CAPÍTULO 7
LAS ENSEÑANZAS
DE JESÚS Y EL GRAN
CONFLICTO
fortunadamente.el resultado final del Gran Conflicto está directamen­
te en las manos de Dios. Hay algunas de sus fases que son incues­
tionablemente demasiado riesgosas, y si dependiera de nosotros.no
tendríamos el valor de seguir adelante con ella.Tal vez, el ejemplo principal
de esto es el tiempo muy limitado que Jesús se dio a sí mismo sobre la Tierra
para revertir las actitudes, las tendencias y las fracturas que se habían desa­
rrollado a lo largo de miles de años. Que él fuera capaz de ministrar durante
tres años y medio, con un grupo de hombres más interesados en correr tras
las posiciones que en escuchar sus explicaciones acerca de su Reino.es una
evidencia directa de una mano divina.Tratar de hacerse de una posición de
poder, como lo hicieron regularmente los discípulos, fue una característica
de Lucifer, quien trató de sustituir a Dios (Isa. 14:13,14). El hecho de que los
discípulos, y sus conversos, pudieran poner el mundo cabeza abajo en tan
poco tiempo,aumenta la incredibilidad de todo esto. Dios sabía lo que hacía;
el riesgo valió la pena.
59
60 CONFLICTO Y SALVACIÓN
Jesús vino al territorio enemigo a fin de liberar a las personas, una por
una,del adversario (Luc.4:18,19),como lo profetizó Isaías (61:1,2).La estra­
tegia de Jesús era aliviar el sufrimiento humano y narrar historias sencillas
a la gente común.Sus métodos y mensajes eran sencillos,y demostrarían ser
armas poderosas contra los bastiones del mal.
LA OFERTA DE DESCANSO
El llamado general que hizo Jesús a las personas era a que “descan­
saran”, un elemento importante en el Gran Conflicto. Cuando nació Noé,
su padre, Lamec, reflexionó sobre la necesidad de que alguien diera des­
canso y consuelo del suelo maldito (Gén. 5:29) a los habitantes oprimidos.
La misma necesidad ha existido desde la desobediencia en el Edén. La
rebelión humana condujo a la realidad de que “los impíos son como el mar
en tempestad, que no puede estarse quieto”(Isa. 57:20),y que “no hay paz
[...] para los impíos”(vers.21).La invitación de Jesús era que las personas
fueran a él para encontrar descanso (Mat. 11:28-30),revelando su misión de
aliviar a los oprimidos y liberar a su pueblo de la tierra del enemigo.Cuando
Jesús prometió dar descanso a los que fueran a él,era un eco de algo dicho
por Jeremías: “Paraos en los caminos y mirad, y preguntad por las sendas
antiguas, cuál sea el buen camino,y andad por él,y hallaréis descanso para
vuestra alma” (Jer. 6:16). El contexto de la declaración de Jeremías es la
preocupación de que Israel parecía más interesado en los dioses de las
naciones circunvecinas, que en las “sendas antiguas”de fidelidad a Dios.
Los esfuerzos de Jeremías no parecieron tener mucho éxito, ya que el pue­
blo respondió:“No andaremos”(vers. 16).Habían rechazado el descanso de
Dios y en su lugar, habían escogido la religión de las naciones vecinas. No
estaban interesados en volver a la religión de sus padres.
Note cuán prevalente es este tema en el resto de las Escrituras. Comien­
za con Dios, que descansó al final de su obra de creación (Gén. 2:2). El
sábado semanal, más tarde, fue extendido a las fiestas anuales, cuando la
nación celebraba un feriado (p.ej.,Lev. 16:31); luego,al“sábado de la tierra
cada siete años, cuando el suelo “descansaba” o permanecía sin cultivar
LAS ENSEÑANZAS DE JESÚS Y EL GRAN CONFLICTO 61
(Éxo.23:l l);y al sábado del jubileo,cada cincuenta años, cuando los escla­
vos eran liberados y se cancelaban las deudas (Lev.25:10).
Dios prometió:“Mi presencia irá contigo,y te daré descanso”(Exo.33:14).
Para los israelitas que salían de la esclavitud, significaba que Dios les daría
descanso de sus “enemigos alrededor”(Deut.25:19);y“la tierra descansó de
la guerra”(Jos. 14:15).Más tarde, ocurrió la experiencia del rey David:“Jehová
mi Dios me ha dado paz por todas partes; pues ni hay adversarios, ni mal
que temer”(1 Rey5:4).Por lo tanto, el descanso se asimilaba con el vivir en la
Tierra Prometida -en la cual también Dios encontraba su lugar de descanso-,
bendecido por el Dios que cumple sus promesas a su pueblo (Sal. 132:8).
Sin embargo,el descanso estuvo ausente cuando el pueblo de Dios estuvo
en cautiverio. Una de las maldiciones del pacto quebrantado era que, para los
exiliados,“ni aun entre estas naciones descansarás, ni la planta de tu pie tendrá
reposo”(Deut. 28:65).Ciertamente,esto sería un recordativo del tiempo en que
el faraón no permitía que los cautivos hebreos tuvieran descanso (Éxo.5:5),yse
repitió cuando Judá“no halló descanso”después de ir en cautiverio (Lam. 1:3).
Al final del tiempo, los que persisten en rebelarse contra Dios no encontrarán
descanso en los dioses falsos que adoran,porque“no tienen reposo de día ni de
noche los que adoran a la bestia y a su imagen”(Apoc. 14:11).
El descanso que ofrece Jesús es un conjunto muy generoso, e incluye el
don del sábado,permitiéndonos tiempo a fin de tener comunión con él,y para
adorarlo como Creador. La oferta de descanso que Cristo da también recono­
ce nuestra condición perdida,y nos restaura de todas las maneras, permitién­
donos tomar la vida con nuevo vigor y propósito. Nos da un sentido de paz,
facultándonos para elevar los espíritus angustiados de la gente que nos rodea,
dándoles también esperanza.Y cuando nos equivocamos (como nos ocurre),
todavía tenemos la certeza de un lugar de descanso junto al Salvador (Mat.
11:28-30).
SEMBRANDO PALABRAS
En la parábola del sembrador, Jesús usa el lenguaje de Isaías para mos­
trar la importancia de escuchar la Palabra de Dios. Isaías comienza:“A todos
62 CONFLICTO Y SALVACIÓN
los sedientos:Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad
y comed” (Isa. 55:1). Esta oferta difícil de resistir es sensible al tiempo, y
más tarde Isaías anima a tomar decisiones, en el mismo capítulo:“Buscad a
Jehová mientras puede ser hallado”(vers. 6).Todavía más tarde,Isaías usa la
acción de sembrar semillas y lograr una cosecha abundante como ilustra­
ción de la efectividad de la Palabra de Dios.“Porque como desciende [...]
la lluvia [... ] y [a la tierra] la hace germinar y producir, y da semilla al que
siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no
volverá a mí vacía”(vers. 10,11).
En la parábola del sembrador se enseña una verdad similar. La enumera­
ción de cuatro tipos de respuestas al mensaje del evangelio indica que hay más
que solo dos clases de personas: las buenas y las malas.La parábola se concen­
tra,en lugar de en circunstanciales diferencias que tal vez no percibimos,en de­
terminar cómo la gente responde a lasemilla del evangelio.El paisaje de Israel,
especialmente la parte norte donde Jesús relató esta parábola,está cubierta de
muchas rocas,que continuamente surgen a la superficie.Fbr lo tanto,el trabajo
del agricultor no termina nunca,y en algunos lugares es imposible.Así que, no
había garantía de que no hubiera rocas en este suelo, de allí la variedad de
opciones que usa Jesús.“La parábola está en armonía con lo que se sabe de la
agricultura palestina antigua. A diferencia del método moderno, la semilla se
sembraba primero,y luego se la enterraba con el arado”.1
“A través de la parábola del sembrador, Cristo presenta el hecho de
que los diferentes resultados dependen del terreno. En todos los casos, el
sembrador y la semilla son los mismos. Así, él enseña que si la Palabra de
Dios deja de cumplir su obra en nuestro corazón y en nuestra vida, la razón
estriba en nosotros mismos, itero el resultado no se halla fuera de nuestro
dominio. En verdad, nosotros no podemos cambiarnos a nosotros mismos;
pero tenemos la facultad de elegir y de determinar qué llegaremos a ser.
Los oyentes representados por la vera del camino,el terreno pedregoso y el
de espinas, no necesitan permanecer en esa condición. El Espíritu de Dios
está siempre tratando de romper el hechizo de la infatuación que mantiene
a los hombres absortos en las cosas mundanas, y de despertar el deseo de
poseer el tesoro imperecedero. Es resistiendo al Espíritu como los hombres
LAS ENSEÑANZAS DE JESÚS Y EL GRAN CONFLICTO 63
llegan a desatender y descuidar la palabra de Dios. Ellos mismos son res­
ponsables de la dureza de corazón que impide que la buena simiente eche
raíces,y de los malos crecimientos que detienen su desarrollo.”2
Cuando se siembra la semilla del evangelio, el esfuerzo humano siem­
pre es limitado. Debemos sembrar en todas partes. No hemos de juzgar cuál
suelo es bueno y cuál es malo. La aparición de malezas,sencillamente, indi­
ca que no somos capaces de impedir que el mal surja en los lugares menos
esperados. El Señor de la mies actúa desde atrás, y asegura una cosecha
abundante; nuestro privilegio es,simplemente, trabajar con él.
FUNDAMENTOS NECESARIOS
La parábola del hombre prudente y del insensato que edifican sus caséis
es otro recordativo de cuán personal es el Gran Conflicto. Esta historia cons­
tituye la conclusión del Sermón del Monte de Jesús,y sugiere que está muy
bien escuchar el mensaje del Reino, pero si lo que se oye no llega a formar
parte del que escucha -hasta el punto de edificar su vida sobre él-, no tiene
valor para el oyente.
Las dos casas que describe Jesús señalan la importancia de asegurarse
de que la vida de una persona esté edificada sobre un fundamento sólido
(Luc. 6:48). El hecho de que no haya manera de distinguir la diferencia
entre una persona “prudente”y una “insensata”sugiere dos cosas. No es pru­
dente que nos comparemos con personas que son similares a nosotros y
nos sintamos satisfechos de que estemos bien, ya que no sabemos nada
de lo que hay debajo de la superficie exterior de lo que se ve. El segundo
punto es que no es tarea nuestra juzgar a otras personas: sencillamente, no
conocemos todo lo que hay que saber con respecto a las personas con las
cuales entramos en contacto. La importancia de estas verdades es que en la
lucha entre el bien y el mal es fácil distraerse con cosas (y personas) que
son impresionantes en su superficie, pero que nos desvían, así como Eva se
desvió por su atracción hacia la belleza de la fruta de un árbol y,no obstan­
te,ignoraba los factores que estaban debajo de la superficie; que resultaron
ser de mayor importancia de lo que se advertía.
64 CONFLICTO Y SALVACIÓN
Jesús compartió esta parábola porque sabía cuánto nos engañamos a
nosotros mismos. Hay una lucha seria en acción y sin ayuda, no tenemos
posibilidad de superarla. Jesús venció al mal, y por esto se lo llama la Roca.
La batalla personal en contra del mal solo puede ser ganada si edificamos
nuestras vidas sólidamente sobre Cristo (Mat. 7:24). Nos corresponde ser au­
ténticos y transparentes en nuestra fe,sin necesidad de impresionar a otros.
EL SERMÓN DEL MONTE
El así llamado Sermón del Monte en los primeros días del ministerio de
Jesús era revolucionario,ya que aseguraba a la gente de las clases inferiores
que no había sido pasada por alto en el Reino de Dios; al contrario, era
una parte valiosa de él. “En el mundo grecorromano, la bienaventuranza
era algo asociado con la existencia de los dioses.Todos suponían que los
dioses eran bienaventurados porque eran inmunes a las dificultades y las
tristezas de la existencia diaria. Cualquier ser humano del que se pensaba
que gozaba de los privilegios imaginados de los dioses era considerado
bienaventurado como los dioses”.3Que los pobres lucharan tanto era con­
siderado una evidencia de que eran malditos,de modo que la vida les daba
“lo que merecían”.
La afirmación de Jesús del valor de las personas de quienes se pensaba
que no tenían valor y que eran rechazadas por Dios,puede explicar por qué
el Sermón del Monte ha tenido una influencia tan ampiia.“En el siglo vein­
te, Mohandas Gandhi fue el devoto no cristiano más famoso del Sermón
del Monte”.4Una vez que los sorprendidos oyentes de Jesús descubrieron
que habían sido aceptados en el Reino de Dios,Jesús les dio instrucciones
sobre cómo ser buenos ciudadanos de ese reino, primero, al afirmar la im­
portancia de la Ley de Dios, y de cómo ella se aplica a las actitudes tanto
como a las acciones (Mat.5:1748).Les advirtió acerca de tratar de impresio­
nar a otros con sus acciones piadosas (Mat. 6:1-8),y la importancia de una
conexión personal con Dios (vers. 9-24). Habló de la necesidad de que las
personas pusieran a un lado su ansiedad por obtener cosas deseables yen
cambio, confiaran en Dios para sus necesidades diarias (vers. 25-34).
LAS ENSEÑANZAS DE JESÚS Y EL GRAN CONFLICTO 65
Cuando Jesús habló de juzgar a otros (Mat. 7:1-6), usó el humor y la
exageración para mostrar cuán ridículo es hacer eso. Es como que alguien
nota una mota en el ojo de un amigo, pero no percibe que hay un trozo
grande de madera en su propio ojo. Sin duda, hubo una oleada de risas en
la multitud, por una hipocresía tan evidente. ¿Cómo podría alguien ser tan
ciego a sus propias faltas, que eran peores que las de aquellos a quienes
estaban condenando,“especialmente cuando tratamos a otros creyentes de
ese modo, cuyos pecados Dios ya ha perdonado”?5En el contexto del Gran
Conflicto, las personáis que se ponen del lado de Dios y de su Reino no se
ocupan en juzgar a otros.
ESTOY CON VOSOTROS SIEMPRE
Mateo comienza y termina su Evangelio de una manera similar. Al co­
mienzo,describe al bebé que estaba por nacer como Emanuel,Dios con no­
sotros (Mat. 1:23); y al final de su Evangelio con las palabras:“Yo estoy con
vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”(28:20). En otras palabras,
Jesús prometió estar junto a su pueblo y no abandonarlos nunca.
La certeza de la presencia permanente de Dios, especialmente a través
de tiempos de crisis, es un tema constante en todo el Antiguo Testamento.
Él prometió estar con Isaac (Gén. 26:24); con Jacob (28:15); con Jeremías
(Jer. 1:8,19);y con los hijos de Israel (Isa.41:10;43:5).En el Nuevo Testamen­
to, esta promesa se renueva a los seguidores de Jesús:“No te desampararé,
ni te dejaré”(Heb. 13:5). Unos pocos versículos más adelante, añade:“Jesu-
cristo es el mismo ayer,y hoy,y por los siglos" (vers. 8). Jesús, quien nunca
cambia, que siempre está con nosotros, dio una seguridad muy sólida a
nuestros antepasados espirituales.Aunque afrontaban dificultades y prue­
bas, o estaban por iniciar los desafíos más grandes de sus vidas, recibieron
la certeza de la presencia continua de Dios. Para la iglesia de Cristo del
final del tiempo, esta certeza es importante. Dios puede retirar su miseri­
cordia del mundo, pero permanece para con nosotros. El mundo puede
tener que afrontar las consecuencias de abandonar a Dios, pero Dios no
abandona a su pueblo.
66 CONFLICTO Y SALVACIÓN
Muchos adventistas pierden de vista esta certeza inequívoca,con la decla­
ración de que durante “el tiempo de angustia”,cuando “el tiempo de gracia”
se haya cerrado (es decir, cuando “la misericordia divina no intercederá más
por los habitantes culpables de la tierra”),6entonces los“justos deben vivirsin
intercesor, a la vista del santo Dios".7Es importante notar el contexto de esta
declaración.Sin disminuir la necesidad de luchar junto con nuestro Salvador,
ser confrontados por la dimensión de nuestra condición caída y poner sobre
él todo síntoma de nuestra rebelión, el capítulo en el que aparece esta de­
claración se titula “El tiempo de angustia”.La siguiente oración revela dónde
se siente más el impacto de permanecer sin un mediador: sobre aquellos
que rechazaron a su Salvador y que persisten en seguir en el sendero de la
rebelión:“Nada refrena ya a los malos y Satanás domina por completo a los
impenitentes empedernidos. La paciencia de Dios ha concluido. El mundo
ha rechazado su misericordia, despreciado su amor y pisoteado su Ley Los
impíos han dejado concluir su tiempo de gracia; el Espíritu de Dios,al que se
opusieran obstinadamente, acabó por apartarse de ellos. Desamparados ya
de la gracia divina, están a merced de Satanás, el cual sumirá entonces a los
habitantes de la Tierra en una gran tribulación final".8Como no hay media­
dor para ellos, deben ahora afrontar todas las consecuencias de su persisten­
cia en mantenerse leales al jefe de los rebeldes.
En todo el capítulo, Elena de White enfatiza la verdad bíblica vital de
que en todo esto el pueblo de Dios ha sido, finalmente, abandonado a sí
mismo.“Mientras los malvados estén muriéndose de hambre y pestilencia,
los ángeles protegerán a los justos y suplirán sus necesidades”.9A pesar de
las amenazas que afronta el pueblo de Dios,“nadie puede atravesar el cor­
dón de los poderosos guardianes colocados en torno de cada fiel”.10Más
tarde, como resumen de ese tiempo, ella vuelve a enfatizar:“El mundo ve a
aquellos mismos de quienes se burló y a quienes deseó exterminar, pasar
sanos y salvos por entre pestilencias,tempestades y terremotos. El que es un
fuego consumidor para los transgresores de su Ley es un seguro pabellón
para su pueblo”.11
En otras palabras, si nos hemos entregado a la misericordia de Dios y
hemos confiado en Jesús a fin de que nos libere del mal (Mat. 6:13), en­
LAS ENSEÑANZAS DE JESÚS Y EL GRAN CONFLICTO 67
tonces las palabras de Jesús: “No te desampararé, ni te dejaré”(Heb. 13:5)
significarán exactamente lo que dicen. La rebelión en contra de Dios, que
inició hace mucho tiempo el príncipe de los rebeldes,habrá sido derrotada
en ese momento.
Referencias:
1James A Brooks,“Mark”,The New American Commentary,t.23 (Nashville.TN: Broadman and
Holman, 1991),p.79.
2Elena de White,/b/a£>ras de vida del gran Maestro, p.56.
3David S.Dockery,et a.,eds., Holman Bible Handbook (Nashville,TN: Broadman and Holman
1992),p.547.
4Craig Blomberg,uMatthew”, The New American Commentary,..22 (Nashville.TN: Broadman
and Holman, 1992),pp.93,94.
5Ibíd.,p. 128.
6White, The Great Controoersy, p.671.
7Ibíd., p.672.
8Ibíd.
9Ibíd., p.687.
]0Ibíd.,p.689.
11Ibíd.,p.72.

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Libro complementario | Capítulo 7 | Las enseñanzas de Jesús y el gran conflicto | Escuela Sabática

  • 1. CAPÍTULO 7 LAS ENSEÑANZAS DE JESÚS Y EL GRAN CONFLICTO fortunadamente.el resultado final del Gran Conflicto está directamen­ te en las manos de Dios. Hay algunas de sus fases que son incues­ tionablemente demasiado riesgosas, y si dependiera de nosotros.no tendríamos el valor de seguir adelante con ella.Tal vez, el ejemplo principal de esto es el tiempo muy limitado que Jesús se dio a sí mismo sobre la Tierra para revertir las actitudes, las tendencias y las fracturas que se habían desa­ rrollado a lo largo de miles de años. Que él fuera capaz de ministrar durante tres años y medio, con un grupo de hombres más interesados en correr tras las posiciones que en escuchar sus explicaciones acerca de su Reino.es una evidencia directa de una mano divina.Tratar de hacerse de una posición de poder, como lo hicieron regularmente los discípulos, fue una característica de Lucifer, quien trató de sustituir a Dios (Isa. 14:13,14). El hecho de que los discípulos, y sus conversos, pudieran poner el mundo cabeza abajo en tan poco tiempo,aumenta la incredibilidad de todo esto. Dios sabía lo que hacía; el riesgo valió la pena. 59
  • 2. 60 CONFLICTO Y SALVACIÓN Jesús vino al territorio enemigo a fin de liberar a las personas, una por una,del adversario (Luc.4:18,19),como lo profetizó Isaías (61:1,2).La estra­ tegia de Jesús era aliviar el sufrimiento humano y narrar historias sencillas a la gente común.Sus métodos y mensajes eran sencillos,y demostrarían ser armas poderosas contra los bastiones del mal. LA OFERTA DE DESCANSO El llamado general que hizo Jesús a las personas era a que “descan­ saran”, un elemento importante en el Gran Conflicto. Cuando nació Noé, su padre, Lamec, reflexionó sobre la necesidad de que alguien diera des­ canso y consuelo del suelo maldito (Gén. 5:29) a los habitantes oprimidos. La misma necesidad ha existido desde la desobediencia en el Edén. La rebelión humana condujo a la realidad de que “los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto”(Isa. 57:20),y que “no hay paz [...] para los impíos”(vers.21).La invitación de Jesús era que las personas fueran a él para encontrar descanso (Mat. 11:28-30),revelando su misión de aliviar a los oprimidos y liberar a su pueblo de la tierra del enemigo.Cuando Jesús prometió dar descanso a los que fueran a él,era un eco de algo dicho por Jeremías: “Paraos en los caminos y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino,y andad por él,y hallaréis descanso para vuestra alma” (Jer. 6:16). El contexto de la declaración de Jeremías es la preocupación de que Israel parecía más interesado en los dioses de las naciones circunvecinas, que en las “sendas antiguas”de fidelidad a Dios. Los esfuerzos de Jeremías no parecieron tener mucho éxito, ya que el pue­ blo respondió:“No andaremos”(vers. 16).Habían rechazado el descanso de Dios y en su lugar, habían escogido la religión de las naciones vecinas. No estaban interesados en volver a la religión de sus padres. Note cuán prevalente es este tema en el resto de las Escrituras. Comien­ za con Dios, que descansó al final de su obra de creación (Gén. 2:2). El sábado semanal, más tarde, fue extendido a las fiestas anuales, cuando la nación celebraba un feriado (p.ej.,Lev. 16:31); luego,al“sábado de la tierra cada siete años, cuando el suelo “descansaba” o permanecía sin cultivar
  • 3. LAS ENSEÑANZAS DE JESÚS Y EL GRAN CONFLICTO 61 (Éxo.23:l l);y al sábado del jubileo,cada cincuenta años, cuando los escla­ vos eran liberados y se cancelaban las deudas (Lev.25:10). Dios prometió:“Mi presencia irá contigo,y te daré descanso”(Exo.33:14). Para los israelitas que salían de la esclavitud, significaba que Dios les daría descanso de sus “enemigos alrededor”(Deut.25:19);y“la tierra descansó de la guerra”(Jos. 14:15).Más tarde, ocurrió la experiencia del rey David:“Jehová mi Dios me ha dado paz por todas partes; pues ni hay adversarios, ni mal que temer”(1 Rey5:4).Por lo tanto, el descanso se asimilaba con el vivir en la Tierra Prometida -en la cual también Dios encontraba su lugar de descanso-, bendecido por el Dios que cumple sus promesas a su pueblo (Sal. 132:8). Sin embargo,el descanso estuvo ausente cuando el pueblo de Dios estuvo en cautiverio. Una de las maldiciones del pacto quebrantado era que, para los exiliados,“ni aun entre estas naciones descansarás, ni la planta de tu pie tendrá reposo”(Deut. 28:65).Ciertamente,esto sería un recordativo del tiempo en que el faraón no permitía que los cautivos hebreos tuvieran descanso (Éxo.5:5),yse repitió cuando Judá“no halló descanso”después de ir en cautiverio (Lam. 1:3). Al final del tiempo, los que persisten en rebelarse contra Dios no encontrarán descanso en los dioses falsos que adoran,porque“no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen”(Apoc. 14:11). El descanso que ofrece Jesús es un conjunto muy generoso, e incluye el don del sábado,permitiéndonos tiempo a fin de tener comunión con él,y para adorarlo como Creador. La oferta de descanso que Cristo da también recono­ ce nuestra condición perdida,y nos restaura de todas las maneras, permitién­ donos tomar la vida con nuevo vigor y propósito. Nos da un sentido de paz, facultándonos para elevar los espíritus angustiados de la gente que nos rodea, dándoles también esperanza.Y cuando nos equivocamos (como nos ocurre), todavía tenemos la certeza de un lugar de descanso junto al Salvador (Mat. 11:28-30). SEMBRANDO PALABRAS En la parábola del sembrador, Jesús usa el lenguaje de Isaías para mos­ trar la importancia de escuchar la Palabra de Dios. Isaías comienza:“A todos
  • 4. 62 CONFLICTO Y SALVACIÓN los sedientos:Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed” (Isa. 55:1). Esta oferta difícil de resistir es sensible al tiempo, y más tarde Isaías anima a tomar decisiones, en el mismo capítulo:“Buscad a Jehová mientras puede ser hallado”(vers. 6).Todavía más tarde,Isaías usa la acción de sembrar semillas y lograr una cosecha abundante como ilustra­ ción de la efectividad de la Palabra de Dios.“Porque como desciende [...] la lluvia [... ] y [a la tierra] la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía”(vers. 10,11). En la parábola del sembrador se enseña una verdad similar. La enumera­ ción de cuatro tipos de respuestas al mensaje del evangelio indica que hay más que solo dos clases de personas: las buenas y las malas.La parábola se concen­ tra,en lugar de en circunstanciales diferencias que tal vez no percibimos,en de­ terminar cómo la gente responde a lasemilla del evangelio.El paisaje de Israel, especialmente la parte norte donde Jesús relató esta parábola,está cubierta de muchas rocas,que continuamente surgen a la superficie.Fbr lo tanto,el trabajo del agricultor no termina nunca,y en algunos lugares es imposible.Así que, no había garantía de que no hubiera rocas en este suelo, de allí la variedad de opciones que usa Jesús.“La parábola está en armonía con lo que se sabe de la agricultura palestina antigua. A diferencia del método moderno, la semilla se sembraba primero,y luego se la enterraba con el arado”.1 “A través de la parábola del sembrador, Cristo presenta el hecho de que los diferentes resultados dependen del terreno. En todos los casos, el sembrador y la semilla son los mismos. Así, él enseña que si la Palabra de Dios deja de cumplir su obra en nuestro corazón y en nuestra vida, la razón estriba en nosotros mismos, itero el resultado no se halla fuera de nuestro dominio. En verdad, nosotros no podemos cambiarnos a nosotros mismos; pero tenemos la facultad de elegir y de determinar qué llegaremos a ser. Los oyentes representados por la vera del camino,el terreno pedregoso y el de espinas, no necesitan permanecer en esa condición. El Espíritu de Dios está siempre tratando de romper el hechizo de la infatuación que mantiene a los hombres absortos en las cosas mundanas, y de despertar el deseo de poseer el tesoro imperecedero. Es resistiendo al Espíritu como los hombres
  • 5. LAS ENSEÑANZAS DE JESÚS Y EL GRAN CONFLICTO 63 llegan a desatender y descuidar la palabra de Dios. Ellos mismos son res­ ponsables de la dureza de corazón que impide que la buena simiente eche raíces,y de los malos crecimientos que detienen su desarrollo.”2 Cuando se siembra la semilla del evangelio, el esfuerzo humano siem­ pre es limitado. Debemos sembrar en todas partes. No hemos de juzgar cuál suelo es bueno y cuál es malo. La aparición de malezas,sencillamente, indi­ ca que no somos capaces de impedir que el mal surja en los lugares menos esperados. El Señor de la mies actúa desde atrás, y asegura una cosecha abundante; nuestro privilegio es,simplemente, trabajar con él. FUNDAMENTOS NECESARIOS La parábola del hombre prudente y del insensato que edifican sus caséis es otro recordativo de cuán personal es el Gran Conflicto. Esta historia cons­ tituye la conclusión del Sermón del Monte de Jesús,y sugiere que está muy bien escuchar el mensaje del Reino, pero si lo que se oye no llega a formar parte del que escucha -hasta el punto de edificar su vida sobre él-, no tiene valor para el oyente. Las dos casas que describe Jesús señalan la importancia de asegurarse de que la vida de una persona esté edificada sobre un fundamento sólido (Luc. 6:48). El hecho de que no haya manera de distinguir la diferencia entre una persona “prudente”y una “insensata”sugiere dos cosas. No es pru­ dente que nos comparemos con personas que son similares a nosotros y nos sintamos satisfechos de que estemos bien, ya que no sabemos nada de lo que hay debajo de la superficie exterior de lo que se ve. El segundo punto es que no es tarea nuestra juzgar a otras personas: sencillamente, no conocemos todo lo que hay que saber con respecto a las personas con las cuales entramos en contacto. La importancia de estas verdades es que en la lucha entre el bien y el mal es fácil distraerse con cosas (y personas) que son impresionantes en su superficie, pero que nos desvían, así como Eva se desvió por su atracción hacia la belleza de la fruta de un árbol y,no obstan­ te,ignoraba los factores que estaban debajo de la superficie; que resultaron ser de mayor importancia de lo que se advertía.
  • 6. 64 CONFLICTO Y SALVACIÓN Jesús compartió esta parábola porque sabía cuánto nos engañamos a nosotros mismos. Hay una lucha seria en acción y sin ayuda, no tenemos posibilidad de superarla. Jesús venció al mal, y por esto se lo llama la Roca. La batalla personal en contra del mal solo puede ser ganada si edificamos nuestras vidas sólidamente sobre Cristo (Mat. 7:24). Nos corresponde ser au­ ténticos y transparentes en nuestra fe,sin necesidad de impresionar a otros. EL SERMÓN DEL MONTE El así llamado Sermón del Monte en los primeros días del ministerio de Jesús era revolucionario,ya que aseguraba a la gente de las clases inferiores que no había sido pasada por alto en el Reino de Dios; al contrario, era una parte valiosa de él. “En el mundo grecorromano, la bienaventuranza era algo asociado con la existencia de los dioses.Todos suponían que los dioses eran bienaventurados porque eran inmunes a las dificultades y las tristezas de la existencia diaria. Cualquier ser humano del que se pensaba que gozaba de los privilegios imaginados de los dioses era considerado bienaventurado como los dioses”.3Que los pobres lucharan tanto era con­ siderado una evidencia de que eran malditos,de modo que la vida les daba “lo que merecían”. La afirmación de Jesús del valor de las personas de quienes se pensaba que no tenían valor y que eran rechazadas por Dios,puede explicar por qué el Sermón del Monte ha tenido una influencia tan ampiia.“En el siglo vein­ te, Mohandas Gandhi fue el devoto no cristiano más famoso del Sermón del Monte”.4Una vez que los sorprendidos oyentes de Jesús descubrieron que habían sido aceptados en el Reino de Dios,Jesús les dio instrucciones sobre cómo ser buenos ciudadanos de ese reino, primero, al afirmar la im­ portancia de la Ley de Dios, y de cómo ella se aplica a las actitudes tanto como a las acciones (Mat.5:1748).Les advirtió acerca de tratar de impresio­ nar a otros con sus acciones piadosas (Mat. 6:1-8),y la importancia de una conexión personal con Dios (vers. 9-24). Habló de la necesidad de que las personas pusieran a un lado su ansiedad por obtener cosas deseables yen cambio, confiaran en Dios para sus necesidades diarias (vers. 25-34).
  • 7. LAS ENSEÑANZAS DE JESÚS Y EL GRAN CONFLICTO 65 Cuando Jesús habló de juzgar a otros (Mat. 7:1-6), usó el humor y la exageración para mostrar cuán ridículo es hacer eso. Es como que alguien nota una mota en el ojo de un amigo, pero no percibe que hay un trozo grande de madera en su propio ojo. Sin duda, hubo una oleada de risas en la multitud, por una hipocresía tan evidente. ¿Cómo podría alguien ser tan ciego a sus propias faltas, que eran peores que las de aquellos a quienes estaban condenando,“especialmente cuando tratamos a otros creyentes de ese modo, cuyos pecados Dios ya ha perdonado”?5En el contexto del Gran Conflicto, las personáis que se ponen del lado de Dios y de su Reino no se ocupan en juzgar a otros. ESTOY CON VOSOTROS SIEMPRE Mateo comienza y termina su Evangelio de una manera similar. Al co­ mienzo,describe al bebé que estaba por nacer como Emanuel,Dios con no­ sotros (Mat. 1:23); y al final de su Evangelio con las palabras:“Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”(28:20). En otras palabras, Jesús prometió estar junto a su pueblo y no abandonarlos nunca. La certeza de la presencia permanente de Dios, especialmente a través de tiempos de crisis, es un tema constante en todo el Antiguo Testamento. Él prometió estar con Isaac (Gén. 26:24); con Jacob (28:15); con Jeremías (Jer. 1:8,19);y con los hijos de Israel (Isa.41:10;43:5).En el Nuevo Testamen­ to, esta promesa se renueva a los seguidores de Jesús:“No te desampararé, ni te dejaré”(Heb. 13:5). Unos pocos versículos más adelante, añade:“Jesu- cristo es el mismo ayer,y hoy,y por los siglos" (vers. 8). Jesús, quien nunca cambia, que siempre está con nosotros, dio una seguridad muy sólida a nuestros antepasados espirituales.Aunque afrontaban dificultades y prue­ bas, o estaban por iniciar los desafíos más grandes de sus vidas, recibieron la certeza de la presencia continua de Dios. Para la iglesia de Cristo del final del tiempo, esta certeza es importante. Dios puede retirar su miseri­ cordia del mundo, pero permanece para con nosotros. El mundo puede tener que afrontar las consecuencias de abandonar a Dios, pero Dios no abandona a su pueblo.
  • 8. 66 CONFLICTO Y SALVACIÓN Muchos adventistas pierden de vista esta certeza inequívoca,con la decla­ ración de que durante “el tiempo de angustia”,cuando “el tiempo de gracia” se haya cerrado (es decir, cuando “la misericordia divina no intercederá más por los habitantes culpables de la tierra”),6entonces los“justos deben vivirsin intercesor, a la vista del santo Dios".7Es importante notar el contexto de esta declaración.Sin disminuir la necesidad de luchar junto con nuestro Salvador, ser confrontados por la dimensión de nuestra condición caída y poner sobre él todo síntoma de nuestra rebelión, el capítulo en el que aparece esta de­ claración se titula “El tiempo de angustia”.La siguiente oración revela dónde se siente más el impacto de permanecer sin un mediador: sobre aquellos que rechazaron a su Salvador y que persisten en seguir en el sendero de la rebelión:“Nada refrena ya a los malos y Satanás domina por completo a los impenitentes empedernidos. La paciencia de Dios ha concluido. El mundo ha rechazado su misericordia, despreciado su amor y pisoteado su Ley Los impíos han dejado concluir su tiempo de gracia; el Espíritu de Dios,al que se opusieran obstinadamente, acabó por apartarse de ellos. Desamparados ya de la gracia divina, están a merced de Satanás, el cual sumirá entonces a los habitantes de la Tierra en una gran tribulación final".8Como no hay media­ dor para ellos, deben ahora afrontar todas las consecuencias de su persisten­ cia en mantenerse leales al jefe de los rebeldes. En todo el capítulo, Elena de White enfatiza la verdad bíblica vital de que en todo esto el pueblo de Dios ha sido, finalmente, abandonado a sí mismo.“Mientras los malvados estén muriéndose de hambre y pestilencia, los ángeles protegerán a los justos y suplirán sus necesidades”.9A pesar de las amenazas que afronta el pueblo de Dios,“nadie puede atravesar el cor­ dón de los poderosos guardianes colocados en torno de cada fiel”.10Más tarde, como resumen de ese tiempo, ella vuelve a enfatizar:“El mundo ve a aquellos mismos de quienes se burló y a quienes deseó exterminar, pasar sanos y salvos por entre pestilencias,tempestades y terremotos. El que es un fuego consumidor para los transgresores de su Ley es un seguro pabellón para su pueblo”.11 En otras palabras, si nos hemos entregado a la misericordia de Dios y hemos confiado en Jesús a fin de que nos libere del mal (Mat. 6:13), en­
  • 9. LAS ENSEÑANZAS DE JESÚS Y EL GRAN CONFLICTO 67 tonces las palabras de Jesús: “No te desampararé, ni te dejaré”(Heb. 13:5) significarán exactamente lo que dicen. La rebelión en contra de Dios, que inició hace mucho tiempo el príncipe de los rebeldes,habrá sido derrotada en ese momento. Referencias: 1James A Brooks,“Mark”,The New American Commentary,t.23 (Nashville.TN: Broadman and Holman, 1991),p.79. 2Elena de White,/b/a£>ras de vida del gran Maestro, p.56. 3David S.Dockery,et a.,eds., Holman Bible Handbook (Nashville,TN: Broadman and Holman 1992),p.547. 4Craig Blomberg,uMatthew”, The New American Commentary,..22 (Nashville.TN: Broadman and Holman, 1992),pp.93,94. 5Ibíd.,p. 128. 6White, The Great Controoersy, p.671. 7Ibíd., p.672. 8Ibíd. 9Ibíd., p.687. ]0Ibíd.,p.689. 11Ibíd.,p.72.