El documento discute si es posible considerar a algunas personas adictas al uso de Internet. Señala que pasar más de seis horas diarias navegando en lugar de realizar otras actividades, así como sentir irritabilidad al no poder conectarse, son criterios que podrían indicar una dependencia similar a la del alcohol o el juego. Presenta el caso de Carlos Mario Tobón, quien pasa gran parte de su tiempo conectado revisando correos y comunidades en línea, e incluso ha dejado de ir al cine porque descarga películas para ver en Internet