Dios no juzgará a las personas por sus posesiones materiales o estatus social, sino por cómo trataron a los demás y vivieron de acuerdo con sus valores. El documento enumera 10 cosas que Dios no preguntará (como el auto, casa o ropa que tenían) y en su lugar preguntará sobre cómo ayudaron a los necesitados y trataron a los vecinos y amigos.