Europa en transformación: elecciones, crisis y el auge de la extrema derecha
Europa en las urnas
En junio del año pasado, los ciudadanos de la Unión Europea eligieron los 720 representantes del Parlamento Europeo para el período 2025-2029. Estas elecciones posicionaron al partido Patriotas de Europa como tercera fuerza política. La relevancia política de este panorama es que, la fuerza política que se encuentra en ascenso y con mejores accesos a los espacios legitimadores de su discurso, pertenece al universo o a la etiqueta “extrema derecha”.
Si bien el posicionamiento de la extrema derecha en el Parlamento Europeo es un dato relevante, es necesario analizarlo con cautela. La baja participación (apenas un 50% del electorado) indica que su ascenso no representa necesariamente a una ola expansiva que abarque a la mayoría de los pueblos de Europa. No obstante, su creciente presencia institucional les otorga mayor capacidad de incidencia en la toma de decisiones a nivel comunitario y nacional.
La extrema derecha como factor disruptivo
Uno de los principales ejes del debate político en Europa es el crecimiento sostenido de los partidos de extrema derecha. Estas fuerzas políticas han logrado consolidarse como “tercera fuerza” y han forzado a la derecha tradicional a redefinir su posicionamiento.
El discurso dominante tiende a etiquetar a estos movimientos con términos como “ultraderecha”, “extremismo”, “fascismo”, “nazismo”, o “racismo”. Sin embargo, ¿hasta qué punto estas categorías reflejan con precisión su identidad política actual? La cuestión es compleja. Si bien muchas de sus propuestas generan preocupación, el uso indiscriminado de estas etiquetas puede distorsionar el debate público y, en algunos casos, actuar como una estrategia para deslegitimar a estas fuerzas sin un análisis profundo de su impacto real.
El sistema político y la exclusión del disenso
La democracia europea ha desarrollado sofisticados mecanismos de marginación política. En sociedades occidentales relativamente libres y abiertas, ciertos discursos son obstaculizados desde el propio sistema político y mediático. Esto no significa que las ideas de Vox en España o de Alternativa Para Alemania (AfD) sean necesariamente positivas o deseables, sino que la exclusión sistemática de ciertas voces políticas demostró ser contraproducente.
Un elemento clave en el discurso de la nueva derecha es su ataque frontal a las élites políticas y económicas, acusándolas de operar en beneficio de la “progresía internacional” y de un sistema corrupto que solo ha favorecido a sectores ideológicos y económicos afines a la globalización y el <<liberalismo cultural>>. Esta narrativa ha sido efectiva para captar el voto de sectores descontentos con el establishment, incluyendo a votantes tradicionalmente abstencionistas o incluso exsimpatizantes de partidos de izquierda.
La crisis del consenso europeo es un reflejo de esta situación. Las fuerzas políticas tradicionales han considerado a la extrema derecha como una amenaza, no solo para la democracia, sino para el estatus quo, y esta distinción es clave: lo que desafían estos movimientos es el orden político establecido, pero eso no implica, necesariamente, que atenten contra la democracia en sí misma. El peligro surge cuando estos partidos logran alcanzar cuotas de poder suficientes como para socavar derechos fundamentales o erosionar los principios democráticos desde dentro.
El caso de la Alternativa Para Alemania (AfD) y el discurso de la “gran sustitución”
La AfD ha sido un ejemplo paradigmático de la extrema derecha europea. En los últimos meses, ha enfrentado un fuerte rechazo por parte de sectores empresariales alemanes, que advierten que su ascenso podría dañar la competitividad del país al amenazar la inmigración y la diversidad laboral.
El partido ha cometido errores estratégicos graves, de cara a su presentación a la sociedad. Un caso reciente fue la expulsión de su líder tras unas declaraciones en las que relativizaba la responsabilidad de la élite nazi de las SS en los crímenes de guerra. Aunque la AfD intentó distanciarse rápidamente de estas declaraciones, el daño a su imagen ha sido significativo.
Este episodio pone en evidencia una de las principales debilidades de estos movimientos: cuando intentan reescribir aspectos sensibles de la historia o desafiar consensos ampliamente aceptados, se convierten en un blanco fácil para la crítica mediática y política. La falta de prudencia en sus discursos los expone a una “cacería mediática” que puede frenar su crecimiento.
Sin embargo, el panorama de las comunicaciones digitales está cambiando rápidamente. Con el retorno de Donald Trump al escenario político y la consolidación de Elon Musk como dueño de X (Twitter), la extrema derecha podría encontrar nuevos espacios para difundir su mensaje sin las limitaciones impuestas por las plataformas tradicionales. Esta transformación en el ecosistema digital plantea interrogantes sobre el impacto que tendrá en la legitimación y expansión de estos discursos.
Factores que explican el auge de la extrema derecha
El crecimiento de la extrema derecha en Europa no es un fenómeno espontáneo ni reciente. Entre los factores que lo explican destacan:
1- La crisis migratoria y el miedo a la alteración del orden social
La teoría de la “Gran Sustitución” sostiene que hay un plan sistemático para reemplazar la identidad europea a través de la inmigración masiva. Aunque esta narrativa ha sido ampliamente criticada, encuentra eco en sectores de la población que perciben la inmigración como una amenaza.
2- La globalización y la reacción identitaria
Al igual que en Estados Unidos con China, muchas sociedades europeas han comenzado a cuestionar si el modelo de globalización ha dejado de ser beneficioso, especialmente en términos de seguridad e identidad cultural.
3- El desgaste de la derecha tradicional
La denominada “derecha clásica” ha perdido capacidad de movilización y ha sido forzada a pactar con la extrema derecha para mantenerse en el poder.
4- El agotamiento del Estado de bienestar
Europa enfrenta una pirámide demográfica invertida, con una población envejecida que presiona el sistema de pensiones y servicios sociales. En este contexto, la inmigración se percibe como una solución económica, pero también como una amenaza cultural, generando tensiones.
La extrema derecha como fenómeno político estructural
El crecimiento de la derecha extrema no es una anomalía, sino una constante en la historia política europea. Nunca fue eliminada por completo, sino que ha sabido reinventarse y adaptarse a nuevas coyunturas. Su ascenso actual es la consecuencia de una acumulación de tensiones no resueltas dentro de las democracias europeas.
Además, su evolución varía según los contextos nacionales. Mientras que, en Portugal, Chega, ha roto el bipartidismo y se ha consolidado como tercera fuerza, en Francia Rassemblement Nacional de Marine Le Pen ha moderado su discurso para atraer votantes más allá de su núcleo duro.
¿Qué futuro le espera a Europa?
El sistema democrático europeo parece lo suficientemente sólido como para resistir estos desafíos, pero la reacción de las élites políticas y económicas es un indicador de que el statu quo se siente amenazado.
Las preguntas clave son:
· ¿Hasta qué punto la extrema derecha logrará influir en la toma de decisiones en la UE?
· ¿Cómo responderán los partidos tradicionales ante esta nueva configuración del poder?
· ¿Es posible que, en su afán de frenar a estos movimientos, las democracias europeas terminen aplicando restricciones que contradigan sus principios de libertad y pluralidad?
Europa se encuentra en un punto de inflexión. La respuesta que den las instituciones y la sociedad civil en los próximos años definirá el rumbo del continente en un contexto de alta incertidumbre y guerras globales.