Los heraldos celestiales cantan la gloria del Rey recién nacido, Jesucristo, quien trae paz, misericordia y reconciliación entre Dios y la humanidad. Jesucristo es saludado como el Príncipe glorioso de la paz y el perdón, que trae justicia, luz y vida a su venida. Nace humildemente para que la humanidad tenga plena redención y para que los pecadores renazcan a una nueva vida.