El Estado Independiente del Congo fue un antiguo dominio colonial en África propiedad del rey Leopoldo II de Bélgica desde 1885 hasta que fue cedido a Bélgica en 1908. Bajo el control de Leopoldo, el territorio sufrió una explotación sistemática de sus recursos y una imposición de trabajo forzado que provocó un gran número de víctimas mortales, hasta que la presión internacional forzó la cesión del territorio a Bélgica.