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Identificada la secuencia de eventos atmosféricos que dispara las temperaturas del Mediterráneo

Anomalías en la temperatura superficial del Mediterráneo de junio de 2025, 5ºC por encima de la media.

Antonio Martínez Ron

24 de agosto de 2025 22:26 h

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Una estrecha colaboración entre oceanógrafos y científicos atmosféricos ha servido para identificar con datos precisos cuál es la causa de las temperaturas récord que experimenta el mar Mediterráneo, que este verano está superando los 30ºC en algunos puntos. Los científicos ya saben que el origen está en la interacción de los flujos de calor aire-mar y los procesos oceanográficos locales, lo que provoca impactos significativos en los ecosistemas marinos y las comunidades costeras.

El nuevo estudio, liderado por el Centro Euromediterráneo sobre Cambio Climático (CMCC) y publicado en la revista Nature Geoscience, identifica las dorsales subtropicales persistentes como las culpables de disparar las temperaturas. Se trata de las intrusiones de aire cálido procedente del continente africano hacia Europa, a menudo denominadas informalmente anticiclones africanos.

“Nuestro estudio identifica las condiciones favorables que conducen a las olas de calor marinas y revela que son provocadas por dorsales subtropicales persistentes que debilitan los vientos fuertes en la zona”, afirma el investigador del CMCC y coautor del estudio, Ronan McAdam.

Un horno atmosférico

Los autores han analizado cientos de olas de calor marinas identificadas mediante datos satelitales avanzados y análisis de agrupamiento, y han revelado cómo la persistencia de estas masas de aire africano es lo que crea las condiciones críticas para su formación. El problema se produce cuando el sistema de alta presión asociado a ellas se vuelve estacionario, lo que altera el movimiento normal de los sistemas meteorológicos hacia el este.

Cuando estas dorsales se asientan sobre la cuenca mediterránea durante cinco días consecutivos o más, hacen que los vientos predominantes se calmen y el mar deja de emitir calor, por lo que las aguas superficiales se calientan rápidamente. De acuerdo con el artículo, no es la masa africana la que calienta el agua, sino la insolación provocada por un anticiclón duradero, cuando una parte importante de esa energía no se puede emplear en evaporar.

Los resultados demuestran que el 63,3%, el 46,4% y el 41,3% de las olas de calor marinas en el Mediterráneo occidental, central y oriental, respectivamente, ocurren durante períodos con dorsales subtropicales y condiciones de viento reducidas, una concentración notable considerando que estas condiciones combinadas solo ocurren durante del 8,6% al 14,6% de todos los días de verano. Además, los resultados revelan que cuando una dorsal subtropical y vientos débiles chocan entre sí, es entre cuatro y cinco veces más probable que se forme una ola de calor.

Hasta 7°C en dos días

El descubrimiento de esta relación estadística sienta las bases para sistemas de predicción más precisos que podrían ayudar a proteger los ecosistemas marinos vulnerables y las industrias dependientes de futuros eventos extremos, según los investigadores. Por ejemplo, en el Golfo de León, las temperaturas subsuperficiales aumentaron casi 7°C en tan solo dos días durante los eventos más extremos, lo que ilustra la vertiginosa velocidad con la que pueden desarrollarse las olas de calor marinas y la necesidad de predicciones precisas y respuestas eficaces.

El equipo considera que estos nuevos datos ayudan a comprender la física que realmente desencadena estos eventos. “Nuestro trabajo destaca procesos no identificados previamente que son esenciales para representar con precisión las olas de calor marinas del Mediterráneo”, afirma McAdam. “Estos resultados son cruciales para mejorar los sistemas de pronóstico y los modelos del sistema terrestre, lo que representa un paso clave hacia estrategias eficaces de alerta temprana y mitigación en la cuenca”.

Cuando el viento se detiene

“Conceptualmente está muy claro: si hay poca dispersión de la humedad por la disminución o ausencia de vientos, el calor que no se emplea en evaporar se usa para calentar”, comenta el meteorólogo Ángel Rivera, experto en dinámicas atmosféricas que no ha participado en el estudio. El experto celebra que este mecanismo se haya corroborado por una investigación científica. “En el fondo es otro efecto más de los cambios que se están produciendo en la circulación atmosférica del hemisferio norte”, señala.

En el fondo es otro efecto más de los cambios que se están produciendo en la circulación atmosférica del hemisferio norte

Ángel Rivera Meteorólogo

“Básicamente, lo que han visto es que cuando las dorsales africanas se doblan hacia el norte afectando al Mediterráneo, eso provoca ausencia de viento, y eso sube la temperatura del mar”, resume Juan Jesús González Alemán, experto en dinámica atmosférica de AEMET. Precisamente él y su equipo están trabajando en un estudio que amplía el marco para comprender qué proceso a nivel de circulación general está contribuyendo a este efecto. “De momento, estos resultados nos pueden dar una ayuda en cuanto a la predictibilidad”, concluye. “Cuando se formen estas dorsales tan persistentes, sabremos que es probable que eso dé lugar a eventos de olas de calor marinas”.

Aunque no existe una prueba directa de que sea consecuencia directa del cambio climático, la desestabilización general de las dorsales y las corrientes en chorro puede tener un papel clave. “Los cambios que se están dando en la circulación general contribuyen a que haya más dorsales anticiclónicas sobre el Mediterráneo y por tanto más disminución o ausencia de vientos y más insolación”, afirma Rivera. “Naturalmente, si la dorsal no es muy duradera la ola de calor durará menos tiempo que si es más persistente. Pero la tendencia general neta es calentamiento”.

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