes lo rodean. La pasión impulsa la excelencia, y el liderazgo de Stahr se basa en este principio.
La representación de Fitzgerald de Stahr nos recuerda que, aunque el conocimiento de la industria y la experiencia son invaluables, el liderazgo trata más sobre visión, empatía y la capacidad de inspirar a otros. La palabra "magnate", que Fitzgerald usa para describir a su personaje, proviene del término japonés taikun, que significa "gran señor" o "comandante supremo". Esta es precisamente la esencia del carácter de Stahr: un líder visionario y dominante que sabe que el verdadero poder no reside solo en el conocimiento, sino en la capacidad de entender, motivar e inspirar a los que lo rodean.
__________________________________________
Foto del título: https://trailersfromhell.com/the-last-tycoon/
(Este artículo está adaptado de otro publicado previamente en LinkedIn en 2015)
--------------------
Puedes visitar mi cuenta de INSTAGRAM aquí
Cajero de ventas en Mipime | Seguridad personal, Protección
2 díasGracias por compartir, Santiago
Santiago, gracias 🙂 por compartir. Creo que toda empresa (grande o pequeña) se debe gestionar y hacerla crecer haciendo equipo con cada integrante que cada día están en su puesto decididos a conseguir el éxito individual y colectivo. Hacer partícipe a cada empleado en ➡️ y conectar con ✅️ su forma de hacer cada día un 🌎 mejor, allí dónde te encuentres, es la mejor 💜 forma de servir al prójimo, desde la perspectiva de la creación de equipos, sintiéndote parte de un equipo y estableciendo nuevos retos en los que mejorar la disciplina 💪 y ponerse nuevos retos para toda la buena gente 💪 que lo necesite #Creatupropósitodevida 💪 #Creaequipoencadalugar #Creceyconecta /