Este documento defiende la monarquía absoluta frente a la Constitución de Cádiz de 1812. Justifica el periodo sin Fernando VII tras su muerte y argumenta que la monarquía absoluta es legítima y necesaria, mientras critica a la democracia por ser inestable e intentar eliminar la jerarquía social. Finalmente, afirma que la Constitución contiene contradicciones y perjuicios, por lo que no debería ser aprobada.