¿Por qué envidiar a los dioses?, pregunta Herbert, y contesta, irónico: “por las sequías celestiales, / por una administración chapucera, / por una lujuria insaciable, / por un bostezo gigantesco
¿Por qué envidiar a los dioses?, pregunta Herbert, y contesta, irónico: “por las sequías celestiales, / por una administración chapucera, / por una lujuria insaciable, / por un bostezo gigantesco