Currículo para la formación de familias

                          Fundamentación
                                  teórica




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AlcAldíA MAyor de Bogotá                                    conVenio 3188/08 Por lA PriMerA inFAnciA
                   Samuel Moreno Rojas                                         y lA incluSión SociAl. coMité técnico
                   Alcalde Mayor                                               ForMAción A FAMiliAS

                   SecretAríA diStritAl de integrAción SociAl 2010             centro internAcionAl de educAción y
                                                                               deSArrollo HuMAno - CINDE
                   Carrera 7 No. 32 - 16, Teléfono 3279797,
                   www.integracionsocial.gov.co                                Leonor Isaza Merchán. Ana Beatriz Cárdenas Restrepo
                   Mercedes del Carmen Ríos Hernández                          FundAción Antonio reStrePo BArco
                   Secretaria
                                                                               Margarita Martínez. María Isabel Martínez
                   Olga Lucía Velásquez Nieto
                   Subsecretaria                                               FundAción cArullA
                   Juan Fernando Rueda Guerrero                                María Adelaida López
                   Director Poblacional
                   Stella Casas de Kuan                                        FundAción exito
                   Directora de Gestión Corporativa                            Sara Méndez París
                   Javier Fernando Mora Andrade
                   Director de Análisis y Diseño Estratégico                   FundAción SAldArriAgA concHA
                   Jefrey Alfonso Prada Díaz                                   Marisol Moreno Angarita
                   Director Territorial
                                                                               FundAción PArA el FoMento de lA lecturA - FundAlecturA
                   Johnatan Javier Nieto Blanco
                   Jefe Oficina Asesora de Comunicaciones                      Claudia Rodríguez R.
                   Norma Leticia Guzmán Rimolli                                inStituto coloMBiAno de BieneStAr FAMiliAr -icBF-
                   Jefe Oficina Asesora Jurídica                               regionAl Bogotá
                   Constanza Liliana Alarcón Párraga                           Lilias Carmenza Flórez Peñaloza
                   Subdirectora para la Infancia
                   Camilo Ernesto Peña Porras                                  inStituto iBeroAMericAno PArA el deSArrollo
                                                                               y lA innoVAción
                   Coordinador Análisis y Seguimiento de la Política Pública
                                                                               educAtiVA PArA lA PriMerA inFAnciA y derecHoS de lA niñez
                   Gloria Carrasco                                             (idie).
                   Coordinadora Atención Integral Primera Infancia             orgAnizAción de eStAdoS iBeroAMericAnoS (oei).
                   Constanza Gómez Romero
                                                                               Elsa Castañeda Bernal. Patricia Bojacá Santiago
                   Coordinadora Convenio 3188 de 2008
                   Primera Infancia e Inclusión Social                         PlAn internAcionAl
                   centro internAcionAl de educAción                           Piedad Osorio Arango
                   y deSArrollo HuMAno-cinde
                                                                               SecretAriA diStritAl de integrAción SociAl
                   Marta Arango Montoya
                   Directora                                                   Sol Indira Quiceno Forero. María Cristina Escobar.
                   Alejandro Acosta Ayerbe
                                                                               SecretAriA diStritAl de SAlud
                   Director Regional Bogotá
                                                                               Sulma Enith Barrera Chaparro
                   PriMerA edición
                                                                               UNICEF
                   Nisme Yurany Pineda Báez
                   Marina Camargo Abello                                       Claudia Liliana Vargas Guevara
                   Leonor Isaza Merchán
                   Esperanza Osorio Correa                                     ViSión MundiAl
                   Manuel Rojas Castellanos                                    Janeth del Carmen Beltrán Espitia
                   SegundA edición
                   Leonor Isaza Merchán
                   Esperanza Osorio Correa
                   Ana Beatriz Cárdenas Restrepo

                   coordinAción técnicA en cinde
                   Leonor Isaza Merchán




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COORDINACIÓN EDITORIAL

                 CorporaCión SomoS máS
                 Anamaría Holguín Torres

                 SeCretaría DiStrital De integraCión SoCial
                 Sol Indira Quiceno. María Claudia Hernández.
                 Alejandro Baquero

                 EDICIÓN Y CORRECCIÓN DE ESTILO
                 Roger Reyes

                 diSeño gráFico
                 Juanita Isaza Merchán
                 Carmen Elisa Acosta García

                 iMPreSión
                 Algarín Publicidad EU.
                 Editorial Visuales Dar Ltda.

                 Los textos de la primera edición de este módulo, fueron escri-
                 tos por el equipo técnico de CINDE en el marco del Convenio
                                                                                    CONTENIDO


                 2530 de 2007 denominado “Por la atención integral a la prime-
                 ra infancia en el Distrito Capital”, contando con el apoyo del
                 Subcomité de Familias de dicho Convenio.
                 La segunda edición, fue ajustada en el marco del Convenio 3188
                 de 2008 denominado “Por la primera infancia y la inclusión so-
                 cial”, por el equipo técnico de CINDE y la SDIS; contando con
                 las sugerencias y el apoyo de los miembros del Comité Técnico
                 de Formación a Familias y profesionales de la Coordinación de
                 Educación Inicial en Ámbito Familiar de la Subdirección para
                 la Infancia, reunidos en una Mesa Técnica y puestos a prueba
                 en un pilotaje con grupos de familias del Distrito Capital. Su
                 contenido puede ser usado, citado, divulgado y aplicado bajo el
                 cumplimiento de las respectivas normas de derechos de autor.
                 Los personajes ilustrados que hacen parte de esta guía fueron
                 creados dentro de la POLÍTICA POR LA CALIDAD DE
                 VIDA DE NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES DE BO-                         Pag. 4      Presentación
                 GOTÁ 2004-2008, ratificada para el período 2008 – 2011 a
                 través del Acuerdo 308 de 2008, por el cual se adoptó el Plan      Pag. 5      Introducción
                 de Desarrollo Bogotá Positiva: “Para Vivir Mejor”, con el fin de
                 enriquecer nuevas propuestas gráficas alusivas a dicha política.   Pag. 9      1. Perspectivas orientadoras
                 El uso de los mismos se realizó de acuerdo al manual de uso
                 publicado por la Secretaría Distrital de Integración Social y la
                 Alcaldía Mayor de Bogotá.
                                                                                    Pag. 19     2. Marco político del currículo
                 ISBN: 978-958-99534-9-5                                            Pag. 23     3. Referente teórico
                 2010
                                                                                    Pag. 67     Referencias y material de apoyo




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CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS




                   Presentación
                  El reconocimiento del valor real y potencial de la familia       unido esfuerzos con organizaciones internacionales y de la
                  para el desarrollo de sus miembros y en particular de los        sociedad civil para generar conocimientos y herramientas
                  niños, niñas y adolescentes ha sido una de las razones prin-     que contribuyan al fortalecimiento de los vínculos al inte-
                  cipales para dirigir esfuerzos institucionales que permitan      rior de la familia así como de los procesos educativos que
                  su fortalecimiento. En la ciudad, liderado por el gobierno       se facilitan a través de ella. Durante los últimos dos años
                  distrital y con el apoyo de importantes socios de la sociedad    la Secretaría Distrital de Integración Social (SDIS) a través
                  civil, se han venido realizando acciones que buscan a partir     del Convenio por la Primera Infancia y la Inclusión Social,
                  de una comprensión profunda de la realidad de las familias       ha trabajado en este sentido logrando consolidar para la
                  bogotanas, hacer de estas escenarios dignos y dignificantes      ciudad el currículo para la formación de familias que se pre-
                  de la vida humana, ámbitos iniciales para el acercamiento y      senta a continuación.
                  vivencia de los derechos y espacios sagrados para el respeto,
                  la inclusión y la construcción de ciudadanía.                    A lo largo de cuatro años, en el marco de las alianzas realiza-
                                                                                   das alrededor de la primera infancia de la ciudad, CINDE,
                  Las familias, en cualquiera de sus expresiones, representan      el equipo técnico de la Subdirección para la Infancia de la
                  para los individuos que hacen parte de ellas un medio para       SDIS y otros colaboradores, lograron diseñar y consolidar
                  la aprehensión y transformación del mundo y la integración       un currículo de formación que permite trabajar con las fa-
                  a él. Constituyen el primer escenario de vínculo con otros,      milias aspectos claves para el desarrollo de las capacidades
                  de construcción de afectos y reconocimiento de la diversi-       de los niños y niñas durante su primera infancia.
                  dad en cada ciclo y momento vital. Se convierten así en un
                  campo de aprendizaje y de prueba de la humanidad que             Formación ciudadana, vinculación afectiva, participación,
                  se construye a través suyo y del intercambio cotidiano de        sexualidad, desarrollo infantil y alimentación son algunos
                  sentimientos, palabras y abrazos.                                de los temas abordados por el currículo y que desde una
                                                                                   propuesta pedagógica flexible y ajustada a la realidad de las
                  La interacción, los encuentros y los desencuentros son la        familias bogotanas se constituye en una apuesta de forma-
                  esencia de la familia. De su calidad depende en buena parte      ción clave para ejercitar los derechos al interior del núcleo
                  la comprensión de valores como el respeto, la solidaridad,       familiar.
                  la honestidad, la responsabilidad, el amor, entre otros. De-
                  pende igualmente la posibilidad de un desarrollo de capaci-      El currículo para la formación de familias es un material de
                  dades y el goce pleno de los derechos.                           la ciudad, para la ciudad pensado y dispuesto para que sea
                                                                                   utilizado por todos aquellos profesionales que desarrollan
                  En el anterior sentido, la familia representa un ámbito de-
                                                                                   trabajo comunitario y con las familias en diversos territo-
                  terminante para el desarrollo de los sujetos durante su pri-
                                                                                   rios.
                  mera infancia. Si se parte del hecho de que los primeros
                  años de vida son claves para el crecimiento cognoscitivo,        Confiamos en que este sea una herramienta de gran utili-
                  emocional y social de los seres humanos, la familia como         dad para el fortalecimiento de las familias para que desde
                  espacio inicial y los vínculos que facilita, se convierten en    este ámbito se logre hacer más sólida la cultura de los dere-
                  factores decisivos.                                              chos en Bogotá.
                  Fortalecer a la familia para que los niños y niñas durante
                  su primera infancia logren un desarrollo pleno de sus ca-
                  pacidades en cumplimiento de sus derechos, es el propó-                                        Mercedes del Carmen Ríos
                  sito de la ciudad. En consecuencia el gobierno distrital ha                                 Secretaria de Integración Social



             4   Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe




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FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA


                                       El distrito avanza en la consolidación de una propuesta curricular de formación a
                    Introducción
                                       familias en atención integral a la primera infancia, como respuesta a las necesida-
                                       des de fortalecimiento a las familias en el ejercicio de la corresponsabilidad. Para
                                       ello, se ha involucrado el trabajo con familia como oportunidad para el restable-
                                       cimiento del tejido social y la construcción de ciudad, en procesos sostenibles de
                                       generación de conocimiento y atención incluyente e integral a la primera infancia.

                                       La primera infancia, como ciclo vital que inicia en la gestación hasta los cinco
                                       años de edad, convoca a las instituciones, la sociedad y las familias a la construc-
                                       ción de condiciones para mejorar la calidad de vida y el desarrollo de los niños,
                                       las niñas y sus familias.

                                       La comunidad científica y los organismos internacionales recomiendan el in-
                                       cremento de la inversión social, la definición de políticas para la protección, el
                                       desarrollo y la atención integral a la primera infancia, como acción estratégica
                                       y oportuna para la garantía de los derechos y el desarrollo integral de los indivi-
                                       duos y los colectivos a favor de sociedades democráticas, solidarias, de equidad
                                       y justicia. En múltiples investigaciones se ha evidenciado que los niños y niñas
                                       en primera infancia, por sus condiciones particulares de desarrollo, requieren de
                                       manera impostergable, integral y prevalente la garantía de sus derechos y la pro-
                                       moción de escenarios y relaciones propicias para la supervivencia, el desarrollo y
                                       la participación.

                                       Al tener la familia corresponsabilidad con el Estado y la sociedad civil en la garan-
                                       tía de los derechos de los niños y las niñas, debe ser fortalecida para esta labor de
                                       manera que, en su rol de cuidado y crianza, pueda construir ambientes enriqueci-
                                       dos y democráticos orientados a promover el desarrollo infantil. Estas acciones de
                                       fortalecimiento de las familias se integran a los programas dirigidos a la Atención
                                       Integral a la Primera Infancia, en la cual está comprometido el Distrito.

                                       En este contexto, el diseño de un currículo de formación para familias creado en
                                       el marco de los Convenios 2530 de 2007, por la Atención Integral a la Primera
                                       Infancia y 3188 de 2008 Por la Primera Infancia y la Inclusión Social, suscritos
                                       ambos entre entidades del Estado y de la sociedad civil de Bogotá, busca forta-
                                       lecer procesos familiares que propendan por la generación de mejores ambientes
                                       de desarrollo para los niñas y niñas entre los cero y los cinco años, así como para
                                       sus familias.

                                       El origen de esta propuesta curricular para la formación de familias se encuentra
                                       en la importancia que a ellas compete en la protección de los derechos de los ni-
                                       ños y las niñas, la cual se logra con mayor eficacia si se cuenta con padres, madres

                                                                                            Secretaría Distrital de Integración Social   5



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CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS


                                                      y cuidadores formados para el fundamental papel de cuidarlos, criarlos y aten-
                                                      derlos, proporcionándoles ambientes enriquecidos que promueven el desarrollo
                                                      infantil a través de procesos familiares acogedores y democráticos.

                                                      Conscientes de este papel, desde hace ya varios años el tema de las familias ha
                                                      sido un componente en los distintos convenios interinstitucionales que se han
                                                      firmado a favor de la primera infancia, de tal manera que para llegar a esta for-
                                                      mulación curricular se contará con información pertinente y suficiente. En todos
                                                      ellos se evidenció el importante papel que desempeñan las familias en las primeras
                                                      adquisiciones de los niños y niñas, así como las dificultades que tienen para llevar
                                                      a cabo la crianza de sus hijos e hijas. Baste destacar dos ejemplos. Uno de ellos
                                                      se refiere al hallazgo en torno a que los principales cuidadores acuden a infor-
                                                      mación no siempre pertinente para solucionar sus dudas, resolver inquietudes y
                                                      desahogar sus sentimientos de inconformidad y hasta de insatisfacción consigo
                                                      mismos por algún evento o situación relacionado con la crianza. El otro ejemplo
                                                      tiene que ver con la manera como la crianza se centra en el afecto y cómo éste se
                                                      confunde con ausencia de límites propios de la autoridad y la norma, con con-
                                                      descendencia hacia los hijos e hijas y con ausencia de patrones de formación para
                                                      la vida social.

                                                      Así, los resultados de estas investigaciones contribuyen a mostrar la necesidad
                                                      del currículo al tiempo que le proporcionan material importante para definir su
                                                      orientación y desarrollar el contenido. Aunado a ello se tuvieron en cuenta, para
                                                      la formulación de la propuesta curricular, algunos aprendizajes de experiencias
                                                      nacionales e internacionales, los lineamientos de diferentes políticas públicas, na-
                                                      cionales y distritales, relacionadas con el tema, así como las sugerencias planteadas
                                                      por diversos estudios en relación con la formación de padres, madres y familias.

                                                      Los contenidos, junto con la propuesta metodológica y pedagógica, fueron deba-
                                                      tidos y acordados a través de las discusiones en el los Subcomités de Desarrollo
                                                      Infantil (Convenio 2530) y de Formación a Familias (Convenio 3188), espacio
                                                      creado en ambos convenios para establecer el horizonte, alcances y limitaciones
                                                      de una propuesta de esta envergadura. En este sentido, el currículo propuesto es
                                                      una construcción colectiva en la que convergieron las experiencias, ideas y suge-
                                                      rencias de las instituciones participantes

                                                      Abordar temas tan complejos como el desarrollo infantil y las dinámicas fami-
                                                      liares, implica necesariamente tener que establecer prioridades en cuanto a los
                                                      contenidos que se pueden desarrollar en el marco de un proceso de formación
                                                      a familias. En este sentido, es claro que existen muchos aspectos que hubieran


             6   Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe




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FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA


                                       podido incorporarse al currículo diseñado, pero se reconoce que, aunque impor-
                                       tantes, no era posible cubrirlos todos, por lo que se optó por seleccionar algunas
                                       áreas y temas. Así, entonces, la estructura curricular diseñada, deja abiertas las
                                       posibilidades para que el formador o formadora pueda integrar otros elementos
                                       que considere necesarios para el trabajo con los grupos de familias, de acuerdo
                                       con ciertos criterios que le ayuden a mantener la coherencia e integralidad del
                                       currículo.

                                       En consecuencia, debe resaltarse que la selección de los contenidos fue pensada
                                       para que cualquier familia, dentro de la variedad y complejidad que supone un
                                       proceso de formación para familias, pudiera participar del proceso de manera
                                       adecuada a su realidad. Para ello, se planteó un criterio de flexibilidad en la estra-
                                       tegia curricular y pedagógica, que permitiera a formadores y formadoras, junto
                                       con las familias, organizar currículos particulares para cada grupo, de manera
                                       que se ajusten y den respuesta a sus situaciones y ambientes. En este contexto,
                                       si un grupo requiere formación en un tema no incluido dentro del currículo, el
                                       formador o formadora puede utilizar actividades propuestas en otros proyectos
                                       o programas y, eventualmente, diseñar otras actividades. Se requiere, eso sí, que
                                       estos complementos permitan la aplicación de los principios que caracterizan este
                                       currículo, de manera que se logre la coherencia de la ejecución curricular.

                                       En este sentido, como propuesta de formación está sujeta a cambios, acomoda-
                                       ción y mejoramiento, lo cual será posible en la medida en que se ponga a prueba
                                       en los distintos contextos y condiciones propios del Distrito Capital y en la medi-
                                       da en que se avance en la política distrital sobre infancia y familia.

                                       El currículo constaba, en su primera edición, de ocho módulos interrelacionados
                                       así:

                                        Fundamentación teórica del currículo: Incluye las perspectivas orientadoras,
                                         las políticas públicas que los sustentan, los referentes teóricos sobre familia,
                                         desarrollo infantil y relaciones entre familia y ciudadanía, y por último, el en-
                                         foque educativo y pedagógico.

                                        Estructura curricular: Desarrolla la forma como se estructuraron los módulos
                                         y encuentros del currículo y los principios pedagógicos que lo sustentan, ade-
                                         más de los elementos rectores para su aplicación concreta.

                                        Cinco módulos de trabajo y los encuentros que los conforman. Dentro de cada
                                         encuentro se incluyen objetivos, contenidos, actividades, tiempos y materiales
                                         para su desarrollo. Los temas de cada uno de los módulos son:

                                                                                             Secretaría Distrital de Integración Social   7



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CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS


                                                                          • Lectura de la realidad.
                                                                          • El papel de la familia en el desarrollo infantil.
                                                                          • Vinculación afectiva en la familia.
                                                                          • Relaciones de poder en la familia.
                                                                          • Familia y ciudadanía.

                                                                         Para ofrecer mayores alternativas a los formadores de familias, en la segunda
                                                                          edición de este currículo se han incorporado cinco nuevos módulos, que se
                                                                          añaden a los cuatro que originalmente tenía el currículo, así:
                                                                          • Alimentación y desarrollo infantil.
                                                                          • Educación sexual en la vida familiar.
                                                                          • Ambientes seguros.
                                                                          • Participación infantil.
                                                                          • Creciendo juntos en la diferencia1.

                                                                        Este módulo presenta la fundamentación teórica que sirve de base al Currículo
                                                                        para la formación de familias. Se incluyen las perspectivas transversales de dere-
                                                                        chos y de género, así como el marco de política y la base teórica sobre el papel de
                                                                        la familia en el desarrollo infantil.




                     1. Este módulo fue construido por la Fundación
                      Saldarriaga Concha, participante del Convenio
                            y del comité de Formación a Familias del
                          Convenio 3188 de 2008. Esta participación
                      evidencia las sinergias que pueden lograrse al
                                      unir esfuerzos entre entidades.


             8   Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe




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FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA




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              Abordar el diseño y puesta en marcha de procesos de
              formación para y con las familias significa dar cuenta de
              la complejidad que caracteriza hoy en día una institu-
              ción a la cual, en gran medida, se le atribuye la respon-
              sabilidad tanto de la formación de los niños y las niñas




                                                                                             PERSPECTIVAS ORIENTADORAS
              como de la construcción de la sociedad, en corresponsa-
              bilidad con el Estado y la sociedad civil.

              El diseño de un proceso de esta naturaleza tiene impli-
              caciones éticas y políticas, puesto que en su construc-
              ción y en su ejecución están comprometidas las con-
              cepciones, o aún más, los imaginarios que se tengan
              de sociedad, familia y niñez, entre otros. Estos fijan las
              apuestas para edificar la sociedad presente y futura, y
              requieren de puntos de referencia desde los cuales con-
              tribuir colectivamente a construir familias con las capa-
              cidades necesarias para responder a los desafíos que les
              plantea el mundo actual.

              Por ello, en este apartado se desarrollarán algunos ele-
              mentos que fundamentan las dos perspectivas orienta-
              doras que atraviesan todo el currículo: la perspectiva de
              derechos y la perspectiva de género.

              PERSPECTIVA DE DERECHOS

              El currículo para la formación de familias pretende con-
              tribuir al cambio de los imaginarios sociales que atravie-
              san las interacciones entre los miembros de la familia y
              movilizar transformaciones en las prácticas de crianza,
              de tal manera que se favorezca la construcción de am-
              bientes democráticos y solidarios, en los cuales el respe-
              to por la diferencia y el reconocimiento de la diversidad
              y la libertad hagan parte de la convivencia.

              De esta manera, el currículo responde a las acciones que
              desde el interés por la garantía de los derechos huma-
              nos consideran la condición de sujeto prevalente y del
              interés superior de las niñas y los niños, en particular de
              aquellos en primera infancia.

                                                                            Secretaría Distrital de Integración Social   9



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CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS


                                                      Una de las principales dificultades que se sortean en el camino a este logro en
                                                      este contexto ha estado centrada en el reconocimiento social de los niños y niñas
                                                      como ciudadanos y sujetos de derecho, aspecto más marcado aún en lo que se
                                                      refiere a primera infancia. Según Baratta (s.a.), se identifican tres diferencias que
                                                      han dificultado la inclusión de los niños y las niñas en las reglas de la democracia:

                                                       Una exclusión del ejercicio de la ciudadanía, dado que ellos no han hecho
                                                        parte del pacto social moderno, puesto que se ha sustentado en la creencia de
                                                        que “no tienen la facultad, ni la obligación natural de serlo”. El camino de los
                                                        derechos que tienen los niños hasta su reconocimiento ha sido más largo que
                                                        el de los otros sujetos excluidos de dicho pacto social.

                                                       La lucha de los niños y las niñas por su derecho a la igualdad está desvinculada
                                                        de aquella por el reconocimiento de su diferencia de género, de cultura y de
                                                        posición en el mundo de la producción. El retraso histórico, que se refiere a la
                                                        relación entre el movimiento por la igualdad y el movimiento por la diferencia,
                                                        impone poner en primer plano el derecho del niño y la niña a una ciudadanía
                                                        diferente en el desarrollo del Estado democrático de derecho.

                                                       La lucha por los derechos de los niños y de los adolescentes, a diferencia de los
                                                        otros grupos de excluidos, no ha sido una lucha propia sino que ha quedado y
                                                        queda dependiente del discurso y del actuar de los adultos. Esto es una para-
                                                        doja si se piensa que los adultos son los que ejercitan el poder sobre los niños y
                                                        frente a los cuales se dirige la demanda de igualdad, de libertad, de integridad
                                                        física y moral y de respeto en favor de los derechos de los niños.

                                                      La dependencia de los niños y las niñas de los “juicios” que los adultos hagan
                                                      de sus derechos o capacidades para poder hacer parte del pacto social, para de-
                                                      terminar si tiene la madurez para ejercer la ciudadanía, o para determinar hasta
                                                      donde llega el “interés superior del niño” o cuáles son los asuntos que los afectan,
                                                      los ponen en situación de desventaja, pero reta a la institucionalidad a construir
                                                      creencias, conceptos y prácticas que ética y políticamente correspondan al espíri-
                                                      tu y propósitos de la CDN.

                                                      Ligia Galvis Ortiz (2002) señala la posibilidad de la familia de convertirse en la
                                                      primera experiencia democrática de los niños y las niñas y puente fundamental
                                                      entre la vida pública —necesaria para el ejercicio de una ciudadanía activa— y la
                                                      privada, “si la familia se constituye sobre las bases del respeto a la dignidad, la
                                                      libertad, la igualdad y la autonomía de sus miembros y se define y se vive como
                                                      el lugar en el cual se desarrollan y se incorporan esos atributos en la personalidad
                                                      de los hijos”. La familia entonces, por esta vía, se concibe como sujeto de derecho

             10   Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe




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FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA
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                                                                                                                                         PERSPECTIVAS ORIENTADORAS
                                       y, en esa medida, en espacio y agente privilegiado para la garantía de los derechos
                                       de los niños y las niñas y la superación de los obstáculos antes mencionados.

                                       El currículo se asume como una estrategia de Atención Integral a la Primera
                                       Infancia, centrada en la promoción de creencias y prácticas que favorezcan el
                                       fortalecimiento de las capacidades y condiciones de las familias que conduzcan a
                                       la garantía y protección de los derechos de los niños y las niñas, todo dentro de
                                       orientaciones de equidad, inclusión y respeto por la diversidad.

                                       El enfoque de los derechos humanos en el Currículo para la formación de fami-
                                       lias tiene implicaciones sobre los fundamentos y prácticas que se deriven del mis-
                                       mo. Los derechos de los niños y las niñas se consideran las condiciones óptimas a
                                       lograr para favorecer el desarrollo infantil. De esta manera, las acciones pedagó-
                                       gicas y la gestión del currículo deberán promover la realización de los derechos
                                       humanos de las familias, los niños y las niñas.

                                       A modo de referente, los principios de la Declaración Universal de los Derechos
                                       humanos, consultados en Sánchez (2010), son:

                                        Inherentes: Son innatos a todos los seres humanos sin distinción alguna. Se
                                         nace con ellos y no dependen del reconocimiento por parte del Estado

                                        Universales: Se extienden a todo el género humano en todo tiempo y lugar.
                                         No pueden invocarse diferencias culturales, sociales o políticas como excusa
                                         para su desconocimiento o aplicación parcial.

                                        Absolutos: Su respeto se puede reclamar indistintamente a cualquier persona o
                                         autoridad.

                                        Inalienables: son irrenunciables al pertenecer en forma indisoluble a la esencia
                                         misma del ser humano.

                                        Inviolables: Ninguna persona o autoridad puede actuar legítimamente en con-
                                         tra de ellos, salvo las justas limitaciones que puedan imponerse de acuerdo con
                                         las exigencias del bien común de la sociedad.

                                        Imprescriptibles: No se pierden por el transcurso del tiempo, se haga o no, uso
                                         de ellos.

                                        Indisolubles: Forman un conjunto inseparable y deben ser ejercidos en su con-
                                         tenido esencial.

                                        Indivisibles: No tienen jerarquía entre sí, es decir, tienen el mismo grado de
                                         importancia. No se permite sacrificar un tipo de derecho en menoscabo de otro.

                                                                                           Secretaría Distrital de Integración Social   11



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CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS


                                                        Irreversibles: Todo derecho humano, formalmente reconocido, queda irrevo-
                                                         cablemente integrado a la categoría de derecho humano, categoría que en el
                                                         futuro no puede perderse.

                                                        Progresivos: Es posible que en el futuro se extienda la categoría de derecho
                                                         humano a otros derechos que en el pasado no se reconocían como tales.

                                                       La aplicación de los derechos bajo cualquier punto de vista, incluso en aquellos
                                                       casos en que no haya sanción expresa ante su incumplimiento, les da un carácter de
                                                       exigibilidad ante los Estados y, por tanto, deben ser respetados, protegidos y satis-
                                                       fechos. En orden al principio que los caracteriza como progresivos, la adopción de
                                                       la Convención de los Derechos del Niño de 1989, sancionados por la Ley Nacional
                                                       112de 1991, incluye 54 artículos y según Cillero (1999) tiene tres características:

                                                        Su carácter integral: Según este autor “una de las características más importan-
                                                         tes de la Convención sobre los Derechos del Niño es su integralidad, esto es,
                                                         abarcar todas las dimensiones y la vida y desarrollo de las niñas y los niños” (p.
                                                         34). Sin perder esta mirada de integralidad, los derechos han sido clasificados
                                                         en cuatro categorías por UNICEF (2004):
                                                          • Supervivencia: Derechos que buscan garantizar la vida en condiciones ade-
                                                            cuadas de desarrollo y de salud.
                                                          • Desarrollo: Derechos que garantizan el desarrollo de capacidades y poten-
                                                            cialidades de los niños y las niñas.
                                                          • Protección: Derechos que exigen la prevención, defensa y salvaguarda de
                                                            todas las formas de abuso, abandono y explotación.
                                                          • Participación: Derechos que garantizan que los niños y niñas asuman un
                                                            papel activo en sus ambientes cotidianos y en sus comunidades.

                                                        Concebir al niño y niña como sujeto pleno de derechos en una concepción de
                                                         autonomía progresiva, apuntando a una nueva concepción del niño y la niña,
                                                         y de sus relaciones con las otras personas y con el ambiente. Se les considera
                                                         ahora como personas en desarrollo y no como adultos menores, a quienes debe
                                                         proteger el adulto de manera paternalista por considerarlos débiles e incapaces.
                                                         Son personas, que además, son activas en su propio desarrollo, el cual van
                                                         logrando a través de las interacciones sociales. Deben ser valoradas en el pre-
                                                         sente y no por su papel en el desarrollo futuro de la sociedad. Por ser personas
                                                         activas en su propio desarrollo, tienen derecho a participar en los asuntos que
                                                         les afectan y tienen la capacidad de hacerlo según la progresiva autonomía que
                                                         van logrando en su desarrollo.

             12   Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe




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                                                                                                                                                              PERSPECTIVAS ORIENTADORAS
                                                           El paso de las necesidades a derechos, que supone un cambio de óptica, pues
                                                            las necesidades se transforman en derechos, y en consecuencia, el niño o niña
                                                            no son simples receptores de la ayuda bienintencionada de los adultos y del es-
                                                            tado, sino que se les reconoce su derecho a la atención y la protección integral
                                                            para promover su desarrollo.

                                                          Los Derechos de los Niños están sustentados en una serie de principios (Ver
                                                          Figura No. 1) que constituyen un marco general esencial para su comprensión y
                                                          aplicación (Durán, s.a.) y cuyo eje es el interés superior del niño y niña.


                                         Figura No. 1:
                                 Principios de la CDN
                          (Adaptado de Durán, E., s.a.)

                                                                                  Universalidad             Igualdad




                                                                  No discriminación                                       Participación
                                                                                               Interés
                                                                                              superior
                                                                                              del niño


                                                                          Autonomía                                    Prevalencia



                                                                                           Corresponsabilidad




                                                          El interés superior del niño obliga a la sociedad y al Estado a que las decisiones
                                                          que se tomen con respecto al niño o la niña deben atender en primera instancia al
                                                          interés superior, como eje para garantizar el cumplimiento de todos los derechos
                                                          establecidos en la CDN. Es decir, “que los niños tienen derecho a que antes de
                                                          tomar una medida respecto de ellos se adopten aquellas que promuevan y prote-
                                                          jan sus derechos” y no las que los vulneren (Cillero, 2009).

                                                          El interés superior del niño supone también que las decisiones políticas, progra-
                                                          máticas y judiciales si bien no excluyen los derechos de los adultos, deben mante-
                                                          ner el criterio de prevalencia de derechos de los niños y las niñas.

                                                                                                                Secretaría Distrital de Integración Social   13



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CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS


                                                       El principio de autonomía se relaciona con lo mencionado anteriormente: los
                                                       niños y las niñas no son adultos inacabados, sino que están en una etapa de la
                                                       vida que, como cualquier otra, supone desafíos, responsabilidades y necesidades
                                                       de desarrollo particulares. En este sentido se les considera como sujetos actuales,
                                                       que se construyen en interacción con los otros y con su entorno, a través del ejer-
                                                       cicio de sus derechos, proceso en el cual los adultos significativos hacen las veces
                                                       de guías y promotores para estimular la autonomía progresiva.

                                                       La igualdad, la universalidad y la no discriminación son principios fundamentales
                                                       en la perspectiva de derechos humanos, por lo cual tienen iguales implicaciones
                                                       para los niños y las niñas, quienes son titulares de derechos en condiciones de
                                                       igualdad como cualquier otro ser humano. De la misma manera, no podrán ser
                                                       discriminados por ninguna condición social, económica, cultural, característica,
                                                       etnia, etc., aunque “deben desarrollarse estrategias de protección y compensación
                                                       para los niños que se encuentran en mayor vulnerabilidad, con el fin de asegurar
                                                       la igualdad de oportunidades en el acceso a los derechos” (Durán, s.a.).

                                                       El abordaje integral de los derechos de niños y niñas plantea el principio de co-
                                                       rresponsabilidad, tal como aparece en el artículo 10 de la Ley 1098, que obliga
                                                       al Estado, la familia y la sociedad a generar y mantener articuladamente las con-
                                                       diciones para garantizar el desarrollo infantil integral y el pleno ejercicio de sus
                                                       derechos, en un marco de igualdad y garantía. Ello implica un abordaje integral
                                                       de las políticas y las agendas programáticas, y la no subordinación de unos dere-
                                                       chos por otros.

                                                       Como anota Ortiz (2009): “La integralidad no se logra con una sumatoria de
                                                       acciones paliativas y temporales, requiere de procesos intencionales de planeación
                                                       social, de redistribución e inversión y de la riqueza, de voluntad política y com-
                                                       promiso de todo el conjunto de la sociedad” (p. 2).

                                                       La integralidad supone el establecimiento de políticas y planes de desarrollo in-
                                                       tegrados alrededor de la población infantil para ser desarrollados a través de la
                                                       gestión social integral y no de manera intersectorial. Esto plantea desafíos que
                                                       afectan la cultura, las creencias y percepciones, así como los comportamientos
                                                       individuales y colectivos en relación con la protección de la niñez.

                                                       Es necesario entonces reconocer y transformar los conocimientos, actitudes y
                                                       prácticas que vulneran los derechos y que afectan negativamente las condiciones
                                                       de vida de los niños y los jóvenes. La garantía de los derechos supone por lo tan-
                                                       to la concertación entre quienes desde diferentes ámbitos y niveles agencian los
                                                       procesos de desarrollo de los niños y las niñas.

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                                                                                                                                          PERSPECTIVAS ORIENTADORAS
                                       Un enfoque basado en los derechos humanos aplicado al currículo de familia,
                                       tiene implicaciones sobre las prácticas pedagógicas y demás acciones que deberán
                                       orientarse intencional y directamente a contribuir a la protección y garantía de
                                       los derechos de los niños, las niñas y sus familias.
                                       Esto presupone que, en forma deliberada, el currículo promueve reflexiones y
                                       cambios sobre el rol de los adultos y de los niños y las niñas, todas y todos y de
                                       las interacciones entre unos y otros. Esta movilización se propone a través de ac-
                                       ciones pedagógicas que promuevan miradas reflexivas tanto del formador como
                                       de las familias participantes en el proceso, evitando imposiciones y abriendo pers-
                                       pectivas de cambio en el marco de las negociaciones culturales.
                                       Además, la aceptación de las familias, sus miembros, los niños y las niñas, como
                                       actores de su propio desarrollo, implica asignar un importante valor a su par-
                                       ticipación durante el proceso de formación, a través de sus opiniones, análisis,
                                       actuaciones y decisiones, entre otros aspectos. Por ello, se establece la flexibilidad
                                       como condición imprescindible para la aplicación del currículo con los grupos de
                                       familias particulares, a partir del reconocimiento y comprensión de los contextos
                                       y condiciones de los grupos de formación.
                                       Entonces, las formadoras y formadores, apoyados por organizaciones sociales,
                                       instituciones privadas y del Estado y con la participación activa de las familias,
                                       son quienes a través de una acción pedagógica colectiva e intencional, podrán
                                       aportar al cambio de las prácticas cotidianas de las familias, de modo que se logre
                                       trascender el discurso y constituir realmente una cultura y un proyecto ético para
                                       todos y todas en el cual estén presentes la perspectiva de derechos y de género.
                                       De otra parte, el currículo se concibe como un medio para generar procesos y no
                                       para centrarse en acciones esporádicas. Esto apunta al desarrollo de ambientes de
                                       convivencia en los cuales se reduzcan las inequidades y disparidades dentro de las
                                       familias y en la relación que estas establecen con el ámbito de lo público.
                                       En este contexto, las instituciones que implementen el currículo deben ser flexibles
                                       a las necesidades y fortalezas de las familias, y deben tener capacidad para promover
                                       procesos de gestión integral que articulen la formación con los servicios y los pro-
                                       gramas locales de manera que se potencien los efectos del currículo. Ello implica
                                       que la convocatoria e implementación del currículo se haga con una concertación
                                       previa en los territorios, con las familias e instituciones. También supone asumir la
                                       participación infantil y de las familias, como medio y como fin de los procesos de
                                       formación, soportados en acciones cotidianas de la dinámica familiar, en la orga-
                                       nización y creación de redes y en una gestión social integral que propicie alianzas
                                       sostenibles en el ámbito local a favor de los niños, las niñas y las familias.

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CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS


                                                      PERSPECTIVA DE EQUIDAD DE GÉNERO

                                                      Uno de los desarrollos relevantes de los Derechos Universales y de este para-
                                                      digma de desarrollo humano está vinculado a la perspectiva de género, la cual
                                                      es una herramienta o mecanismo de análisis, que procura explicar el fenómeno
                                                      de la desigualdad, de la inequidad y de la singularidad entre hombres y mujeres.

                                                      El concepto de equidad de género hace referencia

                                                            “a la construcción de relaciones equitativas entre mujeres y hombres
                                                            —desde sus diferencias—, tanto como a la igualdad de derechos, al
                                                            reconocimiento de su dignidad como seres humanos y a la valoración
                                                            equitativa de sus aportes a la sociedad. Por lo tanto esta categoría de
                                                            análisis permite incluir tanto las inequidades que afectan a las mujeres
                                                            como las que afectan a los hombres” (Colombia – DNP, 2009).

                                                      Adoptar una perspectiva de género significa analizar y comprender los diferentes
                                                      roles y responsabilidades, relaciones, necesidades, visiones y aportes de hombres
                                                      y mujeres, niños y niñas e ir más allá del simple reconocimiento de las diferencias
                                                      de género, dirigiéndose hacia relaciones más equitativas y solidarias entre hom-
                                                      bres y mujeres.

                                                      Significa también entender que la construcción de la subjetividad femenina y
                                                      masculina, ese complejo proceso producto del cual se construyen mujeres y hom-
                                                      bres, no se realiza en un vacío social, solamente por tener una biología de sexo
                                                      masculino o femenino, sino que por el contrario se da en un contexto socio-
                                                      histórico que establece lo que se espera de “ser hombre” y de “ser mujer”. Esto
                                                      equivale a decir que cada sociedad atribuye diversos sentidos a la masculinidad y
                                                      la feminidad, y que estas atribuciones van cambiando históricamente.

                                                      Este contexto social lo vive el ser humano durante su proceso de socialización en
                                                      el cual apropia, construye y reconstruye creencias, valores, sentimientos y con-
                                                      ductas, socialmente aceptadas unas y reprobadas otras, que constituirán su iden-
                                                      tidad masculina o femenina y la forma de relacionarse con el otro sexo.

                                                      Es así como la diferencia de roles para hombres y mujeres se construye perma-
                                                      nentemente en las interacciones cotidianas, en las cuales se determinan y se con-
                                                      figuran los roles y formas de participación diferenciales para niños y niñas. Para
                                                      ello, padres, madres, cuidadoras o cuidadores se comportan de manera distinta
                                                      con respecto al uso del espacio, a las actividades y tareas que se demandan, a las
                                                      funciones y roles que cumplen, a sus maneras de comunicarse, a los materiales y
                                                      juegos que se utilizan.

             16   Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe




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                                       En este contexto se construyen identidades marcadas por lógicas y códigos, ge-
                                       neralmente dictados por los adultos sin dar lugar a que los niños y las niñas
                                       tengan espacios de resistencia o de expresión, para construirse como hombres y
                                       mujeres de manera más flexible y equitativa a través del desarrollo gradual de su
                                       autonomía.

                                       La familia entonces es fundamental en la construcción de la identidad de hom-
                                       bres y mujeres, lo que hace determinante el tipo de influencia que ejerce en sus
                                       procesos de desarrollo por cuanto, de acuerdo con los valores, creencias, concep-
                                       ciones y comportamientos que tenga con respecto a lo deseable sobre ser hombre
                                       o ser mujer en el mundo social, se va a promover un aprendizaje u otro sobre la
                                       relación entres los sexos, sobre sus roles y sobre el valor de cada uno y el poder
                                       que puede ejercer en los ámbitos público y privado.

                                       Esto convierte a la familia en un escenario fundamental para la lucha por la
                                       equidad de género, dado que es uno de los ámbitos más importantes para que
                                       los niños y las niñas puedan apropiar miradas del otro o la otra, mediadas por el
                                       respeto, la inclusión y la complementariedad.

                                       De otra parte, la perspectiva de género tiene una importante relación con la
                                       doctrina de los derechos humanos y particularmente con la no discriminación.
                                       Ello obliga a los Estados —principales responsables de garantizar los derechos
                                       humanos— a combatir toda forma de discriminación por género, tal como lo
                                       plantea la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discrimina-
                                       ción Contra la Mujer, que establece, entre otras, las siguientes responsabilidades
                                       para los Estados:

                                        Modificar patrones socioculturales para eliminar prejuicios y prácticas basados
                                         en la idea de inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos o en fun-
                                         ciones estereotipadas de hombres y mujeres.

                                        Garantizar una educación familiar orientada a una comprensión adecuada de
                                         la maternidad como función social y al reconocimiento de la responsabilidad
                                         de hombres y mujeres en la educación y desarrollos de los hijos e hijas.

                                       Esta obligación a la no discriminación de hombres y mujeres aplica también para
                                       niños y niñas, según lo establece el segundo artículo de la CDN, al determinar
                                       que todos los derechos contenidos en ella tienen que respetarse sin discrimina-
                                       ción por motivos, entre otros, de sexo. El llamado de la Convención a los Estados
                                       Partes se dirige a la garantía de la protección contra toda forma de discrimina-
                                       ción, lo cual incluiría el sexo.

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CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS


                                                       Abordar la discriminación por razón de género implica, entre otras, la resignifica-
                                                       ción de los roles tradicionales asociados al patriarcado en los ambientes de socia-
                                                       lización como la familia y la institución educativa. Implica también, dar espacio
                                                       real a los niños y las niñas de construirse como sujetos en ambientes democráticos
                                                       donde tengan la posibilidad de ejercer de manera autónoma el papel que desean en
                                                       la sociedad sin ser relegados y tratados como inferiores por causa de su sexo.

                                                       En el análisis de las relaciones de poder entre géneros resulta evidente cómo la
                                                       violencia de género se articula de manera profunda con las relaciones inequita-
                                                       tivas, pues tiene sus orígenes en la construcción social de relaciones jerárquicas de
                                                       poder, en las relaciones de hombres y mujeres entre sí, de hombres con hombres y
                                                       de mujeres con mujeres. En general, la violencia es propia de las relaciones de domi-
                                                       nación y subordinación dentro de las estructuras jerarquizadas y se constituye como
                                                       un mecanismo para mantener el poder.

                                                       Este análisis lleva a ubicar las prácticas discriminatorias y autoritarias que se ejercen
                                                       sobre los niños, las niñas y los adolescentes cuando su comportamiento o actitud
                                                       rompe con lo esperado de acuerdo con los cánones que predeterminan la expresión
                                                       de su feminidad y de su masculinidad. Además, en muchas interacciones familiares
                                                       se tienden a activar procesos de participación competitivos y excluyentes, que llevan
                                                       implícitas formas de discriminación entre los géneros.

                                                                                 Por ello, “construir una sociedad más equitativa, humana
                                                                                 y justa, supone garantizar la total inclusión de mujeres y
                                                                                 hombres en la dinámica social y desarrollar estrategias es-
                                                                                 pecíficas para que las personas o los grupos de la población
                                                                                 que se encuentran en condiciones precarias o en situación
                                                                                 de desventaja, puedan mejorar su situación actual” (Colom-
                                                                                 bia – DNP, 2009).

                                                                                 Construir equidad entre mujeres y hombres requiere im-
                                                                                 pulsar acciones que compensen o moderen las discrimina-
                                                                                 ciones que afectan a unas y otros. Hace necesario también
                                                                                 introducir, de manera transversal, el enfoque de género en
                                                                                 las políticas públicas de equidad y en los planes, progra-
                                                                                 mas, proyectos y mecanismos de trabajo de la administra-
                                                                                 ción pública (Colombia – DNP, 2009).




             18   Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe




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FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA




                                                                                                                                 2
              Las perspectivas que orientan el currículo para familias
              suponen de base una acción concertada entre las institu-
              ciones y actores que agencian el desarrollo de la infancia
              en el país y en la ciudad. En este marco es importante
              poner de presente la manera como la Administración




                                                                                                                                  MARCO POLÍTICO DEL CURRÍCULO
              Distrital viene desarrollando su política social y en par-
              ticular sus políticas de infancia.

              La intención es no solo tomar el espíritu y sentido de
              estas políticas como referente fundamental para la cons-
              trucción teórica de los supuestos y bases conceptuales
              del currículo, sino como fuente de orientación de los
              temas, contenidos y significados que en él se incluyen,
              ya sea explícita o implícitamente.

              Las políticas públicas dirigidas a infancia, familia, gé-
              nero, ruralidad y discapacidad —del Distrito Capital—
              aunque tengan distintos niveles de desarrollo, han sido
              creadas sobre la base de los mismos principios guía2:

              1. El reconocimiento del Estado Social de Derecho
                 como marco general de los derechos civiles, políticos,
                 económicos, sociales y culturales.

              2. La redistribución y el reconocimiento como caminos
                 para el logro de la equidad y la justicia social.

              3. La corresponsabilidad entre la familia, la sociedad y
                 el Estado.

              4. La inclusión social.

              5. Las acciones afirmativas en la perspectiva del derecho
                 a la igualdad.

              6. El derecho prevalente y el interés superior de los ni-
                 ños y las niñas.

              7. La focalización de servicios como búsqueda de la
                 equidad social.                                            2. Consejo Distrital de Política Social.
                                                                            Lineamientos Generales de Política Social
                                                                            para Bogotá 2004-2014. Una aproximación
              8. La perspectiva de género.                                  desde los Derechos de la Niñez, la Juventud,
                                                                            las Mujeres, las Personas Mayores y la Familia.
              9. La participación social y la construcción de ciudadanía.   Bogotá: Alcaldía Mayor de Bogotá, 2004.


                                                                                                                Secretaría Distrital de Integración Social       19



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CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS


                                                       10. La sostenibilidad social y ambiental.

                                                       11. La descentralización y la autonomía local.

                                                       12. La integración regional y global.

                                                       13. La equidad y el equilibrio territorial.

                                                       Por otra parte, tanto la Ley para la Protección Integral de las Familias como el
                                                       Código de Infancia y Adolescencia, y la Política Pública para Primera Infancia,
                                                       plantean, para todo el país, elementos importantes que también inciden en los
                                                       planteamientos del currículo.

                                                       La Ley 1361 de 2009 para la Protección Integral de las Familias define equidad
                                                       como Igualdad de oportunidades para los miembros de las familias sin ningún
                                                       tipo de discriminación. La capacidad para garantizar la equidad y la igualdad
                                                       de oportunidades al interior de las familias no depende únicamente de la forma
                                                       como se establecen en su interior las relaciones de poder y de las condiciones para
                                                       la participación de sus miembros en la toma de decisiones que les conciernen.
                                                       Esta capacidad tiene que ver con lograr seguridad económica y el uso adecuado
                                                       de los recursos materiales que soportan la vida familiar y la garantía de los niños
                                                       y las niñas, en particular sus derechos de supervivencia y desarrollo.

                                                       La garantía de los derechos sociales, económicos y ambientales de las familias
                                                       es tarea del Estado a través de los servicios sociales y de desarrollo económico.
                                                       Desde el principio de corresponsabilidad consagrado en el artículo 10 de la Ley
                                                       1098 de 2006 y para el cumplimiento de las obligaciones a ellas asignadas en la
                                                       misma en su artículo 39, las familias deben, sin embargo, desarrollar capacidades
                                                       que les permitan, por ejemplo, recibir y utilizar información que promueva su
                                                       bienestar y salud, el uso racional de los recursos ambientales, disfrutar de una
                                                       adecuada nutrición, acceder a oportunidades para el logro y fortalecimiento de
                                                       su seguridad económica, el acceso a educación, cultura, ciencia, tecnología y re-
                                                       creación, entre otros aspectos que involucran la garantía de los derechos de sus
                                                       miembros, y en consecuencia de manera prevalente, de las madres en gestación y
                                                       de los niños y las niñas.

                                                       Por su parte, la Política Pública Nacional de Primera Infancia “Colombia por la
                                                       Primera Infancia” (DNP, Conpes, 2007), tiene como objetivo “Promover el de-
                                                       sarrollo integral de los niños y niñas desde la gestación hasta los 6 años de edad;
                                                       respondiendo a sus necesidades y características específicas, y contribuyendo así
                                                       al logro de la equidad e inclusión social en Colombia”. Esta política tiene como
                                                       premisa que invertir y trabajar con y por la primera infancia es determinante

             20    Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe




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                                                                                                                                          MARCO POLÍTICO DEL CURRÍCULO
                                       para el desarrollo del país. Plantea además, como fundamento, que los niños y
                                       las niñas desde su gestación son sujetos plenos de derechos, reconocidos en sus
                                       diversidades y con un papel activo en su proceso de desarrollo.

                                       En este contexto la familia es eje fundamental y contexto natural para el desarro-
                                       llo integral de los niños y las niñas de 0 a 6 años, que como unidad de derechos
                                       requiere de la protección del Estado y de las condiciones para garantizar sus
                                       derechos políticos, económicos, sociales y culturales, apuntando a la equidad y
                                       la inclusión social y con una mirada de corresponsabilidad e integralidad. Esto
                                       implica que la política no solo promoverá acciones y estrategias que mitiguen las
                                       necesidades básicas insatisfechas de los niños y niñas menores de seis años, sino
                                       que aunque, si bien atienden estas necesidades, se orientan principalmente, hacia
                                       la constitución integral de sujetos autónomos, capaces de desarrollar sus poten-
                                       cialidades. Por tanto, la focalización sirve como principio para lograr la equidad,
                                       ya que tiene una función redistributiva.

                                       Los principios de las políticas distritales y de la política nacional, así como los de
                                       las dos leyes mencionadas, tienen implicaciones para el currículo, por cuanto este
                                       se asume como una estrategia centrada en la promoción de creencias y prácticas
                                       que favorezcan el desarrollo de capacidades de las familias que les posibiliten el
                                       ejercicio de acciones que conduzcan a la garantía y protección de los derechos de
                                       los niños y las niñas, todo dentro de orientaciones de equidad, inclusión y reco-
                                       nocimiento de la diversidad.

                                       Además, en consonancia con las políticas y el desarrollo de su espíritu, el currí-
                                       culo toma en consideración los siguientes aspectos para su diseño y aplicación:

                                        La influencia de doble vía entre familia y sociedad. La familia cambia porque la
                                         sociedad lo hace y ella forma parte importante de la vida social, pero a su vez,
                                         con su acción y movilización puede promover cambios en la sociedad.

                                        El afecto como motor de la vida familiar. Es fundamental, por lo tanto, bus-
                                         car su promoción, reconocer su importancia y hablar de él, en este proceso
                                         de formación. El desarrollo infantil encuentra posibilidades potenciadoras en
                                         ambientes familiares afectuosos.

                                        La familia y cada uno de sus miembros como sujeto colectivo y particular de
                                         derechos. Eso significa la condición de dignidad y al mismo tiempo la de ser
                                         ciudadanos de la sociedad a la que pertenecen.

                                        La familia como el espacio de socialización y construcción de individualidades
                                         y de seres sociales. En la familia se incorpora el mundo social a través de los

                                                                                            Secretaría Distrital de Integración Social   21



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CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS


                                                         procesos y mecanismos de socialización, y de esta incorporación depende, en
                                                         buena medida, la conformación de la individualidad de cada ser humano y su
                                                         inserción en la vida social.

                                                       La familia como escenario de relaciones diversas entre sus miembros. Esas re-
                                                        laciones se dan de acuerdo con el ciclo vital en que se encuentran las personas
                                                        que interactúan en ella, y según las singularidades y la diversidad de intereses
                                                        que portan.

                                                       La familia como ámbito de autoridad y de poder, en la cual se pueden cons-
                                                        truir relaciones democráticas, de diálogo, de conversación y de concertación
                                                        dentro de un clima de afecto, cuidado y solidaridad.

                                                       La familia como escenario de participación de todos y cada uno de sus miem-
                                                        bros. Una familia que cultiva un ambiente participativo, prepara a sus miem-
                                                        bros más jóvenes, para actuar positivamente en los asuntos ciudadanos y de-
                                                        mocráticos de la sociedad, y a su vez esa participación ciudadana propicia el
                                                        surgimiento de acuerdos y de acciones tolerantes y consensuadas en los ho-
                                                        gares. Esas relaciones democráticas y de participación en el seno de la fami-
                                                        lia requieren buena comunicación, diálogo entre sus integrantes, escuchar y
                                                        atender al otro, considerar los puntos de vista de los demás e incorporarlos a la
                                                        conversación.

                                                                         Se puede afirmar que el Currículo de formación para familias,
                                                                         tanto desde su práctica como desde su formulación, se consti-
                                                                         tuye en un esfuerzo de armonización y una contribución desde
                                                                          una acción educativa concreta, a la gestión de la política social
                                                                          del Distrito, así como de las políticas nacionales en el tema de
                                                                          infancia y otras políticas sectoriales y poblacionales creadas para
                                                                          la garantía de los derechos de los niños y niñas y las familias.
                                                                          La Gestión Social Integral, como estrategia distrital para la im-
                                                                          plementación de la política social, adquiere a partir de la imple-
                                                                          mentación de este currículo otro escenario para su realización
                                                                         en el territorio, aportando de manera complementaria a otros
                                                                         programas que trabajan por mejorar la calidad de vida de la ni-
                                                                         ñez y las familias, y sirviendo a su vez como movilizador social
                                                                         de la participación de las familias y de sus niños y niñas.




             22   Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe




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FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA




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              En este apartado se abordarán los conceptos y enfoques
              que fundamentan el currículo. Se desarrollan en primer
              lugar los conceptos de familia y desarrollo infantil, ejes
              centrales del programa de formación. Posteriormente
              hallará temáticas relacionadas con la forma como la fa-




                                                                                               REFERENTE TEÓRICO
              milia puede promover el desarrollo infantil a través de
              los vínculos afectivos, las relaciones de poder y la comu-
              nicación. En tercer lugar, se encontrará el tema de las
              relaciones democráticas en la familia y la construcción
              de ciudadanía por ser un aspecto que proyecta y soporta
              las dinámicas e interacciones internas de la familia en
              el ámbito público a través del proceso de participación.

              CONCEPTO DE FAMILIA

              Entender la relación del desarrollo infantil con la vida fa-
              miliar supone, en primer lugar, abordar el concepto de
              familia para que se pueda comprender la posición que el
              currículo asumirá con respecto a esta. De los procesos
              participativos que se realizaron en la ciudad en el año
              2006, en torno a la formulación de la política pública
              para las familias de Bogotá, se extrae la siguiente defini-
              ción que fue sistematizada para que le sirviera de insumo:

                     “las familias son una forma primordial de
                     organización social determinadas histórica-
                     mente, en donde se construye social y cultu-
                     ralmente la filiación y el afecto. Son ámbito
                     fundamental de humanización y socializa-
                     ción; unidades portadoras, creadoras, repro-
                     ductoras y realizadoras de valores, sujetos
                     colectivos de derechos, con capacidad para
                     transformarse y transformar su entorno y la
                     sociedad de la que hacen parte. En el proceso
                     de humanizar y socializar a sus miembros, las
                     familias son el escenario básico para la consti-
                     tución de subjetividades, soportan los proyec-
                     tos de vida, producen y reproducen la cultura
                     y satisfacen necesidades básicas a través de la
                     provisión económica. Las familias y sus redes

                                                                             Secretaría Distrital de Integración Social   23



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CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS


                                                             comunitarias de apoyo, son fundamentales para la construcción de-
                                                             mocrática de ciudad, a partir de la gestión social, política, económica,
                                                             cultural y ambiental de los territorios que habitan (Política Pública
                                                             para familias en Bogotá, 2006).

                                                       De este concepto se derivan varios elementos que deben tenerse en cuenta para
                                                       una cabal comprensión de las familias y de su formación:

                                                        La familia es una organización social: Esto quiere decir que no es la suma
                                                         de sus miembros. Por el contrario, debe pensarse como un sistema relacional
                                                         complejo y dinámico que supera y articula a su miembros, los cuales interac-
                                                         túan agrupados en distintos subsistemas (conyugal, parental, de hermanos,
                                                         abuelos, etc.) (Minuchin, citado por Garzón, 2004).

                                                          Una organización social se caracteriza además como “un sistema reglado en el
                                                          cual todas las partes tienen su importancia en el funcionamiento” (Rodríguez,
                                                          2006). Implica también una red de relaciones e interacciones entre los miembros
                                                          de la familia que les proporciona un sentido de interdependencia. Estas interac-
                                                          ciones se estructuran a través del tiempo en rituales que dan coherencia y per-
                                                          tenencia al grupo (Garzón, 2004), generando identidad familiar. Ello significa
                                                          que de manera implícita o explícita la familia, como sistema, va construyendo y
                                                          haciendo parte de su vida, hábitos, normas, valores o prácticas que se repiten en
                                                          la vida cotidiana y le dan unidad y sentido de pertenencia. Un desayuno especial
                                                          todos los domingos puede constituirse en un ejemplo de esto.

                                                          De manera complementaria, la Secretaría Distrital de Integración Social de
                                                          Bogotá plantea un modelo democrático en el cual la familia es “un sujeto
                                                          colectivo que establece relaciones a partir del reconocimiento de los derechos
                                                          de sus miembros y se reconoce a sí misma y a sus niños y niñas como sujetos
                                                          prevalentes en el ejercicios de los mismos”. (SDIS, 2007). En consonancia con
                                                          esta idea, Isaza (2007) plantea que la familia debe tener identidad como ente
                                                          específico, que se constituye en sujeto de las políticas públicas, para evitar se-
                                                          guir confundiéndola con la suma de sus miembros y con un ámbito en el cual
                                                          confluyen los distintos servicios sociales.

                                                        La familia está determinada históricamente: Al ser un subsistema dentro del
                                                         sistema social, y en interacción con otros subsistemas, se ve influida e influye
                                                         en los cambios sociales de las distintas épocas del desarrollo de la humanidad.
                                                         En tal sentido, sus funciones han ido evolucionando y en diferentes épocas de
                                                         la historia se la ha entendido de acuerdo con los parámetros culturales y socia-
                                                         les del momento.

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                                                                                                                                      REFERENTE TEÓRICO
                                       Particularmente para Colombia, Pachón (2007) muestra algunos de los cam-
                                       bios que se dieron en el siglo XX: A principios de siglo se encontraban patrones
                                       de familia extensa en clases medias y altas mientras en grupos con menores
                                       recursos se daba el fenómeno de la familia nuclear, pero en todas se presentaba
                                       el patriarcado como patrón común. A mediados de siglo se inician grandes
                                       cambios relacionados con “la reducción del tamaño de la familia, la salida de
                                       la mujer del espacio doméstico, el comienzo de las separaciones entre esposos
                                       y la lucha contra la legitimidad” (Pachón, 2007, p. 148).

                                       En las clases medias y altas estos fenómenos tuvieron una resistencia inicial
                                       importante, mientras muchos de ellos eran corrientes en las clases menos fa-
                                       vorecidas. No obstante se fueron imponiendo paulatinamente. Es así como las
                                       relaciones entre padres y madres con sus hijos e hijas se fue transformando,
                                       de modo que ahora estos últimos son más partícipes y deliberantes de ciertas
                                       decisiones. Las relaciones entre hermanos también se modificaron y ya los
                                       menores no deben someterse a la autoridad del mayor. La división sexual del
                                       trabajo ha sido permeada también por los cambios y ha aumentado la actividad
                                       de la mujer en el trabajo fuera de casa, aunque la participación del hombre
                                       dentro de las labores del hogar no ha cambiado en las mismas proporciones y
                                       se observa más en los niveles culturales y educativos medios y altos.

                                       La jefatura femenina y el madresolterismo es un fenómeno nuevo para los es-
                                       tratos altos, mas no para las poblaciones en situación de desventaja cultural y
                                       económica. Por otra parte, al finalizar el siglo XX la familia extensa empezó a
                                       renacer en su función de apoyo doméstico, y es así como acogió a las mujeres
                                       que se encontraban solas con sus hijos e hijas, apoyándolas en la crianza y el
                                       cuidado de su progenie.

                                       En relación con la violencia intrafamiliar, si bien es un fenómeno de vieja data
                                       en los sectores populares, se generalizó a otros sectores y dejó de ser un tema
                                       de la vida privada para constituirse en objeto de políticas públicas y en un
                                       asunto importante para el desarrollo de las personas y particularmente de los
                                       niños y las niñas.

                                       Por otra parte, los cambios sociales han llevado a que la familia se organice y
                                       se constituya de manera diversa según su composición. Situaciones que hace
                                       un siglo no eran reconocidas ni aceptadas como familias, hoy en día coexisten
                                       y son válidas. En tal sentido, la Política para familias en Bogotá (2005) plantea
                                       la necesidad de reconocer las diversas formas de familias existentes de modo
                                       que se garantice “su derecho a tener derechos” y se las legitime, no desde la

                                                                                        Secretaría Distrital de Integración Social   25



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CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS


                                                                         perspectiva de un contrato de unión familiar sino desde la mirada de su doble
                                                                         dimensión de derechos y de vínculo.

                                                                         Puede concluirse entonces, que si bien hoy en día se conservan los patrones
                                                                         patriarcales, los valores sociales actuales van ejerciendo influencia en las estruc-
                                                                         turas y dinámicas familiares así como en los patrones de interacción entre los
                                                                         distintos sujetos que integran los grupos familiares: hombres y mujeres, niños,
                                                                         niñas y adolescentes, adultos y ancianos. Y estos cambios han afectado con
                                                                         intensidades diferentes los distintos estratos socioeconómicos, lo cual debe
                                                                         tenerse en cuenta en el currículo de formación de las familias.

                                                                        La familia tiene la capacidad de transformarse y de transformar el en-
                                                                         torno social del que hace parte: Al ser un sistema dinámico, es cambiante.
                                                                         Al respecto, Minuchin (1982), citado por Rodríguez (2006), señala tres com-
                                                                         ponentes en una familia3: Uno, que la define como un sistema sociocultural
                                                                         abierto y en proceso de transformación; el segundo, señala que su desarrollo
                                                                         se da a través de una serie de etapas que conducen a su reestructuración; y el
                                                                         tercero, denota que la familia se adapta a las circunstancias cambiantes, lo cual
                                                                         le permite mantener una continuidad y permitir el crecimiento de cada uno de
                                                                         sus miembros.

                                                                         En estas transformaciones familiares las crisis juegan un papel fundamental. Las
                                                                         crisis pueden ser originadas por cambios en el sistema familiar o en otros sistemas
                                                                         con los cuales se relaciona la familia. Los primeros son modificaciones propias
                                                                         de los crecimientos familiares o de sus miembros, por la ausencia o muerte de las
                                                                         personas, o por las separaciones. Los segundos se relacionan con modificaciones
                                                                         del ambiente como mudanzas, cambios de trabajo, influencias sociales.

                                                                         Por otra parte, la familia también puede modificar su entorno social en una re-
                                                                         lación dinámica que establece con él. De acuerdo con Isaza (2007), el carácter
                                                                         de sujeto colectivo de la familia se relaciona con la idea de que ésta “tiene la
                                                                         posibilidad de construir un proyecto de vida y de realizarse y además tiene la
                                                                         capacidad de incidir en el desarrollo propio y en el desarrollo más amplio de la
                                                                         colectividad en la que está inscrita”.

                                                                        La familia es un ámbito fundamental de humanización y socialización a
                                                                         través de la filiación y el afecto, dado que es allí donde el afecto desempe-
                                                                         ña un papel de gran importancia para el desarrollo psíquico y social de cada
                                                                         uno de sus miembros y para el cuidado y protección física y psicológica de sus
                     3. Minuchin señala que estos componentes son
                         los propios de una familia no disfuncional.     miembros más jóvenes: los niños y las niñas.

             26    Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe




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                                       	En este contexto afectivo es posible la socialización primaria, la cual según
                                        Berger y Luckman (1978), “… comporta algo más que un aprendizaje pura-
                                        mente cognoscitivo. Se efectúa en circunstancias de enorme carga emocional”,
                                        pues a través de ella el niño o la niña se identifica con las personas significati-
                                        vas, produciéndose la internalización del mundo que lo rodea.

                                       	En este proceso de socialización primaria la construcción de la subjetividad
                                        se constituye entonces en una de las funciones esenciales de la familia, pues a
                                        través de las relaciones de filiación y afecto, mediadas por el deseo paterno/
                                        materno, se legitima al hijo o hija como sujeto, y se construye la subjetividad.
                                        Es decir que es necesario que alguien desee al hijo o hija para que ese ser se
                                        convierta verdaderamente en un sujeto (Gurman, 2000). En este proceso,

                                            “… la familia provee a cada uno de sus integrantes un sentimiento de
                                            identidad independiente que se encuentra mediatizado, en cierta me-
                                            dida, por el sentido de pertenencia. Es en el proceso de individuación,
                                            donde cada uno de los hijos de una familia comienza a ser alguien, más
                                            allá de su clan” (Rodríguez, 2006).

                                            Esta identidad se produce a través de la filiación, pues como afirma
                                            León (2006) “así como no hay padre ni madre si no hay un hijo que
                                            los reconozca como tales, tampoco hay hijo si no hay a lo menos un
                                            adulto que asuma ante él su paternidad”.

                                         Lo anterior implica que la paternidad y la maternidad no se dan por el mero
                                         hecho de la procreación biológica, sino que hace falta “una marca, un nombre,
                                         una inscripción, un lugar simbólico donde la criatura pueda alojarse. El de-
                                         seo de hijo, tanto como su ausencia, preexiste a lo real de su materialización”
                                         (León, 2006). De lo anterior se deduce que se requiere de una adopción sim-
                                         bólica, es decir de un real deseo por el hijo o la hija, que le permita ocupar un
                                         lugar en este mundo con su propia subjetividad.

                                         Por otra parte, es necesario reconocer que la familia se inscribe dentro de una
                                         cultura determinada y que como grupo social reproduce en ella los valores cul-
                                         turales, las leyes o normas, la lengua, las costumbres. Entonces, como ámbito
                                         de socialización la familia porta, crea, reproduce y realiza los valores culturales
                                         de la sociedad, convirtiéndose así en un espacio en el cual sus miembros, es-
                                         pecialmente los niños y las niñas, aprehenden el mundo social en un proceso
                                         dinámico que va transformándose en la medida en que las relaciones de la
                                         familia con la sociedad, lo hacen.

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CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS


                                                        La familia es fundamental para la construcción democrática de ciudad:
                                                         Galvis (2002) plantea que a mediados del siglo XX los cambios políticos hicie-
                                                         ron que la democracia abriera “el espacio para el ejercicio de los derechos y la
                                                         participación ciudadana” cuyo punto culminante fue la Declaración Universal
                                                         de los Derechos Humanos. Según esta autora, la obligatoriedad en el cumpli-
                                                         miento de la Declaración de 1948 genera un cambio en los fines del Estado y
                                                         en el ejercicio de las funciones públicas y promueve un nuevo paradigma para
                                                         instituciones sociales en las cuales se ejerce autoridad sobre los seres humanos
                                                         como la familia, la escuela y la empresa privada porque “la democracia se con-
                                                         vierte en una forma de vida”.

                                                          En este sentido, la familia se constituye en uno de los ámbitos de socialización
                                                          fundamentales para la construcción de sujetos democráticos por cuanto en ella
                                                          se viven relaciones en las cuales se apropian las nociones de poder, convivencia,
                                                          norma, equidad, participación, respeto, sanción y reparación, entre otras. En-
                                                          tonces, en la familia se aprende a ser demócrata, para proyectar esta vivencia en
                                                          la vida y las interacciones ciudadanas. En ella se preparan sus miembros para
                                                          el ejercicio de la ciudadanía, lo cual lleva a que se le reconozca un lugar en la
                                                          promoción de cambio social (Zuluaga, 2004).

                                                       	 Esta tendencia significa la existencia de fronteras cada vez más débiles entre lo
                                                         que se le ha asignado como ámbito privado a las familias y su relación con lo
                                                         público, esto es, a comprender que las relaciones y dinámicas que se tejen en las
                                                         familias ya no son un asunto que les compete a ellas de manera exclusiva, sino
                                                         que están en estrecha relación con la consolidación de bases para el ejercicio
                                                         pleno de la ciudadanía y de la democracia.

                                                          Ello obliga a mirar a la familia más allá del ámbito privado, por las implicacio-
                                                          nes que tienen para los niños y las niñas, y en general para todos los miembros
                                                          de la familia, los aprendizajes de todo aquello que les permitirá tener una mi-
                                                          rada más amplia fuera del ámbito del hogar.

                                                          Desde esta posición, la noción potencial que tiene la familia para generar cam-
                                                          bio, adquiere gran importancia, por las posibilidades que puede brindar para
                                                          modificar y trascender los patrones tradicionales de comportamiento que se
                                                          caracterizan por la inequidad y la desigualdad entre los géneros y las genera-
                                                          ciones (Zuluaga, 2004).

                                                          Las diferencias entre géneros y entre generaciones se constituyen en una opor-
                                                          tunidad pedagógica y de transformación en las familias, lo mismo que la di-
                                                          versidad de experiencias, roles y proyectos de vida. La institución familiar debe

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                                         fomentar que las relaciones de los hombres con las mujeres y de los adultos
                                         y ancianos con los niños, niñas y jóvenes, tengan un trato igual, solidario y
                                         respetuoso que se base en la ética de la responsabilidad y el cuidado frente
                                         a quienes se encuentren temporalmente en situaciones de desventaja: “si lo
                                         aprendemos a hacer en el espacio privado, tenderemos a hacerlo y exigirlo en el
                                         ámbito público” (Enríquez, 2005). Es así como una familia que se constituye a
                                         partir de relaciones democráticas estará en mejores condiciones para apoyar el
                                         desarrollo individual, colectivo y humano de sus miembros (Zuluaga, 2004).

                                         Es así como se reconoce que la familia puede tener la capacidad para transformar
                                         el entorno y ser eje fundamental para la construcción democrática de ciudad, su-
                                         pone que ésta trasciende el ámbito de las interacciones en el contexto privado del
                                         hogar, y que si bien esas interacciones son la piedra angular en la construcción de
                                         los niños y las niñas como sujetos de derechos, y por ende fundamentales para su
                                         desarrollo integral, es en el ejercicio de lo público donde se consolidan y aportan
                                         a la construcción de una sociedad más justa y equitativa para ellos y ellas.

                                       CONCEPTO DE DESARROLLO INFANTIL:

                                       El enfoque planteado en este currículo supone que el desarrollo infantil es un pro-
                                       pósito transversal del mismo, es decir, todos los temas y procesos que se desarrollen
                                       a partir del mismo se orientan a fortalecer capacidades humanas en las familias que
                                       les permitan crear condiciones para el desarrollo de los niños y las niñas.

                                       El conocimiento producido durante décadas por las investigaciones y la diversi-
                                       dad de prácticas existentes en torno al desarrollo infantil ofrece el panorama de
                                       un campo de estudio y trabajo alrededor de la infancia que no es homogéneo, y
                                       se encuentra constituido por una gran variedad de posturas o enfoques teóricos.
                                       Desde los trabajos de Piaget, Vygotsky o Wallon, hasta las investigaciones más
                                       recientes de Bronfenbrenner, Rogoff o Bruner, entre otros autores, el campo del
                                       desarrollo infantil muestra una dinámica de construcción permanente, en medio
                                       de la cual las diferentes posturas que han venido tomando forma, a pesar de no
                                       ser evaluables entre sí, permiten identificar ciertas comunalidades hacia las cuales
                                       apuntan, entre las que pueden destacarse dos:

                                        El reconocimiento de la cultura como marco contextual del desarrollo infantil.

                                        El papel que juegan las interacciones sociales en la construcción del desarrollo.

                                       La primera de estas comunalidades indica que el desarrollo infantil se da en el
                                       contexto de la historia y la cultura, es decir, en lo que Bronfenbrenner llama
                                       nivel macrosistémico. Según esto, no existiría, por decirlo así, un único patrón

                                                                                           Secretaría Distrital de Integración Social   29



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                                                       de desarrollo que sigan los sujetos en su proceso de construcción, por lo cual las
                                                       investigaciones ya no apuntan a establecer modelos explicativos del desarrollo
                                                       homogéneo y universal. Por el contrario, se apunta a comprender el desarrollo
                                                       infantil como una serie de generalidades que cobran sentido solo dentro de las
                                                       especificidades de las diferentes culturas (Unicef 2004). Esto significa reconocer
                                                       en el desarrollo una enorme gama de posibilidades que debe ser reconocida para,
                                                       a partir de ella, identificar puntos de convergencia que permitan construir una
                                                       mirada global del desarrollo de los sujetos.

                                                       Con ello se afirma que las diferencias culturales se traducen entonces en distintas
                                                       rutas y posibilidades para el proceso de desarrollo de niños y niñas. Esto se da
                                                       porque, como lo plantea Bruner (1984), cada cultura incide en el modo específi-
                                                       co de razonar de sus miembros, por cuanto los diferentes modos de representar
                                                       la realidad, propias de la cultura, influyen en el modo de razonar de sus indivi-
                                                       duos. Esto incidirá en que una determinada cultura puede favorecer o limitar
                                                       el uso de un modo específico de representación. Ello no quiere decir que haya
                                                       una apropiación pasiva de la cultura. Como lo plantea Bruner (1990), un rasgo
                                                       característico de los seres humanos es su autoconstrucción a partir de la tradición
                                                       cultural en la cual “somos agentes activos en la perpetuación de nuestra herencia
                                                       simbólica porque, entre otros motivos, las ideas y los significados que heredamos
                                                       del pasado son remodelados por nuestras propias mentes”.

                                                       Desde esta perspectiva, la cultura y la historia son condición del desarrollo, tanto
                                                       como la base biológica de los seres humanos. Se toma así distancia de las perspec-
                                                       tivas teóricas biologicistas que explican el desarrollo solo a partir de la herencia
                                                       o de aquellas que lo explican únicamente como proceso de adaptación al medio
                                                       ambiente. Se afirma entonces que el proceso de desarrollo presupone un sujeto
                                                       activo que participa en la forma de vida de su cultura, apropiándola y transfor-
                                                       mándola y construyéndose a sí mismo, por lo cual estudiar el desarrollo humano
                                                       implica indagar sobre el modo en que la cultura y la psique “llegan a estar coor-
                                                       dinadas y a hacerse posibles la una a la otra” (Unicef 2004).

                                                       Desde esta mirada, los estudios sobre el desarrollo buscarían establecer los aspec-
                                                       tos comunes del desarrollo de los seres humanos y sus diferencias, que se deben
                                                       a las culturas, partiendo de los siguientes presupuestos:

                                                        Los individuos participan de manera activa en su propio desarrollo, con la
                                                         capacidad de elegir entre las distintas posibilidades que le brinda su entorno
                                                         cultural, aunque éste último no haya sido elegido por ellos.

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                                                                                                                                          REFERENTE TEÓRICO
                                        El desarrollo no puede ser explicado en términos de causa y efecto, de estímulo
                                         y respuesta. Es un proceso de acciones complejas, mediado culturalmente.

                                        La cultura no se puede tomar como un elemento genérico o puramente con-
                                         textual sino que se debe definir desde la perspectiva de las propias personas
                                         que la reciben y la desarrollan.

                                        Existen ciertas características del desarrollo que se pueden hacer extensivas a
                                         todos los sujetos, pero que se concretan en realidades diferentes en cada cultura.

                                       La perspectiva culturalista sobre el desarrollo infantil se encuentra en estrecha
                                       relación con la segunda de las comunalidades, que se desprende de los trabajos
                                       de investigación sobre el desarrollo infantil: la mirada interaccionista. Este enfo-
                                       que plantea que los procesos de desarrollo del niño y de la niña se estructuran a
                                       partir de la relación que establecen con los adultos y con otros niños y niñas en
                                       el contexto de las prácticas culturales de crianza y educación.

                                       Esta mirada se fundamenta en los trabajos de Vygotsky, quien afirmó que las
                                       funciones psicológicas superiores tienen su origen en las relaciones sociales, en
                                       las interacciones entre los sujetos. El desarrollo infantil, según esto, tiene una
                                       naturaleza contextual e interactiva, que puede ser atribuida a la participación de
                                       los niños y las niñas en las prácticas socializadoras propias de las culturas.

                                       Ahora bien, profundizando en la perspectiva abierta por Vygotsky, algunos auto-
                                       res contemporáneos han buscado rescatar aún más el papel de los niños y niñas
                                       como participantes activos en su desarrollo. Con este horizonte, en la actualidad
                                       Bárbara Rogoff plantea el desarrollo infantil como un aprendizaje que

                                            “… tiene lugar a través de la participación guiada en la actividad social
                                            con compañeros que apoyan y estimulan su comprensión y su destreza
                                            para utilizar los instrumentos de la cultura. La base sociocultural de
                                            las destrezas y las actividades humanas […] es inseparable de la base
                                            biológica e histórica de la especie humana” (Rogoff, 1993).

                                       Según lo anterior, el desarrollo infantil se contextualiza, no solo en el ámbito de
                                       las prácticas culturales locales sino, además, en el marco de las relaciones sociales
                                       que conforman la vida cotidiana de niños y niñas. De aquí que Rogoff (1993)
                                       afirme que

                                            “… los niños llegan a compartir la visión del mundo que tiene su co-
                                            munidad, a través de la estructura de las actividades e interacciones en
                                            las que participan, tanto si en ellas existe un interés explícito de ense-

                                                                                            Secretaría Distrital de Integración Social   31



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CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS


                                                            ñar como si dicho interés está ausente. En la medida en que los niños
                                                            empiezan a buscar activamente guía y participación, el proceso sigue
                                                            desarrollándose, incluso cuando los adultos están centrados en otras
                                                            cosas o comprometidos en actividades en las cuales preferirían que los
                                                            niños no se involucrasen”.

                                                      De este modo, la mirada interaccionista atribuye una gran importancia a los en-
                                                      tornos de desarrollo de los niños y las niñas, por cuanto la disposición de estos
                                                      ambientes determina la calidad de las interacciones y de las situaciones que jalo-
                                                      nan el desarrollo infantil.

                                                      Con relación a esta idea, Rogoff (1993) formula el concepto de “participación
                                                      guiada”, como un fenómeno o proceso común a todas las culturas, en el cual se
                                                      da la participación del niño y la niña en actividades que las culturas disponen de
                                                      manera específica para su socialización y vinculación al conjunto de la sociedad,
                                                      a través de un adulto que guía la actividad.

                                                      En la participación guiada, según Rogoff (1993), tanto el niño como el adulto
                                                      desempeñan papeles entrelazados “… de tal manera que las interacciones rutina-
                                                      rias entre ellos y la forma en que habitualmente se organiza la actividad propor-
                                                      cionan al niño oportunidades de aprendizaje tanto implícitas como explícitas”.

                                                      Desde esta perspectiva el desarrollo tiene que ver con el papel activo del niño en
                                                      su propio aprendizaje, y el apoyo, también activo, que le prestan los adultos que
                                                      guían las actividades y otros niños y niñas que participan en ellas. Es así como a
                                                      través de su participación en las actividades guiadas por los adultos que los niños
                                                      y las niñas alcanzan de manera progresiva niveles más elaborados y complejos de
                                                      desarrollo.

                                                      Con estos referentes, el desarrollo infantil se puede caracterizar como un proceso
                                                      que:

                                                       Se construye gracias a la participación de niños, niñas y adultos (padres o
                                                        cuidadores) como sujetos activos de su propio desarrollo, que buscan cada vez
                                                        márgenes más amplios de autonomía.

                                                       Reconoce las singularidades propias de cada niño o niña en su proceso de de-
                                                        sarrollo.

                                                       Reconoce la existencia de similitudes en relación con las características del
                                                        proceso de desarrollo de sus pares y que obedecen a factores de carácter físico,
                                                        fisiológico, biológico, social y psicológico.

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                                        Supone el reconocimiento por parte de padres y cuidadores de las señales que
                                         contribuyen a hacer visible el proceso de desarrollo y reacomodar así su papel
                                         dentro del proceso de participación guiada. Esta lectura de las señales está
                                         orientada por un saber formal, un saber generacional, una historia, y un estado
                                         o situación afectiva o emocional.

                                        Implica un reconocimiento por parte de los adultos acerca de sus saberes, sus
                                         actuaciones y sus sentimientos en relación con el niño o la niña y con la crianza
                                         y sus circunstancias.

                                       Ahora bien, el desarrollo solo será posible en la medida que éste se aborde desde los
                                       principios formulados en la CDN al concebir al niño y la niña como sujetos plenos
                                       de derechos y activos de su propio desarrollo en interacción con su entorno.

                                       La creación de condiciones para un desarrollo pleno de los niños y las niñas exige
                                       la garantía del derecho a la protección cuidado y atención de la salud de la madre
                                       antes, durante y después del parto; la atención y disposición de servicios de salud
                                       e inmunización contra enfermedades al niño; la disposición de una alimentación
                                       con los nutrientes necesarios para el niño y demás aspectos que afectan el desa-
                                       rrollo orgánico.

                                       Sin embargo, como se anotó, el desarrollo de las capacidades humanas está de-
                                       terminado no solo por el elemento biológico, sino por las interacciones y los
                                       procesos comunicativos cotidianos que se constituyen en la base y la fuente de
                                       aprendizajes y construcciones permanentes. En tal sentido, juegan un papel muy
                                       importante: el derecho a la educación, a la participación, al juego, a una vida sin
                                       violencias, ni discriminación, es decir a ambientes protegidos y estimulantes para
                                       potenciar las capacidades humanas de niños y niñas.

                                       De esa manera, en correspondencia con el planteamiento de la CDN en cuanto a
                                       que el fin último de los derechos es el desarrollo integral, las valoraciones en tor-
                                       no a los derechos del niño en determinado grupo social o país, deben sustentarse
                                       en la visión integral de las interrelaciones entre las condiciones biológicas y socia-
                                       les, económicas y culturales en las cuales crece el niño (Cuevas Jiménez, 2005).

                                       Para expresar de manera más gráfica lo anterior se propone un paralelo entre el
                                       modelo capacitante–discapacitante de Brandt y Pope (1997) (Ver Figura No. 9),
                                       sobre las condiciones requeridas para el desarrollo pleno de los niños y las niñas.
                                       En este modelo, la persona se presenta a través de un cuerpo, el cual puede tener
                                       condiciones potenciales de discapacidad. Este individuo se encuentra sobre una
                                       malla, que representa el ambiente, la cual puede o no soportar las condiciones

                                                                                            Secretaría Distrital de Integración Social   33



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CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS


                                                                en que se desarrolla la persona. En este modelo el estado capacitante se presenta
                                                                cuando la malla es fuerte en soportes tanto ambientales como personales. Por el
                                                                contrario, se habla de estados discapacitantes cuando los apoyos de una u otra
                                                                variable son insuficientes.


                                               Figura No. 9:
                                 Modelo de Brandt y Pope
                          aplicado a un sistema integral del
                          desarrollo de los niños y las niñas



                                                                             "Los niños y las niñas"
                                                                               (con condiciones genéticas,
                                                                                 biológicas y capacidades)




                                                    Ambiente social                                                 Ambiente físico
                                            Condiciones socioecómicas                                          Condiciones de seguridad
                                            Prácticas culturales asociadas                                   (en la casa, la calle, el jardín),
                                              a los derechos (familias,                                         ambientes pedagógicos,
                                           institutciones, comunidades)                                      acceso a espacios, ambientes
                                                                                                                  sanos (condiciones
                                              Inclusión en procesos de                                       ambientales del aire, la calle,
                                                    participación                                                     basuras, etc.)
                                           Inclusión servicios/sistema de                                       Ambientes con acceso
                                                    protección                                                  a objetos que permitan
                                                                                   Ambiente propicio
                                                                                                                  explorar, aprender,
                                                                                    para el desarrollo
                                                                                                                     desarrollarse




                                                                                 DESARROLLO
                                                                                  INTEGRAL

             34   Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe




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                                       EL PAPEL DE LA FAMILIA EN EL DESARROLLO INFANTIL

                                       La perspectiva interaccionista del desarrollo infantil otorga un significado muy
                                       importante al papel de la familia en la promoción del desarrollo de los niños y las
                                       niñas por el rol que pueden cumplir en el proceso de participación guiada que
                                       postula Rogoff (2003).

                                       En los siguientes apartados se desarrollarán algunos aspectos que inciden de ma-
                                       nera directa en la forma como el desarrollo infantil puede promoverse, o por el
                                       contrario, limitarse, en el contexto de las interacciones familiares según las carac-
                                       terísticas que adquieran las vinculaciones afectivas, las relaciones de poder o los
                                       procesos interactivos y comunicativos.

                                       Vinculación afectiva y desarrollo emocional de los niños y las niñas

                                            “Una de las características centrales de la relación familiar es el tipo de
                                            afecto que se construye en ella. Desde el afecto, se cuida, se reconoce
                                            y se es solidario, sin esperar recompensa”. (Política pública de familia
                                            en Bogotá, p. 40).

                                       Durante la gestación y la primera infancia, las condiciones de madurez biológica
                                       obligan a los adultos de su entorno familiar a prestar todos los cuidados para su
                                       supervivencia y su desarrollo. Desde una perspectiva psicológica, el niño o la niña
                                       requiere de vínculos afectivos con sus cuidadores que le garanticen, entre otras
                                       cosas, un apego estable, contención de sus impulsos y seguridad de ser amado y
                                       aceptado.

                                       Según Bowlby (1985, 1995), los seres humanos tienen una tendencia primaria
                                       (no aprendida) o una propensión “a establecer sólidos vínculos afectivos con
                                       otras personas determinadas”.

                                       Estos vínculos producen comportamientos de apego que buscan la proximidad
                                       con otra persona, la cual, en general, es considerada “como más fuerte y/o más
                                       sabia”. Este tipo de comportamiento de apego es especialmente evidente durante
                                       la primera infancia, y disminuye en intensidad a lo largo del desarrollo.

                                       El lazo afectivo propio del vínculo impulsa a las personas a permanecer juntas
                                       en el tiempo y en el espacio, procurando mantener cierto grado de proximidad
                                       “que permita tener un contacto físico en algunas circunstancias o comunicarse a
                                       distancia entre otras” (Ainsworth y Bell, 1970). Esto es observable con claridad
                                       en el vínculo establecido entre el niño o niña y sus cuidadores significativos, en
                                       las amistades de la adolescencia y en las relaciones de pareja.

                                                                                           Secretaría Distrital de Integración Social   35



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CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS


                                                       Los vínculos afectivos se caracterizan por estados intensos de emoción: alegría de
                                                       estar con la persona con quien se está vinculado; desolación si se la pierde; sensa-
                                                       ción de seguridad si se mantiene el vínculo. Y cuando por alguna circunstancia, la
                                                       proximidad característica del vínculo se rompe, cada persona buscará restablecerla.

                                                       Los vínculos afectivos se establecen durante toda la vida: en la relación madre/padre-
                                                       hijo/hija; con los hermanos o hermanas; con los amigos especiales; con las parejas. Y
                                                       los de la vida adulta van a depender, en alto grado, de los vínculos primarios de la in-
                                                       fancia, particularmente de los establecidos con el padre y la madre o con los cuidado-
                                                       res significativos que les colaboren o los reemplacen en caso de ausencia permanente.

                                                       En la relación paterno/materno filial, el cuidador se convierte en una “base de
                                                       seguridad” a la cual el niño o la niña acude a través del tiempo y de las situacio-
                                                       nes (Posada y cols., 1995). Bowlby (1995) describe el concepto de “base segura”
                                                       al expresar que las personas son más felices y desarrollan mejor sus capacidades
                                                       cuando piensan que tras ellas hay una o más personas en quien confiar y a quien
                                                       acudir en busca de ayuda cuando se presenten dificultades. Estas personas se
                                                       convierten en una base segura desde la cual operar.

                                                       En esta relación entre el cuidador significativo y el niño y la niña, el comporta-
                                                       miento del adulto y el tipo de interacción que se establezca, determina la calidad
                                                       del vínculo y de la base de seguridad. Es así como una adecuada identificación
                                                       de las señales y necesidades del niño o la niña y una pronta, sensible y estable
                                                       respuesta por parte del cuidador, envían mensajes de seguridad al niño o la niña,
                                                       quien va construyendo confianza en el adulto, y lo toma como base segura den-
                                                       tro de su proceso de desarrollo.

                                                       Todo el sistema de interacciones entre el adulto y el niño o la niña van creando
                                                       unos estilos de apego, los cuales se desarrollan muy tempranamente y se mantie-
                                                       nen generalmente durante toda la vida (Bartholomew, 1997, citado por Valdez,
                                                       2007). Esto deriva en la formación de un patrón interno en el cual se integran
                                                       tanto creencias acerca de sí mismo y de los demás, como juicios que influyen en la
                                                       formación y el mantenimiento de las dinámicas relacionales durante toda la vida
                                                       del individuo (Bradley y Cafferty, 2001, citado por Valdez, 2007).

                                                       Los patrones de apego en las relaciones del niño o niña pequeño con su cuidador,
                                                       se han clasificado en cuatro (Valdez, 2007):

                                                        Apego seguro: Los niños o niñas ven su figura vincular como base segura para
                                                         explorar los alrededores. Tratan a los extraños de forma diferenciada a esta
                                                         figura vincular y la buscan activamente para que los proteja.

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                                        Apego ambivalente: Los niños y niñas con este tipo de apego buscan acercarse
                                         a su figura vincular durante las situaciones de mayor tensión, pero una vez
                                         conseguido este acercamiento buscan deshacerlo.

                                        Apego evitativo: Son niños o niñas que no distinguen entre su figura de apego
                                         y la de un extraño, tratándolos de la misma forma y en caso de ausencia de la
                                         figura vincular, la ignoran cuando regresa.

                                        Apego desorganizado: Los niños y niñas, que tienen este patrón, despliegan
                                         una serie de conductas contradictorias cuando se reencuentran con su figura
                                         de apego, asociadas a emociones de miedo y ansiedad.

                                                                Estos patrones de interacción y de apego formados en
                                                                la temprana infancia, dependen en gran medida de los
                                                                modos de comportamiento del cuidador significativo, de
                                                                su sensibilidad y del tipo de respuesta que tenga hacia los
                                                                pedidos del niño o niña. Los cuidadores más sensibles,
                                                                accesibles y que responden, aceptan e interactúan positi-
                                                                vamente, generan mayor autoconfianza en el niño o niña,
                                                                confianza de éste en su cuidador y placer por estar en su
                                                                compañía. Son cuidadores que entienden la importancia
                                                                de crear ambientes seguros, tanto físicos como psicoló-
                                                                gicos, y ambientes estimulantes que promuevan además
                                                                de seguridad, autonomía progresiva. Por el contrario, los
                                                                comportamientos poco sensibles o muy ambivalentes e
                                                                inestables promueven menos estas características relacio-
                                                                nadas con la confianza básica.

                                                                 En consecuencia, para el desarrollo social y afectivo de los
                                                                 niños y las niñas en su temprana infancia es necesaria la
                                                                 presencia de, por lo menos, una persona a la cual apegar-
                                                                 se, que proporcione una base segura para el crecimiento y
                                                                 promueva el desarrollo de la confianza y la seguridad en
                                                                 sí mismo. El establecimiento de un buen vínculo afectivo
                                       brinda al niño o niña la certeza de tener una persona en quién confiar y alter-
                                       nativamente una persona que confía en él o ella. Esto promueve autoconfianza,
                                       que facilita a su vez la posibilidad de relaciones interpersonales confiables, sanas y
                                       afectuosas, y de una autonomía basada en la confianza en sí mismo y en los demás.

                                       Por otra parte, es importante señalar que los patrones descritos arriba se man-
                                       tienen en su estructura básica a lo largo del desarrollo por cuanto “las clases de

                                                                                            Secretaría Distrital de Integración Social   37



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CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS


                                                       experiencias que una persona tiene, en especial durante su infancia, afectan en
                                                       gran medida tanto a sus expectativas de hallar o no más adelante una base perso-
                                                       nal segura” (Bowlvy, 1995). Y en sentido inverso:

                                                             “las expectativas que una persona tiene, así como el grado de capa-
                                                             cidad que aporta, desempeñan un importante papel para determinar
                                                             las clases de personas con las cuales se asocia, y también cómo dichas
                                                             personas la tratan. Debido a estas interacciones, cualquier patrón que
                                                             se establezca primeramente tiende a persistir” (Bowlvy, 1995).

                                                       Algunos de los patrones de apego que muestran dificultades son los de excesiva
                                                       dependencia, los de angustia en el apego, los de autoconfianza compulsiva (la
                                                       persona mantiene una actitud de dureza y alejamiento en las relaciones con los
                                                       demás en una autoconfianza aparente) o los de frialdad o falta de apego. Y estos
                                                       patrones se mantienen al establecer una relación de amistad, de pareja, de pater-
                                                       nidad/maternidad, de jefe o subalterno. Y posiblemente, cuanto más intensas
                                                       sean las emociones de una relación, se harán más dominantes los modelos de
                                                       apego vividos en la infancia.

                                                       Por ello, en las relaciones de pareja es común observar el establecimiento de
                                                       vínculos muy fuertes e intensos que con frecuencia reproducen los patrones
                                                       vinculares establecidos en la niñez. Al respecto González de Rojas (1995) se-
                                                       ñala que en las relaciones de pareja, por ser un tipo de vínculo de tanta fuerza
                                                       afectiva, las personas despliegan tanto elementos sanos y asertivos sobre la ma-
                                                       nera de vincularse, como los conflictos no solucionados en la infancia. Ambos
                                                       elementos inciden en la elección de la pareja y en la forma como se establezca la
                                                       relación. Cuando los vínculos infantiles han dejado muchos vacíos o conflictos
                                                       no resueltos, éstos adquieren un gran peso dentro de la pareja convirtiéndose
                                                       en una carga para la relación. Por el contrario, un vínculo seguro durante la
                                                       infancia contribuye a que la pareja pueda construirse sobre la base del comple-
                                                       mento para compartir, más que sobre elementos de dependencia o necesidades
                                                       no solucionadas.

                                                       Es importante resaltar además, que al ser la pareja un sistema de relaciones entre
                                                       dos personas, se presentan interacciones complejas caracterizadas de manera di-
                                                       versa. En ellas influyen el vínculo afectivo, las expresiones de cariño y la vivencia
                                                       de la sexualidad, que desempeñan un papel importante en la unión amorosa.
                                                       Sin embargo, también existe una serie de factores menos visibles que afectan las
                                                       relaciones y, en muchos casos, son causantes de los rompimientos o conflictos.
                                                       Entre ellos se encuentran:

             38    Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe




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                                                                                                                                         REFERENTE TEÓRICO
                                        Las expectativas (conscientes e inconscientes) que se tienen sobre la pareja y
                                         sobre el papel que ella tiene en la solución de los vacíos o conflictos afectivos.
                                         Según lo que se espere de la otra persona, se va a interpretar su comportamien-
                                         to de manera distinta, haciendo la lectura de sus intenciones de acuerdo con la
                                         forma en que se aprendieron a vivir los vínculos en la infancia.

                                        Las relaciones de simetría o asimetría, en relación con los aportes económicos,
                                         las cargas domésticas, las expresiones afectivas o el poder que asume cada per-
                                         sona sobre la otra.

                                        Los procesos comunicativos en los cuales se hacen interpretaciones a la luz de
                                         las representaciones personales que se tienen de la pareja, interpretaciones que
                                         muchas veces escapan a la consciencia. En estos procesos, con frecuencia las per-
                                         sonas no pueden establecer qué les es propio y qué es del otro. En la medida en
                                         que los vínculos afectivos de la infancia estén más cercanos a los apegos seguros,
                                         estas lecturas sobre la pareja y sobre sí mismo pueden estar menos contaminadas
                                         de elementos inconscientes, facilitando los procesos comunicativos.

                                        La forma como se establece la pareja. La cultura en que vivimos hace una idea-
                                         lización del amor romántico, lo cual, sumado a la necesidad humana de esta-
                                         blecer vínculos afectivos, influye en la tendencia a idealizar a la persona que se
                                         elige para hacer pareja. En la medida en que ese ideal puede ser transformado
                                         en expectativas más reales, hay mayores probabilidades de que el vínculo pueda
                                         sobrevivir de manera sana y relativamente armoniosa, resolviendo los conflic-
                                         tos y creando un ambiente propicio para el desarrollo personal y de la familia.

                                       Cuando las parejas tienen hijos e hijas, estos vínculos afectivos de pareja van a
                                       influir en el desarrollo infantil de acuerdo con las características que tengan. En
                                       la pareja en la cual el conflicto es permanente y se vive un vínculo afectivo ambi-
                                       valente, evitativo o desorganizado, hay mayor probabilidad de que las relaciones
                                       con los niños y las niñas se vean afectadas negativamente. Si existe violencia o
                                       grandes niveles de estrés, la afectación negativa, como se verá en el siguiente
                                       apartado, será mayor.

                                       Por último, en la familia es importante considerar otro vínculo de gran influencia
                                       en el desarrollo infantil: el vínculo fraterno. Éste se instaura dentro de relaciones
                                       horizontales, si se los compara con otras de carácter más vertical como las pater-
                                       no/materno filiales. No obstante, y como los otros vínculos familiares que se han
                                       analizado en este apartado, éste también es complejo y está afectado por diversos
                                       factores.

                                                                                           Secretaría Distrital de Integración Social   39



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                                                       En tal sentido, puede afirmarse que la fratría o grupo de hermanos, se vincula
                                                       de manera particular dentro de la familia, cumpliendo funciones que afectan a
                                                       cada uno de ellos como persona, al grupo de hermanos y a la familia en general.

                                                       Desde la perspectiva de cada uno de los hermanos o hermanas, los vínculos
                                                       fraternos cumplen varias funciones según lo expresa Kancyper (2002): por una
                                                       parte se encuentra la función sustitutiva “como una alternativa para remplazar
                                                       y compensar funciones parentales fallidas” o para ayudar a defenderse de los
                                                       sentimientos hostiles hacia los padres, desplazándolos hacia los hermanos. En
                                                       segundo lugar, está la función defensiva que ayuda a encubrir situaciones con-
                                                       flictivas internas, las cuales se proyectan hacia los hermanos. La tercera función,
                                                       elaborativa, ayuda en el establecimiento de límites, la creación del sentido de ser
                                                       alguien que es diferente de los demás y no parte de otra persona, y en la elabora-
                                                       ción y distanciamiento del poder de los progenitores. Por último, contribuye con
                                                       una función estructurante por cuanto influye en el mantenimiento de procesos
                                                       de identificación y de pertenencia a grupos.

                                                       En los vínculos fraternos se tejen tanto relaciones de hostilidad, marcadas por la
                                                       rivalidad, la envidia y los celos, como lazos de afecto y solidaridad, en los cuales
                                                       se encuentran sentimientos de apoyo mutuo que crean un espacio fraterno, del
                                                       cual se hace parte, al cual se pertenece, en el cual se genera identidad con un par,
                                                       con un semejante cercano. Este espacio de apoyo y solidaridad cumple además
                                                       la función de defensa ante el ejercicio del poder de los progenitores. El grupo de
                                                       hermanos se constituye entonces en un espacio en el cual se puede rivalizar y a la
                                                       vez apoyar, en el cual hay competencia pero también solidaridad.

                                                       Según Galfre (2007), en la temprana infancia y en la edad escolar los vínculos
                                                       fraternos se caracterizan por el predominio de sentimientos hostiles que eviden-
                                                       cian la rivalidad y la lucha tanto por el amor y el cuidado de los padres como por
                                                       los espacios y las cosas. En este momento está presente la fantasía de ser “único”
                                                       y completamente amado por los progenitores. La presencia de los hermanos o
                                                       hermanas mayores rompe esta fantasía, generando la rivalidad fraterna.

                                                       Estos vínculos evolucionan y en la adolescencia y la adultez pueden matizarse ad-
                                                       quiriendo rasgos de diferenciación y autonomía dentro de sentimientos de perte-
                                                       nencia al grupo fraterno. La evolución de los vínculos fraternos va a estar influida
                                                       por la calidad de las interacciones familiares y particularmente por el rol de los
                                                       padres y madres en las relaciones entre los hermanos y hermanas. Del manejo que
                                                       se haga de los conflictos fraternos, así como de la disposición paterna y materna
                                                       para poder entender las rivalidades y diferencias entre hermanos, va a depender la

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                                       evolución del tipo de vínculos entre ellos. Es así como, por ejemplo, la fantasía de
                                       que todos los hijos e hijas son iguales a los ojos de los progenitores, acrecienta las
                                       rivalidades, al igual que las “preferencias” evidentes y masivas por alguno de ellos
                                       o ellas. Del mismo modo, la negación o supresión de los celos y las rivalidades, así
                                       como el restarle importancia a los mismos, tampoco ayuda a los niños y las niñas
                                       a elaborar estos sentimientos, aumentándose la envidia y la culpa.

                                       El ejercicio de poder en la familia y su influencia en el desarrollo infantil

                                       El Currículo para las familias pretende contribuir al cambio de los imaginarios so-
                                       ciales que atraviesan las interacciones entre los miembros de la familia y movilizar
                                       transformaciones en las prácticas de crianza, de tal manera que se favorezca la cons-
                                       trucción de ambientes democráticos y solidarios, en los cuales el respeto por la dife-
                                       rencia y el reconocimiento de la diversidad y la libertad hagan parte de la convivencia.

                                       En primer lugar, es importante entender que las interacciones dentro de las fami-
                                       lias están mediadas por el ejercicio del poder entre géneros y entre generaciones.
                                       La forma como se viva el poder estará determinada por las formas de ejercerlo. Al
                                       respecto Magdalena León distingue cuatro (1997):

                                        El “poder sobre”, que representa las acciones de una persona para lograr que
                                         otras actúen en contra de sus propios deseos. Es la capacidad de afectar los
                                         resultados aún en contra de los intereses y los derechos de los demás. Es un
                                         poder controlador que se manifiesta en la toma de decisiones unilateral. Es una
                                         decisión que se impone. Es un poder coercitivo, manipulador, que incluso mu-
                                         chas veces acalla el conflicto. Puede llegar a expresarse con violencia o fuerza.
                                         En la familia está representado en el autoritarismo adulto.

                                        El “poder para”, cuyo objeto es que por medio de una persona se incluyan
                                         cambios que estimulen la actividad en otros o incrementen su ánimo. Es un
                                         poder generativo o productivo, aunque también puede conllevar resistencia
                                         o manipulación. Permite compartir el poder y favorece el apoyo mutuo. Es
                                         importante para la manifestación de potenciales y para que se logre construir
                                         agendas individuales y colectivas. En la familia se observa a través del ejercicio
                                         de autoridad del adulto que no usa la violencia y es amoroso.

                                        El “poder con”, que se aprecia especialmente cuando un grupo presenta una
                                         solución compartida a sus problemas. Se refiere a que el todo puede ser supe-
                                         rior a la sumatoria de las partes individuales. En la familia se observa cuando,
                                         por ejemplo, tanto adultos como niños y niñas participan activamente en la
                                         construcción cotidiana de las normas de la casa.

                                                                                             Secretaría Distrital de Integración Social   41



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CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS


                                                        El “poder desde adentro”, que puede denominarse poder desde el interior y repre-
                                                         senta la habilidad para resistir el poder de otros, mediante el rechazo a las deman-
                                                         das indeseadas. Se fundamenta en el reconocimiento y análisis de la subordinación
                                                         y de sus causas. Surge del mismo ser y no es dado o delegado. En el caso de los
                                                         niños y niñas, se desarrolla cuando se ha tenido un vínculo afectivo seguro, que
                                                         ha estimulado la autoconfianza y la capacidad de decisión y participación.

                                                       Las relaciones de poder en la familia pueden transformarse, fortaleciéndose pau-
                                                       latinamente hacia el ejercicio de un “poder para” y un “poder con”, a través de
                                                       los cuales se evidencien relaciones basadas en la igualdad, la libertad, el respeto y
                                                       la dignidad, es decir relaciones fundadas en la perspectiva de derechos. Todo lo
                                                       anterior influirá necesariamente en el desarrollo infantil, pues niños y niñas que
                                                       crecen dentro de un ambiente familiar caracterizado por relaciones democráticas
                                                       tendrán mayores posibilidades de desarrollarse como sujetos autónomos, que se
                                                       sienten reconocidos como personas y que tienen la capacidad de participar en
                                                       procesos de decisiones familiares, escolares o comunitarias con una actitud de
                                                       respeto por el otro, propositiva y movilizadora de los derechos propios y del co-
                                                       lectivo con el cual interactúan o al que pertenecen.

                                                       a. El ejercicio del poder en las relaciones entre generaciones en la familia

                                                       En relación con los niños y las niñas, el ejercicio del poder se observa con fre-
                                                       cuencia en los estilos o patrones de crianza usados por los adultos y en los cuales
                                                       confluyen dos dimensiones: el apoyo y el control. El apoyo, más relacionado con
                                                       el tema de los vínculos afectivos, alude a la expresión de afecto de los padres y
                                                       las madres hacia sus hijos e hijas y el apoyo social que les brindan para expresar
                                                       sus emociones, alentar su independencia desde una base segura y estimular su
                                                       desarrollo psicosocial (Aguirre, 2002). El control, más relacionado con el ejer-
                                                       cicio del poder es, según Aguirre (2002), la forma utilizada para ejercer control
                                                       y exigir obediencia en los hijos e hijas. Puede ser ejercido de manera positiva o
                                                       negativa. La primera, presente en relaciones más horizontales, es caracterizada
                                                       por intervenciones en las cuales los adultos se aseguran de que las explicaciones,
                                                       las normas y sus consecuencias, sean comprendidas por los niños y las niñas y les
                                                       brindan espacios para que participen en su construcción. Se estimula la compren-
                                                       sión y reflexión sobre la norma, la autonomía y el descentramiento progresivo
                                                       de sí mismo. Se asimilaría más al ejercicio del “poder para” o el “poder con”. El
                                                       control negativo se caracteriza por el uso de técnicas de control intrusivas, enca-
                                                       minadas a restringir las acciones de los niños y las niñas, más que a orientar su
                                                       comportamiento ejerciéndose así un “poder sobre”.

             42    Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe




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                                       De la interacción de estas dos dimensiones surgen tres estilos de crianza descritos
                                       por Cowan y cols. (1998): autoritativos, permisivos o autoritarios. Los primeros
                                       están caracterizados por un equilibrio entre las dimensiones de apoyo y control,
                                       los segundos privilegian el apoyo y mantienen de manera difusa el control y los
                                       terceros dan gran importancia a la norma y a la autoridad del adulto.

                                       Sin embargo, y en consonancia con lo que se ha venido afirmando sobre relacio-
                                       nes democráticas, más que relaciones entre apoyo y control que proponen las ca-
                                       tegorías de Cowan, es importante resaltar el ejercicio de un “poder con” a través
                                       de un estilo participativo en el cual niños y niñas, de acuerdo con su momento de
                                       desarrollo, puedan participar en las decisiones sobre normas y circunstancias que
                                       les atañen a ellos y ellas o en los cuales están involucrados de una u otra manera
                                       y sobre las consecuencias cuando se ven comprometidos en el incumplimiento de
                                       una norma de manera reiterada. En este estilo,

                                            “se busca que en la familia se establezcan normas y condiciones que
                                            faciliten la convivencia y deben ser acatadas por todos sus miembros.
                                            [...] Las normas son flexibles y no son el único eje de desarrollo ni de la
                                            familia, ni del niño o la niña. Existen también actividades que buscan
                                            el placer y el goce. El afecto no está sujeto al cumplimiento o incum-
                                            plimiento de normas” (Isaza, 2006).

                                       Por otra parte, es importante poner de presente que cuando el poder es ejercido
                                       sobre niños y niñas de forma violenta se generan consecuencias en el desarro-
                                       llo infantil, relacionadas con dificultades en los afectos y la confianza básica,
                                       con lo moral que se orienta a la heteronomía y con la connaturalización de la
                                       violencia como práctica de resolución de conflictos. Además, estudios referidos
                                       por el National Scientific Council on the Developing Child (2005) revelan que
                                       el estrés excesivo, frecuente y prolongado generado por la violencia continua
                                       produce alteraciones en la estructura cerebral, que naturalmente afecta el de-
                                       sarrollo infantil.

                                       Desde otra perspectiva, es necesario entender que dependiendo del tipo de poder
                                       que se ejerce sobre los niños y las niñas y de las características de la estructuración
                                       del sistema de normas de convivencia, se promoverá un tipo de desarrollo moral
                                       u otro. En sistemas más autocráticos y violentos predominará la heteronomía,
                                       mientras en sistemas caracterizados por relaciones más democráticas y participa-
                                       tivas podrá desarrollarse la autonomía moral. Esto puede ser explicado a través
                                       de los modelos teóricos de “construcción racional de valores” o de “construcción
                                       dialógica de la personalidad moral”, en los cuales el principio fundamental de la

                                                                                            Secretaría Distrital de Integración Social   43



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CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS


                                                       formación en moral se orienta a promover las condiciones para desarrollar una
                                                       autonomía que conduzca, en un marco de respeto mutuo, a la elaboración colec-
                                                       tiva e individual de las normas y los valores. En este enfoque, el interés no está
                                                       en el contenido de los valores sino en el proceso mismo de su construcción que
                                                       promueve el desarrollo de la persona moral quien puede, de manera autónoma,
                                                       asumir una posición crítica y reflexiva ante estos valores.

                                                       Desde tal perspectiva de formación en valores, que es coherente con la perspecti-
                                                       va interaccionista de desarrollo expuesta anteriormente:

                                                             “la educación moral supone una tarea constructiva [...] entenderla
                                                             como una tarea de construcción o reconstrucción personal y colectiva
                                                             de formas morales valiosas. La moral ni está dada de antemano ni
                                                             tampoco se descubre o elige casualmente, sino que exige un trabajo
                                                             de elaboración personal, social y cultural. Por consiguiente, no se trata
                                                             de una construcción en solitario ni tampoco desprovista de pasado y
                                                             al margen de todo contexto histórico. Todo lo contrario: es una tarea
                                                             influida socialmente que, además, cuenta con precedentes y con ele-
                                                             mentos culturales de valor que sin duda contribuyen a configurar sus
                                                             resultados” (Puig, 1995).

                                                       De acuerdo con Puig (1995), la personalidad moral se construye a través de las
                                                       experiencias proporcionadas por el mundo social y cultural, cuando éstas plan-
                                                       tean controversia y problemática. Aprovechar tales circunstancias, permite a los
                                                       individuos, desarrollar capacidad crítica sobre ellas y lograr competencias de jui-
                                                       cio (lo racional), de comprensión (razón y emociones) y de autorregulación (lo
                                                       conductual). Esta construcción crítica de la personalidad supone dialogar con
                                                       los demás, pero también dejarse mover por las emociones y en particular por la
                                                       empatía.

                                                       En este contexto, la familia realiza una labor importante en la construcción de la
                                                       personalidad moral al facilitar el aprendizaje crítico de las normas vividas dentro
                                                       de la cotidianidad en un contexto participativo y dialógico, que involucre además
                                                       los sentimientos y emociones de los integrantes con respecto a esas normas o
                                                       límites o a la forma como se viven en la vida cotidiana.

                                                       Si en la familia se evita la imposición autoritaria de las normas y se facilita su
                                                       explicación, discusión y asunción concertada, se logran procesos más críticos de
                                                       desarrollo moral que ayudan a comprender, construir y asumir las normas como
                                                       una forma de cuidar de sí mismo y de los otros, como un modo para lograr el

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                                       desarrollo de valores-guía (justicia, solidaridad, tolerancia) y como una manera
                                       de reconocer al otro y a la otra en la diferencia, respetando sus derechos.

                                       b. Relación de poder entre géneros en la familia

                                       Uno de los desarrollos relevantes de los derechos humanos y de este paradigma
                                       de desarrollo humano está vinculado a la perspectiva de género, la cual es una
                                       herramienta o mecanismo de análisis, que procura explicar el fenómeno de la
                                       desigualdad, de la inequidad y de la singularidad entre hombres y mujeres.

                                       El concepto de género hace referencia

                                            “al tipo de relaciones que se establecen entre hombres y mujeres de una
                                            sociedad particular, con base en las características, los roles y las opor-
                                            tunidades que el grupo social asigna a cada uno de aquellas y aquellos.
                                            En este sentido, la categoría de género identifica diferencias y relacio-
                                            nes determinadas culturalmente, susceptibles de ser transformadas, y
                                            no particularidades biológicas determinadas por el sexo”. (Colombia,
                                            DNP, 2009).

                                       Las relaciones de género en nuestra cultura se han derivado del patriarcado, el
                                       cual se entiende como un sistema cultural y simbólico que regula, desde el re-
                                       ferente padre (patriarca), todos los modos de ser de hombres y mujeres en una
                                       sociedad, así como los modos de relacionarse. Se constituye en una forma de
                                       organización social en la que se asigna a la figura del hombre-padre de manera
                                       exclusiva, la autoridad de mandar y ser obedecido.

                                       Desde este planteamiento conceptual, formas de masculinidad, como el machis-
                                       mo, afectan las relaciones de equidad tanto entre hombres como entre hombres
                                       y mujeres, puesto que encierra una manera de ejercer el poder a partir de la
                                       exigencia de la subordinación y la subyugación, especialmente sobre la mujer, ba-
                                       sados en la suposición de que “un hombre es superior” y en oposición los otros,
                                       y especialmente las mujeres, son “inferiores”, por tanto están supeditadas(os),
                                       constreñidas(os) a la voluntad y al poder (de ese “uno”), ejercidos sobre las de-
                                       cisiones, sobre los cuerpos y sobre todo lo que sea relativo a la autonomía de las
                                       personas. Esta condición se generaliza en la mayor parte de los hombres sobre la
                                       mayoría de las mujeres. El machismo entonces se ejerce sobre las mujeres y coloca
                                       en competencia a los hombres.

                                       En el análisis de las relaciones de poder entre géneros resulta evidente cómo
                                       la violencia de género se articula de manera profunda con las relaciones in-

                                                                                           Secretaría Distrital de Integración Social   45



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                                                                                      ción social de relaciones jerárquicas de poder, en las
                                                                                      relaciones de hombres y mujeres entre sí, de hombres
                                                                                      con hombres y de mujeres con mujeres. En general,
                                                                                      la violencia es propia de las relaciones de dominación
                                                                                      y subordinación dentro de las estructuras jerarquiza-
                                                                                      das y se constituye como un mecanismo para man-
                                                                                      tener el poder.

                                                                                  Tradicionalmente en nuestra sociedad y como una
                                                                                  representación de nuestra cultura, frecuentemente de
                                                                                  manera expresa, pero también de modo sutil, la vio-
                                                                                  lencia de género se ejerce de parte del hombre sobre
                                                                                  la mujer, a través del maltrato físico, psicológico, ins-
                                                                                  titucional, en las formas de referirse a la mujer y de
                                                                                  ridiculizar su rol, en los mensajes transmitidos por
                                                                                  los medios de comunicación o en formas abiertas de
                                                                                  agresión física, abuso, explotación y violación sexual.
                                                                                  Otro ejemplo de violencia de género es la que ejer-
                                                                                  cen los hombres sobre los mismos hombres, cuando
                                                                                  son presionados para que demuestren el poder de su
                                                                                  masculinidad a través de una mayor actividad sexual,
                                                       o por la imposición de un límite a la expresión de sus sentimientos. Este tipo
                                                       de relación de poder se ejerce desde la infancia, como producto del aprendizaje
                                                       social en torno a cómo ser hombres y cómo ser mujeres, que desde el mandato
                                                       de la dominación masculina supone de manera obligada y casi lineal un com-
                                                       portamiento dependiente y subordinado por parte de quien asume el lugar del
                                                       dominado, papel que en una alta proporción es ejercido por la mujer y aprendi-
                                                       do por las niñas, en nuestros contextos sociales.

                                                       Muchos hombres desearían romper con los estereotipos de la masculinidad do-
                                                       minante, fuerte, insensible, racional, centrada en el poder y excluyente de las mu-
                                                       jeres, para transitar por el camino de las expresiones afectivas, de la construcción
                                                       de vínculos fraternos y comunicativos con hijos e hijas, para enaltecer la expresión
                                                       de sentimientos, de tristezas, temor y aceptación de las incapacidades. Pero los
                                                       modelos de socialización en nuestra cultura imponen a los hombres desde niños
                                                       llevar el peso de una masculinidad dominante y de posturas de mucha fuerza,
                                                       totalmente opuestos a los lugares sociales que corresponden a la mujer, dentro
                                                       de un modelo de feminidad, igualmente tradicional, en el cual lo propio es la
                                                       fragilidad, la sumisión y la dependencia.

             46    Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe




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FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA
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                                                                                                                                          REFERENTE TEÓRICO
                                       Desde esta orientación cultural, el hombre también es víctima del rol que le ha
                                       impuesto la sociedad y también sufre las consecuencias de la asimetría en las
                                       relaciones con la mujer, pues debe asumirlo todo de acuerdo con la tradición, lo
                                       cual constituye otra forma de violencia de género. Esta vez desde el poder de la
                                       masculinidad dominante.

                                       Este análisis lleva a ubicar las prácticas discriminatorias y autoritarias que se ejer-
                                       cen sobre los niños, las niñas y los adolescentes, cuando su comportamiento o
                                       actitud rompe con lo esperado de acuerdo con los cánones que predeterminan
                                       la expresión de su feminidad y de su masculinidad. Además, en muchas interac-
                                       ciones familiares se tienden a activar procesos de participación competitivos y
                                       excluyentes, que llevan implícitas formas de discriminación entre los géneros. Por
                                       ejemplo, las niñas aprenden a mantenerse en los límites del cumplimiento de las
                                       reglas y los varones consiguen captar la mayor parte de las veces la atención de los
                                       adultos, a partir de la infracción de las normas, comportamiento que la mayoría
                                       de las veces es aceptado por provenir de lo que se espera socialmente de los varo-
                                       nes y que por el contrario es reprimido en las niñas.

                                       La comunicación en la familia y el desarrollo infantil

                                       Un elemento que media todos los procesos descritos hasta este momento es la
                                       comunicación. Los procesos de vinculación afectiva, de expresión de afecto, del
                                       manejo de la norma, por solo mencionar algunos, están todos relacionados y
                                       se ven afectados por las características de las interacciones en la familia, por los
                                       contenidos que en ellas se expresan y, de manera especial, por los matices de los
                                       estilos que con ellas se llevan a cabo.

                                       En este sentido, entender el importante papel de la comunicación en el medio fa-
                                       miliar implica trascender las definiciones clásicas según las cuales ésta se produce
                                       a través de un emisor, un canal y un receptor, elementos que sin lugar a duda es-
                                       tán presentes, pero que no permiten una comprensión completa de todo aquello
                                       que se despliega en las interacciones humanas.

                                       Desde el enfoque pragmático de la comunicación, se entiende que en las interac-
                                       ciones humanas siempre se comunica algo porque, de acuerdo con Watzlawick y
                                       sus colaboradores (1989), toda conducta es comunicación y es imposible no co-
                                       municarse: “si se acepta que toda conducta en una situación de interacción tiene
                                       un valor de mensaje, es decir, es comunicación, se deduce que por mucho que
                                       uno lo intente, no puede dejar de comunicar”.

                                                                                            Secretaría Distrital de Integración Social   47



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CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS


                                                       Desde esta perspectiva, la comunicación más que un modo de transmisión de
                                                       mensajes es un modo de pensar, de actuar y de relacionarnos con los otros. Al
                                                       usarse comunicación y conducta como sinónimos, la comunicación incluye no
                                                       solo las palabras, sino también los gestos, los comportamientos y los compo-
                                                       nentes propios del contexto interpersonal. En consecuencia, no interesa úni-
                                                       camente lo que un miembro de la familia comunica y el efecto que el mensaje
                                                       tiene, sino el efecto conjunto de las reacciones que se suscitan recíprocamente
                                                       entre quienes interactúan, esto es, la relación que se establece en la comunica-
                                                       ción. Así, la interacción se entiende como un intercambio de mensajes entre las
                                                       personas que se comunican. Estas interacciones tienen, según Watzlawick y sus
                                                       colaboradores (1989), los siguientes elementos que pueden ayudar o dificultar la
                                                       comunicación:

                                                        Lo referencial y lo conativo: El primero alude al contenido o a los datos de
                                                         la comunicación, mientras el segundo hace referencia a la relación entre los
                                                         comunicantes y a la forma como debe entenderse la comunicación. Las difi-
                                                         cultades en los contenidos no causan tantos problemas de convivencia como
                                                         las relativas a la relación. Es el caso de una petición a un niño o niña que en el
                                                         marco de una relación democrática y afectuosa es percibida como un favor y en
                                                         una relación de autoritarismo es sentida como una imposición.

                                                        Comunicación digital y analógica: La comunicación digital se asocia con las
                                                         palabras de las expresiones verbales y escritas. Son los mensajes hablados y es-
                                                         critos. La comunicación analógica tiene relación con lo no verbal y se expresa
                                                         a través de gestos, tonos, ritmo de las palabras, secuencias, etc.

                                                       La comunicación no verbal expresa más elementos que la verbal e incide de ma-
                                                       nera importante en el estilo de relación establecida entre las personas. Frecuente-
                                                       mente no hay consciencia de estos elementos, lo cual los convierte en fuente de
                                                       conflicto en la convivencia porque puede llevar a equívocos. La frase tan común
                                                       de “no fue lo que me dijo, sino el ‘tono’ en que me lo dijo” es un claro ejemplo
                                                       de esta situación.

                                                       Asimismo, lo no verbal expresa muchos elementos de las intenciones dentro
                                                       de las relaciones interpersonales. En el caso de la familia, puede observarse
                                                       claramente en los contactos físicos entre progenitores e hijos, en los tonos de
                                                       voz ante un regaño o ante un elogio, en la cercanía física que se estimula o se
                                                       permite, en la manera de nombrar a los hijos e hijas. La sonrisa o la seriedad
                                                       de la expresión facial del padre o de la madre pueden influir en el tipo de re-
                                                       lación establecida con sus hijos. Y todo esto comunica diversos mensajes sobre

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FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA
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                                       las formas de interacción permitidas y, por consiguiente, sobre las formas de




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                                       convivencia válidas dentro de la familia.

                                        Relaciones simétricas y complementarias: La interacción simétrica se carac-
                                         teriza por “la igualdad o diferencia mínima” mientras la interacción com-
                                         plementaria está basada en “un máximo de diferencia”. En la primera hay
                                         mayor similitud de las personas en la relación mientras en la segunda hay un
                                         predominio de unas sobre otras. Estas relaciones no son impuestas por uno
                                         de los integrantes de la relación “sino que cada uno de ellos se comporta de
                                         una manera que presupone la conducta del otro, al tiempo que ofrece moti-
                                         vos para ella”.

                                         Las relaciones complementarias pueden estar determinadas dentro de un
                                         contexto cultural. Es el caso de la relación padres-hijos, médico-paciente,
                                         maestro-alumno. Sin embargo, dentro de ellas puede haber mayores o meno-
                                         res diferencias, haciendo que tiendan a la complementariedad o a la simetría.
                                         De todos modos, no puede plantearse que las primeras son inadecuadas y las
                                         segundas buenas, pues ambas se presentan en las interacciones humanas y
                                         dependen del tipo de relaciones establecidas por los comunicantes. Además,
                                         para unos aspectos, se funciona dentro de la complementariedad y, en otros,
                                         dentro de la simetría.

                                        El efecto confirmador de la comunicación: Es el reconocimiento que busca
                                         cualquier ser humano que interactúa con otro, puesto que a través de la inte-
                                         racción se está en permanente búsqueda de ser confirmado o reconocido como
                                         ser humano. Sin embargo, en las interacciones las personas también pueden
                                         recibir rechazo, a través de mensajes como “estás equivocado”, lo cual, de
                                         todas maneras, supone algún grado de reconocimiento. Es más grave cuando
                                         en las interacciones existe la desconfirmación o indiferencia que comunica “no
                                         existes”. El rechazo es el mayor causante de conflictos en la convivencia pero,
                                         la desconfirmación puede causar más daño en la identidad personal y afectar
                                         más profundamente la convivencia.

                                       Las anteriores características de la comunicación, y las dificultades que se pre-
                                       sentan en ellas, muestran cómo en la medida en que las familias tengan mayor
                                       claridad sobre los procesos inmersos en sus interacciones podrán comunicarse de
                                       una manera más adecuada, de modo que tanto las relaciones afectivas como las
                                       de poder se caractericen por tener un mayor reconocimiento del otro, hombre
                                       o mujer, adulto, niño, niña o adolescente. Y en este sentido, el trabajo sobre los
                                       procesos de comunicación también va a influir en el desarrollo infantil, pues en

                                                                                         Secretaría Distrital de Integración Social   49



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CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS


                                                       ambientes en los cuales los procesos de interacción sean más claros, las relaciones
                                                       familiares se verán favorecidas y facilitarán los procesos de crecimiento emocional
                                                       y social.

                                                       Un modelo que involucra algunos de estos aspectos estudiados por Watzlawick
                                                       es el de la “comunicación no violenta” que también es conocido como “comuni-
                                                       cación empática”, desarrollado por Marshall Rosenberg (2008), el cual enfatiza
                                                       sobre “la importancia de expresar con claridad observaciones, sentimientos, nece-
                                                       sidades y pedidos a los demás de un modo que evite el lenguaje evaluativo o que
                                                       rotule o defina a los interlocutores o a terceros”.

                                                       Desde este modelo se considera la comunicación empática como todas las ac-
                                                       ciones que intentan satisfacer necesidades humanas evitando el uso del miedo,
                                                       la culpa, la vergüenza, la acusación, la coerción o las amenazas. La apuesta del
                                                       modelo es lograr que las propias necesidades, deseos, anhelos, esperanzas no se
                                                       satisfagan a costa de otra persona. En consecuencia, un principio clave de esta
                                                       comunicación es la capacidad de expresarse sin usar juicios sobre lo que está bien
                                                       o mal, sobre lo que es correcto o incorrecto, resaltando, más bien, la expresión de
                                                       sentimientos y necesidades.

                                                       Tal como lo afirma su autor “la comunicación no violenta es un modelo claro
                                                       y efectivo de comunicación que es cooperativa, consciente y empática” (Rosen-
                                                       berg, 2008).

                                                       Desde esta perspectiva, se asumen dos componentes básicos para lograr una co-
                                                       municación no violenta: una escucha empática y una expresión honesta. En cada
                                                       uno de ellos se desarrollan procesos que incluyen la observación, el reconoci-
                                                       miento de sentimientos, el reconocimiento de necesidades y el establecimiento
                                                       de requerimientos claros.

                                                       El desarrollo de esas habilidades enfatiza en la responsabilidad personal de las
                                                       acciones y de las decisiones que se toman cuando se responde frente a los otros.
                                                       Se trata de esta manera de obtener lo que se quiere por medio de razones que
                                                       no causen arrepentimiento posterior. En las familias con frecuencia ocurre lo
                                                       contrario porque las interacciones, especialmente aquellas que generan tensión,
                                                       desatienden la reflexión y la consciencia sobre lo que se siente, sobre lo que se
                                                       quiere expresar y sobre el uso de las palabras y del lenguaje no verbal.

                                                       La aplicación de este modelo en la familia permite una comunicación más sana y
                                                       promotora del desarrollo para todos sus miembros, porque se centra en el con-
                                                       tacto con lo que cada uno observa, en las razones y causas de lo que se siente, en

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                                       las necesidades subyacentes a esos sentimientos y en la expresión de lo que cada
                                       uno quisiera que ocurriera. Se trata así de poder expresar adecuadamente los sen-
                                       timientos sin atacar, y de comunicar con claridad los requerimientos, de manera
                                       que se disminuya la probabilidad de producir reacciones defensivas, de recibir
                                       mensajes hostiles y críticos, de darse por vencido y de tener efectos negativos
                                       sobre la autoestima. Al respecto Rosenberg (2008) afirma que:

                                            ya sea que nos estemos comunicando con niños o con adultos, ha sido
                                            mi experiencia que, cuando vemos la diferencia entre estos dos objeti-
                                            vos y no estamos tratando de lograr que una persona haga lo que que-
                                            remos sino que estamos tratando de crear una conexión caracterizada
                                            por la consideración mutua, por el respeto mutuo, una conexión en la
                                            cual ambos lados piensan que sus necesidades son importantes y están
                                            conscientes de que sus necesidades y el bienestar de la otra persona
                                            dependen la una de la otra, es asombroso cómo los conflictos que pa-
                                            recen no tener solución se resuelven fácilmente.

                                       Lo interesante del modelo es que supone que el ejercicio del poder no es “sobre”
                                       los demás sino que se ejerce junto con los demás, lo cual, tal como se anotó en
                                       el apartado anterior, está en mayor concordancia con un modelo democrático
                                       de relaciones familiares. Se trata así de un poder basado en la confianza y el
                                       respeto mutuos, lo que hace que las personas se abran y estén dispuestas a escu-
                                       char, aprender y dar de buena voluntad, motivadas por el deseo de contribuir al
                                       bienestar mutuo, en vez de hacerlo impulsadas por el miedo al castigo o por la
                                       esperanza de ser premiadas.

                                       Al estar basada en la confianza, este tipo de comunicación procura resignificar
                                       en las familias —y en especial en los padres y madres— que el uso de exigencias
                                       o imposiciones no ayudan al desarrollo de la autonomía y de la libertad de hacer
                                       las cosas por decisión propia. No se trata de ser permisivos o de una carencia para
                                       brindar a hijos e hijas las guías que necesitan, se trata de entrar en contacto con
                                       las propias necesidades, sentimientos y deseos, reconociendo que eso mismo su-
                                       cede en el otro o en los otros que están presentes en las interacciones cotidianas.

                                       El contacto empático entre los miembros de la familia es el fundamento para es-
                                       tablecer vínculos y promover el desarrollo de niños y niñas, y en general de todos
                                       quienes conforman una familia. Asumir una actitud empática significa recorrer
                                       un camino de reflexión sobre lo que se hace, reconocer lo que pasa en el plano
                                       individual y tomar consciencia sobre la manera como los comportamientos verba-
                                       les y no verbales afectan el complejo proceso de cualquier interacción cotidiana.

                                                                                          Secretaría Distrital de Integración Social   51



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CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS


                                                      LA FAMILIA COMO ESPACIO DE FORMACIÓN DEMOCRÁTICA

                                                      Los niños y las niñas se desarrollan en contextos sociales, culturales, económicos,
                                                      políticos e históricos particulares, que avanzan en la construcción de ciudadanías
                                                      y por tanto de democracia. Los principios rectores de esa democracia promueven
                                                      la autonomía, la participación, la equidad y la justicia, y cuestionan la exclusión
                                                      social. Todo ello favorece la construcción de ambientes adecuados para el desa-
                                                      rrollo de los niños y las niñas.

                                                      En corresponsabilidad, la familia y el Estado proveen condiciones de desarrollo
                                                      de la democracia, concretando en sus formas de existencia familiar y social la so-
                                                      lidaridad, como medio y fin de la cohesión social, en la que se cuestionen frente
                                                      a las condiciones de exclusión, violencia y pobreza que históricamente la sociedad
                                                      ha venido sufriendo.

                                                      Las familias, los niños y niñas tienen la oportunidad de legitimar la democracia y
                                                      la ciudadanía a partir de la redefinición de las relaciones de convivencia y del re-
                                                      conocimiento del carácter político y transformador del entorno de los individuos
                                                      y de los grupos sociales.

                                                      La sociedad ha aplazado por largo tiempo el reconocimiento de los niños y niñas
                                                      como ciudadanos y ciudadanas. Por ello, se plantea la importancia de plantear un
                                                      derrotero que establezca como meta hacer efectiva la ciudadanía de niños y niñas,
                                                      para hacer realidad el ejercicio de sus derechos.

                                                      Familia y ciudadanía

                                                      La institución familiar ejerce un papel esencial en la democratización de las cos-
                                                      tumbres, porque es en su vida cotidiana donde se generan y fortalecen los valores
                                                      que posibilitan actitudes respetuosas, intercambios afectivos y compromisos vita-
                                                      les. Es un lugar estratégico para sustentar el cambio social a partir de sus formas
                                                      de estructuración, rituales, espacios y tiempos en una dinámica que genera ten-
                                                      siones entre lo instituido y el reto por el cambio.

                                                      Sin embargo, el ámbito de lo privado no es el único espacio en el cual la familia
                                                      moviliza el cambio social, pues este no es viable si se asume desde una perspectiva
                                                      puramente individual. Requiere de acciones colectivas que proyectan al ámbito
                                                      de lo público las construcciones de lo privado.

                                                      Por otra parte, el ejercicio de la ciudadanía es permanente y amplía las capa-
                                                      cidades y posibilidades de las familias para favorecer el desarrollo de los niños
                                                      y las niñas. La ciudadanía tiene relación con un proyecto de democracia y de

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FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA
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                                       sociedad civil, cuyo fundamento y finalidad se encuentran en el reconocimiento
                                       de las personas como sujetos de derecho. La ciudadanía tiene relación también
                                       con la posibilidad de convivir con las demás personas democráticamente, bajo
                                       los principios de igualdad, respeto mutuo, autonomía y libertad individual (Zu-
                                       luaga, 2004). Significa, además, la apropiación reflexiva y consciente del papel
                                       que desempeña cada persona en la calidad de las interacciones con los otros y
                                       con las otras y con el entorno físico y ambiental, es decir “sentirse parte de” y,
                                       en esa medida, actuar en consecuencia para una preservación armónica de esas
                                       relaciones.

                                       El concepto de ciudadanía ha ido evolucionando con el tiempo y su construcción
                                       ha estado influenciada por diversos elementos, tales como: los niveles de desarro-
                                       llo democrático de las sociedades; los enfoques de desarrollo con sus ideologías
                                       subyacentes; la importancia asignada a la formación política a través de la edu-
                                       cación; la legitimidad política alcanzada por los gobiernos y los gobernantes; las
                                       dinámicas políticas que alejan o acercan a los ciudadanos a la institucionalidad,
                                       entre otras.

                                       Actualmente la ciudadanía se asume más allá de sus aspectos formales y se con-
                                       cibe como una creación y construcción política multidimensional. Turner, citado
                                       por Benedictino y Morán (2002), propone un tipo de ciudadanía construida des-
                                       de dos dimensiones: por una parte la dimensión activa/pasiva que trata de captar
                                       si la ciudadanía crece de abajo hacia arriba o viceversa; y por otra, la dimensión
                                       público/privado que analiza si se vincula al ámbito privado del individuo o al
                                       ámbito público de la acción política.

                                       Según Benedictino y Morán (2002), el eje activo/pasivo hace referencia a la lógi-
                                       ca predominante del funcionamiento de la ciudadanía, en la cual junto a las ac-
                                       ciones individuales hay que incluir la movilización de los grupos y organizaciones
                                       sociales. También alude al conjunto de prácticas de la ciudadanía que se desarro-
                                       llan en la esfera pública y a los diseños institucionales que pretenden establecer
                                       una determinada relación entre pertenencias sociales, derechos y participación, y
                                       el papel que juega el Estado.

                                       A la luz de estos planteamientos, una familia democrática y moderna es aquella
                                       que se reconoce a sus miembros como sujetos en condiciones de igualdad, inde-
                                       pendientemente del sexo y la edad, que promueve la autonomía y la autodeter-
                                       minación en su vida privada, pero que además se construye como sujeto político
                                       para el ejercicio ciudadano de sus miembros. Ello le da la posibilidad de incidir en
                                       lo que la afecta desde lo público y lo político (Ver Figura No. 2).

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CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS


                                           Figura No. 2:
                            El ejercicio de la ciudadanía   Privado                                                                   Público
                                      un continuo entre
                                               lo público
                                             y lo privado




                                                                Vida cotidiana                                             Uso de mecanismos de
                                                             Cuidado de sí mismo               Ejercicio de sus             participación formal
                                                                  y de otros                  responsabilidades               Organización a
                                                             Redimensionamiento               éticas, educativas,             través de redes
                                                               de las relaciones                   laborales
                                                                                                                               Movilizaciones
                                                             de poder por género              Responsabilidades              orientadas por sus
                                                                    y edad                     sobre su propia               intereses y, en este
                                                               Construcción de                  cualificación                  caso, del interés
                                                               proyecto de vida                                               superior del niño


                                                            Los cambios de un esquema de familia tradicional a uno más igualitario, formu-
                                                            lan a sus miembros nuevos intereses y formas de ciudadanía, más reflexiva, en
                                                            torno a objetivos comunes. En este escenario los niños y las niñas entran a ser
                                                            actores de este proceso, en la medida que las movilizaciones y organizaciones so-
                                                            ciales están poniendo en la agenda política temas tradicionalmente no incluidos,
                                                            como es el caso de la participación infantil.

                                                            De esta manera el ejercicio de la ciudadanía por parte de las familias recibe in-
                                                            fluencias de tendencias globales que se reconstruyen y representan en la esfera de
                                                            la vida cotidiana particular de cada familia.

                                                            Por ello, hablar del ejercicio de la ciudadanía por parte de las familias, necesaria-
                                                            mente remite a preguntarse sobre el papel que juegan los niños y las niñas en la
                                                            reglas de la democracia. Una ciudadanía reflexiva, que involucre a los niños y las
                                                            niñas en el debate y los ayude a preparar para su participación activa en el mismo,
                                                            solo será posible en tanto su reconocimiento como sujetos de derechos se haga
                                                            tangible a través de las prácticas que tanto la familia como la sociedad desplie-
                                                            guen en los ámbitos públicos y privados de la vida cotidiana.

                                                            Por otra parte, y pensando en los actores que promueven el desarrollo infantil,
                                                            y como parte del ejercicio ciudadano, es importante poner de presente las rela-
                                                            ciones de corresponsabilidad entre el Estado, la sociedad y la familia, con el pro-
                                                            pósito común del desarrollo de los niños y las niñas, de modo que se potencien
                                                            recursos y esfuerzos dirigidos a obtener mejores efectos, resultados e impacto de
                                                            los programas y servicios que se ofrecen para promover sus derechos.

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                                       En este contexto, es responsabilidad del Estado garantizar los mecanismos y pro-
                                       cedimientos que posibiliten la participación responsable de las familias y deman-
                                       darle a ellas organizarse en grupos o redes en función de los intereses y necesida-
                                       des de los niños y las niñas, y constituirse alrededor de propósitos comunes, que
                                       favorezcan el desarrollo de sus miembros y de la familia como unidad.

                                       Para ello, la formación a familias debe prever el fortalecimiento de las capa-
                                       cidades, habilidades y condiciones para que se relacionen con el ámbito de lo
                                       público, complementando con ello la creación de los ambientes enriquecidos
                                       para el pleno desarrollo de los niños y las niñas, desde una perspectiva de co-
                                       rresponsabilidad.

                                       Apropiarse de lo público significa el reconocimiento y valoración de los contextos
                                       más inmediatos que de manera progresiva permitan, por un lado, el acceso a los
                                       servicios y, por el otro, el desarrollo del sentido de pertenencia necesario para
                                       hacer de la ciudad un espacio promotor del desarrollo infantil y familiar.

                                       Participación de las familias

                                       En primer lugar es importante considerar que la participación es el camino por
                                       el cual el ejercicio de la ciudadanía de las familias se hace posible. Sin embargo, a
                                       pesar del histórico reconocimiento de la familia como eje nuclear de la construc-
                                       ción de una sociedad, es relativamente nuevo que se la considere como “unidad
                                       de derechos” y “actor social y público”, lo cual hace que tanto espacios como
                                       mecanismos de participación se estén construyendo y definiendo hasta ahora.

                                       Es por esto que, si bien existen mecanismos de participación y diseños institu-
                                       cionales que gradualmente se abren al diálogo en una sociedad, es necesario que
                                       éstos también demarquen, visibilicen y viabilicen de forma explícita los modos
                                       en que la familia, como unidad de derecho, se conforma como sujeto colectivo
                                       participante más allá de que cada uno de sus miembros lo sea. En este contexto,
                                       ciudadanía, participación y organización conforman una relación necesaria en la
                                       búsqueda de vías que potencien a la familia como protagonista del cambio social
                                       y no solo en el ámbito de la vida cotidiana privada, sino también en lo público.

                                       En tal sentido, un análisis del concepto de participación puede aportar elementos
                                       para la definición de la participación de las familias, que en últimas se traduce
                                       en las acciones que sus miembros logren desarrollar como unidad y en relación
                                       con otros.

                                                                                           Secretaría Distrital de Integración Social   55



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CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS


                                                       Al respecto, Alguacil (2005), ubica el concepto de participación en la teoría de
                                                       las necesidades y del enfoque de desarrollo a escala humana y por ello considera
                                                       que es una necesidad humana que debe ser realizada mediante la dinamización
                                                       de procesos diversos y continuos que interactúan entre sí.

                                                       Añade este autor que el concepto de participación es polisémico y está influen-
                                                       ciado por múltiples aspectos, tales como los intereses, las posiciones de poder,
                                                       la ideología, los valores, la posición social y la posición dentro de las estructuras
                                                       administrativas y organizacionales. Esto ha hecho que en ocasiones se vuelva un
                                                       lugar común pero ausente de contenido, o que sea utilizada para legitimar ac-
                                                       ciones o decisiones sin que involucre la participación genuina de los actores sino
                                                       como una simple formalidad (Alguacil, 2005).

                                                       En la participación genuina están presentes procesos de construcción, produc-
                                                       ción de conocimiento, comunicación y aprendizaje, los cuales generan desarrollo,
                                                       satisfacción y crecimiento individual y colectivo. La realización de estos procesos
                                                       se constituye en espacios de solidaridad, diálogo y cooperación, que tienen como
                                                       intencionalidad mejorar las condiciones de existencia.

                                                       Ahora bien, la participación se satisface en primer lugar en el ámbito de la vida
                                                       cotidiana y se basa en un conjunto de procedimientos y procesos de interacción
                                                       en los cuales las personas entran en relación simétrica y recíproca de comunica-
                                                       ción, cooperación y corresponsabilidad, de procesos de construcción de conoci-
                                                       miento y toma de consciencia, vinculados por un interés y en un lugar que les
                                                       da identidad y pertenencia. Es decir que la participación debe estar integrada a
                                                       espacios significativos para las personas y los grupos, permitiendo un proceso
                                                       genuino y con sentido.

                                                       Ello quiere decir que la participación no es igual siempre para todas las personas ni
                                                       en todas las circunstancias. La posibilidad real de participación de los ciudadanos
                                                       es diferencial en relación con la capacidad de las instituciones para generar espacios
                                                       de diálogo y concertación que influyen sobre los diferentes niveles de participación
                                                       a los que puede acceder la ciudadanía, como se observa en la figura No. 3.

                                                       Los diversos procesos que pueden surgir desde estos niveles de participación son
                                                       variados y dependen en gran medida de las estructuras de poder y toma de deci-
                                                       siones, y de la legitimidad otorgada o no sus actores (el poder dado). Dependerá
                                                       también el grado de autonomía y autodependencia que se logre.

                                                       En el ámbito de lo público, la participación de las familias implica conocimien-
                                                       tos, información, habilidades y actitudes que aporten a la construcción de una

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                                                                                                                                                            REFERENTE TEÓRICO
                                                          relación de corresponsabilidad eficiente y equitativa. Presupone, también, una
                                                          mirada integral a lo público y lo social, que de manera simultánea con el mejora-
                                                          miento de las relaciones al interior de la familia generen una línea de continuidad
                                                          entre los distintos ambientes de desarrollo de los niños y las niñas, así como de
                                                          los demás miembros que la constituyen.

                                      Figura No. 3:
                            Niveles de participación


                                                                                                                              Autodesarrollo




                                                                                                    Participación
                                                                                                     interactiva




                                                                           Participación por
                                                                               consulta




                                                       Suministro de
                                                        información




                          Usuarios
                          pasivos




                                                          Redes y movilizaciones sociales

                                                          La participación ciudadana encuentra un espacio privilegiado en la conformación
                                                          de redes sociales para la democracia, las cuales son un elemento importante en la
                                                          construcción y reconstrucción del tejido social. Según Enríquez (2005), son la
                                                          forma organizativa más cercana al establecimiento de relaciones informales que se
                                                          dan en los grupos y las comunidades para actuar frente a problemas, necesidades
                                                          e intereses en la cotidianidad.

                                                                                                              Secretaría Distrital de Integración Social   57



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CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS


                                                       Por su parte, Cook y Dreyer (1984) consideran que

                                                             “Pensar en red consiste en ver la realidad social como un conjunto de
                                                             conexiones, que forman entre sí una estructura, aunque sea débil y
                                                             flexible. Ve las personas envueltas en relaciones y tramas. […] cuando
                                                             las acciones concretas de las personas entran en comunicación generan
                                                             una realidad nueva, que no puede reducirse a la acción de cada una
                                                             de las partes. Hay un “plus” en la interacción, al modo de un partido
                                                             de fútbol no es solo la suma de las acciones individuales sino algo que
                                                             acontece en la articulación de cada jugador. Es el llamado efecto de
                                                             interacción, que resulta del condicionamiento recíproco”.

                                                       En una red las relaciones son fluidas, se orientan por la concertación de eleccio-
                                                       nes individuales y no por una estructura determinada a priori. En este sentido,
                                                       el paradigma de la red es una alternativa ante un modelo burocrático cuyo eje
                                                       central es una cadena de mando jerarquizada y centralizada cuyo éxito está en
                                                       la subordinación de las partes. La estructura de una red, dice Morín citado por
                                                       García Roca (2002, p. 46), no es jerárquica porque ningún nivel es más impor-
                                                       tante que el otro, pues las partes están sobre un mismo plano con un mismo po-
                                                       der y una idéntica autonomía. La red se basa en relaciones horizontales y fomenta
                                                       la flexibilidad y rapidez, lo que le permite responder con creatividad e innovación
                                                       a entornos dinámicos e inestables.

                                                       El trabajo en red plantea un reto tanto a los ciudadanos y a las familias como a las
                                                       instituciones, pues unos y otros deberán transformarse y transformar los modos
                                                       de relación así como la capacidad para concertar intereses y colectivizar propósitos.

                                                       De manera similar a como la participación plantea que su ejercicio genuino de-
                                                       pende de la capacidad de las instituciones para crear espacios para tal fin, en el
                                                       caso de las redes las debilidades de articulación de las instituciones entre los
                                                       diferentes niveles (por ejemplo Distrital y Local) puede generar obstáculos y re-
                                                       sultados pobres en las acciones que buscan favorecer e impulsar redes sociales
                                                       (por ejemplo la fragmentación de acciones o repetición de las mismas por parte
                                                       de las instituciones, la ausencia o debilidad en los mecanismos de comunicación
                                                       interinstitucionales, por mencionar algunos aspectos).

                                                       En este sentido Fantova (2002) plantea que las instituciones, organizaciones y perso-
                                                       nas que trabajan por y para lo social deben en sí mismas desarrollar capacidades para
                                                       aumentar sus sinergias a través del trabajo en red y del achatamiento de sus relaciones
                                                       al interior y con los participantes y beneficiarios de sus servicios. Sugiere que para

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                                                                                                                                            REFERENTE TEÓRICO
                                       ello se emprendan acciones para potenciar el trabajo en red desde el sector social, de
                                       modo que éste a su vez tenga mayor capacidad para generarlas en la comunidad.

                                       Para llegar a la comunidad, las instituciones deben ser sensibles a sus necesidades y
                                       establecer dinámicas de comunicación e interacción directa con presencia clara en los
                                       territorios y los lugares vitales para las personas y en los cuales se movilizan opiniones
                                       y decisiones de líderes, organizacionales sociales y de la gente (Fantova, 2002).

                                       Sobre la presencia en estos espacios comunitarios Gómez Ciriano (2002, p. 99)
                                       hace referencia a “lugares físicos donde las vidas cotidianas de las personas entran
                                       en relación de modo más o menos espontáneo. Así un espacio comunitario pue-
                                       de ser una cancha de fútbol, una parada de autobús, un parque, el mercado, la
                                       biblioteca o la ludoteca, un bar, la escuela o universidad popular, una asociación
                                       de vecinos o una parroquia, la escalera de la casa, etc.”, son lugares que siempre
                                       han estado ahí, y es donde se discuten los problemas del barrio, se generan opi-
                                       niones, se toman decisiones y posibilitan el contacto directo entre las personas.
                                       Son lugares que generan pertenencia.

                                       En la medida en que las familias se identifiquen como parte de un territorio, lo
                                       exploren, lo conozcan, descubran en él las cosas que les son favorables o no para
                                       su bienestar y lo incorporen como suyo, podrán proponer iniciativas para modi-
                                       ficarlo, preservarlo o cambiarlo desde la perspectiva de poderlos emplear de ma-
                                       nera segura, confiable y sostenible. Y en este contexto, la conformación de redes
                                       tendrá un sentido importante dentro de la participación ciudadana.

                                       Por lo tanto, pensar la participación en la construcción de lo público no se limita
                                       únicamente a dar a conocer y promover la participación de los miembros de las
                                       familias en los mecanismos legalmente instituidos y legitimados para ello, de-
                                       manda una apropiación de los territorios con sus especificidades y complejidades
                                       particulares, lo que en Bogotá es un desafío por su inmensa diversidad.

                                       La conformación y sostenimiento de las redes tiene sentido no solo en virtud de
                                       la capacidad de sus miembros para organizarse, sino, y principalmente, por la in-
                                       tencionalidad y objetivos de las mismas, es decir, la “razón de su existencia”. Las
                                       familias organizadas en función de los niños y las niñas tienen la posibilidad de
                                       desarrollar una alta capacidad de movilización, con el propósito de incidir en: a)
                                       la transformación de los imaginarios sobre los niños y las niñas y de su capacidad
                                       para participar en sus propios procesos de desarrollo; b) construir vecindarios de-
                                       mocráticos donde prime el interés superior del niño, y por lo tanto su seguridad,
                                       protección y participación, y c) donde tales territorios, vecindarios y la ciudad, se
                                       constituyan en ambientes de desarrollo para la infancia.

                                                                                              Secretaría Distrital de Integración Social   59



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CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS


                                                       Desde esta perspectiva se entiende por movilización:

                                                            “… Toda actividad extraordinaria, no cotidiana, destinada a activar, a
                                                            poner en acción a los diversos actores que influyen en una temática en
                                                            particular sobre niñez y adolescencia… […] el eje central de la movili-
                                                            zación es visibilizar una situación, una temática de interés público so-
                                                            bre niñez y adolescencia, que requiere de atención especial de distintos
                                                            actores” (Cecodap, 2007).

                                                       Así, las movilizaciones sociales son acciones que las familias pueden emprender
                                                       hacia el logro de diversos objetivos relacionados con el desarrollo de los niños y
                                                       las niñas, para hacer de los territorios ambientes seguros, protegidos y democrá-
                                                       ticos.

                                                       Para que ese proceso de movilización sea posible, la formación a familias requiere
                                                       de acciones cuyos resultados no se observan de manera inmediata, porque apun-
                                                       tan a transformaciones que pasan por la reflexión sobre lo que se sabe y se hace
                                                       para otorgar un nuevo significado a ese saber y a esa práctica. Y estos cambios
                                                       aluden tanto a procesos internos de la familia y sus relaciones sociales y afectivas,
                                                       como al ejercicio de participación, construcción de ciudadanía y formación de
                                                       ambientes democráticos, tanto en el ámbito privado como en el público.

                                                       Deben buscarse, entonces, transformaciones dentro de una línea de continuidad
                                                       de ambientes participativos y democráticos que sean fomentados y fortalecidos
                                                       inicialmente en el ambiente familiar, de tal manera que consoliden actitudes,
                                                       pensamientos y acciones, que posicionen y reconozcan el papel de la participación
                                                       en el desarrollo infantil, en el de la familia y en el desarrollo social.

                                                       Participación infantil

                                                       Hablar de familias democráticas dentro del marco planteado en los fundamentos
                                                       del currículo para familias necesariamente debe remitir al tema de la partici-
                                                       pación infantil, pues no considerarlo es tanto como desconocer el enfoque de
                                                       derechos subyacente.

                                                       Son varios los abordajes que han intentado construir una conceptualización de
                                                       la participación infantil, de los cuales uno de los más conocidos es el de Roger
                                                       Hart (1997), de quien Jaume Trilla y Ana Novella (2001) retomaron algunos
                                                       elementos.

                                                       La escalera de la participación propuesta por Roger Hart (2007) como se mues-
                                                       tra en la figura No. 4, muestra diferentes niveles de participación de los niños y

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                                                                                                                                                          REFERENTE TEÓRICO
                                                        las niñas en relación con los adultos y los proyectos. En los tres primeros niveles
                                                        de la escalera —de no participación—, los niños y las niñas son utilizados a favor
                                                        de los intereses adultos (para llenar un estadio, legitimar acciones, “mostrar la
                                                        importancia” de los niños y las niñas, usarlos para “sensibilizar”, entre otros). No
                                                        implican ningún proceso pedagógico de los niños y las niñas.

                                      Figura No. 4:
                           Escalera de participación
                          planteada por Roger Hart




                                                                                                                   Proyectos iniciados por los
                                                       Proyectos
                                                                                                                      niños compartiendo las
                                                       iniciados por
                                                       los niños                                                    decisiones con los adultos
                                                       compartiendo las
                                                       decisiones con los                                                 Iniciados y dirigidos
                                                       adultos.                                                              por los niños. Los
                                                                                                                        adultos hacen las veces
                                                       Iniciados y                                                       de facilitadores de los
                                                       dirigidos por los                                                               procesos
                                                       niños
                 PARTICIPACIÓN                                                                                         Los niños y las niñas la
                      GENUINA                          Iniciados por los                                              construcción y toma de
                                                       adultos, decisiones                                          decisiones en relación con
                                                       compartidas por                                                             el proyecto
                                                       los niños
                                                                                                                         Los niños y las niñas
                                                       Consultados e                                                 participan en actividades
                                                       informados                                                    y proyectos en los cuales
                                                                                                                   sus opiniones y propuestas
                                                       Asignados pero                                                  son tomadas en cuenta
                                                       informados                                                              por los adultos

                                                                                                                         Los niños y las niñas
                                                                                                                         actuarían de manera
                                                                                                                             voluntaria en las
                                                                                                                     propuestas de los adultos

                                                                                                                     Los niños opinan por los
                                                                             Actuación                               adultos sin involucrar sus
                                                                             simbólica                              propias opiniones o poder
                                                                                                                       elegir como comunicar
                                     NO PARTICIPACIÓN                        Decoración                                          sus opiniones

                                                                             Manipulación                                Los adultos usan a los
                                                                                                                          niños y las niñas para
                                                                                                                         transmitir sus propios
                                                                                                                                       mensajes




                                                                                                            Secretaría Distrital de Integración Social   61



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CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS


                                                       La participación genuina, siguientes cuatro niveles de la escalera, abre un escenario
                                                       para que los niños y las niñas, en interacción con los adultos y las instituciones (fa-
                                                       milia, jardines infantiles, instituciones), sean parte activa de un proceso de forma-
                                                       ción como sujetos de derechos, y como tales desarrollen capacidades para compren-
                                                       der sus entornos próximos y el papel que juegan los diferentes actores en el mismo.

                                                       La participación genuina de las niñas y los niños pequeños también puede ser
                                                       pensada desde una tipología como la que ofrecen Jaume Trilla y Ana Novella
                                                       (2001), quienes destacan cuatro formas de participación: la participación simple,
                                                       la participación consultiva, la participación proyectiva y la metaparticipación, de
                                                       las cuales las tres últimas permitirían articular el desarrollo del niño y la niña con
                                                       los procesos participativos.

                                                       En la primera, los niños y las niñas son espectadores o ejecutantes de acciones
                                                       decididas y en muchos casos impuestas por los adultos, dado que no tienen la
                                                       libertad de elegir si hacen parte o no de las mismas. En el segundo, participación
                                                       consultiva, a pesar de ser una estrategia válida para recoger información sobre
                                                       los intereses de los niños y las niñas (por ejemplo consultas nacionales), tiene el
                                                       riesgo significativo de que la información no sea tenida en cuenta para tomar
                                                       decisiones sobre políticas, programas o proyectos, o que sea interpretada desde
                                                       el prisma de los intereses adultos e institucionales, dado que no se generan estra-
                                                       tegias, así sea de representación para que los niños y las niñas hagan parte de los
                                                       análisis de sus textos y narraciones.

                                                       La participación proyectiva involucra a los niños y las niñas como actores o pro-
                                                       tagonistas de los procesos y acciones que se realizan. Los autores inscriben esta
                                                       forma de participación en los ciclos de participación de un proyecto, en el cual se
                                                       hace un paralelo con una situación de juego libre de niños y niñas. En este caso
                                                       el adulto o las instituciones (por ejemplo, la familia o el jardín infantil) hacen las
                                                       veces de facilitadores de los escenarios: ambientes seguros para no poner en riesgo
                                                       su integridad física, libertad para jugar, espacios pedagógicos para las interacciones
                                                       grupales, entre otros aspectos. El adulto no incide en el qué o cómo del juego.

                                                       Por último, la metaparticipación implica la creación de escenarios de participa-
                                                       ción insertados a la vida cotidiana de los niños y las niñas en la familia o en el
                                                       jardín infantil, a partir de la apertura de espacios y mecanismos que realmente
                                                       posibilitan el ejercicio del derecho por parte de los niños y las niñas, y que ésta
                                                       se constituya a su vez en un proceso de desarrollo y construcción gradual de su
                                                       autonomía, de capacidades para comunicarse, reconocerse y relacionarse en la
                                                       diferencia, por mencionar algunos aspectos.

             62    Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe




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FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA                                                                                                         3




                                                                                                                                         REFERENTE TEÓRICO
                                       Estos dos enfoques contienen elementos comunes que se relacionan con las con-
                                       diciones para una participación real, la cual implica la creación de escenarios
                                       donde las instituciones y los adultos ofrecen las condiciones para facilitar espacios
                                       donde los niños y las niñas tienen la posibilidad de ser parte de los eventos, ac-
                                       ciones, proyectos que los involucran y que afectan su desarrollo y calidad de vida.

                                       Lo anterior significa que las instituciones, como garantes de los derechos de los
                                       niños y las niñas, diseñan y ponen en funcionamiento procedimientos, mecanis-
                                       mos y pedagogías que movilicen a los adultos y organizaciones sociales para que
                                       los niños y las niñas cuenten con alternativas de participación incluyentes para
                                       ejercer su derecho a la libertad de opinar, de ser diferentes, de ser incluidos y de
                                       ser parte de las decisiones que se toman en relación con sus vidas.

                                       Como consecuencia de los esfuerzos de las instituciones para promover y hacer real
                                       el espacio de participación infantil, se diseñó la estrategia “Hechos y Derechos”.

                                       Esta estrategia plantea seis claves para la participación, las cuales se muestra en
                                       el cuadro No. 1. Cada una de estas claves son fundamentales para la creación de
                                       espacios cualificados que tienen implicaciones tanto para los niños y las niñas,
                                       como responsabilidades y exigencias concretas para los adultos, familiares, cuida-
                                       dores, decisores de política y gobernantes.




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CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS


                                 Cuadro No. 1: Seis Claves
                          -Estrategia Hechos y Derechos-
                            Implicaciones para los adultos


                                   Claves                                                Implicaciones para los adultos/instituciones
                                      1
                       A cualquier edad: Se desarrolla  Reconocer que los niños y las niñas no son adultos pequeños.
                      de acuerdo con sus capacidades,  Saber reconocer todas las formas de expresión desde el nacimiento.
                     necesidades y expectativas en cada  Tener la disposición y apertura a promover la participación específica de acuerdo a grupos de edad.
                            momento de la vida.

                                      2                        Disponer espacios, instituciones y proyectos para promover procesos de participación con
                                                                ofertas de tipo general y específico.
                       En condiciones de equidad: Se
                      debe garantizar la participación         Explicitar en los procesos de gestión y de gobierno en los territorios el mensaje político y las medidas
                                                                institucionales para generar procesos de inclusión real (ganancia, prevención, denuncia, etc.).
                       de todos sin distingo de edad,
                      raza, cultura, género, capacidad         Tomar medidas compensatorias positivas para incluir la diversidad de niños y niñas.
                                    física.                    Garantizar la participación de grupos infantiles específicos.

                                      3                        Valorar sus intereses (consultas, concertaciones y negociaciones).
                      En múltiples escenarios, niveles         Disponer tiempo, calidad y escucha a diversos modos de participación.
                        y formas: Tener en cuenta las          Promover formas de comunicación e interacción basadas en la lúdica y la expresividad artística y
                      diversas formas de representar y          creativa.
                      estar en el mundo de los niños y         Disponer de una variedad metodológica y pedagógica que permita reconocer y aplicar la
                                  las niñas.                    perspectiva infantil.

                                      4                        Prevenir la ocurrencia de cualquier forma de maltrato, abuso o explotación en los procesos de
                                                                participación.
                         En un ambiente favorable:
                     Garantizar escenarios que brinden         Reconocer la participación como un proceso pedagógico.
                     la posibilidad de ejercer la parti-       Construir las normas con los niños y las niñas.
                     cipación y las capacidades que se         Aportar información significativa para la toma de decisiones.
                              ponen en juego.                  Promover la reflexión para que se examinen los modos e impactos de su participación.
                                                               Informar suficientemente sobre los alcances y el sentido de su participación.


                                      5                        Animarlos a hablar abiertamente acerca de sus opiniones.
                                                               Apoyar las organizaciones propias y que promuevan la participación.
                      De modo autónomo, integral y
                      continuo: Los niños y las niñas          Configurar el espacio de participación como un espacio de toma de decisiones.
                     tienen capacidad para decidir de          Posibilitar procesos participativos continuos y sostenibles.
                     manera autónoma, es decir desde           Orientar procesos que apunten a ampliar la autonomía.
                     sus propios criterios e intereses.        Empoderar a los niños y las niñas para analizar sus propias problemáticas.

                                      6                        Cambiar la mirada adulta de los niños y las niñas: De beneficiarios a protagonistas.

                      Con impacto real: La participación       Ampliar la consulta para enriquecer con sus perspectivas planes de desarrollo y las políticas.
                       puede marcar la diferencia en el        Compartir decisiones permitiendo que sus saberes y opiniones estén en todo el ciclo de la política.
                      diseño y resultados de las políticas,    Llevar a cabo procesos de rendición de cuentas reconociendo su condición de ciudadanos.
                     los programas, proyectos y acciones       Promover en el barrio, la localidad, el municipio y la región la articulación de las diferentes
                            dirigidos a ellos y ellas.          entidades y organizaciones que trabajen en función de una mejor calidad de vida.


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                                                                                                                                          REFERENTE TEÓRICO
                                       Para los niños y las niñas, la estrategia plantea beneficios de la participación en
                                       su formación, en el mejoramiento de su estado de bienestar y autoestima y en
                                       su felicidad al ser reconocidos desde lo que son, en razón a que les representa la
                                       posibilidad de exigir y disfrutar de todos los derechos.

                                       Según lo anterior, la participación infantil, al igual que la de los adultos, promue-
                                       ve procesos de transformación, creación, reflexión, construcción, aprendizaje, ar-
                                       ticulación, conocimiento y gratificación, que en virtud de su impacto individual
                                       y colectivo posibilita la construcción, no solo de una familia sino de una sociedad
                                       más democrática.

                                       Por lo tanto, promover la participación infantil requiere de espacios y condiciones
                                       que la hagan no solo posible sino genuina. En este sentido la revisión realizada
                                       sobre experiencias de participación infantil (Acosta, y cols., 2004) muestra consi-
                                       deraciones como las siguientes:

                                        Debe ser considerada como un proceso, y no como una serie de actividades
                                         aisladas, descontextualizadas de la vida local de las comunidades, pues es nece-
                                         sario que las opiniones de los niños y niñas, no solo sean expresadas sino que
                                         puedan ser tomadas en cuenta y puedan impactar directamente sus realidades,
                                         permitiéndoles percibir que forman parte de una dinámica colectiva.

                                        Debe partir de los intereses y necesidades de los niños y las niñas, de modo que
                                         se construyan y validen con ellos y ellas las prácticas ciudadanas y democráti-
                                         cas. La participación, en este sentido, debe posibilitar la continua redescripción
                                         de su mundo de vida de manera que se convierta en un factor de descentración
                                         y de articulación entre lo subjetivo y lo colectivo.

                                        Debe darse desde un enfoque integral, que incluya, además del trabajo directo
                                         con los niños y niñas, la formación de los adultos que los rodean, así como la
                                         transformación de las interacciones que se dan en el contexto de las institucio-
                                         nes sociales. La participación debe posibilitar que los adultos resignifiquen sus
                                         prácticas cotidianas, de modo que puedan articular sus propias posibilidades
                                         vitales con las de los niños y las niñas.

                                        Los procesos deben respetar los diferentes ritmos y formas de participar de los
                                         niños y las niñas, y no puede ser entonces una consigna o una obligación. Un
                                         ambiente de participación debe posibilitar la aparición de las diferencias, la ma-
                                         nifestación de los diversos ritmos y de los distintos códigos culturales que pue-
                                         den confluir en un espacio dado, debe permitir la aparición del disenso y de las
                                         resistencias, sobre todo allí donde ellos y ellas expresan su deseo de no participar.

                                                                                            Secretaría Distrital de Integración Social   65



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CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS


                                                        Requiere del despliegue de una propuesta de comunicación e interacción en la
                                                         cual las voces de los niños y las niñas sean escuchadas. Una propuesta inspirada
                                                         en lo cotidiano, que apele al juego por ser el entorno comunicativo más ge-
                                                         nuino para los niños y las niñas. El juego, que más allá de ser una herramienta
                                                         pedagógica para la participación, debe ser considerado como un lenguaje en
                                                         torno al cual acaecen eventos de comunicación y de construcción colectiva de
                                                         significados.

                                                       Podría afirmarse entonces que la participación tanto de los adultos como de los
                                                       niños y las niñas es un desafío para la construcción de familias democráticas y
                                                       debe estar inscrita en las dinámicas de la vida cotidiana. El asunto tiene una
                                                       incidencia significativa sobre los procesos de cambio social y la construcción de
                                                       un modelo de sociedad cercano a los sueños y utopías de quienes lo construyen.

                                                       La participación de los niños y las niñas puede ser en sí misma un dispositivo para
                                                       la democratización de las familias, un espacio de promoción de la autonomía para
                                                       expresarse sobre aquello que los afecta. La participación infantil como derecho
                                                       cobra sentido al considerar a los niños y niñas como ciudadanos. Dar importan-
                                                       cia a la participación de los niños y niñas en primera infancia implica entonces
                                                       reafirmar su ciudadanía en los primeros años de la vida.




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FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA


                                        Acosta, A.; Pineda, N.Y. & Garzón, J.C. (2009). La participación infantil en
                      Referencias
                                         el desarrollo de niños y niñas. Bogotá: Convenio 1392 de 2003 entre DABS,
                    y material de        Cinde, Save the Children, Unicef, ICBF.
                           apoyo        Aguirre E. (2006), Línea en socialización y crianza [en línea], disponible en:
                                         http://www.humanas.unal.edu.co/psicologia/docs/maestria/psicologia_so-
                                         ciedad/socializacion_crianza.pdf, recuperado el 17 de abril de 2006.
                                        Aguirre, E. (2002), “Prácticas de crianza y pobreza”, en E. Aguirre (ed.), Diá-
                                         logos 2. Discusiones en la psicología contemporánea, Bogotá, Universidad Nacio-
                                         nal de Colombia.
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                                                                                           Secretaría Distrital de Integración Social   67



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CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS


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                                                         neros -PPMYG- 2004 -2008. Bogotá.

                                                        Colombia, Alcaldía Mayor de Bogotá (2006), Política pública para las familias
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                                                        Colombia, Alcaldía Mayor de Bogotá (2006) Política Pública Distrital de Ru-
                                                         ralidad. Desde un enfoque de garantía de los derechos humanos. Bogotá.

                                                        Colombia, Alcaldía Mayor de Bogotá y Unicef (2006), Política por la calidad
                                                         de vida de niños, niñas y adolescentes de Bogotá, 2004-2008. Bogotá, Alcaldía
                                                         Mayor de Bogotá, 3ª ed.

                                                        Colombia, Alcaldía Mayor de Bogotá (2007) Política Pública de discapacidad
                                                         para el distrito capital-Bogotá Incluyente y accesible. Decreto N° 470 del 12 de
                                                         octubre de 2007.

                                                        Colombia (2006). Código de la Infancia y Adolescencia. Ley 1098 de 2006

                                                        Colombia, Departamento Nacional de Planeación (2009) Plan Nacional de
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                                                         mpleoypobreza/Pol%C3%ADticasSocialesTransversales/G%C3%A9nero/ta-
                                                         bid/344/Default.aspx

                                                        Colombia, Departamento Nacional de Planeación, Consejo Nacional de Polí-
                                                         tica Económica Social (Conpes) (2007) Política Pública Nacional de Primera
                                                         Infancia “Colombia por la Primera Infancia”. Bogotá.

                                                        Colombia, Instituto Colombiano de Bienestar Familiar —USAID— Coope-
                                                         ración Italiana —OIM— Sinapsis. (2008). Lineamientos Técnicos para la in-
                                                         clusión y la atención de familias. Bogotá.

                                                        Colombia, Ministerio de la Protección Social, Ministerio de Educación Na-
                                                         cional, Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. Política Pública Nacional
                                                         de Primera Infancia “Colombia por la Primera Infancia”. Consejo Nacional de

             68    Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe




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FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA


                                         Política Económica Social —Conpes 109—. Versión aprobada, Bogotá, D.C.,
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                                        Colombia, Procuraduría General de la Nación, Instituto Colombiano de Bien-
                                         estar Familiar, Programa Presidencial Colombia Joven, la Federación Nacional
                                         de Departamentos, Fundación Plan, Save The Children U.K., Organización
                                         Internacional para las Migraciones, Fondo de Población de las Naciones Uni-
                                         das, quienes hicieron parte de la mesa en el convenio de la Alcaldía Mayor de
                                         Bogotá —Secretaría de Integración Social— Subdirección de Infancia con estas
                                         organizaciones y Cinde, Visión Mundial (2008). Estrategia Hechos y Derechos.
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                                                                                         Secretaría Distrital de Integración Social   69



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CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS


                                                        Garzón, D. & cols. (2004), Indicadores sobre competencias familiares para
                                                         agenciar y potencializar el desarrollo integral de la primera infancia (Convenio
                                                         Dabs-Icbf-Unicef-Save the Children UK-Cinde).
                                                        Gómez Ciriano, E. J. (2002). Revitalizar los espacios comunitarios (o como tra-
                                                         bajar desde abajo en la gestación de una sociedad intercultural). En Trabajo
                                                         en Red. Documentación Social. Revista de Estudios Sociales y de Sociología
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                                                         tegias, Secretaría de Integración Social de Bogotá y Universidad Nacional de
                                                         Colombia-Facultad de Ciencias Humanas-Centro de Estudios Sociales-Grupo
                                                         de Estudios de Familia, Colección CES.
                                                        Kancyper, L. (2002), “El complejo fraterno y sus cuatro funciones”, en Con-
                                                         greso Fepal, [en línea], disponible en http://www.spdecaracas.com.ve/
                                                         download/cdt_134.doc, recuperado el 29 de octubre de 2007.
                                                        León, M. (comp.) (1997), Poder y empoderamiento de las mujeres. Tercer Mun-
                                                         do Editores. Universidad Nacional, Facultad de Ciencias Humanas, Bogotá.
                                                        León, S. (2006, diciembre), “Adopción y psicoanálisis”, en Fort-da, Revista de
                                                         psicoanálisis con niños, No. 9.
                                                        Posada, G., Waters, E., Crowell, J. & Lay, K. L. (1995), “Is it easier to use a secure
                                                         mother as a asecure base? Attachment Q-set correlates of the Adult Attachment
                                                         Interview”, en E. Waters, B. E. Vaughn, G Posada, y K. Kokondo-Ikemura (eds.).
                                                        Puig, J. M. (1995), “Construcción dialógica de la personalidad moral”, Revis-
                                                         ta Iberoamericana de Educación, No. 8.
                                                        Rogoff, B. (1993). Aprendices del pensamiento. El desarrollo cognitivo en el con-
                                                         texto social, Barcelona, Paidós.
                                                        Rojas de González, N. (1995), La pareja: Cómo vivir juntos, Bogotá, Planeta
                                                         Colombiana Editorial.

                                                        Rosenberg, M (s. f.), “Cómo criar a nuestros hijos de manera compasiva. Ser
                                                         padres utilizando la comunicación no violenta”, disponible en: http://www.
                                                         cnvc.org/raising-children_sp.htm, recuperado el 25 de enero de 2008.

             70    Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe




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FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA


                                        Sánchez, J.M. (2009). Manual para defensa de la libertad sindical. En Cin-
                                         terfor – OIT. Descargado el 8 de mayo de 2009 de http://www.oitcinter-
                                         for.org/public/spanish/region/ampro/cinterfor/temas/worker/doc/otros/
                                         xviii/cap1/i.htm

                                        Secretaría Distrital de Integración Social. (2007). “Familias agentes y com-
                                         promisarias del bienestar, de los derechos y del desarrollo de los niños y las
                                         niñas en primera infancia. Formación de familias desde la Subdirección para la
                                         Infancia”, Documento de Trabajo No. 1. Bogotá.

                                        Unicef (2004), Necesidades y derechos en el marco de la Convención de Naciones
                                         Unidas sobre los derechos del niño, Madrid, Unicef.

                                        Colombia (2007), Código de la Infancia y Adolescencia, versión comentada.

                                        Unicef. Convención de los Derechos de los Niños y las Niñas.

                                        Valdez, N. (2007), “Consideraciones acerca de los estilos de apego y su reper-
                                         cusión en la práctica clínica”, [en línea], disponible en: http://www.psico-
                                         centro.com/cgi-bin/articulo_s.asp?texto=art2b002, recuperado el 25
                                         de enero de 2007.

                                        Watzlawick, Paul; Beavin, Janet y Jackson, Don (1989), Teoría de la comuni-
                                         cación humana, Barcelona, Herder.

                                        Winnicott, D. (1981), El proceso de maduración en el niño, Barcelona, Laia.

                                        Zuluaga, Juan Bernardo. (2004). La familia como escenario para la construc-
                                         ción de ciudadanía: Una perspectiva desde la socialización en la niñez. En
                                         Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, Vol. 2, No.
                                         1, Manizales, Colombia. Enero – junio de 2004.




                                                                                        Secretaría Distrital de Integración Social   71



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12 módulo fundamentacion t

  • 1. Currículo para la formación de familias Fundamentación teórica FundamentaciónT.indd 1 12/09/10 19:58
  • 2. AlcAldíA MAyor de Bogotá conVenio 3188/08 Por lA PriMerA inFAnciA Samuel Moreno Rojas y lA incluSión SociAl. coMité técnico Alcalde Mayor ForMAción A FAMiliAS SecretAríA diStritAl de integrAción SociAl 2010 centro internAcionAl de educAción y deSArrollo HuMAno - CINDE Carrera 7 No. 32 - 16, Teléfono 3279797, www.integracionsocial.gov.co Leonor Isaza Merchán. Ana Beatriz Cárdenas Restrepo Mercedes del Carmen Ríos Hernández FundAción Antonio reStrePo BArco Secretaria Margarita Martínez. María Isabel Martínez Olga Lucía Velásquez Nieto Subsecretaria FundAción cArullA Juan Fernando Rueda Guerrero María Adelaida López Director Poblacional Stella Casas de Kuan FundAción exito Directora de Gestión Corporativa Sara Méndez París Javier Fernando Mora Andrade Director de Análisis y Diseño Estratégico FundAción SAldArriAgA concHA Jefrey Alfonso Prada Díaz Marisol Moreno Angarita Director Territorial FundAción PArA el FoMento de lA lecturA - FundAlecturA Johnatan Javier Nieto Blanco Jefe Oficina Asesora de Comunicaciones Claudia Rodríguez R. Norma Leticia Guzmán Rimolli inStituto coloMBiAno de BieneStAr FAMiliAr -icBF- Jefe Oficina Asesora Jurídica regionAl Bogotá Constanza Liliana Alarcón Párraga Lilias Carmenza Flórez Peñaloza Subdirectora para la Infancia Camilo Ernesto Peña Porras inStituto iBeroAMericAno PArA el deSArrollo y lA innoVAción Coordinador Análisis y Seguimiento de la Política Pública educAtiVA PArA lA PriMerA inFAnciA y derecHoS de lA niñez Gloria Carrasco (idie). Coordinadora Atención Integral Primera Infancia orgAnizAción de eStAdoS iBeroAMericAnoS (oei). Constanza Gómez Romero Elsa Castañeda Bernal. Patricia Bojacá Santiago Coordinadora Convenio 3188 de 2008 Primera Infancia e Inclusión Social PlAn internAcionAl centro internAcionAl de educAción Piedad Osorio Arango y deSArrollo HuMAno-cinde SecretAriA diStritAl de integrAción SociAl Marta Arango Montoya Directora Sol Indira Quiceno Forero. María Cristina Escobar. Alejandro Acosta Ayerbe SecretAriA diStritAl de SAlud Director Regional Bogotá Sulma Enith Barrera Chaparro PriMerA edición UNICEF Nisme Yurany Pineda Báez Marina Camargo Abello Claudia Liliana Vargas Guevara Leonor Isaza Merchán Esperanza Osorio Correa ViSión MundiAl Manuel Rojas Castellanos Janeth del Carmen Beltrán Espitia SegundA edición Leonor Isaza Merchán Esperanza Osorio Correa Ana Beatriz Cárdenas Restrepo coordinAción técnicA en cinde Leonor Isaza Merchán FundamentaciónT.indd 2 12/09/10 19:58
  • 3. COORDINACIÓN EDITORIAL CorporaCión SomoS máS Anamaría Holguín Torres SeCretaría DiStrital De integraCión SoCial Sol Indira Quiceno. María Claudia Hernández. Alejandro Baquero EDICIÓN Y CORRECCIÓN DE ESTILO Roger Reyes diSeño gráFico Juanita Isaza Merchán Carmen Elisa Acosta García iMPreSión Algarín Publicidad EU. Editorial Visuales Dar Ltda. Los textos de la primera edición de este módulo, fueron escri- tos por el equipo técnico de CINDE en el marco del Convenio CONTENIDO 2530 de 2007 denominado “Por la atención integral a la prime- ra infancia en el Distrito Capital”, contando con el apoyo del Subcomité de Familias de dicho Convenio. La segunda edición, fue ajustada en el marco del Convenio 3188 de 2008 denominado “Por la primera infancia y la inclusión so- cial”, por el equipo técnico de CINDE y la SDIS; contando con las sugerencias y el apoyo de los miembros del Comité Técnico de Formación a Familias y profesionales de la Coordinación de Educación Inicial en Ámbito Familiar de la Subdirección para la Infancia, reunidos en una Mesa Técnica y puestos a prueba en un pilotaje con grupos de familias del Distrito Capital. Su contenido puede ser usado, citado, divulgado y aplicado bajo el cumplimiento de las respectivas normas de derechos de autor. Los personajes ilustrados que hacen parte de esta guía fueron creados dentro de la POLÍTICA POR LA CALIDAD DE VIDA DE NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES DE BO- Pag. 4 Presentación GOTÁ 2004-2008, ratificada para el período 2008 – 2011 a través del Acuerdo 308 de 2008, por el cual se adoptó el Plan Pag. 5 Introducción de Desarrollo Bogotá Positiva: “Para Vivir Mejor”, con el fin de enriquecer nuevas propuestas gráficas alusivas a dicha política. Pag. 9 1. Perspectivas orientadoras El uso de los mismos se realizó de acuerdo al manual de uso publicado por la Secretaría Distrital de Integración Social y la Alcaldía Mayor de Bogotá. Pag. 19 2. Marco político del currículo ISBN: 978-958-99534-9-5 Pag. 23 3. Referente teórico 2010 Pag. 67 Referencias y material de apoyo FundamentaciónT.indd 3 12/09/10 19:58
  • 4. CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS Presentación El reconocimiento del valor real y potencial de la familia unido esfuerzos con organizaciones internacionales y de la para el desarrollo de sus miembros y en particular de los sociedad civil para generar conocimientos y herramientas niños, niñas y adolescentes ha sido una de las razones prin- que contribuyan al fortalecimiento de los vínculos al inte- cipales para dirigir esfuerzos institucionales que permitan rior de la familia así como de los procesos educativos que su fortalecimiento. En la ciudad, liderado por el gobierno se facilitan a través de ella. Durante los últimos dos años distrital y con el apoyo de importantes socios de la sociedad la Secretaría Distrital de Integración Social (SDIS) a través civil, se han venido realizando acciones que buscan a partir del Convenio por la Primera Infancia y la Inclusión Social, de una comprensión profunda de la realidad de las familias ha trabajado en este sentido logrando consolidar para la bogotanas, hacer de estas escenarios dignos y dignificantes ciudad el currículo para la formación de familias que se pre- de la vida humana, ámbitos iniciales para el acercamiento y senta a continuación. vivencia de los derechos y espacios sagrados para el respeto, la inclusión y la construcción de ciudadanía. A lo largo de cuatro años, en el marco de las alianzas realiza- das alrededor de la primera infancia de la ciudad, CINDE, Las familias, en cualquiera de sus expresiones, representan el equipo técnico de la Subdirección para la Infancia de la para los individuos que hacen parte de ellas un medio para SDIS y otros colaboradores, lograron diseñar y consolidar la aprehensión y transformación del mundo y la integración un currículo de formación que permite trabajar con las fa- a él. Constituyen el primer escenario de vínculo con otros, milias aspectos claves para el desarrollo de las capacidades de construcción de afectos y reconocimiento de la diversi- de los niños y niñas durante su primera infancia. dad en cada ciclo y momento vital. Se convierten así en un campo de aprendizaje y de prueba de la humanidad que Formación ciudadana, vinculación afectiva, participación, se construye a través suyo y del intercambio cotidiano de sexualidad, desarrollo infantil y alimentación son algunos sentimientos, palabras y abrazos. de los temas abordados por el currículo y que desde una propuesta pedagógica flexible y ajustada a la realidad de las La interacción, los encuentros y los desencuentros son la familias bogotanas se constituye en una apuesta de forma- esencia de la familia. De su calidad depende en buena parte ción clave para ejercitar los derechos al interior del núcleo la comprensión de valores como el respeto, la solidaridad, familiar. la honestidad, la responsabilidad, el amor, entre otros. De- pende igualmente la posibilidad de un desarrollo de capaci- El currículo para la formación de familias es un material de dades y el goce pleno de los derechos. la ciudad, para la ciudad pensado y dispuesto para que sea utilizado por todos aquellos profesionales que desarrollan En el anterior sentido, la familia representa un ámbito de- trabajo comunitario y con las familias en diversos territo- terminante para el desarrollo de los sujetos durante su pri- rios. mera infancia. Si se parte del hecho de que los primeros años de vida son claves para el crecimiento cognoscitivo, Confiamos en que este sea una herramienta de gran utili- emocional y social de los seres humanos, la familia como dad para el fortalecimiento de las familias para que desde espacio inicial y los vínculos que facilita, se convierten en este ámbito se logre hacer más sólida la cultura de los dere- factores decisivos. chos en Bogotá. Fortalecer a la familia para que los niños y niñas durante su primera infancia logren un desarrollo pleno de sus ca- pacidades en cumplimiento de sus derechos, es el propó- Mercedes del Carmen Ríos sito de la ciudad. En consecuencia el gobierno distrital ha Secretaria de Integración Social 4 Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe FundamentaciónT.indd 4 12/09/10 19:58
  • 5. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA El distrito avanza en la consolidación de una propuesta curricular de formación a Introducción familias en atención integral a la primera infancia, como respuesta a las necesida- des de fortalecimiento a las familias en el ejercicio de la corresponsabilidad. Para ello, se ha involucrado el trabajo con familia como oportunidad para el restable- cimiento del tejido social y la construcción de ciudad, en procesos sostenibles de generación de conocimiento y atención incluyente e integral a la primera infancia. La primera infancia, como ciclo vital que inicia en la gestación hasta los cinco años de edad, convoca a las instituciones, la sociedad y las familias a la construc- ción de condiciones para mejorar la calidad de vida y el desarrollo de los niños, las niñas y sus familias. La comunidad científica y los organismos internacionales recomiendan el in- cremento de la inversión social, la definición de políticas para la protección, el desarrollo y la atención integral a la primera infancia, como acción estratégica y oportuna para la garantía de los derechos y el desarrollo integral de los indivi- duos y los colectivos a favor de sociedades democráticas, solidarias, de equidad y justicia. En múltiples investigaciones se ha evidenciado que los niños y niñas en primera infancia, por sus condiciones particulares de desarrollo, requieren de manera impostergable, integral y prevalente la garantía de sus derechos y la pro- moción de escenarios y relaciones propicias para la supervivencia, el desarrollo y la participación. Al tener la familia corresponsabilidad con el Estado y la sociedad civil en la garan- tía de los derechos de los niños y las niñas, debe ser fortalecida para esta labor de manera que, en su rol de cuidado y crianza, pueda construir ambientes enriqueci- dos y democráticos orientados a promover el desarrollo infantil. Estas acciones de fortalecimiento de las familias se integran a los programas dirigidos a la Atención Integral a la Primera Infancia, en la cual está comprometido el Distrito. En este contexto, el diseño de un currículo de formación para familias creado en el marco de los Convenios 2530 de 2007, por la Atención Integral a la Primera Infancia y 3188 de 2008 Por la Primera Infancia y la Inclusión Social, suscritos ambos entre entidades del Estado y de la sociedad civil de Bogotá, busca forta- lecer procesos familiares que propendan por la generación de mejores ambientes de desarrollo para los niñas y niñas entre los cero y los cinco años, así como para sus familias. El origen de esta propuesta curricular para la formación de familias se encuentra en la importancia que a ellas compete en la protección de los derechos de los ni- ños y las niñas, la cual se logra con mayor eficacia si se cuenta con padres, madres Secretaría Distrital de Integración Social 5 FundamentaciónT.indd 5 12/09/10 19:58
  • 6. CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS y cuidadores formados para el fundamental papel de cuidarlos, criarlos y aten- derlos, proporcionándoles ambientes enriquecidos que promueven el desarrollo infantil a través de procesos familiares acogedores y democráticos. Conscientes de este papel, desde hace ya varios años el tema de las familias ha sido un componente en los distintos convenios interinstitucionales que se han firmado a favor de la primera infancia, de tal manera que para llegar a esta for- mulación curricular se contará con información pertinente y suficiente. En todos ellos se evidenció el importante papel que desempeñan las familias en las primeras adquisiciones de los niños y niñas, así como las dificultades que tienen para llevar a cabo la crianza de sus hijos e hijas. Baste destacar dos ejemplos. Uno de ellos se refiere al hallazgo en torno a que los principales cuidadores acuden a infor- mación no siempre pertinente para solucionar sus dudas, resolver inquietudes y desahogar sus sentimientos de inconformidad y hasta de insatisfacción consigo mismos por algún evento o situación relacionado con la crianza. El otro ejemplo tiene que ver con la manera como la crianza se centra en el afecto y cómo éste se confunde con ausencia de límites propios de la autoridad y la norma, con con- descendencia hacia los hijos e hijas y con ausencia de patrones de formación para la vida social. Así, los resultados de estas investigaciones contribuyen a mostrar la necesidad del currículo al tiempo que le proporcionan material importante para definir su orientación y desarrollar el contenido. Aunado a ello se tuvieron en cuenta, para la formulación de la propuesta curricular, algunos aprendizajes de experiencias nacionales e internacionales, los lineamientos de diferentes políticas públicas, na- cionales y distritales, relacionadas con el tema, así como las sugerencias planteadas por diversos estudios en relación con la formación de padres, madres y familias. Los contenidos, junto con la propuesta metodológica y pedagógica, fueron deba- tidos y acordados a través de las discusiones en el los Subcomités de Desarrollo Infantil (Convenio 2530) y de Formación a Familias (Convenio 3188), espacio creado en ambos convenios para establecer el horizonte, alcances y limitaciones de una propuesta de esta envergadura. En este sentido, el currículo propuesto es una construcción colectiva en la que convergieron las experiencias, ideas y suge- rencias de las instituciones participantes Abordar temas tan complejos como el desarrollo infantil y las dinámicas fami- liares, implica necesariamente tener que establecer prioridades en cuanto a los contenidos que se pueden desarrollar en el marco de un proceso de formación a familias. En este sentido, es claro que existen muchos aspectos que hubieran 6 Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe FundamentaciónT.indd 6 12/09/10 19:58
  • 7. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA podido incorporarse al currículo diseñado, pero se reconoce que, aunque impor- tantes, no era posible cubrirlos todos, por lo que se optó por seleccionar algunas áreas y temas. Así, entonces, la estructura curricular diseñada, deja abiertas las posibilidades para que el formador o formadora pueda integrar otros elementos que considere necesarios para el trabajo con los grupos de familias, de acuerdo con ciertos criterios que le ayuden a mantener la coherencia e integralidad del currículo. En consecuencia, debe resaltarse que la selección de los contenidos fue pensada para que cualquier familia, dentro de la variedad y complejidad que supone un proceso de formación para familias, pudiera participar del proceso de manera adecuada a su realidad. Para ello, se planteó un criterio de flexibilidad en la estra- tegia curricular y pedagógica, que permitiera a formadores y formadoras, junto con las familias, organizar currículos particulares para cada grupo, de manera que se ajusten y den respuesta a sus situaciones y ambientes. En este contexto, si un grupo requiere formación en un tema no incluido dentro del currículo, el formador o formadora puede utilizar actividades propuestas en otros proyectos o programas y, eventualmente, diseñar otras actividades. Se requiere, eso sí, que estos complementos permitan la aplicación de los principios que caracterizan este currículo, de manera que se logre la coherencia de la ejecución curricular. En este sentido, como propuesta de formación está sujeta a cambios, acomoda- ción y mejoramiento, lo cual será posible en la medida en que se ponga a prueba en los distintos contextos y condiciones propios del Distrito Capital y en la medi- da en que se avance en la política distrital sobre infancia y familia. El currículo constaba, en su primera edición, de ocho módulos interrelacionados así:  Fundamentación teórica del currículo: Incluye las perspectivas orientadoras, las políticas públicas que los sustentan, los referentes teóricos sobre familia, desarrollo infantil y relaciones entre familia y ciudadanía, y por último, el en- foque educativo y pedagógico.  Estructura curricular: Desarrolla la forma como se estructuraron los módulos y encuentros del currículo y los principios pedagógicos que lo sustentan, ade- más de los elementos rectores para su aplicación concreta.  Cinco módulos de trabajo y los encuentros que los conforman. Dentro de cada encuentro se incluyen objetivos, contenidos, actividades, tiempos y materiales para su desarrollo. Los temas de cada uno de los módulos son: Secretaría Distrital de Integración Social 7 FundamentaciónT.indd 7 12/09/10 19:58
  • 8. CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS • Lectura de la realidad. • El papel de la familia en el desarrollo infantil. • Vinculación afectiva en la familia. • Relaciones de poder en la familia. • Familia y ciudadanía.  Para ofrecer mayores alternativas a los formadores de familias, en la segunda edición de este currículo se han incorporado cinco nuevos módulos, que se añaden a los cuatro que originalmente tenía el currículo, así: • Alimentación y desarrollo infantil. • Educación sexual en la vida familiar. • Ambientes seguros. • Participación infantil. • Creciendo juntos en la diferencia1. Este módulo presenta la fundamentación teórica que sirve de base al Currículo para la formación de familias. Se incluyen las perspectivas transversales de dere- chos y de género, así como el marco de política y la base teórica sobre el papel de la familia en el desarrollo infantil. 1. Este módulo fue construido por la Fundación Saldarriaga Concha, participante del Convenio y del comité de Formación a Familias del Convenio 3188 de 2008. Esta participación evidencia las sinergias que pueden lograrse al unir esfuerzos entre entidades. 8 Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe FundamentaciónT.indd 8 12/09/10 19:58
  • 9. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA 1 Abordar el diseño y puesta en marcha de procesos de formación para y con las familias significa dar cuenta de la complejidad que caracteriza hoy en día una institu- ción a la cual, en gran medida, se le atribuye la respon- sabilidad tanto de la formación de los niños y las niñas PERSPECTIVAS ORIENTADORAS como de la construcción de la sociedad, en corresponsa- bilidad con el Estado y la sociedad civil. El diseño de un proceso de esta naturaleza tiene impli- caciones éticas y políticas, puesto que en su construc- ción y en su ejecución están comprometidas las con- cepciones, o aún más, los imaginarios que se tengan de sociedad, familia y niñez, entre otros. Estos fijan las apuestas para edificar la sociedad presente y futura, y requieren de puntos de referencia desde los cuales con- tribuir colectivamente a construir familias con las capa- cidades necesarias para responder a los desafíos que les plantea el mundo actual. Por ello, en este apartado se desarrollarán algunos ele- mentos que fundamentan las dos perspectivas orienta- doras que atraviesan todo el currículo: la perspectiva de derechos y la perspectiva de género. PERSPECTIVA DE DERECHOS El currículo para la formación de familias pretende con- tribuir al cambio de los imaginarios sociales que atravie- san las interacciones entre los miembros de la familia y movilizar transformaciones en las prácticas de crianza, de tal manera que se favorezca la construcción de am- bientes democráticos y solidarios, en los cuales el respe- to por la diferencia y el reconocimiento de la diversidad y la libertad hagan parte de la convivencia. De esta manera, el currículo responde a las acciones que desde el interés por la garantía de los derechos huma- nos consideran la condición de sujeto prevalente y del interés superior de las niñas y los niños, en particular de aquellos en primera infancia. Secretaría Distrital de Integración Social 9 FundamentaciónT.indd 9 12/09/10 19:58
  • 10. CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS Una de las principales dificultades que se sortean en el camino a este logro en este contexto ha estado centrada en el reconocimiento social de los niños y niñas como ciudadanos y sujetos de derecho, aspecto más marcado aún en lo que se refiere a primera infancia. Según Baratta (s.a.), se identifican tres diferencias que han dificultado la inclusión de los niños y las niñas en las reglas de la democracia:  Una exclusión del ejercicio de la ciudadanía, dado que ellos no han hecho parte del pacto social moderno, puesto que se ha sustentado en la creencia de que “no tienen la facultad, ni la obligación natural de serlo”. El camino de los derechos que tienen los niños hasta su reconocimiento ha sido más largo que el de los otros sujetos excluidos de dicho pacto social.  La lucha de los niños y las niñas por su derecho a la igualdad está desvinculada de aquella por el reconocimiento de su diferencia de género, de cultura y de posición en el mundo de la producción. El retraso histórico, que se refiere a la relación entre el movimiento por la igualdad y el movimiento por la diferencia, impone poner en primer plano el derecho del niño y la niña a una ciudadanía diferente en el desarrollo del Estado democrático de derecho.  La lucha por los derechos de los niños y de los adolescentes, a diferencia de los otros grupos de excluidos, no ha sido una lucha propia sino que ha quedado y queda dependiente del discurso y del actuar de los adultos. Esto es una para- doja si se piensa que los adultos son los que ejercitan el poder sobre los niños y frente a los cuales se dirige la demanda de igualdad, de libertad, de integridad física y moral y de respeto en favor de los derechos de los niños. La dependencia de los niños y las niñas de los “juicios” que los adultos hagan de sus derechos o capacidades para poder hacer parte del pacto social, para de- terminar si tiene la madurez para ejercer la ciudadanía, o para determinar hasta donde llega el “interés superior del niño” o cuáles son los asuntos que los afectan, los ponen en situación de desventaja, pero reta a la institucionalidad a construir creencias, conceptos y prácticas que ética y políticamente correspondan al espíri- tu y propósitos de la CDN. Ligia Galvis Ortiz (2002) señala la posibilidad de la familia de convertirse en la primera experiencia democrática de los niños y las niñas y puente fundamental entre la vida pública —necesaria para el ejercicio de una ciudadanía activa— y la privada, “si la familia se constituye sobre las bases del respeto a la dignidad, la libertad, la igualdad y la autonomía de sus miembros y se define y se vive como el lugar en el cual se desarrollan y se incorporan esos atributos en la personalidad de los hijos”. La familia entonces, por esta vía, se concibe como sujeto de derecho 10 Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe FundamentaciónT.indd 10 12/09/10 19:58
  • 11. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA 1 PERSPECTIVAS ORIENTADORAS y, en esa medida, en espacio y agente privilegiado para la garantía de los derechos de los niños y las niñas y la superación de los obstáculos antes mencionados. El currículo se asume como una estrategia de Atención Integral a la Primera Infancia, centrada en la promoción de creencias y prácticas que favorezcan el fortalecimiento de las capacidades y condiciones de las familias que conduzcan a la garantía y protección de los derechos de los niños y las niñas, todo dentro de orientaciones de equidad, inclusión y respeto por la diversidad. El enfoque de los derechos humanos en el Currículo para la formación de fami- lias tiene implicaciones sobre los fundamentos y prácticas que se deriven del mis- mo. Los derechos de los niños y las niñas se consideran las condiciones óptimas a lograr para favorecer el desarrollo infantil. De esta manera, las acciones pedagó- gicas y la gestión del currículo deberán promover la realización de los derechos humanos de las familias, los niños y las niñas. A modo de referente, los principios de la Declaración Universal de los Derechos humanos, consultados en Sánchez (2010), son:  Inherentes: Son innatos a todos los seres humanos sin distinción alguna. Se nace con ellos y no dependen del reconocimiento por parte del Estado  Universales: Se extienden a todo el género humano en todo tiempo y lugar. No pueden invocarse diferencias culturales, sociales o políticas como excusa para su desconocimiento o aplicación parcial.  Absolutos: Su respeto se puede reclamar indistintamente a cualquier persona o autoridad.  Inalienables: son irrenunciables al pertenecer en forma indisoluble a la esencia misma del ser humano.  Inviolables: Ninguna persona o autoridad puede actuar legítimamente en con- tra de ellos, salvo las justas limitaciones que puedan imponerse de acuerdo con las exigencias del bien común de la sociedad.  Imprescriptibles: No se pierden por el transcurso del tiempo, se haga o no, uso de ellos.  Indisolubles: Forman un conjunto inseparable y deben ser ejercidos en su con- tenido esencial.  Indivisibles: No tienen jerarquía entre sí, es decir, tienen el mismo grado de importancia. No se permite sacrificar un tipo de derecho en menoscabo de otro. Secretaría Distrital de Integración Social 11 FundamentaciónT.indd 11 12/09/10 19:58
  • 12. CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS  Irreversibles: Todo derecho humano, formalmente reconocido, queda irrevo- cablemente integrado a la categoría de derecho humano, categoría que en el futuro no puede perderse.  Progresivos: Es posible que en el futuro se extienda la categoría de derecho humano a otros derechos que en el pasado no se reconocían como tales. La aplicación de los derechos bajo cualquier punto de vista, incluso en aquellos casos en que no haya sanción expresa ante su incumplimiento, les da un carácter de exigibilidad ante los Estados y, por tanto, deben ser respetados, protegidos y satis- fechos. En orden al principio que los caracteriza como progresivos, la adopción de la Convención de los Derechos del Niño de 1989, sancionados por la Ley Nacional 112de 1991, incluye 54 artículos y según Cillero (1999) tiene tres características:  Su carácter integral: Según este autor “una de las características más importan- tes de la Convención sobre los Derechos del Niño es su integralidad, esto es, abarcar todas las dimensiones y la vida y desarrollo de las niñas y los niños” (p. 34). Sin perder esta mirada de integralidad, los derechos han sido clasificados en cuatro categorías por UNICEF (2004): • Supervivencia: Derechos que buscan garantizar la vida en condiciones ade- cuadas de desarrollo y de salud. • Desarrollo: Derechos que garantizan el desarrollo de capacidades y poten- cialidades de los niños y las niñas. • Protección: Derechos que exigen la prevención, defensa y salvaguarda de todas las formas de abuso, abandono y explotación. • Participación: Derechos que garantizan que los niños y niñas asuman un papel activo en sus ambientes cotidianos y en sus comunidades.  Concebir al niño y niña como sujeto pleno de derechos en una concepción de autonomía progresiva, apuntando a una nueva concepción del niño y la niña, y de sus relaciones con las otras personas y con el ambiente. Se les considera ahora como personas en desarrollo y no como adultos menores, a quienes debe proteger el adulto de manera paternalista por considerarlos débiles e incapaces. Son personas, que además, son activas en su propio desarrollo, el cual van logrando a través de las interacciones sociales. Deben ser valoradas en el pre- sente y no por su papel en el desarrollo futuro de la sociedad. Por ser personas activas en su propio desarrollo, tienen derecho a participar en los asuntos que les afectan y tienen la capacidad de hacerlo según la progresiva autonomía que van logrando en su desarrollo. 12 Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe FundamentaciónT.indd 12 12/09/10 19:58
  • 13. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA 1 PERSPECTIVAS ORIENTADORAS  El paso de las necesidades a derechos, que supone un cambio de óptica, pues las necesidades se transforman en derechos, y en consecuencia, el niño o niña no son simples receptores de la ayuda bienintencionada de los adultos y del es- tado, sino que se les reconoce su derecho a la atención y la protección integral para promover su desarrollo. Los Derechos de los Niños están sustentados en una serie de principios (Ver Figura No. 1) que constituyen un marco general esencial para su comprensión y aplicación (Durán, s.a.) y cuyo eje es el interés superior del niño y niña. Figura No. 1: Principios de la CDN (Adaptado de Durán, E., s.a.) Universalidad Igualdad No discriminación Participación Interés superior del niño Autonomía Prevalencia Corresponsabilidad El interés superior del niño obliga a la sociedad y al Estado a que las decisiones que se tomen con respecto al niño o la niña deben atender en primera instancia al interés superior, como eje para garantizar el cumplimiento de todos los derechos establecidos en la CDN. Es decir, “que los niños tienen derecho a que antes de tomar una medida respecto de ellos se adopten aquellas que promuevan y prote- jan sus derechos” y no las que los vulneren (Cillero, 2009). El interés superior del niño supone también que las decisiones políticas, progra- máticas y judiciales si bien no excluyen los derechos de los adultos, deben mante- ner el criterio de prevalencia de derechos de los niños y las niñas. Secretaría Distrital de Integración Social 13 FundamentaciónT.indd 13 12/09/10 19:58
  • 14. CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS El principio de autonomía se relaciona con lo mencionado anteriormente: los niños y las niñas no son adultos inacabados, sino que están en una etapa de la vida que, como cualquier otra, supone desafíos, responsabilidades y necesidades de desarrollo particulares. En este sentido se les considera como sujetos actuales, que se construyen en interacción con los otros y con su entorno, a través del ejer- cicio de sus derechos, proceso en el cual los adultos significativos hacen las veces de guías y promotores para estimular la autonomía progresiva. La igualdad, la universalidad y la no discriminación son principios fundamentales en la perspectiva de derechos humanos, por lo cual tienen iguales implicaciones para los niños y las niñas, quienes son titulares de derechos en condiciones de igualdad como cualquier otro ser humano. De la misma manera, no podrán ser discriminados por ninguna condición social, económica, cultural, característica, etnia, etc., aunque “deben desarrollarse estrategias de protección y compensación para los niños que se encuentran en mayor vulnerabilidad, con el fin de asegurar la igualdad de oportunidades en el acceso a los derechos” (Durán, s.a.). El abordaje integral de los derechos de niños y niñas plantea el principio de co- rresponsabilidad, tal como aparece en el artículo 10 de la Ley 1098, que obliga al Estado, la familia y la sociedad a generar y mantener articuladamente las con- diciones para garantizar el desarrollo infantil integral y el pleno ejercicio de sus derechos, en un marco de igualdad y garantía. Ello implica un abordaje integral de las políticas y las agendas programáticas, y la no subordinación de unos dere- chos por otros. Como anota Ortiz (2009): “La integralidad no se logra con una sumatoria de acciones paliativas y temporales, requiere de procesos intencionales de planeación social, de redistribución e inversión y de la riqueza, de voluntad política y com- promiso de todo el conjunto de la sociedad” (p. 2). La integralidad supone el establecimiento de políticas y planes de desarrollo in- tegrados alrededor de la población infantil para ser desarrollados a través de la gestión social integral y no de manera intersectorial. Esto plantea desafíos que afectan la cultura, las creencias y percepciones, así como los comportamientos individuales y colectivos en relación con la protección de la niñez. Es necesario entonces reconocer y transformar los conocimientos, actitudes y prácticas que vulneran los derechos y que afectan negativamente las condiciones de vida de los niños y los jóvenes. La garantía de los derechos supone por lo tan- to la concertación entre quienes desde diferentes ámbitos y niveles agencian los procesos de desarrollo de los niños y las niñas. 14 Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe FundamentaciónT.indd 14 12/09/10 19:58
  • 15. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA 1 PERSPECTIVAS ORIENTADORAS Un enfoque basado en los derechos humanos aplicado al currículo de familia, tiene implicaciones sobre las prácticas pedagógicas y demás acciones que deberán orientarse intencional y directamente a contribuir a la protección y garantía de los derechos de los niños, las niñas y sus familias. Esto presupone que, en forma deliberada, el currículo promueve reflexiones y cambios sobre el rol de los adultos y de los niños y las niñas, todas y todos y de las interacciones entre unos y otros. Esta movilización se propone a través de ac- ciones pedagógicas que promuevan miradas reflexivas tanto del formador como de las familias participantes en el proceso, evitando imposiciones y abriendo pers- pectivas de cambio en el marco de las negociaciones culturales. Además, la aceptación de las familias, sus miembros, los niños y las niñas, como actores de su propio desarrollo, implica asignar un importante valor a su par- ticipación durante el proceso de formación, a través de sus opiniones, análisis, actuaciones y decisiones, entre otros aspectos. Por ello, se establece la flexibilidad como condición imprescindible para la aplicación del currículo con los grupos de familias particulares, a partir del reconocimiento y comprensión de los contextos y condiciones de los grupos de formación. Entonces, las formadoras y formadores, apoyados por organizaciones sociales, instituciones privadas y del Estado y con la participación activa de las familias, son quienes a través de una acción pedagógica colectiva e intencional, podrán aportar al cambio de las prácticas cotidianas de las familias, de modo que se logre trascender el discurso y constituir realmente una cultura y un proyecto ético para todos y todas en el cual estén presentes la perspectiva de derechos y de género. De otra parte, el currículo se concibe como un medio para generar procesos y no para centrarse en acciones esporádicas. Esto apunta al desarrollo de ambientes de convivencia en los cuales se reduzcan las inequidades y disparidades dentro de las familias y en la relación que estas establecen con el ámbito de lo público. En este contexto, las instituciones que implementen el currículo deben ser flexibles a las necesidades y fortalezas de las familias, y deben tener capacidad para promover procesos de gestión integral que articulen la formación con los servicios y los pro- gramas locales de manera que se potencien los efectos del currículo. Ello implica que la convocatoria e implementación del currículo se haga con una concertación previa en los territorios, con las familias e instituciones. También supone asumir la participación infantil y de las familias, como medio y como fin de los procesos de formación, soportados en acciones cotidianas de la dinámica familiar, en la orga- nización y creación de redes y en una gestión social integral que propicie alianzas sostenibles en el ámbito local a favor de los niños, las niñas y las familias. Secretaría Distrital de Integración Social 15 FundamentaciónT.indd 15 12/09/10 19:58
  • 16. CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS PERSPECTIVA DE EQUIDAD DE GÉNERO Uno de los desarrollos relevantes de los Derechos Universales y de este para- digma de desarrollo humano está vinculado a la perspectiva de género, la cual es una herramienta o mecanismo de análisis, que procura explicar el fenómeno de la desigualdad, de la inequidad y de la singularidad entre hombres y mujeres. El concepto de equidad de género hace referencia “a la construcción de relaciones equitativas entre mujeres y hombres —desde sus diferencias—, tanto como a la igualdad de derechos, al reconocimiento de su dignidad como seres humanos y a la valoración equitativa de sus aportes a la sociedad. Por lo tanto esta categoría de análisis permite incluir tanto las inequidades que afectan a las mujeres como las que afectan a los hombres” (Colombia – DNP, 2009). Adoptar una perspectiva de género significa analizar y comprender los diferentes roles y responsabilidades, relaciones, necesidades, visiones y aportes de hombres y mujeres, niños y niñas e ir más allá del simple reconocimiento de las diferencias de género, dirigiéndose hacia relaciones más equitativas y solidarias entre hom- bres y mujeres. Significa también entender que la construcción de la subjetividad femenina y masculina, ese complejo proceso producto del cual se construyen mujeres y hom- bres, no se realiza en un vacío social, solamente por tener una biología de sexo masculino o femenino, sino que por el contrario se da en un contexto socio- histórico que establece lo que se espera de “ser hombre” y de “ser mujer”. Esto equivale a decir que cada sociedad atribuye diversos sentidos a la masculinidad y la feminidad, y que estas atribuciones van cambiando históricamente. Este contexto social lo vive el ser humano durante su proceso de socialización en el cual apropia, construye y reconstruye creencias, valores, sentimientos y con- ductas, socialmente aceptadas unas y reprobadas otras, que constituirán su iden- tidad masculina o femenina y la forma de relacionarse con el otro sexo. Es así como la diferencia de roles para hombres y mujeres se construye perma- nentemente en las interacciones cotidianas, en las cuales se determinan y se con- figuran los roles y formas de participación diferenciales para niños y niñas. Para ello, padres, madres, cuidadoras o cuidadores se comportan de manera distinta con respecto al uso del espacio, a las actividades y tareas que se demandan, a las funciones y roles que cumplen, a sus maneras de comunicarse, a los materiales y juegos que se utilizan. 16 Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe FundamentaciónT.indd 16 12/09/10 19:58
  • 17. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA 1 PERSPECTIVAS ORIENTADORAS En este contexto se construyen identidades marcadas por lógicas y códigos, ge- neralmente dictados por los adultos sin dar lugar a que los niños y las niñas tengan espacios de resistencia o de expresión, para construirse como hombres y mujeres de manera más flexible y equitativa a través del desarrollo gradual de su autonomía. La familia entonces es fundamental en la construcción de la identidad de hom- bres y mujeres, lo que hace determinante el tipo de influencia que ejerce en sus procesos de desarrollo por cuanto, de acuerdo con los valores, creencias, concep- ciones y comportamientos que tenga con respecto a lo deseable sobre ser hombre o ser mujer en el mundo social, se va a promover un aprendizaje u otro sobre la relación entres los sexos, sobre sus roles y sobre el valor de cada uno y el poder que puede ejercer en los ámbitos público y privado. Esto convierte a la familia en un escenario fundamental para la lucha por la equidad de género, dado que es uno de los ámbitos más importantes para que los niños y las niñas puedan apropiar miradas del otro o la otra, mediadas por el respeto, la inclusión y la complementariedad. De otra parte, la perspectiva de género tiene una importante relación con la doctrina de los derechos humanos y particularmente con la no discriminación. Ello obliga a los Estados —principales responsables de garantizar los derechos humanos— a combatir toda forma de discriminación por género, tal como lo plantea la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discrimina- ción Contra la Mujer, que establece, entre otras, las siguientes responsabilidades para los Estados:  Modificar patrones socioculturales para eliminar prejuicios y prácticas basados en la idea de inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos o en fun- ciones estereotipadas de hombres y mujeres.  Garantizar una educación familiar orientada a una comprensión adecuada de la maternidad como función social y al reconocimiento de la responsabilidad de hombres y mujeres en la educación y desarrollos de los hijos e hijas. Esta obligación a la no discriminación de hombres y mujeres aplica también para niños y niñas, según lo establece el segundo artículo de la CDN, al determinar que todos los derechos contenidos en ella tienen que respetarse sin discrimina- ción por motivos, entre otros, de sexo. El llamado de la Convención a los Estados Partes se dirige a la garantía de la protección contra toda forma de discrimina- ción, lo cual incluiría el sexo. Secretaría Distrital de Integración Social 17 FundamentaciónT.indd 17 12/09/10 19:59
  • 18. CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS Abordar la discriminación por razón de género implica, entre otras, la resignifica- ción de los roles tradicionales asociados al patriarcado en los ambientes de socia- lización como la familia y la institución educativa. Implica también, dar espacio real a los niños y las niñas de construirse como sujetos en ambientes democráticos donde tengan la posibilidad de ejercer de manera autónoma el papel que desean en la sociedad sin ser relegados y tratados como inferiores por causa de su sexo. En el análisis de las relaciones de poder entre géneros resulta evidente cómo la violencia de género se articula de manera profunda con las relaciones inequita- tivas, pues tiene sus orígenes en la construcción social de relaciones jerárquicas de poder, en las relaciones de hombres y mujeres entre sí, de hombres con hombres y de mujeres con mujeres. En general, la violencia es propia de las relaciones de domi- nación y subordinación dentro de las estructuras jerarquizadas y se constituye como un mecanismo para mantener el poder. Este análisis lleva a ubicar las prácticas discriminatorias y autoritarias que se ejercen sobre los niños, las niñas y los adolescentes cuando su comportamiento o actitud rompe con lo esperado de acuerdo con los cánones que predeterminan la expresión de su feminidad y de su masculinidad. Además, en muchas interacciones familiares se tienden a activar procesos de participación competitivos y excluyentes, que llevan implícitas formas de discriminación entre los géneros. Por ello, “construir una sociedad más equitativa, humana y justa, supone garantizar la total inclusión de mujeres y hombres en la dinámica social y desarrollar estrategias es- pecíficas para que las personas o los grupos de la población que se encuentran en condiciones precarias o en situación de desventaja, puedan mejorar su situación actual” (Colom- bia – DNP, 2009). Construir equidad entre mujeres y hombres requiere im- pulsar acciones que compensen o moderen las discrimina- ciones que afectan a unas y otros. Hace necesario también introducir, de manera transversal, el enfoque de género en las políticas públicas de equidad y en los planes, progra- mas, proyectos y mecanismos de trabajo de la administra- ción pública (Colombia – DNP, 2009). 18 Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe FundamentaciónT.indd 18 12/09/10 19:59
  • 19. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA 2 Las perspectivas que orientan el currículo para familias suponen de base una acción concertada entre las institu- ciones y actores que agencian el desarrollo de la infancia en el país y en la ciudad. En este marco es importante poner de presente la manera como la Administración MARCO POLÍTICO DEL CURRÍCULO Distrital viene desarrollando su política social y en par- ticular sus políticas de infancia. La intención es no solo tomar el espíritu y sentido de estas políticas como referente fundamental para la cons- trucción teórica de los supuestos y bases conceptuales del currículo, sino como fuente de orientación de los temas, contenidos y significados que en él se incluyen, ya sea explícita o implícitamente. Las políticas públicas dirigidas a infancia, familia, gé- nero, ruralidad y discapacidad —del Distrito Capital— aunque tengan distintos niveles de desarrollo, han sido creadas sobre la base de los mismos principios guía2: 1. El reconocimiento del Estado Social de Derecho como marco general de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales. 2. La redistribución y el reconocimiento como caminos para el logro de la equidad y la justicia social. 3. La corresponsabilidad entre la familia, la sociedad y el Estado. 4. La inclusión social. 5. Las acciones afirmativas en la perspectiva del derecho a la igualdad. 6. El derecho prevalente y el interés superior de los ni- ños y las niñas. 7. La focalización de servicios como búsqueda de la equidad social. 2. Consejo Distrital de Política Social. Lineamientos Generales de Política Social para Bogotá 2004-2014. Una aproximación 8. La perspectiva de género. desde los Derechos de la Niñez, la Juventud, las Mujeres, las Personas Mayores y la Familia. 9. La participación social y la construcción de ciudadanía. Bogotá: Alcaldía Mayor de Bogotá, 2004. Secretaría Distrital de Integración Social 19 FundamentaciónT.indd 19 12/09/10 19:59
  • 20. CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS 10. La sostenibilidad social y ambiental. 11. La descentralización y la autonomía local. 12. La integración regional y global. 13. La equidad y el equilibrio territorial. Por otra parte, tanto la Ley para la Protección Integral de las Familias como el Código de Infancia y Adolescencia, y la Política Pública para Primera Infancia, plantean, para todo el país, elementos importantes que también inciden en los planteamientos del currículo. La Ley 1361 de 2009 para la Protección Integral de las Familias define equidad como Igualdad de oportunidades para los miembros de las familias sin ningún tipo de discriminación. La capacidad para garantizar la equidad y la igualdad de oportunidades al interior de las familias no depende únicamente de la forma como se establecen en su interior las relaciones de poder y de las condiciones para la participación de sus miembros en la toma de decisiones que les conciernen. Esta capacidad tiene que ver con lograr seguridad económica y el uso adecuado de los recursos materiales que soportan la vida familiar y la garantía de los niños y las niñas, en particular sus derechos de supervivencia y desarrollo. La garantía de los derechos sociales, económicos y ambientales de las familias es tarea del Estado a través de los servicios sociales y de desarrollo económico. Desde el principio de corresponsabilidad consagrado en el artículo 10 de la Ley 1098 de 2006 y para el cumplimiento de las obligaciones a ellas asignadas en la misma en su artículo 39, las familias deben, sin embargo, desarrollar capacidades que les permitan, por ejemplo, recibir y utilizar información que promueva su bienestar y salud, el uso racional de los recursos ambientales, disfrutar de una adecuada nutrición, acceder a oportunidades para el logro y fortalecimiento de su seguridad económica, el acceso a educación, cultura, ciencia, tecnología y re- creación, entre otros aspectos que involucran la garantía de los derechos de sus miembros, y en consecuencia de manera prevalente, de las madres en gestación y de los niños y las niñas. Por su parte, la Política Pública Nacional de Primera Infancia “Colombia por la Primera Infancia” (DNP, Conpes, 2007), tiene como objetivo “Promover el de- sarrollo integral de los niños y niñas desde la gestación hasta los 6 años de edad; respondiendo a sus necesidades y características específicas, y contribuyendo así al logro de la equidad e inclusión social en Colombia”. Esta política tiene como premisa que invertir y trabajar con y por la primera infancia es determinante 20 Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe FundamentaciónT.indd 20 12/09/10 19:59
  • 21. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA 2 MARCO POLÍTICO DEL CURRÍCULO para el desarrollo del país. Plantea además, como fundamento, que los niños y las niñas desde su gestación son sujetos plenos de derechos, reconocidos en sus diversidades y con un papel activo en su proceso de desarrollo. En este contexto la familia es eje fundamental y contexto natural para el desarro- llo integral de los niños y las niñas de 0 a 6 años, que como unidad de derechos requiere de la protección del Estado y de las condiciones para garantizar sus derechos políticos, económicos, sociales y culturales, apuntando a la equidad y la inclusión social y con una mirada de corresponsabilidad e integralidad. Esto implica que la política no solo promoverá acciones y estrategias que mitiguen las necesidades básicas insatisfechas de los niños y niñas menores de seis años, sino que aunque, si bien atienden estas necesidades, se orientan principalmente, hacia la constitución integral de sujetos autónomos, capaces de desarrollar sus poten- cialidades. Por tanto, la focalización sirve como principio para lograr la equidad, ya que tiene una función redistributiva. Los principios de las políticas distritales y de la política nacional, así como los de las dos leyes mencionadas, tienen implicaciones para el currículo, por cuanto este se asume como una estrategia centrada en la promoción de creencias y prácticas que favorezcan el desarrollo de capacidades de las familias que les posibiliten el ejercicio de acciones que conduzcan a la garantía y protección de los derechos de los niños y las niñas, todo dentro de orientaciones de equidad, inclusión y reco- nocimiento de la diversidad. Además, en consonancia con las políticas y el desarrollo de su espíritu, el currí- culo toma en consideración los siguientes aspectos para su diseño y aplicación:  La influencia de doble vía entre familia y sociedad. La familia cambia porque la sociedad lo hace y ella forma parte importante de la vida social, pero a su vez, con su acción y movilización puede promover cambios en la sociedad.  El afecto como motor de la vida familiar. Es fundamental, por lo tanto, bus- car su promoción, reconocer su importancia y hablar de él, en este proceso de formación. El desarrollo infantil encuentra posibilidades potenciadoras en ambientes familiares afectuosos.  La familia y cada uno de sus miembros como sujeto colectivo y particular de derechos. Eso significa la condición de dignidad y al mismo tiempo la de ser ciudadanos de la sociedad a la que pertenecen.  La familia como el espacio de socialización y construcción de individualidades y de seres sociales. En la familia se incorpora el mundo social a través de los Secretaría Distrital de Integración Social 21 FundamentaciónT.indd 21 12/09/10 19:59
  • 22. CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS procesos y mecanismos de socialización, y de esta incorporación depende, en buena medida, la conformación de la individualidad de cada ser humano y su inserción en la vida social.  La familia como escenario de relaciones diversas entre sus miembros. Esas re- laciones se dan de acuerdo con el ciclo vital en que se encuentran las personas que interactúan en ella, y según las singularidades y la diversidad de intereses que portan.  La familia como ámbito de autoridad y de poder, en la cual se pueden cons- truir relaciones democráticas, de diálogo, de conversación y de concertación dentro de un clima de afecto, cuidado y solidaridad.  La familia como escenario de participación de todos y cada uno de sus miem- bros. Una familia que cultiva un ambiente participativo, prepara a sus miem- bros más jóvenes, para actuar positivamente en los asuntos ciudadanos y de- mocráticos de la sociedad, y a su vez esa participación ciudadana propicia el surgimiento de acuerdos y de acciones tolerantes y consensuadas en los ho- gares. Esas relaciones democráticas y de participación en el seno de la fami- lia requieren buena comunicación, diálogo entre sus integrantes, escuchar y atender al otro, considerar los puntos de vista de los demás e incorporarlos a la conversación. Se puede afirmar que el Currículo de formación para familias, tanto desde su práctica como desde su formulación, se consti- tuye en un esfuerzo de armonización y una contribución desde una acción educativa concreta, a la gestión de la política social del Distrito, así como de las políticas nacionales en el tema de infancia y otras políticas sectoriales y poblacionales creadas para la garantía de los derechos de los niños y niñas y las familias. La Gestión Social Integral, como estrategia distrital para la im- plementación de la política social, adquiere a partir de la imple- mentación de este currículo otro escenario para su realización en el territorio, aportando de manera complementaria a otros programas que trabajan por mejorar la calidad de vida de la ni- ñez y las familias, y sirviendo a su vez como movilizador social de la participación de las familias y de sus niños y niñas. 22 Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe FundamentaciónT.indd 22 12/09/10 19:59
  • 23. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA 3 En este apartado se abordarán los conceptos y enfoques que fundamentan el currículo. Se desarrollan en primer lugar los conceptos de familia y desarrollo infantil, ejes centrales del programa de formación. Posteriormente hallará temáticas relacionadas con la forma como la fa- REFERENTE TEÓRICO milia puede promover el desarrollo infantil a través de los vínculos afectivos, las relaciones de poder y la comu- nicación. En tercer lugar, se encontrará el tema de las relaciones democráticas en la familia y la construcción de ciudadanía por ser un aspecto que proyecta y soporta las dinámicas e interacciones internas de la familia en el ámbito público a través del proceso de participación. CONCEPTO DE FAMILIA Entender la relación del desarrollo infantil con la vida fa- miliar supone, en primer lugar, abordar el concepto de familia para que se pueda comprender la posición que el currículo asumirá con respecto a esta. De los procesos participativos que se realizaron en la ciudad en el año 2006, en torno a la formulación de la política pública para las familias de Bogotá, se extrae la siguiente defini- ción que fue sistematizada para que le sirviera de insumo: “las familias son una forma primordial de organización social determinadas histórica- mente, en donde se construye social y cultu- ralmente la filiación y el afecto. Son ámbito fundamental de humanización y socializa- ción; unidades portadoras, creadoras, repro- ductoras y realizadoras de valores, sujetos colectivos de derechos, con capacidad para transformarse y transformar su entorno y la sociedad de la que hacen parte. En el proceso de humanizar y socializar a sus miembros, las familias son el escenario básico para la consti- tución de subjetividades, soportan los proyec- tos de vida, producen y reproducen la cultura y satisfacen necesidades básicas a través de la provisión económica. Las familias y sus redes Secretaría Distrital de Integración Social 23 FundamentaciónT.indd 23 12/09/10 19:59
  • 24. CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS comunitarias de apoyo, son fundamentales para la construcción de- mocrática de ciudad, a partir de la gestión social, política, económica, cultural y ambiental de los territorios que habitan (Política Pública para familias en Bogotá, 2006). De este concepto se derivan varios elementos que deben tenerse en cuenta para una cabal comprensión de las familias y de su formación:  La familia es una organización social: Esto quiere decir que no es la suma de sus miembros. Por el contrario, debe pensarse como un sistema relacional complejo y dinámico que supera y articula a su miembros, los cuales interac- túan agrupados en distintos subsistemas (conyugal, parental, de hermanos, abuelos, etc.) (Minuchin, citado por Garzón, 2004). Una organización social se caracteriza además como “un sistema reglado en el cual todas las partes tienen su importancia en el funcionamiento” (Rodríguez, 2006). Implica también una red de relaciones e interacciones entre los miembros de la familia que les proporciona un sentido de interdependencia. Estas interac- ciones se estructuran a través del tiempo en rituales que dan coherencia y per- tenencia al grupo (Garzón, 2004), generando identidad familiar. Ello significa que de manera implícita o explícita la familia, como sistema, va construyendo y haciendo parte de su vida, hábitos, normas, valores o prácticas que se repiten en la vida cotidiana y le dan unidad y sentido de pertenencia. Un desayuno especial todos los domingos puede constituirse en un ejemplo de esto. De manera complementaria, la Secretaría Distrital de Integración Social de Bogotá plantea un modelo democrático en el cual la familia es “un sujeto colectivo que establece relaciones a partir del reconocimiento de los derechos de sus miembros y se reconoce a sí misma y a sus niños y niñas como sujetos prevalentes en el ejercicios de los mismos”. (SDIS, 2007). En consonancia con esta idea, Isaza (2007) plantea que la familia debe tener identidad como ente específico, que se constituye en sujeto de las políticas públicas, para evitar se- guir confundiéndola con la suma de sus miembros y con un ámbito en el cual confluyen los distintos servicios sociales.  La familia está determinada históricamente: Al ser un subsistema dentro del sistema social, y en interacción con otros subsistemas, se ve influida e influye en los cambios sociales de las distintas épocas del desarrollo de la humanidad. En tal sentido, sus funciones han ido evolucionando y en diferentes épocas de la historia se la ha entendido de acuerdo con los parámetros culturales y socia- les del momento. 24 Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe FundamentaciónT.indd 24 12/09/10 19:59
  • 25. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA 3 REFERENTE TEÓRICO Particularmente para Colombia, Pachón (2007) muestra algunos de los cam- bios que se dieron en el siglo XX: A principios de siglo se encontraban patrones de familia extensa en clases medias y altas mientras en grupos con menores recursos se daba el fenómeno de la familia nuclear, pero en todas se presentaba el patriarcado como patrón común. A mediados de siglo se inician grandes cambios relacionados con “la reducción del tamaño de la familia, la salida de la mujer del espacio doméstico, el comienzo de las separaciones entre esposos y la lucha contra la legitimidad” (Pachón, 2007, p. 148). En las clases medias y altas estos fenómenos tuvieron una resistencia inicial importante, mientras muchos de ellos eran corrientes en las clases menos fa- vorecidas. No obstante se fueron imponiendo paulatinamente. Es así como las relaciones entre padres y madres con sus hijos e hijas se fue transformando, de modo que ahora estos últimos son más partícipes y deliberantes de ciertas decisiones. Las relaciones entre hermanos también se modificaron y ya los menores no deben someterse a la autoridad del mayor. La división sexual del trabajo ha sido permeada también por los cambios y ha aumentado la actividad de la mujer en el trabajo fuera de casa, aunque la participación del hombre dentro de las labores del hogar no ha cambiado en las mismas proporciones y se observa más en los niveles culturales y educativos medios y altos. La jefatura femenina y el madresolterismo es un fenómeno nuevo para los es- tratos altos, mas no para las poblaciones en situación de desventaja cultural y económica. Por otra parte, al finalizar el siglo XX la familia extensa empezó a renacer en su función de apoyo doméstico, y es así como acogió a las mujeres que se encontraban solas con sus hijos e hijas, apoyándolas en la crianza y el cuidado de su progenie. En relación con la violencia intrafamiliar, si bien es un fenómeno de vieja data en los sectores populares, se generalizó a otros sectores y dejó de ser un tema de la vida privada para constituirse en objeto de políticas públicas y en un asunto importante para el desarrollo de las personas y particularmente de los niños y las niñas. Por otra parte, los cambios sociales han llevado a que la familia se organice y se constituya de manera diversa según su composición. Situaciones que hace un siglo no eran reconocidas ni aceptadas como familias, hoy en día coexisten y son válidas. En tal sentido, la Política para familias en Bogotá (2005) plantea la necesidad de reconocer las diversas formas de familias existentes de modo que se garantice “su derecho a tener derechos” y se las legitime, no desde la Secretaría Distrital de Integración Social 25 FundamentaciónT.indd 25 12/09/10 19:59
  • 26. CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS perspectiva de un contrato de unión familiar sino desde la mirada de su doble dimensión de derechos y de vínculo. Puede concluirse entonces, que si bien hoy en día se conservan los patrones patriarcales, los valores sociales actuales van ejerciendo influencia en las estruc- turas y dinámicas familiares así como en los patrones de interacción entre los distintos sujetos que integran los grupos familiares: hombres y mujeres, niños, niñas y adolescentes, adultos y ancianos. Y estos cambios han afectado con intensidades diferentes los distintos estratos socioeconómicos, lo cual debe tenerse en cuenta en el currículo de formación de las familias.  La familia tiene la capacidad de transformarse y de transformar el en- torno social del que hace parte: Al ser un sistema dinámico, es cambiante. Al respecto, Minuchin (1982), citado por Rodríguez (2006), señala tres com- ponentes en una familia3: Uno, que la define como un sistema sociocultural abierto y en proceso de transformación; el segundo, señala que su desarrollo se da a través de una serie de etapas que conducen a su reestructuración; y el tercero, denota que la familia se adapta a las circunstancias cambiantes, lo cual le permite mantener una continuidad y permitir el crecimiento de cada uno de sus miembros. En estas transformaciones familiares las crisis juegan un papel fundamental. Las crisis pueden ser originadas por cambios en el sistema familiar o en otros sistemas con los cuales se relaciona la familia. Los primeros son modificaciones propias de los crecimientos familiares o de sus miembros, por la ausencia o muerte de las personas, o por las separaciones. Los segundos se relacionan con modificaciones del ambiente como mudanzas, cambios de trabajo, influencias sociales. Por otra parte, la familia también puede modificar su entorno social en una re- lación dinámica que establece con él. De acuerdo con Isaza (2007), el carácter de sujeto colectivo de la familia se relaciona con la idea de que ésta “tiene la posibilidad de construir un proyecto de vida y de realizarse y además tiene la capacidad de incidir en el desarrollo propio y en el desarrollo más amplio de la colectividad en la que está inscrita”.  La familia es un ámbito fundamental de humanización y socialización a través de la filiación y el afecto, dado que es allí donde el afecto desempe- ña un papel de gran importancia para el desarrollo psíquico y social de cada uno de sus miembros y para el cuidado y protección física y psicológica de sus 3. Minuchin señala que estos componentes son los propios de una familia no disfuncional. miembros más jóvenes: los niños y las niñas. 26 Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe FundamentaciónT.indd 26 12/09/10 19:59
  • 27. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA 3 REFERENTE TEÓRICO En este contexto afectivo es posible la socialización primaria, la cual según Berger y Luckman (1978), “… comporta algo más que un aprendizaje pura- mente cognoscitivo. Se efectúa en circunstancias de enorme carga emocional”, pues a través de ella el niño o la niña se identifica con las personas significati- vas, produciéndose la internalización del mundo que lo rodea. En este proceso de socialización primaria la construcción de la subjetividad se constituye entonces en una de las funciones esenciales de la familia, pues a través de las relaciones de filiación y afecto, mediadas por el deseo paterno/ materno, se legitima al hijo o hija como sujeto, y se construye la subjetividad. Es decir que es necesario que alguien desee al hijo o hija para que ese ser se convierta verdaderamente en un sujeto (Gurman, 2000). En este proceso, “… la familia provee a cada uno de sus integrantes un sentimiento de identidad independiente que se encuentra mediatizado, en cierta me- dida, por el sentido de pertenencia. Es en el proceso de individuación, donde cada uno de los hijos de una familia comienza a ser alguien, más allá de su clan” (Rodríguez, 2006). Esta identidad se produce a través de la filiación, pues como afirma León (2006) “así como no hay padre ni madre si no hay un hijo que los reconozca como tales, tampoco hay hijo si no hay a lo menos un adulto que asuma ante él su paternidad”. Lo anterior implica que la paternidad y la maternidad no se dan por el mero hecho de la procreación biológica, sino que hace falta “una marca, un nombre, una inscripción, un lugar simbólico donde la criatura pueda alojarse. El de- seo de hijo, tanto como su ausencia, preexiste a lo real de su materialización” (León, 2006). De lo anterior se deduce que se requiere de una adopción sim- bólica, es decir de un real deseo por el hijo o la hija, que le permita ocupar un lugar en este mundo con su propia subjetividad. Por otra parte, es necesario reconocer que la familia se inscribe dentro de una cultura determinada y que como grupo social reproduce en ella los valores cul- turales, las leyes o normas, la lengua, las costumbres. Entonces, como ámbito de socialización la familia porta, crea, reproduce y realiza los valores culturales de la sociedad, convirtiéndose así en un espacio en el cual sus miembros, es- pecialmente los niños y las niñas, aprehenden el mundo social en un proceso dinámico que va transformándose en la medida en que las relaciones de la familia con la sociedad, lo hacen. Secretaría Distrital de Integración Social 27 FundamentaciónT.indd 27 12/09/10 19:59
  • 28. CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS  La familia es fundamental para la construcción democrática de ciudad: Galvis (2002) plantea que a mediados del siglo XX los cambios políticos hicie- ron que la democracia abriera “el espacio para el ejercicio de los derechos y la participación ciudadana” cuyo punto culminante fue la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Según esta autora, la obligatoriedad en el cumpli- miento de la Declaración de 1948 genera un cambio en los fines del Estado y en el ejercicio de las funciones públicas y promueve un nuevo paradigma para instituciones sociales en las cuales se ejerce autoridad sobre los seres humanos como la familia, la escuela y la empresa privada porque “la democracia se con- vierte en una forma de vida”. En este sentido, la familia se constituye en uno de los ámbitos de socialización fundamentales para la construcción de sujetos democráticos por cuanto en ella se viven relaciones en las cuales se apropian las nociones de poder, convivencia, norma, equidad, participación, respeto, sanción y reparación, entre otras. En- tonces, en la familia se aprende a ser demócrata, para proyectar esta vivencia en la vida y las interacciones ciudadanas. En ella se preparan sus miembros para el ejercicio de la ciudadanía, lo cual lleva a que se le reconozca un lugar en la promoción de cambio social (Zuluaga, 2004). Esta tendencia significa la existencia de fronteras cada vez más débiles entre lo que se le ha asignado como ámbito privado a las familias y su relación con lo público, esto es, a comprender que las relaciones y dinámicas que se tejen en las familias ya no son un asunto que les compete a ellas de manera exclusiva, sino que están en estrecha relación con la consolidación de bases para el ejercicio pleno de la ciudadanía y de la democracia. Ello obliga a mirar a la familia más allá del ámbito privado, por las implicacio- nes que tienen para los niños y las niñas, y en general para todos los miembros de la familia, los aprendizajes de todo aquello que les permitirá tener una mi- rada más amplia fuera del ámbito del hogar. Desde esta posición, la noción potencial que tiene la familia para generar cam- bio, adquiere gran importancia, por las posibilidades que puede brindar para modificar y trascender los patrones tradicionales de comportamiento que se caracterizan por la inequidad y la desigualdad entre los géneros y las genera- ciones (Zuluaga, 2004). Las diferencias entre géneros y entre generaciones se constituyen en una opor- tunidad pedagógica y de transformación en las familias, lo mismo que la di- versidad de experiencias, roles y proyectos de vida. La institución familiar debe 28 Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe FundamentaciónT.indd 28 12/09/10 19:59
  • 29. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA 3 REFERENTE TEÓRICO fomentar que las relaciones de los hombres con las mujeres y de los adultos y ancianos con los niños, niñas y jóvenes, tengan un trato igual, solidario y respetuoso que se base en la ética de la responsabilidad y el cuidado frente a quienes se encuentren temporalmente en situaciones de desventaja: “si lo aprendemos a hacer en el espacio privado, tenderemos a hacerlo y exigirlo en el ámbito público” (Enríquez, 2005). Es así como una familia que se constituye a partir de relaciones democráticas estará en mejores condiciones para apoyar el desarrollo individual, colectivo y humano de sus miembros (Zuluaga, 2004). Es así como se reconoce que la familia puede tener la capacidad para transformar el entorno y ser eje fundamental para la construcción democrática de ciudad, su- pone que ésta trasciende el ámbito de las interacciones en el contexto privado del hogar, y que si bien esas interacciones son la piedra angular en la construcción de los niños y las niñas como sujetos de derechos, y por ende fundamentales para su desarrollo integral, es en el ejercicio de lo público donde se consolidan y aportan a la construcción de una sociedad más justa y equitativa para ellos y ellas. CONCEPTO DE DESARROLLO INFANTIL: El enfoque planteado en este currículo supone que el desarrollo infantil es un pro- pósito transversal del mismo, es decir, todos los temas y procesos que se desarrollen a partir del mismo se orientan a fortalecer capacidades humanas en las familias que les permitan crear condiciones para el desarrollo de los niños y las niñas. El conocimiento producido durante décadas por las investigaciones y la diversi- dad de prácticas existentes en torno al desarrollo infantil ofrece el panorama de un campo de estudio y trabajo alrededor de la infancia que no es homogéneo, y se encuentra constituido por una gran variedad de posturas o enfoques teóricos. Desde los trabajos de Piaget, Vygotsky o Wallon, hasta las investigaciones más recientes de Bronfenbrenner, Rogoff o Bruner, entre otros autores, el campo del desarrollo infantil muestra una dinámica de construcción permanente, en medio de la cual las diferentes posturas que han venido tomando forma, a pesar de no ser evaluables entre sí, permiten identificar ciertas comunalidades hacia las cuales apuntan, entre las que pueden destacarse dos:  El reconocimiento de la cultura como marco contextual del desarrollo infantil.  El papel que juegan las interacciones sociales en la construcción del desarrollo. La primera de estas comunalidades indica que el desarrollo infantil se da en el contexto de la historia y la cultura, es decir, en lo que Bronfenbrenner llama nivel macrosistémico. Según esto, no existiría, por decirlo así, un único patrón Secretaría Distrital de Integración Social 29 FundamentaciónT.indd 29 12/09/10 19:59
  • 30. CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS de desarrollo que sigan los sujetos en su proceso de construcción, por lo cual las investigaciones ya no apuntan a establecer modelos explicativos del desarrollo homogéneo y universal. Por el contrario, se apunta a comprender el desarrollo infantil como una serie de generalidades que cobran sentido solo dentro de las especificidades de las diferentes culturas (Unicef 2004). Esto significa reconocer en el desarrollo una enorme gama de posibilidades que debe ser reconocida para, a partir de ella, identificar puntos de convergencia que permitan construir una mirada global del desarrollo de los sujetos. Con ello se afirma que las diferencias culturales se traducen entonces en distintas rutas y posibilidades para el proceso de desarrollo de niños y niñas. Esto se da porque, como lo plantea Bruner (1984), cada cultura incide en el modo específi- co de razonar de sus miembros, por cuanto los diferentes modos de representar la realidad, propias de la cultura, influyen en el modo de razonar de sus indivi- duos. Esto incidirá en que una determinada cultura puede favorecer o limitar el uso de un modo específico de representación. Ello no quiere decir que haya una apropiación pasiva de la cultura. Como lo plantea Bruner (1990), un rasgo característico de los seres humanos es su autoconstrucción a partir de la tradición cultural en la cual “somos agentes activos en la perpetuación de nuestra herencia simbólica porque, entre otros motivos, las ideas y los significados que heredamos del pasado son remodelados por nuestras propias mentes”. Desde esta perspectiva, la cultura y la historia son condición del desarrollo, tanto como la base biológica de los seres humanos. Se toma así distancia de las perspec- tivas teóricas biologicistas que explican el desarrollo solo a partir de la herencia o de aquellas que lo explican únicamente como proceso de adaptación al medio ambiente. Se afirma entonces que el proceso de desarrollo presupone un sujeto activo que participa en la forma de vida de su cultura, apropiándola y transfor- mándola y construyéndose a sí mismo, por lo cual estudiar el desarrollo humano implica indagar sobre el modo en que la cultura y la psique “llegan a estar coor- dinadas y a hacerse posibles la una a la otra” (Unicef 2004). Desde esta mirada, los estudios sobre el desarrollo buscarían establecer los aspec- tos comunes del desarrollo de los seres humanos y sus diferencias, que se deben a las culturas, partiendo de los siguientes presupuestos:  Los individuos participan de manera activa en su propio desarrollo, con la capacidad de elegir entre las distintas posibilidades que le brinda su entorno cultural, aunque éste último no haya sido elegido por ellos. 30 Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe FundamentaciónT.indd 30 12/09/10 19:59
  • 31. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA 3 REFERENTE TEÓRICO  El desarrollo no puede ser explicado en términos de causa y efecto, de estímulo y respuesta. Es un proceso de acciones complejas, mediado culturalmente.  La cultura no se puede tomar como un elemento genérico o puramente con- textual sino que se debe definir desde la perspectiva de las propias personas que la reciben y la desarrollan.  Existen ciertas características del desarrollo que se pueden hacer extensivas a todos los sujetos, pero que se concretan en realidades diferentes en cada cultura. La perspectiva culturalista sobre el desarrollo infantil se encuentra en estrecha relación con la segunda de las comunalidades, que se desprende de los trabajos de investigación sobre el desarrollo infantil: la mirada interaccionista. Este enfo- que plantea que los procesos de desarrollo del niño y de la niña se estructuran a partir de la relación que establecen con los adultos y con otros niños y niñas en el contexto de las prácticas culturales de crianza y educación. Esta mirada se fundamenta en los trabajos de Vygotsky, quien afirmó que las funciones psicológicas superiores tienen su origen en las relaciones sociales, en las interacciones entre los sujetos. El desarrollo infantil, según esto, tiene una naturaleza contextual e interactiva, que puede ser atribuida a la participación de los niños y las niñas en las prácticas socializadoras propias de las culturas. Ahora bien, profundizando en la perspectiva abierta por Vygotsky, algunos auto- res contemporáneos han buscado rescatar aún más el papel de los niños y niñas como participantes activos en su desarrollo. Con este horizonte, en la actualidad Bárbara Rogoff plantea el desarrollo infantil como un aprendizaje que “… tiene lugar a través de la participación guiada en la actividad social con compañeros que apoyan y estimulan su comprensión y su destreza para utilizar los instrumentos de la cultura. La base sociocultural de las destrezas y las actividades humanas […] es inseparable de la base biológica e histórica de la especie humana” (Rogoff, 1993). Según lo anterior, el desarrollo infantil se contextualiza, no solo en el ámbito de las prácticas culturales locales sino, además, en el marco de las relaciones sociales que conforman la vida cotidiana de niños y niñas. De aquí que Rogoff (1993) afirme que “… los niños llegan a compartir la visión del mundo que tiene su co- munidad, a través de la estructura de las actividades e interacciones en las que participan, tanto si en ellas existe un interés explícito de ense- Secretaría Distrital de Integración Social 31 FundamentaciónT.indd 31 12/09/10 19:59
  • 32. CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS ñar como si dicho interés está ausente. En la medida en que los niños empiezan a buscar activamente guía y participación, el proceso sigue desarrollándose, incluso cuando los adultos están centrados en otras cosas o comprometidos en actividades en las cuales preferirían que los niños no se involucrasen”. De este modo, la mirada interaccionista atribuye una gran importancia a los en- tornos de desarrollo de los niños y las niñas, por cuanto la disposición de estos ambientes determina la calidad de las interacciones y de las situaciones que jalo- nan el desarrollo infantil. Con relación a esta idea, Rogoff (1993) formula el concepto de “participación guiada”, como un fenómeno o proceso común a todas las culturas, en el cual se da la participación del niño y la niña en actividades que las culturas disponen de manera específica para su socialización y vinculación al conjunto de la sociedad, a través de un adulto que guía la actividad. En la participación guiada, según Rogoff (1993), tanto el niño como el adulto desempeñan papeles entrelazados “… de tal manera que las interacciones rutina- rias entre ellos y la forma en que habitualmente se organiza la actividad propor- cionan al niño oportunidades de aprendizaje tanto implícitas como explícitas”. Desde esta perspectiva el desarrollo tiene que ver con el papel activo del niño en su propio aprendizaje, y el apoyo, también activo, que le prestan los adultos que guían las actividades y otros niños y niñas que participan en ellas. Es así como a través de su participación en las actividades guiadas por los adultos que los niños y las niñas alcanzan de manera progresiva niveles más elaborados y complejos de desarrollo. Con estos referentes, el desarrollo infantil se puede caracterizar como un proceso que:  Se construye gracias a la participación de niños, niñas y adultos (padres o cuidadores) como sujetos activos de su propio desarrollo, que buscan cada vez márgenes más amplios de autonomía.  Reconoce las singularidades propias de cada niño o niña en su proceso de de- sarrollo.  Reconoce la existencia de similitudes en relación con las características del proceso de desarrollo de sus pares y que obedecen a factores de carácter físico, fisiológico, biológico, social y psicológico. 32 Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe FundamentaciónT.indd 32 12/09/10 19:59
  • 33. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA 3 REFERENTE TEÓRICO  Supone el reconocimiento por parte de padres y cuidadores de las señales que contribuyen a hacer visible el proceso de desarrollo y reacomodar así su papel dentro del proceso de participación guiada. Esta lectura de las señales está orientada por un saber formal, un saber generacional, una historia, y un estado o situación afectiva o emocional.  Implica un reconocimiento por parte de los adultos acerca de sus saberes, sus actuaciones y sus sentimientos en relación con el niño o la niña y con la crianza y sus circunstancias. Ahora bien, el desarrollo solo será posible en la medida que éste se aborde desde los principios formulados en la CDN al concebir al niño y la niña como sujetos plenos de derechos y activos de su propio desarrollo en interacción con su entorno. La creación de condiciones para un desarrollo pleno de los niños y las niñas exige la garantía del derecho a la protección cuidado y atención de la salud de la madre antes, durante y después del parto; la atención y disposición de servicios de salud e inmunización contra enfermedades al niño; la disposición de una alimentación con los nutrientes necesarios para el niño y demás aspectos que afectan el desa- rrollo orgánico. Sin embargo, como se anotó, el desarrollo de las capacidades humanas está de- terminado no solo por el elemento biológico, sino por las interacciones y los procesos comunicativos cotidianos que se constituyen en la base y la fuente de aprendizajes y construcciones permanentes. En tal sentido, juegan un papel muy importante: el derecho a la educación, a la participación, al juego, a una vida sin violencias, ni discriminación, es decir a ambientes protegidos y estimulantes para potenciar las capacidades humanas de niños y niñas. De esa manera, en correspondencia con el planteamiento de la CDN en cuanto a que el fin último de los derechos es el desarrollo integral, las valoraciones en tor- no a los derechos del niño en determinado grupo social o país, deben sustentarse en la visión integral de las interrelaciones entre las condiciones biológicas y socia- les, económicas y culturales en las cuales crece el niño (Cuevas Jiménez, 2005). Para expresar de manera más gráfica lo anterior se propone un paralelo entre el modelo capacitante–discapacitante de Brandt y Pope (1997) (Ver Figura No. 9), sobre las condiciones requeridas para el desarrollo pleno de los niños y las niñas. En este modelo, la persona se presenta a través de un cuerpo, el cual puede tener condiciones potenciales de discapacidad. Este individuo se encuentra sobre una malla, que representa el ambiente, la cual puede o no soportar las condiciones Secretaría Distrital de Integración Social 33 FundamentaciónT.indd 33 12/09/10 19:59
  • 34. CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS en que se desarrolla la persona. En este modelo el estado capacitante se presenta cuando la malla es fuerte en soportes tanto ambientales como personales. Por el contrario, se habla de estados discapacitantes cuando los apoyos de una u otra variable son insuficientes. Figura No. 9: Modelo de Brandt y Pope aplicado a un sistema integral del desarrollo de los niños y las niñas "Los niños y las niñas" (con condiciones genéticas, biológicas y capacidades) Ambiente social Ambiente físico Condiciones socioecómicas Condiciones de seguridad Prácticas culturales asociadas (en la casa, la calle, el jardín), a los derechos (familias, ambientes pedagógicos, institutciones, comunidades) acceso a espacios, ambientes sanos (condiciones Inclusión en procesos de ambientales del aire, la calle, participación basuras, etc.) Inclusión servicios/sistema de Ambientes con acceso protección a objetos que permitan Ambiente propicio explorar, aprender, para el desarrollo desarrollarse DESARROLLO INTEGRAL 34 Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe FundamentaciónT.indd 34 12/09/10 19:59
  • 35. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA 3 REFERENTE TEÓRICO EL PAPEL DE LA FAMILIA EN EL DESARROLLO INFANTIL La perspectiva interaccionista del desarrollo infantil otorga un significado muy importante al papel de la familia en la promoción del desarrollo de los niños y las niñas por el rol que pueden cumplir en el proceso de participación guiada que postula Rogoff (2003). En los siguientes apartados se desarrollarán algunos aspectos que inciden de ma- nera directa en la forma como el desarrollo infantil puede promoverse, o por el contrario, limitarse, en el contexto de las interacciones familiares según las carac- terísticas que adquieran las vinculaciones afectivas, las relaciones de poder o los procesos interactivos y comunicativos. Vinculación afectiva y desarrollo emocional de los niños y las niñas “Una de las características centrales de la relación familiar es el tipo de afecto que se construye en ella. Desde el afecto, se cuida, se reconoce y se es solidario, sin esperar recompensa”. (Política pública de familia en Bogotá, p. 40). Durante la gestación y la primera infancia, las condiciones de madurez biológica obligan a los adultos de su entorno familiar a prestar todos los cuidados para su supervivencia y su desarrollo. Desde una perspectiva psicológica, el niño o la niña requiere de vínculos afectivos con sus cuidadores que le garanticen, entre otras cosas, un apego estable, contención de sus impulsos y seguridad de ser amado y aceptado. Según Bowlby (1985, 1995), los seres humanos tienen una tendencia primaria (no aprendida) o una propensión “a establecer sólidos vínculos afectivos con otras personas determinadas”. Estos vínculos producen comportamientos de apego que buscan la proximidad con otra persona, la cual, en general, es considerada “como más fuerte y/o más sabia”. Este tipo de comportamiento de apego es especialmente evidente durante la primera infancia, y disminuye en intensidad a lo largo del desarrollo. El lazo afectivo propio del vínculo impulsa a las personas a permanecer juntas en el tiempo y en el espacio, procurando mantener cierto grado de proximidad “que permita tener un contacto físico en algunas circunstancias o comunicarse a distancia entre otras” (Ainsworth y Bell, 1970). Esto es observable con claridad en el vínculo establecido entre el niño o niña y sus cuidadores significativos, en las amistades de la adolescencia y en las relaciones de pareja. Secretaría Distrital de Integración Social 35 FundamentaciónT.indd 35 12/09/10 19:59
  • 36. CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS Los vínculos afectivos se caracterizan por estados intensos de emoción: alegría de estar con la persona con quien se está vinculado; desolación si se la pierde; sensa- ción de seguridad si se mantiene el vínculo. Y cuando por alguna circunstancia, la proximidad característica del vínculo se rompe, cada persona buscará restablecerla. Los vínculos afectivos se establecen durante toda la vida: en la relación madre/padre- hijo/hija; con los hermanos o hermanas; con los amigos especiales; con las parejas. Y los de la vida adulta van a depender, en alto grado, de los vínculos primarios de la in- fancia, particularmente de los establecidos con el padre y la madre o con los cuidado- res significativos que les colaboren o los reemplacen en caso de ausencia permanente. En la relación paterno/materno filial, el cuidador se convierte en una “base de seguridad” a la cual el niño o la niña acude a través del tiempo y de las situacio- nes (Posada y cols., 1995). Bowlby (1995) describe el concepto de “base segura” al expresar que las personas son más felices y desarrollan mejor sus capacidades cuando piensan que tras ellas hay una o más personas en quien confiar y a quien acudir en busca de ayuda cuando se presenten dificultades. Estas personas se convierten en una base segura desde la cual operar. En esta relación entre el cuidador significativo y el niño y la niña, el comporta- miento del adulto y el tipo de interacción que se establezca, determina la calidad del vínculo y de la base de seguridad. Es así como una adecuada identificación de las señales y necesidades del niño o la niña y una pronta, sensible y estable respuesta por parte del cuidador, envían mensajes de seguridad al niño o la niña, quien va construyendo confianza en el adulto, y lo toma como base segura den- tro de su proceso de desarrollo. Todo el sistema de interacciones entre el adulto y el niño o la niña van creando unos estilos de apego, los cuales se desarrollan muy tempranamente y se mantie- nen generalmente durante toda la vida (Bartholomew, 1997, citado por Valdez, 2007). Esto deriva en la formación de un patrón interno en el cual se integran tanto creencias acerca de sí mismo y de los demás, como juicios que influyen en la formación y el mantenimiento de las dinámicas relacionales durante toda la vida del individuo (Bradley y Cafferty, 2001, citado por Valdez, 2007). Los patrones de apego en las relaciones del niño o niña pequeño con su cuidador, se han clasificado en cuatro (Valdez, 2007):  Apego seguro: Los niños o niñas ven su figura vincular como base segura para explorar los alrededores. Tratan a los extraños de forma diferenciada a esta figura vincular y la buscan activamente para que los proteja. 36 Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe FundamentaciónT.indd 36 12/09/10 19:59
  • 37. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA 3 REFERENTE TEÓRICO  Apego ambivalente: Los niños y niñas con este tipo de apego buscan acercarse a su figura vincular durante las situaciones de mayor tensión, pero una vez conseguido este acercamiento buscan deshacerlo.  Apego evitativo: Son niños o niñas que no distinguen entre su figura de apego y la de un extraño, tratándolos de la misma forma y en caso de ausencia de la figura vincular, la ignoran cuando regresa.  Apego desorganizado: Los niños y niñas, que tienen este patrón, despliegan una serie de conductas contradictorias cuando se reencuentran con su figura de apego, asociadas a emociones de miedo y ansiedad. Estos patrones de interacción y de apego formados en la temprana infancia, dependen en gran medida de los modos de comportamiento del cuidador significativo, de su sensibilidad y del tipo de respuesta que tenga hacia los pedidos del niño o niña. Los cuidadores más sensibles, accesibles y que responden, aceptan e interactúan positi- vamente, generan mayor autoconfianza en el niño o niña, confianza de éste en su cuidador y placer por estar en su compañía. Son cuidadores que entienden la importancia de crear ambientes seguros, tanto físicos como psicoló- gicos, y ambientes estimulantes que promuevan además de seguridad, autonomía progresiva. Por el contrario, los comportamientos poco sensibles o muy ambivalentes e inestables promueven menos estas características relacio- nadas con la confianza básica. En consecuencia, para el desarrollo social y afectivo de los niños y las niñas en su temprana infancia es necesaria la presencia de, por lo menos, una persona a la cual apegar- se, que proporcione una base segura para el crecimiento y promueva el desarrollo de la confianza y la seguridad en sí mismo. El establecimiento de un buen vínculo afectivo brinda al niño o niña la certeza de tener una persona en quién confiar y alter- nativamente una persona que confía en él o ella. Esto promueve autoconfianza, que facilita a su vez la posibilidad de relaciones interpersonales confiables, sanas y afectuosas, y de una autonomía basada en la confianza en sí mismo y en los demás. Por otra parte, es importante señalar que los patrones descritos arriba se man- tienen en su estructura básica a lo largo del desarrollo por cuanto “las clases de Secretaría Distrital de Integración Social 37 FundamentaciónT.indd 37 12/09/10 19:59
  • 38. CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS experiencias que una persona tiene, en especial durante su infancia, afectan en gran medida tanto a sus expectativas de hallar o no más adelante una base perso- nal segura” (Bowlvy, 1995). Y en sentido inverso: “las expectativas que una persona tiene, así como el grado de capa- cidad que aporta, desempeñan un importante papel para determinar las clases de personas con las cuales se asocia, y también cómo dichas personas la tratan. Debido a estas interacciones, cualquier patrón que se establezca primeramente tiende a persistir” (Bowlvy, 1995). Algunos de los patrones de apego que muestran dificultades son los de excesiva dependencia, los de angustia en el apego, los de autoconfianza compulsiva (la persona mantiene una actitud de dureza y alejamiento en las relaciones con los demás en una autoconfianza aparente) o los de frialdad o falta de apego. Y estos patrones se mantienen al establecer una relación de amistad, de pareja, de pater- nidad/maternidad, de jefe o subalterno. Y posiblemente, cuanto más intensas sean las emociones de una relación, se harán más dominantes los modelos de apego vividos en la infancia. Por ello, en las relaciones de pareja es común observar el establecimiento de vínculos muy fuertes e intensos que con frecuencia reproducen los patrones vinculares establecidos en la niñez. Al respecto González de Rojas (1995) se- ñala que en las relaciones de pareja, por ser un tipo de vínculo de tanta fuerza afectiva, las personas despliegan tanto elementos sanos y asertivos sobre la ma- nera de vincularse, como los conflictos no solucionados en la infancia. Ambos elementos inciden en la elección de la pareja y en la forma como se establezca la relación. Cuando los vínculos infantiles han dejado muchos vacíos o conflictos no resueltos, éstos adquieren un gran peso dentro de la pareja convirtiéndose en una carga para la relación. Por el contrario, un vínculo seguro durante la infancia contribuye a que la pareja pueda construirse sobre la base del comple- mento para compartir, más que sobre elementos de dependencia o necesidades no solucionadas. Es importante resaltar además, que al ser la pareja un sistema de relaciones entre dos personas, se presentan interacciones complejas caracterizadas de manera di- versa. En ellas influyen el vínculo afectivo, las expresiones de cariño y la vivencia de la sexualidad, que desempeñan un papel importante en la unión amorosa. Sin embargo, también existe una serie de factores menos visibles que afectan las relaciones y, en muchos casos, son causantes de los rompimientos o conflictos. Entre ellos se encuentran: 38 Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe FundamentaciónT.indd 38 12/09/10 19:59
  • 39. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA 3 REFERENTE TEÓRICO  Las expectativas (conscientes e inconscientes) que se tienen sobre la pareja y sobre el papel que ella tiene en la solución de los vacíos o conflictos afectivos. Según lo que se espere de la otra persona, se va a interpretar su comportamien- to de manera distinta, haciendo la lectura de sus intenciones de acuerdo con la forma en que se aprendieron a vivir los vínculos en la infancia.  Las relaciones de simetría o asimetría, en relación con los aportes económicos, las cargas domésticas, las expresiones afectivas o el poder que asume cada per- sona sobre la otra.  Los procesos comunicativos en los cuales se hacen interpretaciones a la luz de las representaciones personales que se tienen de la pareja, interpretaciones que muchas veces escapan a la consciencia. En estos procesos, con frecuencia las per- sonas no pueden establecer qué les es propio y qué es del otro. En la medida en que los vínculos afectivos de la infancia estén más cercanos a los apegos seguros, estas lecturas sobre la pareja y sobre sí mismo pueden estar menos contaminadas de elementos inconscientes, facilitando los procesos comunicativos.  La forma como se establece la pareja. La cultura en que vivimos hace una idea- lización del amor romántico, lo cual, sumado a la necesidad humana de esta- blecer vínculos afectivos, influye en la tendencia a idealizar a la persona que se elige para hacer pareja. En la medida en que ese ideal puede ser transformado en expectativas más reales, hay mayores probabilidades de que el vínculo pueda sobrevivir de manera sana y relativamente armoniosa, resolviendo los conflic- tos y creando un ambiente propicio para el desarrollo personal y de la familia. Cuando las parejas tienen hijos e hijas, estos vínculos afectivos de pareja van a influir en el desarrollo infantil de acuerdo con las características que tengan. En la pareja en la cual el conflicto es permanente y se vive un vínculo afectivo ambi- valente, evitativo o desorganizado, hay mayor probabilidad de que las relaciones con los niños y las niñas se vean afectadas negativamente. Si existe violencia o grandes niveles de estrés, la afectación negativa, como se verá en el siguiente apartado, será mayor. Por último, en la familia es importante considerar otro vínculo de gran influencia en el desarrollo infantil: el vínculo fraterno. Éste se instaura dentro de relaciones horizontales, si se los compara con otras de carácter más vertical como las pater- no/materno filiales. No obstante, y como los otros vínculos familiares que se han analizado en este apartado, éste también es complejo y está afectado por diversos factores. Secretaría Distrital de Integración Social 39 FundamentaciónT.indd 39 12/09/10 19:59
  • 40. CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS En tal sentido, puede afirmarse que la fratría o grupo de hermanos, se vincula de manera particular dentro de la familia, cumpliendo funciones que afectan a cada uno de ellos como persona, al grupo de hermanos y a la familia en general. Desde la perspectiva de cada uno de los hermanos o hermanas, los vínculos fraternos cumplen varias funciones según lo expresa Kancyper (2002): por una parte se encuentra la función sustitutiva “como una alternativa para remplazar y compensar funciones parentales fallidas” o para ayudar a defenderse de los sentimientos hostiles hacia los padres, desplazándolos hacia los hermanos. En segundo lugar, está la función defensiva que ayuda a encubrir situaciones con- flictivas internas, las cuales se proyectan hacia los hermanos. La tercera función, elaborativa, ayuda en el establecimiento de límites, la creación del sentido de ser alguien que es diferente de los demás y no parte de otra persona, y en la elabora- ción y distanciamiento del poder de los progenitores. Por último, contribuye con una función estructurante por cuanto influye en el mantenimiento de procesos de identificación y de pertenencia a grupos. En los vínculos fraternos se tejen tanto relaciones de hostilidad, marcadas por la rivalidad, la envidia y los celos, como lazos de afecto y solidaridad, en los cuales se encuentran sentimientos de apoyo mutuo que crean un espacio fraterno, del cual se hace parte, al cual se pertenece, en el cual se genera identidad con un par, con un semejante cercano. Este espacio de apoyo y solidaridad cumple además la función de defensa ante el ejercicio del poder de los progenitores. El grupo de hermanos se constituye entonces en un espacio en el cual se puede rivalizar y a la vez apoyar, en el cual hay competencia pero también solidaridad. Según Galfre (2007), en la temprana infancia y en la edad escolar los vínculos fraternos se caracterizan por el predominio de sentimientos hostiles que eviden- cian la rivalidad y la lucha tanto por el amor y el cuidado de los padres como por los espacios y las cosas. En este momento está presente la fantasía de ser “único” y completamente amado por los progenitores. La presencia de los hermanos o hermanas mayores rompe esta fantasía, generando la rivalidad fraterna. Estos vínculos evolucionan y en la adolescencia y la adultez pueden matizarse ad- quiriendo rasgos de diferenciación y autonomía dentro de sentimientos de perte- nencia al grupo fraterno. La evolución de los vínculos fraternos va a estar influida por la calidad de las interacciones familiares y particularmente por el rol de los padres y madres en las relaciones entre los hermanos y hermanas. Del manejo que se haga de los conflictos fraternos, así como de la disposición paterna y materna para poder entender las rivalidades y diferencias entre hermanos, va a depender la 40 Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe FundamentaciónT.indd 40 12/09/10 19:59
  • 41. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA 3 REFERENTE TEÓRICO evolución del tipo de vínculos entre ellos. Es así como, por ejemplo, la fantasía de que todos los hijos e hijas son iguales a los ojos de los progenitores, acrecienta las rivalidades, al igual que las “preferencias” evidentes y masivas por alguno de ellos o ellas. Del mismo modo, la negación o supresión de los celos y las rivalidades, así como el restarle importancia a los mismos, tampoco ayuda a los niños y las niñas a elaborar estos sentimientos, aumentándose la envidia y la culpa. El ejercicio de poder en la familia y su influencia en el desarrollo infantil El Currículo para las familias pretende contribuir al cambio de los imaginarios so- ciales que atraviesan las interacciones entre los miembros de la familia y movilizar transformaciones en las prácticas de crianza, de tal manera que se favorezca la cons- trucción de ambientes democráticos y solidarios, en los cuales el respeto por la dife- rencia y el reconocimiento de la diversidad y la libertad hagan parte de la convivencia. En primer lugar, es importante entender que las interacciones dentro de las fami- lias están mediadas por el ejercicio del poder entre géneros y entre generaciones. La forma como se viva el poder estará determinada por las formas de ejercerlo. Al respecto Magdalena León distingue cuatro (1997):  El “poder sobre”, que representa las acciones de una persona para lograr que otras actúen en contra de sus propios deseos. Es la capacidad de afectar los resultados aún en contra de los intereses y los derechos de los demás. Es un poder controlador que se manifiesta en la toma de decisiones unilateral. Es una decisión que se impone. Es un poder coercitivo, manipulador, que incluso mu- chas veces acalla el conflicto. Puede llegar a expresarse con violencia o fuerza. En la familia está representado en el autoritarismo adulto.  El “poder para”, cuyo objeto es que por medio de una persona se incluyan cambios que estimulen la actividad en otros o incrementen su ánimo. Es un poder generativo o productivo, aunque también puede conllevar resistencia o manipulación. Permite compartir el poder y favorece el apoyo mutuo. Es importante para la manifestación de potenciales y para que se logre construir agendas individuales y colectivas. En la familia se observa a través del ejercicio de autoridad del adulto que no usa la violencia y es amoroso.  El “poder con”, que se aprecia especialmente cuando un grupo presenta una solución compartida a sus problemas. Se refiere a que el todo puede ser supe- rior a la sumatoria de las partes individuales. En la familia se observa cuando, por ejemplo, tanto adultos como niños y niñas participan activamente en la construcción cotidiana de las normas de la casa. Secretaría Distrital de Integración Social 41 FundamentaciónT.indd 41 12/09/10 19:59
  • 42. CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS  El “poder desde adentro”, que puede denominarse poder desde el interior y repre- senta la habilidad para resistir el poder de otros, mediante el rechazo a las deman- das indeseadas. Se fundamenta en el reconocimiento y análisis de la subordinación y de sus causas. Surge del mismo ser y no es dado o delegado. En el caso de los niños y niñas, se desarrolla cuando se ha tenido un vínculo afectivo seguro, que ha estimulado la autoconfianza y la capacidad de decisión y participación. Las relaciones de poder en la familia pueden transformarse, fortaleciéndose pau- latinamente hacia el ejercicio de un “poder para” y un “poder con”, a través de los cuales se evidencien relaciones basadas en la igualdad, la libertad, el respeto y la dignidad, es decir relaciones fundadas en la perspectiva de derechos. Todo lo anterior influirá necesariamente en el desarrollo infantil, pues niños y niñas que crecen dentro de un ambiente familiar caracterizado por relaciones democráticas tendrán mayores posibilidades de desarrollarse como sujetos autónomos, que se sienten reconocidos como personas y que tienen la capacidad de participar en procesos de decisiones familiares, escolares o comunitarias con una actitud de respeto por el otro, propositiva y movilizadora de los derechos propios y del co- lectivo con el cual interactúan o al que pertenecen. a. El ejercicio del poder en las relaciones entre generaciones en la familia En relación con los niños y las niñas, el ejercicio del poder se observa con fre- cuencia en los estilos o patrones de crianza usados por los adultos y en los cuales confluyen dos dimensiones: el apoyo y el control. El apoyo, más relacionado con el tema de los vínculos afectivos, alude a la expresión de afecto de los padres y las madres hacia sus hijos e hijas y el apoyo social que les brindan para expresar sus emociones, alentar su independencia desde una base segura y estimular su desarrollo psicosocial (Aguirre, 2002). El control, más relacionado con el ejer- cicio del poder es, según Aguirre (2002), la forma utilizada para ejercer control y exigir obediencia en los hijos e hijas. Puede ser ejercido de manera positiva o negativa. La primera, presente en relaciones más horizontales, es caracterizada por intervenciones en las cuales los adultos se aseguran de que las explicaciones, las normas y sus consecuencias, sean comprendidas por los niños y las niñas y les brindan espacios para que participen en su construcción. Se estimula la compren- sión y reflexión sobre la norma, la autonomía y el descentramiento progresivo de sí mismo. Se asimilaría más al ejercicio del “poder para” o el “poder con”. El control negativo se caracteriza por el uso de técnicas de control intrusivas, enca- minadas a restringir las acciones de los niños y las niñas, más que a orientar su comportamiento ejerciéndose así un “poder sobre”. 42 Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe FundamentaciónT.indd 42 12/09/10 19:59
  • 43. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA 3 REFERENTE TEÓRICO De la interacción de estas dos dimensiones surgen tres estilos de crianza descritos por Cowan y cols. (1998): autoritativos, permisivos o autoritarios. Los primeros están caracterizados por un equilibrio entre las dimensiones de apoyo y control, los segundos privilegian el apoyo y mantienen de manera difusa el control y los terceros dan gran importancia a la norma y a la autoridad del adulto. Sin embargo, y en consonancia con lo que se ha venido afirmando sobre relacio- nes democráticas, más que relaciones entre apoyo y control que proponen las ca- tegorías de Cowan, es importante resaltar el ejercicio de un “poder con” a través de un estilo participativo en el cual niños y niñas, de acuerdo con su momento de desarrollo, puedan participar en las decisiones sobre normas y circunstancias que les atañen a ellos y ellas o en los cuales están involucrados de una u otra manera y sobre las consecuencias cuando se ven comprometidos en el incumplimiento de una norma de manera reiterada. En este estilo, “se busca que en la familia se establezcan normas y condiciones que faciliten la convivencia y deben ser acatadas por todos sus miembros. [...] Las normas son flexibles y no son el único eje de desarrollo ni de la familia, ni del niño o la niña. Existen también actividades que buscan el placer y el goce. El afecto no está sujeto al cumplimiento o incum- plimiento de normas” (Isaza, 2006). Por otra parte, es importante poner de presente que cuando el poder es ejercido sobre niños y niñas de forma violenta se generan consecuencias en el desarro- llo infantil, relacionadas con dificultades en los afectos y la confianza básica, con lo moral que se orienta a la heteronomía y con la connaturalización de la violencia como práctica de resolución de conflictos. Además, estudios referidos por el National Scientific Council on the Developing Child (2005) revelan que el estrés excesivo, frecuente y prolongado generado por la violencia continua produce alteraciones en la estructura cerebral, que naturalmente afecta el de- sarrollo infantil. Desde otra perspectiva, es necesario entender que dependiendo del tipo de poder que se ejerce sobre los niños y las niñas y de las características de la estructuración del sistema de normas de convivencia, se promoverá un tipo de desarrollo moral u otro. En sistemas más autocráticos y violentos predominará la heteronomía, mientras en sistemas caracterizados por relaciones más democráticas y participa- tivas podrá desarrollarse la autonomía moral. Esto puede ser explicado a través de los modelos teóricos de “construcción racional de valores” o de “construcción dialógica de la personalidad moral”, en los cuales el principio fundamental de la Secretaría Distrital de Integración Social 43 FundamentaciónT.indd 43 12/09/10 19:59
  • 44. CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS formación en moral se orienta a promover las condiciones para desarrollar una autonomía que conduzca, en un marco de respeto mutuo, a la elaboración colec- tiva e individual de las normas y los valores. En este enfoque, el interés no está en el contenido de los valores sino en el proceso mismo de su construcción que promueve el desarrollo de la persona moral quien puede, de manera autónoma, asumir una posición crítica y reflexiva ante estos valores. Desde tal perspectiva de formación en valores, que es coherente con la perspecti- va interaccionista de desarrollo expuesta anteriormente: “la educación moral supone una tarea constructiva [...] entenderla como una tarea de construcción o reconstrucción personal y colectiva de formas morales valiosas. La moral ni está dada de antemano ni tampoco se descubre o elige casualmente, sino que exige un trabajo de elaboración personal, social y cultural. Por consiguiente, no se trata de una construcción en solitario ni tampoco desprovista de pasado y al margen de todo contexto histórico. Todo lo contrario: es una tarea influida socialmente que, además, cuenta con precedentes y con ele- mentos culturales de valor que sin duda contribuyen a configurar sus resultados” (Puig, 1995). De acuerdo con Puig (1995), la personalidad moral se construye a través de las experiencias proporcionadas por el mundo social y cultural, cuando éstas plan- tean controversia y problemática. Aprovechar tales circunstancias, permite a los individuos, desarrollar capacidad crítica sobre ellas y lograr competencias de jui- cio (lo racional), de comprensión (razón y emociones) y de autorregulación (lo conductual). Esta construcción crítica de la personalidad supone dialogar con los demás, pero también dejarse mover por las emociones y en particular por la empatía. En este contexto, la familia realiza una labor importante en la construcción de la personalidad moral al facilitar el aprendizaje crítico de las normas vividas dentro de la cotidianidad en un contexto participativo y dialógico, que involucre además los sentimientos y emociones de los integrantes con respecto a esas normas o límites o a la forma como se viven en la vida cotidiana. Si en la familia se evita la imposición autoritaria de las normas y se facilita su explicación, discusión y asunción concertada, se logran procesos más críticos de desarrollo moral que ayudan a comprender, construir y asumir las normas como una forma de cuidar de sí mismo y de los otros, como un modo para lograr el 44 Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe FundamentaciónT.indd 44 12/09/10 19:59
  • 45. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA 3 REFERENTE TEÓRICO desarrollo de valores-guía (justicia, solidaridad, tolerancia) y como una manera de reconocer al otro y a la otra en la diferencia, respetando sus derechos. b. Relación de poder entre géneros en la familia Uno de los desarrollos relevantes de los derechos humanos y de este paradigma de desarrollo humano está vinculado a la perspectiva de género, la cual es una herramienta o mecanismo de análisis, que procura explicar el fenómeno de la desigualdad, de la inequidad y de la singularidad entre hombres y mujeres. El concepto de género hace referencia “al tipo de relaciones que se establecen entre hombres y mujeres de una sociedad particular, con base en las características, los roles y las opor- tunidades que el grupo social asigna a cada uno de aquellas y aquellos. En este sentido, la categoría de género identifica diferencias y relacio- nes determinadas culturalmente, susceptibles de ser transformadas, y no particularidades biológicas determinadas por el sexo”. (Colombia, DNP, 2009). Las relaciones de género en nuestra cultura se han derivado del patriarcado, el cual se entiende como un sistema cultural y simbólico que regula, desde el re- ferente padre (patriarca), todos los modos de ser de hombres y mujeres en una sociedad, así como los modos de relacionarse. Se constituye en una forma de organización social en la que se asigna a la figura del hombre-padre de manera exclusiva, la autoridad de mandar y ser obedecido. Desde este planteamiento conceptual, formas de masculinidad, como el machis- mo, afectan las relaciones de equidad tanto entre hombres como entre hombres y mujeres, puesto que encierra una manera de ejercer el poder a partir de la exigencia de la subordinación y la subyugación, especialmente sobre la mujer, ba- sados en la suposición de que “un hombre es superior” y en oposición los otros, y especialmente las mujeres, son “inferiores”, por tanto están supeditadas(os), constreñidas(os) a la voluntad y al poder (de ese “uno”), ejercidos sobre las de- cisiones, sobre los cuerpos y sobre todo lo que sea relativo a la autonomía de las personas. Esta condición se generaliza en la mayor parte de los hombres sobre la mayoría de las mujeres. El machismo entonces se ejerce sobre las mujeres y coloca en competencia a los hombres. En el análisis de las relaciones de poder entre géneros resulta evidente cómo la violencia de género se articula de manera profunda con las relaciones in- Secretaría Distrital de Integración Social 45 FundamentaciónT.indd 45 12/09/10 19:59
  • 46. CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS equitativas, pues tiene sus orígenes en la construc- ción social de relaciones jerárquicas de poder, en las relaciones de hombres y mujeres entre sí, de hombres con hombres y de mujeres con mujeres. En general, la violencia es propia de las relaciones de dominación y subordinación dentro de las estructuras jerarquiza- das y se constituye como un mecanismo para man- tener el poder. Tradicionalmente en nuestra sociedad y como una representación de nuestra cultura, frecuentemente de manera expresa, pero también de modo sutil, la vio- lencia de género se ejerce de parte del hombre sobre la mujer, a través del maltrato físico, psicológico, ins- titucional, en las formas de referirse a la mujer y de ridiculizar su rol, en los mensajes transmitidos por los medios de comunicación o en formas abiertas de agresión física, abuso, explotación y violación sexual. Otro ejemplo de violencia de género es la que ejer- cen los hombres sobre los mismos hombres, cuando son presionados para que demuestren el poder de su masculinidad a través de una mayor actividad sexual, o por la imposición de un límite a la expresión de sus sentimientos. Este tipo de relación de poder se ejerce desde la infancia, como producto del aprendizaje social en torno a cómo ser hombres y cómo ser mujeres, que desde el mandato de la dominación masculina supone de manera obligada y casi lineal un com- portamiento dependiente y subordinado por parte de quien asume el lugar del dominado, papel que en una alta proporción es ejercido por la mujer y aprendi- do por las niñas, en nuestros contextos sociales. Muchos hombres desearían romper con los estereotipos de la masculinidad do- minante, fuerte, insensible, racional, centrada en el poder y excluyente de las mu- jeres, para transitar por el camino de las expresiones afectivas, de la construcción de vínculos fraternos y comunicativos con hijos e hijas, para enaltecer la expresión de sentimientos, de tristezas, temor y aceptación de las incapacidades. Pero los modelos de socialización en nuestra cultura imponen a los hombres desde niños llevar el peso de una masculinidad dominante y de posturas de mucha fuerza, totalmente opuestos a los lugares sociales que corresponden a la mujer, dentro de un modelo de feminidad, igualmente tradicional, en el cual lo propio es la fragilidad, la sumisión y la dependencia. 46 Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe FundamentaciónT.indd 46 12/09/10 19:59
  • 47. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA 3 REFERENTE TEÓRICO Desde esta orientación cultural, el hombre también es víctima del rol que le ha impuesto la sociedad y también sufre las consecuencias de la asimetría en las relaciones con la mujer, pues debe asumirlo todo de acuerdo con la tradición, lo cual constituye otra forma de violencia de género. Esta vez desde el poder de la masculinidad dominante. Este análisis lleva a ubicar las prácticas discriminatorias y autoritarias que se ejer- cen sobre los niños, las niñas y los adolescentes, cuando su comportamiento o actitud rompe con lo esperado de acuerdo con los cánones que predeterminan la expresión de su feminidad y de su masculinidad. Además, en muchas interac- ciones familiares se tienden a activar procesos de participación competitivos y excluyentes, que llevan implícitas formas de discriminación entre los géneros. Por ejemplo, las niñas aprenden a mantenerse en los límites del cumplimiento de las reglas y los varones consiguen captar la mayor parte de las veces la atención de los adultos, a partir de la infracción de las normas, comportamiento que la mayoría de las veces es aceptado por provenir de lo que se espera socialmente de los varo- nes y que por el contrario es reprimido en las niñas. La comunicación en la familia y el desarrollo infantil Un elemento que media todos los procesos descritos hasta este momento es la comunicación. Los procesos de vinculación afectiva, de expresión de afecto, del manejo de la norma, por solo mencionar algunos, están todos relacionados y se ven afectados por las características de las interacciones en la familia, por los contenidos que en ellas se expresan y, de manera especial, por los matices de los estilos que con ellas se llevan a cabo. En este sentido, entender el importante papel de la comunicación en el medio fa- miliar implica trascender las definiciones clásicas según las cuales ésta se produce a través de un emisor, un canal y un receptor, elementos que sin lugar a duda es- tán presentes, pero que no permiten una comprensión completa de todo aquello que se despliega en las interacciones humanas. Desde el enfoque pragmático de la comunicación, se entiende que en las interac- ciones humanas siempre se comunica algo porque, de acuerdo con Watzlawick y sus colaboradores (1989), toda conducta es comunicación y es imposible no co- municarse: “si se acepta que toda conducta en una situación de interacción tiene un valor de mensaje, es decir, es comunicación, se deduce que por mucho que uno lo intente, no puede dejar de comunicar”. Secretaría Distrital de Integración Social 47 FundamentaciónT.indd 47 12/09/10 19:59
  • 48. CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS Desde esta perspectiva, la comunicación más que un modo de transmisión de mensajes es un modo de pensar, de actuar y de relacionarnos con los otros. Al usarse comunicación y conducta como sinónimos, la comunicación incluye no solo las palabras, sino también los gestos, los comportamientos y los compo- nentes propios del contexto interpersonal. En consecuencia, no interesa úni- camente lo que un miembro de la familia comunica y el efecto que el mensaje tiene, sino el efecto conjunto de las reacciones que se suscitan recíprocamente entre quienes interactúan, esto es, la relación que se establece en la comunica- ción. Así, la interacción se entiende como un intercambio de mensajes entre las personas que se comunican. Estas interacciones tienen, según Watzlawick y sus colaboradores (1989), los siguientes elementos que pueden ayudar o dificultar la comunicación:  Lo referencial y lo conativo: El primero alude al contenido o a los datos de la comunicación, mientras el segundo hace referencia a la relación entre los comunicantes y a la forma como debe entenderse la comunicación. Las difi- cultades en los contenidos no causan tantos problemas de convivencia como las relativas a la relación. Es el caso de una petición a un niño o niña que en el marco de una relación democrática y afectuosa es percibida como un favor y en una relación de autoritarismo es sentida como una imposición.  Comunicación digital y analógica: La comunicación digital se asocia con las palabras de las expresiones verbales y escritas. Son los mensajes hablados y es- critos. La comunicación analógica tiene relación con lo no verbal y se expresa a través de gestos, tonos, ritmo de las palabras, secuencias, etc. La comunicación no verbal expresa más elementos que la verbal e incide de ma- nera importante en el estilo de relación establecida entre las personas. Frecuente- mente no hay consciencia de estos elementos, lo cual los convierte en fuente de conflicto en la convivencia porque puede llevar a equívocos. La frase tan común de “no fue lo que me dijo, sino el ‘tono’ en que me lo dijo” es un claro ejemplo de esta situación. Asimismo, lo no verbal expresa muchos elementos de las intenciones dentro de las relaciones interpersonales. En el caso de la familia, puede observarse claramente en los contactos físicos entre progenitores e hijos, en los tonos de voz ante un regaño o ante un elogio, en la cercanía física que se estimula o se permite, en la manera de nombrar a los hijos e hijas. La sonrisa o la seriedad de la expresión facial del padre o de la madre pueden influir en el tipo de re- lación establecida con sus hijos. Y todo esto comunica diversos mensajes sobre 48 Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe FundamentaciónT.indd 48 12/09/10 19:59
  • 49. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA 3 las formas de interacción permitidas y, por consiguiente, sobre las formas de REFERENTE TEÓRICO convivencia válidas dentro de la familia.  Relaciones simétricas y complementarias: La interacción simétrica se carac- teriza por “la igualdad o diferencia mínima” mientras la interacción com- plementaria está basada en “un máximo de diferencia”. En la primera hay mayor similitud de las personas en la relación mientras en la segunda hay un predominio de unas sobre otras. Estas relaciones no son impuestas por uno de los integrantes de la relación “sino que cada uno de ellos se comporta de una manera que presupone la conducta del otro, al tiempo que ofrece moti- vos para ella”. Las relaciones complementarias pueden estar determinadas dentro de un contexto cultural. Es el caso de la relación padres-hijos, médico-paciente, maestro-alumno. Sin embargo, dentro de ellas puede haber mayores o meno- res diferencias, haciendo que tiendan a la complementariedad o a la simetría. De todos modos, no puede plantearse que las primeras son inadecuadas y las segundas buenas, pues ambas se presentan en las interacciones humanas y dependen del tipo de relaciones establecidas por los comunicantes. Además, para unos aspectos, se funciona dentro de la complementariedad y, en otros, dentro de la simetría.  El efecto confirmador de la comunicación: Es el reconocimiento que busca cualquier ser humano que interactúa con otro, puesto que a través de la inte- racción se está en permanente búsqueda de ser confirmado o reconocido como ser humano. Sin embargo, en las interacciones las personas también pueden recibir rechazo, a través de mensajes como “estás equivocado”, lo cual, de todas maneras, supone algún grado de reconocimiento. Es más grave cuando en las interacciones existe la desconfirmación o indiferencia que comunica “no existes”. El rechazo es el mayor causante de conflictos en la convivencia pero, la desconfirmación puede causar más daño en la identidad personal y afectar más profundamente la convivencia. Las anteriores características de la comunicación, y las dificultades que se pre- sentan en ellas, muestran cómo en la medida en que las familias tengan mayor claridad sobre los procesos inmersos en sus interacciones podrán comunicarse de una manera más adecuada, de modo que tanto las relaciones afectivas como las de poder se caractericen por tener un mayor reconocimiento del otro, hombre o mujer, adulto, niño, niña o adolescente. Y en este sentido, el trabajo sobre los procesos de comunicación también va a influir en el desarrollo infantil, pues en Secretaría Distrital de Integración Social 49 FundamentaciónT.indd 49 12/09/10 19:59
  • 50. CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS ambientes en los cuales los procesos de interacción sean más claros, las relaciones familiares se verán favorecidas y facilitarán los procesos de crecimiento emocional y social. Un modelo que involucra algunos de estos aspectos estudiados por Watzlawick es el de la “comunicación no violenta” que también es conocido como “comuni- cación empática”, desarrollado por Marshall Rosenberg (2008), el cual enfatiza sobre “la importancia de expresar con claridad observaciones, sentimientos, nece- sidades y pedidos a los demás de un modo que evite el lenguaje evaluativo o que rotule o defina a los interlocutores o a terceros”. Desde este modelo se considera la comunicación empática como todas las ac- ciones que intentan satisfacer necesidades humanas evitando el uso del miedo, la culpa, la vergüenza, la acusación, la coerción o las amenazas. La apuesta del modelo es lograr que las propias necesidades, deseos, anhelos, esperanzas no se satisfagan a costa de otra persona. En consecuencia, un principio clave de esta comunicación es la capacidad de expresarse sin usar juicios sobre lo que está bien o mal, sobre lo que es correcto o incorrecto, resaltando, más bien, la expresión de sentimientos y necesidades. Tal como lo afirma su autor “la comunicación no violenta es un modelo claro y efectivo de comunicación que es cooperativa, consciente y empática” (Rosen- berg, 2008). Desde esta perspectiva, se asumen dos componentes básicos para lograr una co- municación no violenta: una escucha empática y una expresión honesta. En cada uno de ellos se desarrollan procesos que incluyen la observación, el reconoci- miento de sentimientos, el reconocimiento de necesidades y el establecimiento de requerimientos claros. El desarrollo de esas habilidades enfatiza en la responsabilidad personal de las acciones y de las decisiones que se toman cuando se responde frente a los otros. Se trata de esta manera de obtener lo que se quiere por medio de razones que no causen arrepentimiento posterior. En las familias con frecuencia ocurre lo contrario porque las interacciones, especialmente aquellas que generan tensión, desatienden la reflexión y la consciencia sobre lo que se siente, sobre lo que se quiere expresar y sobre el uso de las palabras y del lenguaje no verbal. La aplicación de este modelo en la familia permite una comunicación más sana y promotora del desarrollo para todos sus miembros, porque se centra en el con- tacto con lo que cada uno observa, en las razones y causas de lo que se siente, en 50 Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe FundamentaciónT.indd 50 12/09/10 19:59
  • 51. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA 3 REFERENTE TEÓRICO las necesidades subyacentes a esos sentimientos y en la expresión de lo que cada uno quisiera que ocurriera. Se trata así de poder expresar adecuadamente los sen- timientos sin atacar, y de comunicar con claridad los requerimientos, de manera que se disminuya la probabilidad de producir reacciones defensivas, de recibir mensajes hostiles y críticos, de darse por vencido y de tener efectos negativos sobre la autoestima. Al respecto Rosenberg (2008) afirma que: ya sea que nos estemos comunicando con niños o con adultos, ha sido mi experiencia que, cuando vemos la diferencia entre estos dos objeti- vos y no estamos tratando de lograr que una persona haga lo que que- remos sino que estamos tratando de crear una conexión caracterizada por la consideración mutua, por el respeto mutuo, una conexión en la cual ambos lados piensan que sus necesidades son importantes y están conscientes de que sus necesidades y el bienestar de la otra persona dependen la una de la otra, es asombroso cómo los conflictos que pa- recen no tener solución se resuelven fácilmente. Lo interesante del modelo es que supone que el ejercicio del poder no es “sobre” los demás sino que se ejerce junto con los demás, lo cual, tal como se anotó en el apartado anterior, está en mayor concordancia con un modelo democrático de relaciones familiares. Se trata así de un poder basado en la confianza y el respeto mutuos, lo que hace que las personas se abran y estén dispuestas a escu- char, aprender y dar de buena voluntad, motivadas por el deseo de contribuir al bienestar mutuo, en vez de hacerlo impulsadas por el miedo al castigo o por la esperanza de ser premiadas. Al estar basada en la confianza, este tipo de comunicación procura resignificar en las familias —y en especial en los padres y madres— que el uso de exigencias o imposiciones no ayudan al desarrollo de la autonomía y de la libertad de hacer las cosas por decisión propia. No se trata de ser permisivos o de una carencia para brindar a hijos e hijas las guías que necesitan, se trata de entrar en contacto con las propias necesidades, sentimientos y deseos, reconociendo que eso mismo su- cede en el otro o en los otros que están presentes en las interacciones cotidianas. El contacto empático entre los miembros de la familia es el fundamento para es- tablecer vínculos y promover el desarrollo de niños y niñas, y en general de todos quienes conforman una familia. Asumir una actitud empática significa recorrer un camino de reflexión sobre lo que se hace, reconocer lo que pasa en el plano individual y tomar consciencia sobre la manera como los comportamientos verba- les y no verbales afectan el complejo proceso de cualquier interacción cotidiana. Secretaría Distrital de Integración Social 51 FundamentaciónT.indd 51 12/09/10 19:59
  • 52. CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS LA FAMILIA COMO ESPACIO DE FORMACIÓN DEMOCRÁTICA Los niños y las niñas se desarrollan en contextos sociales, culturales, económicos, políticos e históricos particulares, que avanzan en la construcción de ciudadanías y por tanto de democracia. Los principios rectores de esa democracia promueven la autonomía, la participación, la equidad y la justicia, y cuestionan la exclusión social. Todo ello favorece la construcción de ambientes adecuados para el desa- rrollo de los niños y las niñas. En corresponsabilidad, la familia y el Estado proveen condiciones de desarrollo de la democracia, concretando en sus formas de existencia familiar y social la so- lidaridad, como medio y fin de la cohesión social, en la que se cuestionen frente a las condiciones de exclusión, violencia y pobreza que históricamente la sociedad ha venido sufriendo. Las familias, los niños y niñas tienen la oportunidad de legitimar la democracia y la ciudadanía a partir de la redefinición de las relaciones de convivencia y del re- conocimiento del carácter político y transformador del entorno de los individuos y de los grupos sociales. La sociedad ha aplazado por largo tiempo el reconocimiento de los niños y niñas como ciudadanos y ciudadanas. Por ello, se plantea la importancia de plantear un derrotero que establezca como meta hacer efectiva la ciudadanía de niños y niñas, para hacer realidad el ejercicio de sus derechos. Familia y ciudadanía La institución familiar ejerce un papel esencial en la democratización de las cos- tumbres, porque es en su vida cotidiana donde se generan y fortalecen los valores que posibilitan actitudes respetuosas, intercambios afectivos y compromisos vita- les. Es un lugar estratégico para sustentar el cambio social a partir de sus formas de estructuración, rituales, espacios y tiempos en una dinámica que genera ten- siones entre lo instituido y el reto por el cambio. Sin embargo, el ámbito de lo privado no es el único espacio en el cual la familia moviliza el cambio social, pues este no es viable si se asume desde una perspectiva puramente individual. Requiere de acciones colectivas que proyectan al ámbito de lo público las construcciones de lo privado. Por otra parte, el ejercicio de la ciudadanía es permanente y amplía las capa- cidades y posibilidades de las familias para favorecer el desarrollo de los niños y las niñas. La ciudadanía tiene relación con un proyecto de democracia y de 52 Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe FundamentaciónT.indd 52 12/09/10 19:59
  • 53. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA 3 REFERENTE TEÓRICO sociedad civil, cuyo fundamento y finalidad se encuentran en el reconocimiento de las personas como sujetos de derecho. La ciudadanía tiene relación también con la posibilidad de convivir con las demás personas democráticamente, bajo los principios de igualdad, respeto mutuo, autonomía y libertad individual (Zu- luaga, 2004). Significa, además, la apropiación reflexiva y consciente del papel que desempeña cada persona en la calidad de las interacciones con los otros y con las otras y con el entorno físico y ambiental, es decir “sentirse parte de” y, en esa medida, actuar en consecuencia para una preservación armónica de esas relaciones. El concepto de ciudadanía ha ido evolucionando con el tiempo y su construcción ha estado influenciada por diversos elementos, tales como: los niveles de desarro- llo democrático de las sociedades; los enfoques de desarrollo con sus ideologías subyacentes; la importancia asignada a la formación política a través de la edu- cación; la legitimidad política alcanzada por los gobiernos y los gobernantes; las dinámicas políticas que alejan o acercan a los ciudadanos a la institucionalidad, entre otras. Actualmente la ciudadanía se asume más allá de sus aspectos formales y se con- cibe como una creación y construcción política multidimensional. Turner, citado por Benedictino y Morán (2002), propone un tipo de ciudadanía construida des- de dos dimensiones: por una parte la dimensión activa/pasiva que trata de captar si la ciudadanía crece de abajo hacia arriba o viceversa; y por otra, la dimensión público/privado que analiza si se vincula al ámbito privado del individuo o al ámbito público de la acción política. Según Benedictino y Morán (2002), el eje activo/pasivo hace referencia a la lógi- ca predominante del funcionamiento de la ciudadanía, en la cual junto a las ac- ciones individuales hay que incluir la movilización de los grupos y organizaciones sociales. También alude al conjunto de prácticas de la ciudadanía que se desarro- llan en la esfera pública y a los diseños institucionales que pretenden establecer una determinada relación entre pertenencias sociales, derechos y participación, y el papel que juega el Estado. A la luz de estos planteamientos, una familia democrática y moderna es aquella que se reconoce a sus miembros como sujetos en condiciones de igualdad, inde- pendientemente del sexo y la edad, que promueve la autonomía y la autodeter- minación en su vida privada, pero que además se construye como sujeto político para el ejercicio ciudadano de sus miembros. Ello le da la posibilidad de incidir en lo que la afecta desde lo público y lo político (Ver Figura No. 2). Secretaría Distrital de Integración Social 53 FundamentaciónT.indd 53 12/09/10 19:59
  • 54. CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS Figura No. 2: El ejercicio de la ciudadanía Privado Público un continuo entre lo público y lo privado Vida cotidiana Uso de mecanismos de Cuidado de sí mismo Ejercicio de sus participación formal y de otros responsabilidades Organización a Redimensionamiento éticas, educativas, través de redes de las relaciones laborales Movilizaciones de poder por género Responsabilidades orientadas por sus y edad sobre su propia intereses y, en este Construcción de cualificación caso, del interés proyecto de vida superior del niño Los cambios de un esquema de familia tradicional a uno más igualitario, formu- lan a sus miembros nuevos intereses y formas de ciudadanía, más reflexiva, en torno a objetivos comunes. En este escenario los niños y las niñas entran a ser actores de este proceso, en la medida que las movilizaciones y organizaciones so- ciales están poniendo en la agenda política temas tradicionalmente no incluidos, como es el caso de la participación infantil. De esta manera el ejercicio de la ciudadanía por parte de las familias recibe in- fluencias de tendencias globales que se reconstruyen y representan en la esfera de la vida cotidiana particular de cada familia. Por ello, hablar del ejercicio de la ciudadanía por parte de las familias, necesaria- mente remite a preguntarse sobre el papel que juegan los niños y las niñas en la reglas de la democracia. Una ciudadanía reflexiva, que involucre a los niños y las niñas en el debate y los ayude a preparar para su participación activa en el mismo, solo será posible en tanto su reconocimiento como sujetos de derechos se haga tangible a través de las prácticas que tanto la familia como la sociedad desplie- guen en los ámbitos públicos y privados de la vida cotidiana. Por otra parte, y pensando en los actores que promueven el desarrollo infantil, y como parte del ejercicio ciudadano, es importante poner de presente las rela- ciones de corresponsabilidad entre el Estado, la sociedad y la familia, con el pro- pósito común del desarrollo de los niños y las niñas, de modo que se potencien recursos y esfuerzos dirigidos a obtener mejores efectos, resultados e impacto de los programas y servicios que se ofrecen para promover sus derechos. 54 Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe FundamentaciónT.indd 54 12/09/10 19:59
  • 55. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA 3 REFERENTE TEÓRICO En este contexto, es responsabilidad del Estado garantizar los mecanismos y pro- cedimientos que posibiliten la participación responsable de las familias y deman- darle a ellas organizarse en grupos o redes en función de los intereses y necesida- des de los niños y las niñas, y constituirse alrededor de propósitos comunes, que favorezcan el desarrollo de sus miembros y de la familia como unidad. Para ello, la formación a familias debe prever el fortalecimiento de las capa- cidades, habilidades y condiciones para que se relacionen con el ámbito de lo público, complementando con ello la creación de los ambientes enriquecidos para el pleno desarrollo de los niños y las niñas, desde una perspectiva de co- rresponsabilidad. Apropiarse de lo público significa el reconocimiento y valoración de los contextos más inmediatos que de manera progresiva permitan, por un lado, el acceso a los servicios y, por el otro, el desarrollo del sentido de pertenencia necesario para hacer de la ciudad un espacio promotor del desarrollo infantil y familiar. Participación de las familias En primer lugar es importante considerar que la participación es el camino por el cual el ejercicio de la ciudadanía de las familias se hace posible. Sin embargo, a pesar del histórico reconocimiento de la familia como eje nuclear de la construc- ción de una sociedad, es relativamente nuevo que se la considere como “unidad de derechos” y “actor social y público”, lo cual hace que tanto espacios como mecanismos de participación se estén construyendo y definiendo hasta ahora. Es por esto que, si bien existen mecanismos de participación y diseños institu- cionales que gradualmente se abren al diálogo en una sociedad, es necesario que éstos también demarquen, visibilicen y viabilicen de forma explícita los modos en que la familia, como unidad de derecho, se conforma como sujeto colectivo participante más allá de que cada uno de sus miembros lo sea. En este contexto, ciudadanía, participación y organización conforman una relación necesaria en la búsqueda de vías que potencien a la familia como protagonista del cambio social y no solo en el ámbito de la vida cotidiana privada, sino también en lo público. En tal sentido, un análisis del concepto de participación puede aportar elementos para la definición de la participación de las familias, que en últimas se traduce en las acciones que sus miembros logren desarrollar como unidad y en relación con otros. Secretaría Distrital de Integración Social 55 FundamentaciónT.indd 55 12/09/10 19:59
  • 56. CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS Al respecto, Alguacil (2005), ubica el concepto de participación en la teoría de las necesidades y del enfoque de desarrollo a escala humana y por ello considera que es una necesidad humana que debe ser realizada mediante la dinamización de procesos diversos y continuos que interactúan entre sí. Añade este autor que el concepto de participación es polisémico y está influen- ciado por múltiples aspectos, tales como los intereses, las posiciones de poder, la ideología, los valores, la posición social y la posición dentro de las estructuras administrativas y organizacionales. Esto ha hecho que en ocasiones se vuelva un lugar común pero ausente de contenido, o que sea utilizada para legitimar ac- ciones o decisiones sin que involucre la participación genuina de los actores sino como una simple formalidad (Alguacil, 2005). En la participación genuina están presentes procesos de construcción, produc- ción de conocimiento, comunicación y aprendizaje, los cuales generan desarrollo, satisfacción y crecimiento individual y colectivo. La realización de estos procesos se constituye en espacios de solidaridad, diálogo y cooperación, que tienen como intencionalidad mejorar las condiciones de existencia. Ahora bien, la participación se satisface en primer lugar en el ámbito de la vida cotidiana y se basa en un conjunto de procedimientos y procesos de interacción en los cuales las personas entran en relación simétrica y recíproca de comunica- ción, cooperación y corresponsabilidad, de procesos de construcción de conoci- miento y toma de consciencia, vinculados por un interés y en un lugar que les da identidad y pertenencia. Es decir que la participación debe estar integrada a espacios significativos para las personas y los grupos, permitiendo un proceso genuino y con sentido. Ello quiere decir que la participación no es igual siempre para todas las personas ni en todas las circunstancias. La posibilidad real de participación de los ciudadanos es diferencial en relación con la capacidad de las instituciones para generar espacios de diálogo y concertación que influyen sobre los diferentes niveles de participación a los que puede acceder la ciudadanía, como se observa en la figura No. 3. Los diversos procesos que pueden surgir desde estos niveles de participación son variados y dependen en gran medida de las estructuras de poder y toma de deci- siones, y de la legitimidad otorgada o no sus actores (el poder dado). Dependerá también el grado de autonomía y autodependencia que se logre. En el ámbito de lo público, la participación de las familias implica conocimien- tos, información, habilidades y actitudes que aporten a la construcción de una 56 Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe FundamentaciónT.indd 56 12/09/10 19:59
  • 57. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA 3 REFERENTE TEÓRICO relación de corresponsabilidad eficiente y equitativa. Presupone, también, una mirada integral a lo público y lo social, que de manera simultánea con el mejora- miento de las relaciones al interior de la familia generen una línea de continuidad entre los distintos ambientes de desarrollo de los niños y las niñas, así como de los demás miembros que la constituyen. Figura No. 3: Niveles de participación Autodesarrollo Participación interactiva Participación por consulta Suministro de información Usuarios pasivos Redes y movilizaciones sociales La participación ciudadana encuentra un espacio privilegiado en la conformación de redes sociales para la democracia, las cuales son un elemento importante en la construcción y reconstrucción del tejido social. Según Enríquez (2005), son la forma organizativa más cercana al establecimiento de relaciones informales que se dan en los grupos y las comunidades para actuar frente a problemas, necesidades e intereses en la cotidianidad. Secretaría Distrital de Integración Social 57 FundamentaciónT.indd 57 12/09/10 19:59
  • 58. CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS Por su parte, Cook y Dreyer (1984) consideran que “Pensar en red consiste en ver la realidad social como un conjunto de conexiones, que forman entre sí una estructura, aunque sea débil y flexible. Ve las personas envueltas en relaciones y tramas. […] cuando las acciones concretas de las personas entran en comunicación generan una realidad nueva, que no puede reducirse a la acción de cada una de las partes. Hay un “plus” en la interacción, al modo de un partido de fútbol no es solo la suma de las acciones individuales sino algo que acontece en la articulación de cada jugador. Es el llamado efecto de interacción, que resulta del condicionamiento recíproco”. En una red las relaciones son fluidas, se orientan por la concertación de eleccio- nes individuales y no por una estructura determinada a priori. En este sentido, el paradigma de la red es una alternativa ante un modelo burocrático cuyo eje central es una cadena de mando jerarquizada y centralizada cuyo éxito está en la subordinación de las partes. La estructura de una red, dice Morín citado por García Roca (2002, p. 46), no es jerárquica porque ningún nivel es más impor- tante que el otro, pues las partes están sobre un mismo plano con un mismo po- der y una idéntica autonomía. La red se basa en relaciones horizontales y fomenta la flexibilidad y rapidez, lo que le permite responder con creatividad e innovación a entornos dinámicos e inestables. El trabajo en red plantea un reto tanto a los ciudadanos y a las familias como a las instituciones, pues unos y otros deberán transformarse y transformar los modos de relación así como la capacidad para concertar intereses y colectivizar propósitos. De manera similar a como la participación plantea que su ejercicio genuino de- pende de la capacidad de las instituciones para crear espacios para tal fin, en el caso de las redes las debilidades de articulación de las instituciones entre los diferentes niveles (por ejemplo Distrital y Local) puede generar obstáculos y re- sultados pobres en las acciones que buscan favorecer e impulsar redes sociales (por ejemplo la fragmentación de acciones o repetición de las mismas por parte de las instituciones, la ausencia o debilidad en los mecanismos de comunicación interinstitucionales, por mencionar algunos aspectos). En este sentido Fantova (2002) plantea que las instituciones, organizaciones y perso- nas que trabajan por y para lo social deben en sí mismas desarrollar capacidades para aumentar sus sinergias a través del trabajo en red y del achatamiento de sus relaciones al interior y con los participantes y beneficiarios de sus servicios. Sugiere que para 58 Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe FundamentaciónT.indd 58 12/09/10 19:59
  • 59. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA 3 REFERENTE TEÓRICO ello se emprendan acciones para potenciar el trabajo en red desde el sector social, de modo que éste a su vez tenga mayor capacidad para generarlas en la comunidad. Para llegar a la comunidad, las instituciones deben ser sensibles a sus necesidades y establecer dinámicas de comunicación e interacción directa con presencia clara en los territorios y los lugares vitales para las personas y en los cuales se movilizan opiniones y decisiones de líderes, organizacionales sociales y de la gente (Fantova, 2002). Sobre la presencia en estos espacios comunitarios Gómez Ciriano (2002, p. 99) hace referencia a “lugares físicos donde las vidas cotidianas de las personas entran en relación de modo más o menos espontáneo. Así un espacio comunitario pue- de ser una cancha de fútbol, una parada de autobús, un parque, el mercado, la biblioteca o la ludoteca, un bar, la escuela o universidad popular, una asociación de vecinos o una parroquia, la escalera de la casa, etc.”, son lugares que siempre han estado ahí, y es donde se discuten los problemas del barrio, se generan opi- niones, se toman decisiones y posibilitan el contacto directo entre las personas. Son lugares que generan pertenencia. En la medida en que las familias se identifiquen como parte de un territorio, lo exploren, lo conozcan, descubran en él las cosas que les son favorables o no para su bienestar y lo incorporen como suyo, podrán proponer iniciativas para modi- ficarlo, preservarlo o cambiarlo desde la perspectiva de poderlos emplear de ma- nera segura, confiable y sostenible. Y en este contexto, la conformación de redes tendrá un sentido importante dentro de la participación ciudadana. Por lo tanto, pensar la participación en la construcción de lo público no se limita únicamente a dar a conocer y promover la participación de los miembros de las familias en los mecanismos legalmente instituidos y legitimados para ello, de- manda una apropiación de los territorios con sus especificidades y complejidades particulares, lo que en Bogotá es un desafío por su inmensa diversidad. La conformación y sostenimiento de las redes tiene sentido no solo en virtud de la capacidad de sus miembros para organizarse, sino, y principalmente, por la in- tencionalidad y objetivos de las mismas, es decir, la “razón de su existencia”. Las familias organizadas en función de los niños y las niñas tienen la posibilidad de desarrollar una alta capacidad de movilización, con el propósito de incidir en: a) la transformación de los imaginarios sobre los niños y las niñas y de su capacidad para participar en sus propios procesos de desarrollo; b) construir vecindarios de- mocráticos donde prime el interés superior del niño, y por lo tanto su seguridad, protección y participación, y c) donde tales territorios, vecindarios y la ciudad, se constituyan en ambientes de desarrollo para la infancia. Secretaría Distrital de Integración Social 59 FundamentaciónT.indd 59 12/09/10 19:59
  • 60. CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS Desde esta perspectiva se entiende por movilización: “… Toda actividad extraordinaria, no cotidiana, destinada a activar, a poner en acción a los diversos actores que influyen en una temática en particular sobre niñez y adolescencia… […] el eje central de la movili- zación es visibilizar una situación, una temática de interés público so- bre niñez y adolescencia, que requiere de atención especial de distintos actores” (Cecodap, 2007). Así, las movilizaciones sociales son acciones que las familias pueden emprender hacia el logro de diversos objetivos relacionados con el desarrollo de los niños y las niñas, para hacer de los territorios ambientes seguros, protegidos y democrá- ticos. Para que ese proceso de movilización sea posible, la formación a familias requiere de acciones cuyos resultados no se observan de manera inmediata, porque apun- tan a transformaciones que pasan por la reflexión sobre lo que se sabe y se hace para otorgar un nuevo significado a ese saber y a esa práctica. Y estos cambios aluden tanto a procesos internos de la familia y sus relaciones sociales y afectivas, como al ejercicio de participación, construcción de ciudadanía y formación de ambientes democráticos, tanto en el ámbito privado como en el público. Deben buscarse, entonces, transformaciones dentro de una línea de continuidad de ambientes participativos y democráticos que sean fomentados y fortalecidos inicialmente en el ambiente familiar, de tal manera que consoliden actitudes, pensamientos y acciones, que posicionen y reconozcan el papel de la participación en el desarrollo infantil, en el de la familia y en el desarrollo social. Participación infantil Hablar de familias democráticas dentro del marco planteado en los fundamentos del currículo para familias necesariamente debe remitir al tema de la partici- pación infantil, pues no considerarlo es tanto como desconocer el enfoque de derechos subyacente. Son varios los abordajes que han intentado construir una conceptualización de la participación infantil, de los cuales uno de los más conocidos es el de Roger Hart (1997), de quien Jaume Trilla y Ana Novella (2001) retomaron algunos elementos. La escalera de la participación propuesta por Roger Hart (2007) como se mues- tra en la figura No. 4, muestra diferentes niveles de participación de los niños y 60 Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe FundamentaciónT.indd 60 12/09/10 19:59
  • 61. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA 3 REFERENTE TEÓRICO las niñas en relación con los adultos y los proyectos. En los tres primeros niveles de la escalera —de no participación—, los niños y las niñas son utilizados a favor de los intereses adultos (para llenar un estadio, legitimar acciones, “mostrar la importancia” de los niños y las niñas, usarlos para “sensibilizar”, entre otros). No implican ningún proceso pedagógico de los niños y las niñas. Figura No. 4: Escalera de participación planteada por Roger Hart Proyectos iniciados por los Proyectos niños compartiendo las iniciados por los niños decisiones con los adultos compartiendo las decisiones con los Iniciados y dirigidos adultos. por los niños. Los adultos hacen las veces Iniciados y de facilitadores de los dirigidos por los procesos niños PARTICIPACIÓN Los niños y las niñas la GENUINA Iniciados por los construcción y toma de adultos, decisiones decisiones en relación con compartidas por el proyecto los niños Los niños y las niñas Consultados e participan en actividades informados y proyectos en los cuales sus opiniones y propuestas Asignados pero son tomadas en cuenta informados por los adultos Los niños y las niñas actuarían de manera voluntaria en las propuestas de los adultos Los niños opinan por los Actuación adultos sin involucrar sus simbólica propias opiniones o poder elegir como comunicar NO PARTICIPACIÓN Decoración sus opiniones Manipulación Los adultos usan a los niños y las niñas para transmitir sus propios mensajes Secretaría Distrital de Integración Social 61 FundamentaciónT.indd 61 12/09/10 19:59
  • 62. CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS La participación genuina, siguientes cuatro niveles de la escalera, abre un escenario para que los niños y las niñas, en interacción con los adultos y las instituciones (fa- milia, jardines infantiles, instituciones), sean parte activa de un proceso de forma- ción como sujetos de derechos, y como tales desarrollen capacidades para compren- der sus entornos próximos y el papel que juegan los diferentes actores en el mismo. La participación genuina de las niñas y los niños pequeños también puede ser pensada desde una tipología como la que ofrecen Jaume Trilla y Ana Novella (2001), quienes destacan cuatro formas de participación: la participación simple, la participación consultiva, la participación proyectiva y la metaparticipación, de las cuales las tres últimas permitirían articular el desarrollo del niño y la niña con los procesos participativos. En la primera, los niños y las niñas son espectadores o ejecutantes de acciones decididas y en muchos casos impuestas por los adultos, dado que no tienen la libertad de elegir si hacen parte o no de las mismas. En el segundo, participación consultiva, a pesar de ser una estrategia válida para recoger información sobre los intereses de los niños y las niñas (por ejemplo consultas nacionales), tiene el riesgo significativo de que la información no sea tenida en cuenta para tomar decisiones sobre políticas, programas o proyectos, o que sea interpretada desde el prisma de los intereses adultos e institucionales, dado que no se generan estra- tegias, así sea de representación para que los niños y las niñas hagan parte de los análisis de sus textos y narraciones. La participación proyectiva involucra a los niños y las niñas como actores o pro- tagonistas de los procesos y acciones que se realizan. Los autores inscriben esta forma de participación en los ciclos de participación de un proyecto, en el cual se hace un paralelo con una situación de juego libre de niños y niñas. En este caso el adulto o las instituciones (por ejemplo, la familia o el jardín infantil) hacen las veces de facilitadores de los escenarios: ambientes seguros para no poner en riesgo su integridad física, libertad para jugar, espacios pedagógicos para las interacciones grupales, entre otros aspectos. El adulto no incide en el qué o cómo del juego. Por último, la metaparticipación implica la creación de escenarios de participa- ción insertados a la vida cotidiana de los niños y las niñas en la familia o en el jardín infantil, a partir de la apertura de espacios y mecanismos que realmente posibilitan el ejercicio del derecho por parte de los niños y las niñas, y que ésta se constituya a su vez en un proceso de desarrollo y construcción gradual de su autonomía, de capacidades para comunicarse, reconocerse y relacionarse en la diferencia, por mencionar algunos aspectos. 62 Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe FundamentaciónT.indd 62 12/09/10 19:59
  • 63. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA 3 REFERENTE TEÓRICO Estos dos enfoques contienen elementos comunes que se relacionan con las con- diciones para una participación real, la cual implica la creación de escenarios donde las instituciones y los adultos ofrecen las condiciones para facilitar espacios donde los niños y las niñas tienen la posibilidad de ser parte de los eventos, ac- ciones, proyectos que los involucran y que afectan su desarrollo y calidad de vida. Lo anterior significa que las instituciones, como garantes de los derechos de los niños y las niñas, diseñan y ponen en funcionamiento procedimientos, mecanis- mos y pedagogías que movilicen a los adultos y organizaciones sociales para que los niños y las niñas cuenten con alternativas de participación incluyentes para ejercer su derecho a la libertad de opinar, de ser diferentes, de ser incluidos y de ser parte de las decisiones que se toman en relación con sus vidas. Como consecuencia de los esfuerzos de las instituciones para promover y hacer real el espacio de participación infantil, se diseñó la estrategia “Hechos y Derechos”. Esta estrategia plantea seis claves para la participación, las cuales se muestra en el cuadro No. 1. Cada una de estas claves son fundamentales para la creación de espacios cualificados que tienen implicaciones tanto para los niños y las niñas, como responsabilidades y exigencias concretas para los adultos, familiares, cuida- dores, decisores de política y gobernantes. Secretaría Distrital de Integración Social 63 FundamentaciónT.indd 63 12/09/10 19:59
  • 64. CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS Cuadro No. 1: Seis Claves -Estrategia Hechos y Derechos- Implicaciones para los adultos Claves Implicaciones para los adultos/instituciones 1 A cualquier edad: Se desarrolla  Reconocer que los niños y las niñas no son adultos pequeños. de acuerdo con sus capacidades,  Saber reconocer todas las formas de expresión desde el nacimiento. necesidades y expectativas en cada  Tener la disposición y apertura a promover la participación específica de acuerdo a grupos de edad. momento de la vida. 2  Disponer espacios, instituciones y proyectos para promover procesos de participación con ofertas de tipo general y específico. En condiciones de equidad: Se debe garantizar la participación  Explicitar en los procesos de gestión y de gobierno en los territorios el mensaje político y las medidas institucionales para generar procesos de inclusión real (ganancia, prevención, denuncia, etc.). de todos sin distingo de edad, raza, cultura, género, capacidad  Tomar medidas compensatorias positivas para incluir la diversidad de niños y niñas. física.  Garantizar la participación de grupos infantiles específicos. 3  Valorar sus intereses (consultas, concertaciones y negociaciones). En múltiples escenarios, niveles  Disponer tiempo, calidad y escucha a diversos modos de participación. y formas: Tener en cuenta las  Promover formas de comunicación e interacción basadas en la lúdica y la expresividad artística y diversas formas de representar y creativa. estar en el mundo de los niños y  Disponer de una variedad metodológica y pedagógica que permita reconocer y aplicar la las niñas. perspectiva infantil. 4  Prevenir la ocurrencia de cualquier forma de maltrato, abuso o explotación en los procesos de participación. En un ambiente favorable: Garantizar escenarios que brinden  Reconocer la participación como un proceso pedagógico. la posibilidad de ejercer la parti-  Construir las normas con los niños y las niñas. cipación y las capacidades que se  Aportar información significativa para la toma de decisiones. ponen en juego.  Promover la reflexión para que se examinen los modos e impactos de su participación.  Informar suficientemente sobre los alcances y el sentido de su participación. 5  Animarlos a hablar abiertamente acerca de sus opiniones.  Apoyar las organizaciones propias y que promuevan la participación. De modo autónomo, integral y continuo: Los niños y las niñas  Configurar el espacio de participación como un espacio de toma de decisiones. tienen capacidad para decidir de  Posibilitar procesos participativos continuos y sostenibles. manera autónoma, es decir desde  Orientar procesos que apunten a ampliar la autonomía. sus propios criterios e intereses.  Empoderar a los niños y las niñas para analizar sus propias problemáticas. 6  Cambiar la mirada adulta de los niños y las niñas: De beneficiarios a protagonistas. Con impacto real: La participación  Ampliar la consulta para enriquecer con sus perspectivas planes de desarrollo y las políticas. puede marcar la diferencia en el  Compartir decisiones permitiendo que sus saberes y opiniones estén en todo el ciclo de la política. diseño y resultados de las políticas,  Llevar a cabo procesos de rendición de cuentas reconociendo su condición de ciudadanos. los programas, proyectos y acciones  Promover en el barrio, la localidad, el municipio y la región la articulación de las diferentes dirigidos a ellos y ellas. entidades y organizaciones que trabajen en función de una mejor calidad de vida. 64 Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe FundamentaciónT.indd 64 12/09/10 19:59
  • 65. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA 3 REFERENTE TEÓRICO Para los niños y las niñas, la estrategia plantea beneficios de la participación en su formación, en el mejoramiento de su estado de bienestar y autoestima y en su felicidad al ser reconocidos desde lo que son, en razón a que les representa la posibilidad de exigir y disfrutar de todos los derechos. Según lo anterior, la participación infantil, al igual que la de los adultos, promue- ve procesos de transformación, creación, reflexión, construcción, aprendizaje, ar- ticulación, conocimiento y gratificación, que en virtud de su impacto individual y colectivo posibilita la construcción, no solo de una familia sino de una sociedad más democrática. Por lo tanto, promover la participación infantil requiere de espacios y condiciones que la hagan no solo posible sino genuina. En este sentido la revisión realizada sobre experiencias de participación infantil (Acosta, y cols., 2004) muestra consi- deraciones como las siguientes:  Debe ser considerada como un proceso, y no como una serie de actividades aisladas, descontextualizadas de la vida local de las comunidades, pues es nece- sario que las opiniones de los niños y niñas, no solo sean expresadas sino que puedan ser tomadas en cuenta y puedan impactar directamente sus realidades, permitiéndoles percibir que forman parte de una dinámica colectiva.  Debe partir de los intereses y necesidades de los niños y las niñas, de modo que se construyan y validen con ellos y ellas las prácticas ciudadanas y democráti- cas. La participación, en este sentido, debe posibilitar la continua redescripción de su mundo de vida de manera que se convierta en un factor de descentración y de articulación entre lo subjetivo y lo colectivo.  Debe darse desde un enfoque integral, que incluya, además del trabajo directo con los niños y niñas, la formación de los adultos que los rodean, así como la transformación de las interacciones que se dan en el contexto de las institucio- nes sociales. La participación debe posibilitar que los adultos resignifiquen sus prácticas cotidianas, de modo que puedan articular sus propias posibilidades vitales con las de los niños y las niñas.  Los procesos deben respetar los diferentes ritmos y formas de participar de los niños y las niñas, y no puede ser entonces una consigna o una obligación. Un ambiente de participación debe posibilitar la aparición de las diferencias, la ma- nifestación de los diversos ritmos y de los distintos códigos culturales que pue- den confluir en un espacio dado, debe permitir la aparición del disenso y de las resistencias, sobre todo allí donde ellos y ellas expresan su deseo de no participar. Secretaría Distrital de Integración Social 65 FundamentaciónT.indd 65 12/09/10 19:59
  • 66. CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS  Requiere del despliegue de una propuesta de comunicación e interacción en la cual las voces de los niños y las niñas sean escuchadas. Una propuesta inspirada en lo cotidiano, que apele al juego por ser el entorno comunicativo más ge- nuino para los niños y las niñas. El juego, que más allá de ser una herramienta pedagógica para la participación, debe ser considerado como un lenguaje en torno al cual acaecen eventos de comunicación y de construcción colectiva de significados. Podría afirmarse entonces que la participación tanto de los adultos como de los niños y las niñas es un desafío para la construcción de familias democráticas y debe estar inscrita en las dinámicas de la vida cotidiana. El asunto tiene una incidencia significativa sobre los procesos de cambio social y la construcción de un modelo de sociedad cercano a los sueños y utopías de quienes lo construyen. La participación de los niños y las niñas puede ser en sí misma un dispositivo para la democratización de las familias, un espacio de promoción de la autonomía para expresarse sobre aquello que los afecta. La participación infantil como derecho cobra sentido al considerar a los niños y niñas como ciudadanos. Dar importan- cia a la participación de los niños y niñas en primera infancia implica entonces reafirmar su ciudadanía en los primeros años de la vida. 66 Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe FundamentaciónT.indd 66 12/09/10 19:59
  • 67. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA  Acosta, A.; Pineda, N.Y. & Garzón, J.C. (2009). La participación infantil en Referencias el desarrollo de niños y niñas. Bogotá: Convenio 1392 de 2003 entre DABS, y material de Cinde, Save the Children, Unicef, ICBF. apoyo  Aguirre E. (2006), Línea en socialización y crianza [en línea], disponible en: http://www.humanas.unal.edu.co/psicologia/docs/maestria/psicologia_so- ciedad/socializacion_crianza.pdf, recuperado el 17 de abril de 2006.  Aguirre, E. (2002), “Prácticas de crianza y pobreza”, en E. Aguirre (ed.), Diá- logos 2. Discusiones en la psicología contemporánea, Bogotá, Universidad Nacio- nal de Colombia.  Ainsworth, M & Bell, S. M. (1970), “Apego, exploración y separación, ilustra- dos a través de la conducta de niños de un año en una situación extraña”, en J. Deval (1982) Lecturas de psicología del niño, vol. 1: Las teorías, los métodos y el desarrollo temprano, Madrid, Alianza Universidad Textos.  Alguacil, J. (2005). Los desafío del poder local: la participación como estrate- gia relacional en el gobierno local. Polis, Revista de la Universidad Bolivariana. Santiago, Chile. Año/volumen 4, N° 012. Consultado el 10 de agosto de 2009 en http://redalyc.uaemex.mx/pdf/305/30531212.pdf  Baratta, A. (s.a.). Infancia y democracia. Descargado en Mayo 15 de http:// www.iiNo.ea.org/IIN/cad/SIM/pdf/mod1/Texto%204.pdf  Berger P. y Luckman, T. (1978), La construcción social de la realidad, Buenos Aires, Amorrortu.  Bowlby, John (1985), La separación afectiva, Barcelona, Paidós.  Bowlby, John (1995), Vínculos afectivos. Formación, desarrollo y pérdida, Ma- drid, Morata.  Brandt, E.N., Pope, A.M. (1997). Enabling America: Assessing the role of rehabilitation science and engineering. Washington. National Academy Press.  Bruner, J. & Haste, H (comp.) (1990), La elaboración del sentido, Barcelona, Paidós.  Bruner, J. (1984) .Acción Pensamiento y Lenguaje. Compilación de J. Linaza. Madrid, Alianza Editorial.  Cecodap (2007), Lineamientos para la concepción y ejecución de movilizaciones, [en línea], disponible en: http://www.cecodap.org.ve/texto/situacion/ lineamientos-%20movilizacion.htm, recuperado el 11 de septiembre de 2007. Secretaría Distrital de Integración Social 67 FundamentaciónT.indd 67 12/09/10 19:59
  • 68. CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS  Cillero, M. (1999) Infancia, Autonomía y Derechos: Una Cuestión de Princi- pios. EN: Derecho a Tener Derecho. UNICEF – Instituto Interamericano del Niño – Instituto Ayrton Senna. Tomo 4. Montevideo  Cillero, M. (2009) El interés superior del niño en el marco de la Convención Internacional sobre los derechos del niño Consultado el 3 de febrero de 2009 en : http://www.iiNo.ea.org/SIM/cad/sim/pdf/mod1/Texto%208.pdf  Colombia, Alcaldía Mayor de Bogotá (2004), Política Pública de Mujer y Gé- neros -PPMYG- 2004 -2008. Bogotá.  Colombia, Alcaldía Mayor de Bogotá (2006), Política pública para las familias en Bogotá. Bogotá.  Colombia, Alcaldía Mayor de Bogotá (2006) Política Pública Distrital de Ru- ralidad. Desde un enfoque de garantía de los derechos humanos. Bogotá.  Colombia, Alcaldía Mayor de Bogotá y Unicef (2006), Política por la calidad de vida de niños, niñas y adolescentes de Bogotá, 2004-2008. Bogotá, Alcaldía Mayor de Bogotá, 3ª ed.  Colombia, Alcaldía Mayor de Bogotá (2007) Política Pública de discapacidad para el distrito capital-Bogotá Incluyente y accesible. Decreto N° 470 del 12 de octubre de 2007.  Colombia (2006). Código de la Infancia y Adolescencia. Ley 1098 de 2006  Colombia, Departamento Nacional de Planeación (2009) Plan Nacional de Desarrollo (PND 2006- 2010). Descargado el 27 de mayo de 2009 de: http:// www.dnp.gov.co/PortalWeb/Programas/Educaci%C3%B3nyculturasalude mpleoypobreza/Pol%C3%ADticasSocialesTransversales/G%C3%A9nero/ta- bid/344/Default.aspx  Colombia, Departamento Nacional de Planeación, Consejo Nacional de Polí- tica Económica Social (Conpes) (2007) Política Pública Nacional de Primera Infancia “Colombia por la Primera Infancia”. Bogotá.  Colombia, Instituto Colombiano de Bienestar Familiar —USAID— Coope- ración Italiana —OIM— Sinapsis. (2008). Lineamientos Técnicos para la in- clusión y la atención de familias. Bogotá.  Colombia, Ministerio de la Protección Social, Ministerio de Educación Na- cional, Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. Política Pública Nacional de Primera Infancia “Colombia por la Primera Infancia”. Consejo Nacional de 68 Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe FundamentaciónT.indd 68 12/09/10 19:59
  • 69. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA Política Económica Social —Conpes 109—. Versión aprobada, Bogotá, D.C., 03 de diciembre de 2007.  Colombia, Procuraduría General de la Nación, Instituto Colombiano de Bien- estar Familiar, Programa Presidencial Colombia Joven, la Federación Nacional de Departamentos, Fundación Plan, Save The Children U.K., Organización Internacional para las Migraciones, Fondo de Población de las Naciones Uni- das, quienes hicieron parte de la mesa en el convenio de la Alcaldía Mayor de Bogotá —Secretaría de Integración Social— Subdirección de Infancia con estas organizaciones y Cinde, Visión Mundial (2008). Estrategia Hechos y Derechos. Participación de niños, niñas, adolescentes y Jóvenes. Seis Claves. Bogotá, D.C.  Cook, W. & Dreyer, A. (1984). The social relations models. En Journal of Marriage and the family, pp. 679-687.  Corona, Y. & Morfín M. (2001). Diálogo de Saberes sobre participación in- fantil. Universidad Autónoma Metropolitana, Colectivo Mexicano de Apoyo a la Niñez, A.C. (Comexani), Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Ayuda en Acción México. México.  Cowan, P. A., Powell, D. & Cowan, C. P. (1998). “Parenting Interventions: A Family Systems Perspective”, en W. Damon (Series Ed) e I. E Sigel y K. A Renninger (vol. eds), Handbook of Child Psichology, vol. 4, Child Psychology in Practice, New York, Wiley.  Cuevas Jiménez Adrián. Derechos del niño y desarrollo infantil. Revista Cubana de Psicología. Vol. 22, N° 1, 2005.  Duran, Ernesto. Los derechos del niño. Descargado en Abril 5 de 2009 en http://www.observatorioinfancia.unal.edu.co/pdf  Enríquez, N. (2005). Comité Transversal de Redes. Lineamientos Técnicos. Elaborado para la Gerencia de Familia Dabs, Bogotá.  Fantova, F. (2002). Intervención social y construcción de redes sociales. En Tra- bajo en Red. Documentación Social. Revista de Estudios Sociales y de Socio- logía Aplicada. Octubre – diciembre, núm 129, pp. 39-56.  Galvis, L. (2002), La familia. Una prioridad olvidada, Bogotá, Ediciones Aurora.  García Roca, X. (2002). Paradigma de Red y Acción Social. En Trabajo en Red. Documentación Social. Revista de Estudios Sociales y de Sociología Aplicada. Octubre – diciembre 2002, núm 129, pp.13-38. Secretaría Distrital de Integración Social 69 FundamentaciónT.indd 69 12/09/10 19:59
  • 70. CURRÍCULO PARA LA FORMACIÓN DE FAMILIAS  Garzón, D. & cols. (2004), Indicadores sobre competencias familiares para agenciar y potencializar el desarrollo integral de la primera infancia (Convenio Dabs-Icbf-Unicef-Save the Children UK-Cinde).  Gómez Ciriano, E. J. (2002). Revitalizar los espacios comunitarios (o como tra- bajar desde abajo en la gestación de una sociedad intercultural). En Trabajo en Red. Documentación Social. Revista de Estudios Sociales y de Sociología Aplicada. Octubre – diciembre 2002, núm 129, pp.93-105.  Gurman, E. (2000, octubre), “¿Familia? ¿Posmodernidad?” en Fort-Da Revis- ta de psicoanálisis con niños, No. 2, [en línea], disponible en: http://www. fort-da.org/fort-da2/posmo.htm, recuperado el 25 de enero de 2007.  Isaza, O. I. (2007), “Retos de Bogotá en la construcción de la política pública para familias”, en Puyan, Y. y Ramírez, M. H. (eds.) Familias, cambios y estra- tegias, Secretaría de Integración Social de Bogotá y Universidad Nacional de Colombia-Facultad de Ciencias Humanas-Centro de Estudios Sociales-Grupo de Estudios de Familia, Colección CES.  Kancyper, L. (2002), “El complejo fraterno y sus cuatro funciones”, en Con- greso Fepal, [en línea], disponible en http://www.spdecaracas.com.ve/ download/cdt_134.doc, recuperado el 29 de octubre de 2007.  León, M. (comp.) (1997), Poder y empoderamiento de las mujeres. Tercer Mun- do Editores. Universidad Nacional, Facultad de Ciencias Humanas, Bogotá.  León, S. (2006, diciembre), “Adopción y psicoanálisis”, en Fort-da, Revista de psicoanálisis con niños, No. 9.  Posada, G., Waters, E., Crowell, J. & Lay, K. L. (1995), “Is it easier to use a secure mother as a asecure base? Attachment Q-set correlates of the Adult Attachment Interview”, en E. Waters, B. E. Vaughn, G Posada, y K. Kokondo-Ikemura (eds.).  Puig, J. M. (1995), “Construcción dialógica de la personalidad moral”, Revis- ta Iberoamericana de Educación, No. 8.  Rogoff, B. (1993). Aprendices del pensamiento. El desarrollo cognitivo en el con- texto social, Barcelona, Paidós.  Rojas de González, N. (1995), La pareja: Cómo vivir juntos, Bogotá, Planeta Colombiana Editorial.  Rosenberg, M (s. f.), “Cómo criar a nuestros hijos de manera compasiva. Ser padres utilizando la comunicación no violenta”, disponible en: http://www. cnvc.org/raising-children_sp.htm, recuperado el 25 de enero de 2008. 70 Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CinDe FundamentaciónT.indd 70 12/09/10 19:59
  • 71. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA  Sánchez, J.M. (2009). Manual para defensa de la libertad sindical. En Cin- terfor – OIT. Descargado el 8 de mayo de 2009 de http://www.oitcinter- for.org/public/spanish/region/ampro/cinterfor/temas/worker/doc/otros/ xviii/cap1/i.htm  Secretaría Distrital de Integración Social. (2007). “Familias agentes y com- promisarias del bienestar, de los derechos y del desarrollo de los niños y las niñas en primera infancia. Formación de familias desde la Subdirección para la Infancia”, Documento de Trabajo No. 1. Bogotá.  Unicef (2004), Necesidades y derechos en el marco de la Convención de Naciones Unidas sobre los derechos del niño, Madrid, Unicef.  Colombia (2007), Código de la Infancia y Adolescencia, versión comentada.  Unicef. Convención de los Derechos de los Niños y las Niñas.  Valdez, N. (2007), “Consideraciones acerca de los estilos de apego y su reper- cusión en la práctica clínica”, [en línea], disponible en: http://www.psico- centro.com/cgi-bin/articulo_s.asp?texto=art2b002, recuperado el 25 de enero de 2007.  Watzlawick, Paul; Beavin, Janet y Jackson, Don (1989), Teoría de la comuni- cación humana, Barcelona, Herder.  Winnicott, D. (1981), El proceso de maduración en el niño, Barcelona, Laia.  Zuluaga, Juan Bernardo. (2004). La familia como escenario para la construc- ción de ciudadanía: Una perspectiva desde la socialización en la niñez. En Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, Vol. 2, No. 1, Manizales, Colombia. Enero – junio de 2004. Secretaría Distrital de Integración Social 71 FundamentaciónT.indd 71 12/09/10 19:59