El dios Apolo se enamora de la ninfa Dafne, hija del río Peneo. Al perseguirla para declararle su amor, Dafne huye aterrorizada y pide ayuda a su padre, quien la transforma en un laurel para protegerla. Apolo acepta que ya no puede poseer a Dafne, pero la designa como su árbol sagrado en adelante.