El documento critica a José Pablo Feinmann por justificar la represión y la violencia de grupos como la Unión Ferroviaria. Argumenta que Feinmann acusa injustamente al gobierno de ser responsable por la muerte de Mariano Ferreyra, cuando en realidad fue asesinado por una patota sindical. También critica a Feinmann por caracterizar a todo lo que se opone al gobierno como un enemigo total, sin reconocer matices entre opciones políticas.