Este documento discute dos perspectivas del orgullo: negativo y positivo. El orgullo negativo implica soberbia y superioridad sobre los demás, mientras que el orgullo positivo implica humildad, sencillez y respeto por uno mismo. Aunque el orgullo exagerado es pecaminoso, el cristiano puede sentir orgullo sano enfocado en Dios y en causas justas que glorifiquen a Dios.