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Libros
            Rodríguez Carrillo

07 de enero de 2003 – 23 de noviembre de 2003
14   libros sin
Ansichten eines Clowns1

Desde la calle divisé los ojos del insaciable.
Capté los gestos de su grave aprobación
Cuando el ordenado departía alegremente
Respecto de su renuncia como bandera del ejemplo.

Intuí el poder del alma del payaso
Convertida en remolino divisado
Acercándose con furia, aunque con inocencia
En un dolor que parecía no tener intención de cielo.

Atisbé el dinero, la forma de la moneda
Su oscura y clara manera de girar
Dándole al poseedor lo que no tiene
Y tomando del mismo lo que hubiera podido ser.

Pero no son más que detalles
Dentelladas de una flaca fiera
En la carne magra de una flaca presa
En un tiempo en el que las luces fueron eléctricas.

Lo cierto es que también alcancé el café
Que desde la boca que anhelaba otros labios
Rebosó en el espacio que no lo necesitaba
Para dar con las zapatillas antes que con el suelo.

Vi la nada, y en la nada el algo.
Y de lo que estaba haciendo de mí
Logré partir una parte – sin medidas –
Y sin prisa fui asumiendo una desesperación.

A la propuesta le sobrevendría su contestación
Por hacerse estructura, cada orden sería sometida a prueba
Y así y entonces habría y sobreviviría cierto valor
Que por no aferrarse a nada sería tabla y sostén.

El billete de primera, y el de segunda
El humano manual de los gestos fallidos
Y la estoica bravura del que se sobrepone
A un tiempo que siempre fue el mismo, y que no existe.

Fue en Alemania, y fue en carne
Aunque muchos lo entendieron
Fueron pocos los que lo comprendieron
Pero entonces se trataba de eso, de al menos decirlo
Porque vivirlo no alcanzaba.




1
    Heinrich Boll. 1963
Kamen no kokuhaku2

Tan grande el cariño y el deseo
Que habrías de seguir su rumbo
Aceptando que tus hombros rocen
Lo mismo que el de los que has elegido.

Pero nadie es igual, sea condena o absolución.
Determinadas notas sólo para ciertos oídos son
La estructura de algún ser humano, un lienzo recreado
La extrema espiral de cada una de las situaciones

No podrían ser captadas con idéntica precisión
Por los ojos del que entrega y por los del que toma
Y aunque sea la razón la que disponga intentarlo
Es cierto que la pasión pueda vencer, pues toda verdad es apasionada.

Mirando de lejos, desde otros años – que son puertos –
Lo que había parecido una rendición incondicional
Deja lucir sus aristas ciertas que, aunque noble, de traición son al fin,
La que contra uno mismo se acomete, vencido por los afectos.

Y es así - cuando tras aceptar la invitación se presenta Tiempo -
Que en lo más íntimo la mentira que fuera entendida
No alcanza a ser aceptada, por no poder cubrir al alma
Y entonces la rebelión gana fuerzas en la hoguera.

Embiste con torpeza la inteligencia
Quiere abrirse camino y destrucción son sus modos
Y a su paso impetuoso, marcado por el desengaño
Rasga la maleza, como rasga el corazón más cercano.

El inocente, habiendo percibido que ya no lo es
Siente la pérdida, y porque fuera noble su intención
No puede tolerar el pensamiento de una derrota
Y entonces desespera pues el arrepentimiento lo golpea.

Comprende que nadie está a salvo
Visualiza la diestra y la siniestra
Y no puede más que detenerse
La partida lo aguarda, como un trago.




2
    Yukio Mishima. 1949
Islands in the stream3

No siento culpa, no puedo
Por el sol de La Habana
Y la misma vieja calle
Que al mismo viejo bar me llevaba

Donde había logrado un cuadro
Que ojos no muy expertos
Encontrarían bueno, y hasta bello
Hasta que la costumbre les fuera obligando a la indiferencia.

Pero soy culpable de intentos ajenos
Por ejemplo, de algunas horas en la mar
Asistiendo la joven tensión de unos brazos
Intentando, sin experiencia, traer a la superficie a un tiburón

De una u otra caminata sobre senderos
Donde la arena se mezcla con los pies
Como las palabras con la vida y la memoria
Soy culpable de haber vivido cosas así.

En cuanto a la muerte del prisionero
Qué otra cosa pudo haber sucedido?
En la realidad son otros los nervios
En realidad, son fuertes los impulsos.

Y logrado el cariño, el sincero
No siempre es entendido
Se quiere más de lo apreciado
Y no se está seguro de ser comprendido...

Las últimas horas son ruidosas
Para que el final sea aún más silencioso
Uno quiere que el otro viva
Y parece que al otro pudiera o importarle.

Parece que las montañas son azules
Que los motores ganan velocidad
Que viene el tiempo de explicaciones
Y que alguien dejará de estar alrededor.

11.01.03




3
    Ernest Heminway. 1972
La guerra del fin del mundo4

Íbamos bajo el sol
Tras haber estipulado la persecución
Había una que portaba ajena leche
Y el del alambre alrededor.

Por mi parte, apartado
Cerca del final fijé mi atención
En aquel periodista miope
Cuyo terror fue impedido, con una pregunta.

Y la opción desesperante, antes que desesperada
Pues había que estar en Canudos
Había que ser parte, quizá por primera vez
De algo, de alguien, de lo que los intelectuales llamarían inefable.

Las razones, como la historia
Con nobleza la cederíamos a los otros
Los siempre insatisfechos, los condenados
Los que hasta para orinar necesitan de una explicación.

De todos modos el final no nos pertenece
La victoria – perra que puede ser cruel –
Sería de algún modo lograda
Y de algún modo, en algo, vendida.

El triunfo sería después
Forjado en ignorancia y fe
En el vuelo de arcángeles
En el polvo de una caminata infinita.

En un bolsillo, en uno solo, entonces
La policía, el ejército, la búsqueda pobre
La hacienda pulcra, las cabezas del ganado
Y la sorpresa de que el orden puede ser trastornado.

Se marca la distancia del que ha hecho
Con el que debe decidir respecto de lo hecho
Lo que juzga el juez es el acto
Del cual no ha tenido parte nunca, nunca.

Son tres alternativas, no dos
Y la cuarta sería la nada
De no ser por lo mejor
La anciana que le sonríe al fin del mundo.

12.01.03



4
    Mario Vargas Llosa. 1981
Manhattan Transfer5

La calle es de agua, y es el mar
En cuyo fondo están las casas
Que tienen ventanas - breves o extensas -
Desde las cuales no puede verse el cielo.

La mujer dibuja su espectáculo frente al espejo
En su mente proyecta algo parecido a lo que ve
El momento, así, comprende a tres mujeres
Lo necesario para el anuncio de un divorcio en París.

Y está el muy exquisito bienestar
Que no es producto de soportarlo todo
Una niñez, una juventud, y una adultez
Sino el resultado de haberlo intentado todo.

Tras el arresto de tres italianos
Dos hombres alcanzan a mirarse el rostro
Sube una intención de diálogo, baja el alcohol
Pero es tarde, es tarde para comunicar ya nada.

Giraban las puertas de la ciudad
Y con ellas una vida se negaba a girar
Los horarios y las luces del ritmo
No alcanzaron nunca a ser deseables, apestaban.

Los trenes transportaron a bípedos uniformados
Que cantaban sin saber o sabiendo que irían a morir
Si fue cierto o no, no hay manera de saberlo
Lo cierto es lo otro, lo que va quedando de las flores que portaron.

Y aún así, nadie busca el infierno
Ninguna niña quiere, de grande llegar a ser puta
No hay quien se imponga la miseria como destino
En el deseo del fracaso no hay quien haya encontrado lo sublime.

Más o menos a la mitad de la historia
Se descubre lo que ya todos fueron conociendo
Que quien conoce todo aprende a no confesarlo
Como si fingiendo ignorancia se recuperase la ingenuidad del ignorante.

De todos modos, puede que no me importe
Que simplemente vaya diciendo, hablando de mí
Que nadie nunca habrá de conocerme
Como nunca llegué a conocer a nadie.

14.01.03



5
    John Dos Passos.
L’cume des jours6

Formula juicios por deleite
Como estira un músculo el atleta
Sin la finalidad de hacer uso de lo que hace
Porque puede hacerlo, nada más,
Amando a mujeres hermosas, Nueva Orleáns y Duke Ellington.

Después del frío habría que escribir
Sopesando las enfermedades pasadas
Y todas aquellas que siempre están por llegar
Partiendo desde la intuición hasta lo concreto
De una cura casi imposible, porque la misma mata.

Y al metal, al darle calor, le daba vida
Y más que darla, se la iba cediendo
Pues a pesar del oro había el gris
Y por salvar una cabellera dorada
Descubría, al final, que era su imagen lo que salvaba.

Sin embargo – siempre un sin embargo destruye el pasado –
Como podía intentaba lograr un exterminio imposible
En ello le iba el esfuerzo y lo que le quedaba de razón
La idea estaba fija, pero no alcanzaba realizarla
Y no sangraba el corazón por el intento, sino por su sufrimiento.

Tras el que sería su último escape
Confesó el roedor que ya no lo soportaba
Y más allá de valentía o cobardía
- juicios tan pobres ante tal decisión -
encontró en el suicidio una opción.

Y para ello tuvo que pedir ayuda.

Sería arrebato o inspiración
El texto nos permite imaginarlo
Pero nos veda el poder concluirlo
Nos niega la certeza
Abriéndonos los ojos, sin piedad, a lo posible.

Accede a que fueron días de espuma
Y que lo que hubo, aunque era todo, no fue suficiente
Ni siquiera se piensa en algún responsable humano o divino
En otro presenció la fragilidad para un sentimiento intenso
Tuvo el cansancio verdadero, el que conoce todo aquel
Que a su tanto querer no le halla un puerto justo.

15.01.03



6
    Boris Vian.
Dejemos hablar al viento7

Imposible sería creerlo verdaderamente
Pero bastaba con intentarlo, con fingirlo
Aquellos afectos, humores definidos
La sonrisa que no entiende, la confundida amistad.

Hombres, mujeres, y sus inservibles catálogos
La desesperante colección de la misma necedad
Catapultada una y otra vez hasta el infinito más mediato
Desde millones de cuerpos infinitesimalmente diferentes.

Porque cuando la fe es admitida en una mente
Al parecer la destroza, borrando toda carcajada
Fijándole al ceño a permanecer fruncido
A los sentidos, obnubilados, más nerviosos que atentos.

Lo falso de un orden repetido y jamás comprendido
La suma de partes que no pueden señalar la posibilidad del todo
Las miles de páginas escritas, las millones de horas laborales
Todo más horrible que la compañía de los desesperanzados
Donde ya nada es simple imagen, dónde todo está confesamente errado.

Con el cuerpo y la mente por poco ya adultos
Habría que retroceder muchos años y desde ahí intentar algo
Pero aunque se lograse esgrimir algún intento de uñas sobre mi piel
Como una fatalidad fallaría la constancia, donde resisto con sencillez.

Lo que hubo sucedido, si realmente sucedió
Podría juzgarse, no sería la historia de la capilla sixtina
Pero lo peor es el ocurrir de ahora
Y lo más intenso es que en ello no hay novedad.

Y la ola, por pensada, quizá no llegue a ser pintada
Simplemente existirá para cumplir su cometido imaginado
Y el mundo entero padezca su propia desaparición instantánea
Y no quede más que nada, como siempre.

A mi puerta nadie llamó a pedir una opinión
No soy yo quien siempre piensa en la cama
No hablo del amor, no hablo de los géneros
Trato de aceptar al mundo y de que me importe
Y puedo sufrirlo, doscientas millones de veces.

Pero si hay algo que todavía me cuesta es lo siguiente
Que un pobre tipo bien intencionado me hable de mí.

22.02.03



7
    Juan Carlos Onetti.
Nexus8

Vi que vio a la mujer y que la deseó
Que en toda la noche no volvió a mirarla
Que no arriesgo un paso o una palabra hacia ella
Y de esto lo vi quejarse el resto de su vida.

Vi que la semilla soporta la presión de la tierra
Pero que una vez que logra germinar
Imponiéndose el crecimiento, logra el sol
Y lo que era uniforme lo destruye con la verdad de su altura.

Entre tanto, en nada más que un entretanto
Con los ojos claros y con los sentidos abiertos
Capté lo inmenso, y también el movimiento
Vi el destino de incontables seres.

No pude verme arrodillado, lo intenté.
No alcancé a llorar por una mujer perdida
No llegué a sufrir por un intento fallido
Mi caso es que no quería a nadie, o eso decían.

Me dieron la vida, nada más
Se cansaron de decirme, de mil maneras que hay más
Pero no me mostraron nada más, y pretendieron que esté satisfecho
Con todo aquello que, sospecho, a ninguno de ellos satisfizo nunca.

                            Pero logré una imagen que no todos
                    La de un carpintero haciendo una iglesia, sin madera.

Y al menos me tenía a mí, a mis piernas
A mi mente estruendosa, sabiendo horas
Apto para la crítica muda
Capaz del cuerpo y sus consecuencias.

Y lo cierto de que a nadie pido que cambie en nada
De mí me burlo como nadie puede hacerlo
Y me hallo libre de burlarme del que quiera
Simplemente, muy simplemente,
Aunque lo quiero todo, no pido nada, no exijo nada.

Siento que hay error en flaquear
Siento que no hay que despreciar
Pero es cuando piden que cuesta más
Y sé algo más, que es secreto, y que trata de mí.

22.01.03




8
    Henry Miller.
Rayuela9

Wu wei, pero un no hacer violento
Donde el estallido no lo genere un vocablo
Unos pasos en la noche, alguna cita extraviada
Sino el fracaso de las expectativas de los que no nos conocen.

Vale la idea del sillón, comprado con sudor y mentiras
Para desde allí mirar como los demás mueren
Vale el velador que provee de la luz
Con la que se leerán las desgracias ajenas.

Y mi cariño más sincero
Que aunque lo grite y lo escriba
Jamás podría ser aceptado
Como no se acepta en otro el error propio.

Muerta en el Sena, ahogada
Magia y alfombras de hoteles
La vocalista en la noche de desastre
Las copas rotas en la cena inaugural del alma.

Tengo momentos increíbles
Y lo que me pesa es saberlos
Y lo que agobia es saber su antes y después
El paisaje desértico en el que nació y murió alguna flor.

Sencillamente del tiempo en el espacio
Y convertirlos y amalgamarlos
La posible discusión y su posible silencio
El llanto del bebé que habrá de morir.

Tiene que llover y hay que volver
Todo debe de ser definitivo para que nada lo sea
Debe la depresión aguardar en el picaporte de la puerta
Los años deben ser pocos, y todo resentimiento ampliamente absorbido.

Entonces quizá
La carrera que mira no el paralítico
Sino aquella en la que corren los paralíticos y mira el atleta
Sintiendo los propios músculos enteros y firmes
Viviendo la soledad de no tener ningún competidor
Lo imposible de ser diferente y de todos modos serlo
Y pensarlo de un modo que obliga a vivirlo
Aceptando la posibilidad de que pudiera no ser así
Pues todos dicen que así no es
Mientras el tiempo, las cosas, los nombres
Una falta que pudiendo no estar, está.



9
    Julio Cortázar.
The devils of Loudun10

La forma se denomina política
Y en ella hay variables de origen y destino
El natural gesto por el que se capta el ajeno afecto
Donde uno es el que razona para que los demás
Entregados a ese afecto, terminen también entregando sus monedas.

Conocer va valiendo un poco menos
Cuando en lugar de liberar obliga
Como cuando recorrida ya la llanura
Y poseyendo en la mente sus accidentes
Se llega al pie de la montaña, siendo natural, entonces, el tener que escalarla.

Abismos reales señalan las metáforas
Muchas veces el enyesado lee al que sin padecerlas
Escribió mucho y tanto sobre el romperse y quebrarse
Pero desde el cuerpo y la razón, algunos alcanzan
A diferenciar intuyendo un orden, para muchos oculto.

Variables de algún tiempo atrás
En las circunstancias que hicieron posible la Reforma
Donde la nobleza terrenal habilitaba títulos para la celeste
Un clero débil, de dónde tantos sacarían en claro que la carne es débil
Y la Sociedad de Jesús contrapesando con la dureza del ejemplo.

El otro valor, el de la lealtad, se señala
Exige fuerza y constancia, es decir, casi todo
Son muchas las veces en las que ni la inteligencia basta
Para mover una piedra bien cimentada, y así como cuesta
En los demás cuesta más verse caminando bajo el vuelo de los pocos.

Pero toda altura define su posible abismo
Toda puerta inevitablemente habrá de tener sus peligros
Todo peldaño, mientras no sea el último, impone sus riesgos
Y hasta para los ya impedidos de bajezas muy brutas
Todavía existe la tentación de usar las armas por sólo saber hacerlo.

Y pudiera ser que no existiesen, finalmente, tantos secretos
Que aunque haya sido tan intensa esa tan alta intención
Nunca hubiese dejado de ser tan solo eso, y nada más
Que aunque con esfuerzo se haya logrado captar a alguien
No deje de ser sencillo para todos captar a quien los capta.

26.01.03




10
     Aldous Huxley.
Cien años de soledad11

Desde el primer trazo
Estuvo oculta la condena
Los detalles fueron muchos
    - hasta hicieron la trama –

Era el viajero, quizá caminante,
El que sabía de los hilos
Y otro más que descifraba los pergaminos
En un afuera del tiempo totalmente posible.

Lo normal de una desesperación
La de una batalla eterna, y perdida
Ni siquiera el blanco, menos su posibilidad
Imposible el negro, ni valdría el mencionarlo.

Y allí, en la ausencia
A mitad de un gris logrado con maestría
La precisa imagen de un telón que no sube
Sino que cae, contrariamente a lo acostumbrado.

Referiría a Platón el novicio
Alguien siempre referiría a cualquiera
Pero para alcanzar que en lo gigante no está lo enorme
Hay que primero lograrlo, se note o no.

Es así que de la negación pudiera surgir la aceptación
Que de las aristas dispuestas inapelablemente
Se acceda al impulso y al acto de atravesarlo todo
Haciendo de toda fantasía una hierba a masticar.

Al final, que sólo sugiere ser un principio
Queda el haber vivido, o creído vivir, un aliento
Que deprime y exprime las cosas vanas
Porque fueron señaladas, nombradas, y así, aptas para el olvido.

Nos deja el después
Con la vida entre las manos
O entre la piernas
O entre el resto de los que nos queda por imaginar

Cuando cada camino lleno de polvo
Cuando cada lágrima que logra un pueblo
Cuando cada grito que da un convencido
Cuando todo queda por delante.

26.01.03



11
     Gabriel García Márquez
Point Counter Point12

Hay algo que al lograrlo
Implica la muerte del que lo logra
Lo bueno, lo justo
El exceso mismo de todos los excesos.

Cercenándose, privándose, negándose, renunciando
Arrancando una parte de sí
Cantarlo tratando de elevarlo en canto
Como un aliento ilimitado por la atmósfera
A pesar de que casi todos prefieran la rosa roja.

Y la esencia del que yerra, por haberlo intentado
Y la esencia de la escoria, por haber sido alimento
Y la esencia de una estupidez, por tratar de no serla
Los golpes solos que la inteligencia se inflige a sí misma.

Estaba Dios, cuando había música
Eran hombres quienes la lograban
Pero cuando dejaban de tocar
Dibujaban lo terrible de estar despiertos.

Entonces lo que a uno le duele lo oculta
Y aunque tienta con peso la fraternidad
Más prohíbe la posibilidad de vergüenza
De exponer lo que siendo sacro para uno
No será comprendido por nadie.

A la hora de juzgar, cuando los perfumes lo permiten
El de pensamiento correcto y sus acciones
El de acciones incorrectas y sus pensamientos
El histérico entretenimiento de analizar
Al que no es el puro y exacto reflejo de su más íntimo ser.

Se deja suponer que vivir es construir, en la intemperie
Que la tormenta es igual para el que quiere casa o castillo
Que la diferencia está en los brazos y en la mente que los guía
Que el público no cuenta, si la obra es lo que importa
Que si se está solo es por habitar un lugar donde no cabe la muchedumbre.

Al principio no sería broma
Al final, su posibilidad sería aceptada
A ver si la mente, como el corazón
Logran expandirse como pretendieron
Dejando o no una estela de fuego.

26.01.03



12
     Aldous Huxley.
Gabriela, cravo e canela13

Lo del cuerpo es sencillo
Sencillo de entenderlo
Cuesta arriba es compartirlo
El compartir sin discriminar.

La humedad de las carnes
El poderoso deseo de poseer
El dolor de lo no tenido
Los sueños, todos, desvelados.

Hay que dejarla pasar
Permitir que viva sus siestas
Saber que es libre y no liberta
Que la derrota es posible y cierta

Seguir amándola, quizá con menos juventud
Pero con más valor
Rozar saber que viene de Dios
Que en su sencillez también habita un anhelo infinito.

Y hallar los caminos del futuro
A balazos y a trampas abiertas
Bajo el escrutinio del brillante sol mudo
En medio del calor en el que pocos actúan
En la horas donde los sentimientos son pocos, pero intensos.

Mejor no tocarla, mejor dejarse llevar por ella
Saberse roca que besará su ola, quizá sólo una vez
Aguardar, como se pueda, con esa esperanza
Prohibirse intentar cazar al aire.

Que la otra muchacha, más delicada y más bella
Por parir habrá de terminar con el vientre hinchado
Por cosas de la casa dejará los afeites
Por obediencia a su marido, dejará sus más fantásticos anhelos.

En el amor de selva
Donde no hay dueños
Ni posesiones
Donde se funden el clavo y la canela
En la más exacta situación del milagro
Con el sabor de lo único
Terriblemente irrepetible.

26.01.03




13
     Jorge Amado.
Mémoires d’Hadrien14

Tan grande es la herida del amor
Que sólo el amor puede cerrarla
Y duele más cuando hay edad
Cuando la belleza tiene un tiempo.

Ya no está conmigo mi joven dios
El carnal regalo que logró mi sonrisa
Ya se han fugado las horas de la tibia alegría
Que era posible con mis brazos extendidos

Quedan, como una condena agridulce
Buscar aún alguna que otra respuesta
Ya en el reflejo que proyecta el espejo en la mente
En los viejos pergaminos que rayaron los doctos
Y en lo que queda de la gente que todavía me rodea.

Como ya no son posibles los otros juegos, las otras batallas
Donde era tan sencillo perder y reír
Pues jugadores y contendientes eran sólo dos
Y la derrota siempre implicaba la victoria de quien se amaba

Persisten con su fuerza los otros legados
El intento de la vivencia de aquellas tierras
Que sólo alcanzan a pisar los héroes
Que lo son por su continuidad en el esfuerzo

De vivirlo todo, tanto, que vencido queda el temor a la muerte
Que se vuelve menos dura la amenaza de la vejez
Casi comprensible la incurable enfermedad
Y, por los dioses, soportable el amor que no halla reciprocidad

Y el rostro que se porta puede mirar de frente
Por y a pesar de sus arrugas, la amistad traicionada o despreciada
Y la terrible realidad de que los sueños no puedan realizarse
Porque al final de cuentas, no somos más que humanos.

Perdonadme pues mis excesos
Que no sea suficiente el escándalo
Que mi aliento es largo
Y en mi disculpa tan sólo hay sinceridad.

Mis instantes se marchan
En la soledad hallo comprensión
Y por último, volviendo un tanto en mí
Tan sólo pido, mirando al frente, una última ojeada a lo que transité.

24.02.03


14
     Marguerite Yourcenar
In Coold Blood15

Ha trabajado ocho horas, quizás diez
En casa lo esperan, en verdad lo esperan
La cena estará caliente, los niños ansiosos
Y ya antes de cruzar la puerta sonreirá.

Despertará a sus hijos con ternura
Sentirá impaciencia y regocijo
Cuando pidan por unos minutos más
Mientras se enredan entre las sábanas.

Y en cuotas pagarán la casa y el auto
La educación de los críos
El seguro social
La alegría constante, en cuotas la pagarán.

Y esa alegría que puedo ver me enferma
Porque condenado a lo difícil no tolero lo sencillo
Y escapa a la posibilidad de mi piel
Aceptar que así sean felices.

Llevo en mí el resentimiento
De poder ver lo que ellos no pueden siquiera sospechar
Y tanta es mi fuerza, tanta mi erudición
Que hasta hallo placer en marcarles la vida, con lo que sé.

Yo mismo, al dañarlos, me hago daño
Y aunque puedo definir la bondad
No puedo realizarla, no puedo lograrla
Me siento ofendido, por no ser igual.

Aunque hable de una roca
No puedo ser una
Y aunque vivo en soledad
Del mundo no puedo escapar.

La gente es demasiado
Contra todos no podré
Creo que la paz estará al destruirme
Y sé que sólo yo podré hacerlo, al desmoronarlos.

Cualquier animal herido ataca al que quiere ayudarlo
La solución, lo sé, en mí está
Pero no puedo aceptarlo
No he conocido el cariño, y el resentimiento me vence.

24.02.03



15
     Truman Capote
The Wild Palms16

Había imágenes que lograr
Habían sido enseñadas como reales
Pero no había sido enseñado el precio
Parecía el príncipe condenado a encontrarse con la princesa.

Pero por los caminos de la vida, había sido,
Las casualidades no eran más que literatura
Cada cual de algo carecía, y algo anhelaba
Ni bastaba el caballo, ni bastaba el vestido.

Tempranera o tardía fue la decepción
No bastaba con pretender, con querer
La inocencia perdía contra la pureza
Un único par de brazos y un único lecho no alcanzaban.

Valientes los que lo aceptaron
Valientes los que al verlo huyeron
Y a su modo audaces, aquellos pocos
Que por las sombras desconocieron al sol.

La traición de Bruto, y la de Calígula
Y la de todos los días, humana y mediocre
La inconformidad que halla su escape
El tullido, lastimero, que logra sus muletas.

Más no había honor, aunque quizá fama
Y por supuesto, el peligro del escándalo
Pero, y aquí lo bueno, nada, nada más
Salvo que el día que viene, todos saben, apesta más que el anterior.

Lo capta el esteta, elegido, cuando mira a sus hijos
Lo dice el poeta, mientras contiene sus sangrantes heridas
Lo calla el idealista por reflejarlo en los ojos
Lo viven los actores, del otro lado del cortinado.

Mas son otros los que protagonizan el sufrimiento
Una cierta raza que ha sabido besar la humildad
En tanto ha sabido no contener su sonrisa
Por haber comprendido la distancia entre repartir y compartir.

Lo demás, mezcla y confusión
El caos o el orden exacto del universo
Las horas que son vividas
Por quienes aceptaron ser educados
En lugar de educarse.

25.02.03


16
     William Faulkner
La nausée17

Queridos hermanos, basuras
Humildemente les pido perdón
Por no ser como ustedes, idiotas.

Dramática multitud, huyendo del hastío
Encerrada en salas en donde quieren el escape
Amotinadas en la extrema realidad de las masas
De las que he sido vilipendiado, con ácido placer.

Solo, en soledad, lograré también la unicidad
Mediante la realización de una crítica personal feroz
Lograré también absolver tanto a mi ser
Como a mis más preciados objetos, entre ellos la nada.

Tendré que juzgarlos, a todos, y acaso a cada cual
Y lo que de ellos diga quedará impreso
Y habrán de leerme, y reirán o se mortificarán
Y más de uno habrá de compadecerme, logrando la lástima.

Todo esto lo supe siempre, siempre, siempre
Y es que aceptando el absurdo, no tengo rival
Cada enemigo no es más que humo
Materia condenada a un final de vida útil.

Aunque mis ropas son de proletario
He vestido las del guerrero que enfrenta batallas filosóficas
Braceé en su tiempo en los ríos y mares de la historia
Estuve, por decirlo, en más sitios que en ninguno.

De lo que se acostumbra llamar amor y su acto
Desistí de la depresión de su continuidad
Opté por el recuerdo en la memoria
Donde todo es como uno decide que siga siendo.

Quizá un día nos encontremos, hermanito mío
Y entonces puedas liberar tu gran lista de exigencias
Ve sabiendo que yo no huiría, y que todo te lo daría
Para disfrutar después de pedirte pagues el precio.

Pero si esto no ocurriera, seguiré siendo yo tu hermanito
Disfrutando con la intensidad que me fue permitida
Del mundo que viste y del que creíste entrever
Como si uno de los dos, alguna vez, hubiese en verdad existido.

01.03.03




17
     Jean-Paul Sartre
La vida breve18

Habiendo captado la sencilla complicación
De que cada final daba paso a un nuevo inicio
Había asumido también la tremenda importancia
Que tendrían en el pasado de alguien algunos actos
Y que la verdad, a pesar de todo, era que no me importaba.

Ya que ocurre esto que es la vida, ni más ni menos
Y que en sí misma pareciera no tener cosas horribles
Para que lo horrible sea justamente que existan y dejen de existir
Los besos, los hijos, los padres, los murales de mármol
El libro escrito que se vende y se confiesa nunca será entendido.

Y ocurre el amor que no tiene comprensión
Que debe siempre, para seguir siéndolo, ser ignorante
Para ir evitando así la desilusión, día tras día
Puesto que cuando se trata del otro, cualquiera fuese
Y mejor si es el enamorado, no hay tiempo para ocuparse de uno.

Los misterios, así, debían seguir así, no conocidos
No el nombre de Dios, ni su rostro
Los misterios simples, como la historia sexual de quien está enfrente
El día más feliz, el día más triste, todas aquellas pequeñas cosas
Que por no saberlas tornan a lo que nos rodea en algo interesante.

El equilibrio estaría ahí, en no cruzar la línea de la ignorancia
Ya que una vez que lo hagamos no habría marcha atrás
Y entonces nos sería exigida, para poder continuar
La puesta en marcha, el funcionamiento de la voluntad
Dirigida con toda intención rumbo al logro del olvido.

Si así podemos alcanzar el milagro jamás prometido
Y llegamos entonces a respirar la felicidad
Justo a la mitad de nuestras vidas, no tan mediocres
Tendremos entonces que darle la bienvenida a esa otra variable
Que es el tiempo, el reloj que en cada cual marca las horas de la dicha.

Mas ya entrenados en el libro de nuestras vidas
De tanta grasa, tanto alcohol y tanta representación
Nos iría siendo sencillo un enfrentamiento maduro con el miedo
La última prueba de que todavía nos queda un algo de juventud
Un espacio de nubes negras antes que el sol lo arrase todo.

01.03.03




18
     Juan Carlos Onetti
The Honorary Consul19

Tenía un tiempo la prosa
Y su tiempo tenía la poesía
Y el juego era la no medida
La no vivencia de los extremos.

El que lo capta a la primera
Es el primero en vivir lo que queda
Con la irrisoria esperanza de que alguna vez
Alguien también logrará captar lo que ya él había captado.

Con el tiempo, si la suerte – que tampoco existe – lo asiste
Aprenderá también que es imposible
Que si alguien alguna vez viera lo mismo que él
Sin duda otra significado le daría, mayor o menor, pero siempre diferente.

Quizás, entonces, le atribuya al milagro
El acto por el cual lo semejante salva lo imposible de lo idéntico
Sin condenar la física, apreciaría lo espiritual
Pero se mentiría, y, si lo hiciera, más tarde habría de suicidarse, es sabido.

La fuerza superior debiera ser la propia
Más allá de la chipa de las barrigas vacías
La historia de todos los niños pobres del mundo
Y la del dinero invertido en velas y vino para un rito desvirtuado.

Más que el llanto bajo la capilla sixtina
También el cosquilleo de cierto placer traumático
Que sienten los que abrazan la realidad de sentir dolor
Cuando lo que ven, es lo que hay, sabiendo que pudiera ser diferente.

Vidas enteras de sacrificio detrás de los libros
Vidas enteras detrás de metrallas y puñales
Vidas enteras sentados bajo las palmeras
Vidas enteras peregrinando con un mismo mensaje
Y la desesperante certeza de que todo eso sólo valdría como ejemplo
Para que el día de mañana, si es que Dios lo llegase a permitir
Se tratase de nuevo de un sólo acto, de un sólo gesto
Como el de morder una manzana, o ser izado en una cruz
Para el cual uno estaría preparado, con furia y vacíos en la sangre
Con la carga de nihilismo necesaria para saber que tampoco sería suficiente
Entendiendo al fin el gran ridículo de la existencia
Pagando el precio por el cual cualquier demonio nos temería
Porque no hay peor persona que aquella que ama a Dios
Sin olvidar ningún detalle de las miserias que ha permitido
Sabiéndose limitada, imaginándose continuamente poderosa
Esperando el momento de destruir su propia vida por el Dios que ama de verdad
Si entender, comprender, ni expresar, que el mundo pudiera no ser lo que ve.


19
     Graham Greene
Eva Luna20

Puede que alguna vez, anciano o no
Por una gracia, o un gran esfuerzo
Llegue a comprender que tengo una madre
Que esté más allá de las maternidades individuales

Más por de pronto, desde mis 31 años
Donde orgullo y vanidad se van cansando
Para dejarle, poco a poco, paso a la humildad
Cuando le escribo a mamá, le llamo mamá, sintiendo que no hay otro modo

Y cuando pienso en Dios
Tratando de abarcar la historia más próxima y la más futura
No dejo de entrever los días de Josué
La muerte de los primogénitos
El sonido del paso entre las copas de los árboles

Marcado por una situación pasada
Desde la cual aunque existe la corona
No tiene tanta consistencia el trono
Aunque sí su ubicación, como la risa y la sonrisa.

El paso de las desgracias y las dichas
Y el suceso de la memoria a mitad de un tiempo
La mujer de Lot, las continuas advertencias previas
La premura y la insistencia, diferente de la persistencia

Como si el imperativo fuese a mirar hacia el frente
Y si acaso uno cayera en la tentación de mirar atrás
Pudiera salvarse si no sólo mirara lo bueno de los logros
Sino también lo malo y triste de los equívocos.

De todos modos, ninguna confesión alcanzaría
El juego siempre sería personal, privado
Para que la descripción de cada experiencia
No fuese más que un consejo, positivo o negativo

Que podría aceptarse, cuando no comprenderse, y viceversa
Demostrando a cada instante, a cada instante
Que desde que la muerte tiene una forma
No es más que manifestación de la posibilidad de decidir
Si sola vendrá, o acompañada de invitación habrá de acaecer.

Mas, entonces, también el mensaje de seguir
Entre formas y fondos
Valorando las limitaciones, que no deberían limitar los sueños
En medio de la lucha que debiera implicar alegría, más allá de su resultado.



20
     Isabel Allende.
Bomarzo21

Quizás ustedes sepan, aspirantes a jueces
Que un cojo no puede entrar al templo, tampoco un ciego
Quizá conozcan la ley, humana y divina
Que a los defectuosos nos aparta.

Pesa el estigma, a uno lo vuelve cruel
Porque cuánto más privados estamos de la belleza
Más somos sensibles a ella
Y pesa más cuando apreciamos lo que los demás no valoran.

Y así como el poeta pudiera decir
Que las aves cantan, porque son las que vuelan
Así nosotros podemos ver
Lo hermoso de una espalda recta, de un rostro bello.

Sin embargo nos rechazan
Sólo el morbo nos nombra
Y habituados al rechazo
En los hombres ya no vemos a nuestros semejantes.

Entre monstruos buscamos compañía
Aunque no lo somos, intentamos serlo
La fealdad dicen es nuestra realidad
Y no nos queda más que en la fealdad buscar lo que buscan todos
Un poco de compañía.

Como dije, nos volvimos crueles:

A la mujer en ese entonces más pretendida
Se le pagó las necesarias monedas
Para comprar unos instantes
En los que probaría mi virilidad

El temor fue más, mucho más
Pues no hay cosa peor que algo feo frente algo bello
Y que belleza y fealdad, vivas, conozcan que lo son
Le dupliqué la paga como precio del silencio
Mas, qué impediría traicionar a un error de la naturaleza?

A la fama de mi horrible forma
Se sumó la de mi impotencia
Nuevas burlas se adhirieron a las antiguas
Para que el llanto no alcance al consuelo
Para que la venganza pueda, quizá, hasta ser motivo
De un día más, un año más, o todas las centurias.

Sucedió que el tiempo transcurrió
Y que la limitación me fue benigna
21
     Manuel Mújica Láinez.
Pues así como lo feo termina por ser olvidado
La belleza que decae sigue siendo novedad.

Volvió por la misma circunstancia, por dinero
Los años habían pasado, por su rostro, por todo su cuerpo
No dudé, como no duda nunca quien sabe tiene la verdad
Y le señalé sin miramientos que la distancia se había acortado
Y no porque yo fuera un poco más bello que aquella otra vez.

01.03.03
La romane22

Con ese modo que tiene cada edad
De llenarse de precisos atributos
Como si cada idea, cada pensamiento
Provinieran tan sólo de la edad

Valores virginales para el hombre y la mujer
En la historia de las víctimas del sexo opuesto
Aunque no en la historia de los victimarios
Porque es el que agrede el que más ha sido estudiado

Las causas de las otras situaciones
Han sido decididas provenientes de natura
Y nada más, haciendo de la ignorancia
Tan sólo el espejo de inocencia

Expuesta la ternura, como una ciudad a los bárbaros
Habría que tomarla desconociendo qué hacer con ella
Quemarla y pasarla por cuchillo
Para después pasarla también al olvido.

Por la cantidad que fijan las imágenes
Para que dos hectáreas de maleza
Hagan el significado de una amapola
Y un rebaño de ovejas le den brillo a los colmillos del lobo.

Bastaría con querer algo para que sea cuestión de tiempo
Pues ninguna cima en realidad puede serlo siempre
Más temprano o mucho más tarde, el deseo vence
Y cuando golpea la decepción casi siempre se quiebran las rodillas.

En la desesperanza, sin embargo, una vez lograda
Se halla el principio de un cambio fino y brutal
Por el que se accede a un poder antes ignorado
A una seguridad quizás nunca imaginada

No hay tormenta que asuste
No hay futuro que pueda turbar
Las gentes no es más que gentes
Y todo puede ser sin doler

Porque es una fuerza triste
Que se instala dentro
Y por estar hecha de derrotas
No puede ser derrotada.




22
     Alberto Moravia.
Orlando23

Por el contrario que en la Ciencia
Había primero una lucha cruel
Entre todo lo manifestado
Y su descripción por medio de palabras.

Las amistades posibles de ese tiempo
Entre pasos de Bertrand y Eliot
Dejando que la locura fluya siempre
En otros países, otros territorios.

Porque de cuando en vez se llega a ese punto
En el que ya todo se vuelve insoportable
Porque todo tiene palabra y cada palabra
Lo va envolviendo todo, incluso la nada

Tras tanta lucha, respirando después de haber jadeado
El objetivo no es más que no tener otra compañía
Que no se la de la selva, o quizá una ciudad
Llena de gentes que no saben o no quieren hablar

Puesto que el corazón no se ha roto
Sino que la mente ha destrozado sus barreras
Y al hacerlo ha quedado lastimada, herida
Pero aun con ganas de seguir abandonándose

A pesar de los pesares más ajenos
Por virtud y por vicio de incomunión
De tanto haber destapado ollas de vidrio
Donde hervían cabezas de perros traicioneros

La noche y el amanecer
En que habíamos cambiado de sexo
De nombre y de historia
Repitiendo ya por siempre el mismo circulo

Apuñalando sapos en las mañanas
Robando barcos y mensajes
Desplegando las velas en lo social
Hallando en el cuerpo el motivo de los amantes

Presintiendo con rara nitidez
Que al final de cuentas
El tiempo se nos está yendo
Y mucho más se dirá.




23
     Virginia Woolf
El paso del Yabebirí24

No siempre, por tantas variables
No siempre terminan las excepciones
Por subvaluar la regla, de tal modo
Que le vencedor es más que un héroe.

En el esfuerzo de soportar la herida
Y en la caída cierta, muy cierta
El ensueño, real, de una posibilidad
Aquello que no entrevisto sucede.

La fatiga, el agotamiento, la fiebre
La muerte misma tan próxima
Que sólo la proximidad de la amistad
Pudiera, quizá, alejarla.

Se despliegan las intenciones
Y con ellas, su intensidad
Y en ellas su inteligencia
Y con ellas la perseverancia.

De qué lado está Dios?
No es la pregunta correcta
En un escenario que ha sido dispuesto
Por quien no está del lado de nadie, o del de todos.

Lo peor no es lo que está por venir
O lo que pudiera imaginarse habría de llegar
Lo peor ocurre
Y uno está vivo para captarlo.

Mueren las rayas, mueren desgarradas
La lucha no es por los hombres
Es por uno
Es por el hombre.

Lo que todos saben es que no podrá durar mucho
Cada cual, cada cual ha determinado su flaqueza
Y cada cual, su grandeza
Cada cual, su esencia.

No quedará tan grabada en la memoria
El resultado final de tan cruenta batalla
Pero si hay algo que en el corazón queda
Es la respuesta de las rayas: ni nunca!

03.03.03



24
     Horacio Quiroga.
The Spire25

Dos más dos es cuatro
Pero sigue la inteligencia
Buscando saborear
Aquella definición del uno
Y así, sin pudor, hablar con los pilares.

Suelen los hombres señalar
Que las mujeres buscan por buscar
Y que así, por conocer el sabor de una manzana
O el de una banana, logran casi sin querer
Desnudar ciertas estupideces de lo cotidiano, a veces.

Para evitar estos y otros pensamientos similares
El hombre blasfema, hace rimas, o se castiga
Como se ha privado de procrear, otras cosas se permite
Y si ha dejado de beber, en otras cosas incluso cree
En un par de palos, en el pecado del mundo, y en el trabajo.

Sin embargo, basta que alguien aparezca
Para que cada cual lo mida y lo juzgue
Y halle sin esfuerzo que bastaría con tener más
Y si es posible, mucho, mucho más
Para poder, sin temor, prescindir de tener que escucharlo.

Es que todo resultado implica un proceso
Y hay quienes no lo notan nunca
Como hay quienes lo diferencian siempre
Y así como cada palabra de cada poema
Implica a quien enseñó - y el modo en que lo hizo - la primera letra

También va implicando al receptor final
Y a todas las cosas que hicieron que lo sea
Para que sea cierta la teoría de las infinitas espirales
Partiendo desde un único punto inicial
Sumando dos más dos, para intuir, con temor, al uno.

Así queda claro que mejor es no excederse
Vivir como se pueda, o sobrevivir
Sin el superhombre y sin su antónimo
Aunque con la riqueza, si ya no vivida,
De la riqueza de haber conocido de algún modo la locura.

05.03.03




25
     William Golding.
Säntliche Erzählungen26

Muchos lo sintieron fantástico
Pero nada más exacto y racional
Que lo que la fantasía alcanza
Que hasta la palabra quimera en el diccionario está.

Vi que los que estuvieron al lado
Aunque no siempre cuando era a perder imagen
Evitaron demostrar creer en lo que yo creí
Para que si ocurriera el extravío
No sea a mí que tengan que hacer el reclamo.

Vi que muchos en sus casas tenían ventanas
Y vi que cuando miraban desde ellas
No podían ver que lo que miraban
No era más que su no poder estar solos.

Me trabajando de día
Y estudiando de noche.

Vi claramente la incomprensión
Y el espectáculo del incomprendido
Cuando a declarar se lo llama
Y para declarar se lo instruye, se lo entrena.

Vi que no hay ya lo que hubo
Y que aunque yo lo dijese
Y aunque ya nadie lo negara
Todos vivimos casi sin aceptarlo.

Vi cuando el docto buscaba iluminarse
Cuando el enfermo buscaba su cura
Cuando el orfebre buscaba realizar el arte
Y vi al obrero hacer su tarea, desoyendo quejas.

Vi al alacrán, vi lo que era
Sabiendo que nadie le dibujaría caricias
Que nadie lo tomaría por mascota
Y que en el ordenamiento del mundo, era un alacrán.

Vi un juicio, muy personal
En el cual alguien era más, y alguien menos
Y que uno de los dos, obvio es cual
Temía porque el otro muera después de él.

06.03.03




26
     Franz. Kafka
El juguete rabioso27

Pero qué maravilla hermosa!
Qué perfección de presidente
Qué sublunar ese historiador
Qué garantías la de aquel “pensador”
Y estos niños con guardapolvo
Qué espejo sublime de sus madres!

Qué preciosa certeza la de los cubiertos
Dispuestos con eufonía sobre la mesa
Qué rara precisión exquisita
Las reglas tan bien dispuestas
Por quienes, siendo pulcro ejemplo
Exigen de otros los que a sí mismo se exigieron!

Entre maricones y cornudas
Nada puede resultar más bello
Que verlos a todos, reunidos
En un mismo hediondo mundo
Dentro del cual nosotros somos el asco
El motivo de la burla más exacta
Donde la ironía procaz no tiene cabida.

Sucede y ocurre
Que transitamos sin miedo, mire usted
Que el miércoles de ceniza nos comemos una vaca entera
Que bebemos hasta decir pavadas
Y alcoholizados, no paramos hasta lograr las bragas
De las que soportan nuestro aliento, para tener lo que llevamos dentro.

Por sabernos inútiles, de todo
Y decirlo, defenderlo y exponerlo, con vergüenza
Con la hombría de explayarnos sobre los límites que nos duelen
Con una montaña de resentimiento que es nada frente a nuestra tristeza
Porque al menos aceptamos sin reparo la trampa que nos hace diferentes
Aún cuando nuestra inacción nos hace idénticos a todos los que aquí respiran.

Epa! Qué es lo que oigo, lo que alcanzo a escuchar?
Acaso una queja?
Barbaridad! Es que alguien confiesa lo que es su vida?
Por todos los ateos, los cristianos se quejan!
Acaso no les enseñaron que está prohibido mirar atrás?
Pero por Cristo, hasta cuándo tendrás que soportarlos?

Al menos nuestra vanidad tiene consuelo
Porque si morimos y nadie nos recuerda, mejor
Ya que si quien nos recuerda alguien, ALGUIEN
Qué fracaso, qué derrota con final
Esto de vivir lo que vivimos
27
     Roberto Arlt.
Para que otro fracasado nos recuerde!

Bendito el inocente, con todos sus íconos
El perdón para el ignorante
- mientras no existan grietas en la estructura -
Que la memoria no es tanto como el ejemplo
Dada la imaginación, y la desesperanza
Impuesta el hambre, la muerte, y todas las miserias.

Dado que estamos, es mejor esquivarnos.

06.03.03
Die Blechtrommel28

Sé que hay niños que temen a la oscuridad
Que van realizando su niñez de acuerdo a los patrones
Temiendo lo que todos temen, buscando abrigo
Allí donde todos han de buscarlo, lo sé
Y sé que hay niños que captan, con precisión
Que lo bello que ven no habrá de durar.

De una manera quizá un tanto fina
Entonces, las cosas no podían ir más lejos de lo que eran
Sin resentimiento, sin rencor, con simpleza brutal
Perdí, naturalmente, el sabor de la vida
Y por inteligencia y sensibilidad decidí continuar
Sobre la base de aferrarme a algún objeto, digamos perceptible.

Así generada esta distancia, habría que notarla y no esquivarla
Pues cada niño suele ser el depósito de intenciones de sus adultos
Como cada “miembro” de la sociedad, para serlo a cabalidad
Debe al menos cumplir con las exigencias mínimas de lo establecido
Creer en lo que todos creen, decir lo que todos dicen
Vivir, en fin, como los demás han estado viviendo las últimas décadas.

Sin embargo, no es de niños lograr el equilibrio
Resolver encrucijadas de dos o más caminos
Y entonces, el niño, se vuelve jugador
Jugador puro, aunque no inocente
Real y certero, pequeño aunque amplio
Capaz de destruir las bases mismas del juego.

Me tocó una humanidad simbolista
En donde toda magia no era más que trucos
En donde todo mago nunca había sido un rey
Y donde en un objeto, o en muchos de ellos
Se pretendía aprisionar lo que no podía ser aprisionado
Y donde el aire era difícil de respirar para los que lo notaban.

Logrado el filo primero, uno de los más crueles
Resulta claro que es preciso usarlo para sobrevivir
Y el paso siguiente, siguiendo en atención la observación
No es más que captar el revés de las cosas dejadas pasar
El jamás violento que logra suicidarse, las explosiones
Las últimas consecuencias de una olla humana que calló, por años, su insatisfacción.

Quien conoce, puede callar lo que conoce, lo sé
Pero si lo hace, ocultaría la realidad de su lucha
Esa que se da dentro del que intenta vencer su conocimiento
En donde un solo descuido haría que la vanidad le venza.



28
     Günter Grass.
Breakfast at Tiffany’s29

Las viviendas eran simples, y frágiles
Incierto lo que contenían, cierto lo que liberarían
Incluso arriba ya respiraban los testigos
Y abajo esperaban, jugando, los testigos.

                                 Escribo, pobre de mí, algún cuento
                              Alguna historia de sal, alguna de pimienta
                               Lo festejan las luciérnagas, las más aptas
                                  Las ciegas de ojos a mi depresión.

En momentos de tribulación, o de gran tribulación
Se buscaban a los amigos (en las agendas)
Pero ya cada cual iba sabiendo un poco de golpe
Que nada de eso tendría sentido, y menos aún algún resultado.

                      Y en lo que escribo, por imaginación o simple plagio
                       La locura logra torcerle el pecho entero a la lógica
                       Y bajo la intensa luz de una sospecha dolorosísima
             Se puede entrever que todavía alguien cree en lo que no se puede creer.

Después de atisbar los cambios que ocurrirían
Por haber presenciado que ocurrieron cambios
Se pretendía, pasado el tiempo, conservar de algún modo
Lo que se había sido en ese momento en el que nada cambiaba.

                        En cada página, se acepte o no, se erige una distancia
                      Una para el que lee, otra para el que repite, otra para nadie
                           Y aunque no siempre tengan espacio y tiempo
                       Lo cierto es que van siendo sabidas, al menos intuidas.

Pero merced a tanto, tanto polvo
Habían logrado algún silencio
Donde los modos de las expresiones
Sólo encajaban en medio del silencio.

                           De modo que es posible volver a repetir lo dicho
                             De un modo similar, y hasta quizá distinto
                             Aquel acto de fusión por el que entregando
                            Se posee aquello que queremos por tomarnos.

Pero a veces algún cristal se hacía trizas
Sin querer, sin esperarlo, la presión vencía
Y un buen día, o una mala noche, alguna siesta
Terminaban por tratar a los demás, como los demás los trataban.

11.03.03



29
     Truman Capote.
Die Betrogene30

Sea por Baco, o por lo que quede de tu cultura
Nadie habría de indicarte con clara voz
Que la diminuta y precisa comedia que expones
No es otra cosa que alcohol anulando defensas.

Yo recuerdo ese tiempo en el que tus pies
Le ofrecían a la vida la más rápida carrera
Cada paso era brutal, intrépida aventura
Que sólo a veces lograba detención
Cuando de pronto dabas cuenta
Del anciano que andar no podía ya.

Era entonces que parabas
Intentando calmar a tu corazón
Respirando aún las ansias
De ir por más, por mucho más
Pero el peso de lo que veías
Hacías que ocultes lo que sentías.

Y recuerdo el otro tiempo
Cuando por ver lo que no podías ya
- Y que en sus instantes pudiste -
No lograste entregarte a la alegría
De admirar lo que ya no poseías
Y que entonces de otro era suyo.

Era entonces que callabas las palabras
Recurriendo a tus viejos años
Lo que tenías no podía ser compartido
Lo que tenías enfrente era lo perdido
El algo te dolía, y sin embargo te alegraba
Pero tal como antes, no esculpiste sinceridad.

En mi adolescencia los vi a todos
Acobardados de lo que sentían
A punto tal no sólo de callarlo
Sino de creer que había valentía
Y quizá, si se les permitiese, maestría
En llamar inefable a lo que entonces vivían.

De todo ello qué ha quedado?
Lo callaron, no lo expresaron nunca
Lo que hicieron no fue entonces lo que quisieron
Y en esta contradicción, así realizada
Quién podría reflejar felicidad?

12.03.03


30
     Thomas Mann
Narziss und Golmund31

Por una idea que no resulta tangible
Hasta que logra convertirse en ideal
Y que por ello termina implicando los actos
Que hacen de la rutina, de lo cotidiano
Una prueba de juego de guerra y de afectos
De vez en cuando había un momento
En el que para no caer un tiempo después
Se hacía la confesión de que había algo más
Dentro del cuerpo donde laboraba el alma.

Dado el mundo, era notable
A la repetición de los hechos
Se le sumaba la obligación de repetirlos
De manera que la novedad no era lo nuevo
Sino lo ya establecido impreso en papel
Como conjunto de reglas a obedecer
Como si fuera posible prohibir respirar
Como si fuese posible tener que aceptar
Que lo que uno tiene – mujer, gobierno, nacionalidad –
No es menos de lo que a cada cual debe bastar, por siempre.

El secreto susurro de las consecuencias
El peso que soporta el que sabe de lo que carece
La fuerza que lleva el que ignora sus incapacidades
El poder del que conoce de lo que está obligado
La impotencia del que no conoce sus flaquezas
Ambos en el mismo camino, en un mismo tránsito
Unidos por el – dicen inmaterial – lazo de la amistad.

Ese algo más que iba más allá de las reglas
Pues, habría que comprenderlo
Lo cierto y estipulado, lo reglamentado
No eran más que cosas de hombres entre los hombres
Para lo otro, para lo que iba más allá de los hombres
No serían suficiente lo que a cualquier hombre bastaría
La hora de los saltos, la hora de la noche oscura del alma
Donde se está solo, a pesar de que el hombre es un ser gregario.

Así la fruta y el arte
El lector y el escritor
Cada cual con sus articulaciones
La madre y el padre
Negar a uno y aceptar al otro
O la extrema, la muy extrema
Decisión, por los altos tenida por absurda
De intentar tenerlos a los dos
En un único y fulgurante abrazo.


31
     Hermann Hesse.
El coronel no tiene quien le escriba32

La cama sería la misma
Las mismas estaciones
Las mismas horas
Los mismos flagelos.

Las apuestas más altas
Y los hijos que no tuvieron
Bajo la misma bóveda celeste
A una misma altura sobre el mar.

La mesa común
El baño compartido
Una sola puerta para entrar y salir
Un mismo techo envejeciendo.

Al tiempo el atardecer
Al tiempo el alba
La cantidad de comida
Y la fisura de los sueños diferentes.

Cuarenta años leyendo la Biblia
Sin leerla
Cuarenta años conviviendo
Sin común unión.

Por esa magia de las aceptaciones
Los ríos que se cortan solos
Los espacios jamás conquistados
En lo irrepetible de cada cual.

El conocimiento que aparece brutal
El carácter del entendimiento
Que en su primera hora capta que no puede compartir
Y que al comprenderlo se expande.

Por los hechos de una mañana o una noche
Sin haberlo pretendido
Quizá buscando exactamente otra realidad
Otra esencia, un poco menos imposible.

Pero sucede que quien está enfrente
No es lo que somos
Y vemos que ni siquiera nos conocemos
Y lo que está enfrente, enfrente, enfrente...

14.03.03



32
     Gabriel García Márquez.
El plan infinito33

                                        Yo sé que me juzgarán
                               Y que habrán de encontrarme culpable
                             Por esto, a veces, sólo a veces, siento temor
                        Pero recuerdo sus rostros, y las monedas que pagaron
                          Y hallo el consuelo de que al menos yo les vendí
                             Lo que los demás no pudieron obsequiarles.

No tenía novio
No tendría hijos
No habría de “procrear”
No sería lo que se esperaba
Sería lo que se aceptaba.

                        Y mis actos, mis omisiones, mis pensamientos puros
                        Tanta fuerza conllevaban, tanta realización lograban
                       Que para seguir a mi lado debía ceder todos sus espacios
                         Ir siendo sombra, yendo al lado, aunque no a la par
                        Y así fue que realizó lo fantástico de generar gratitud.

Descubrió que no era lo que parecía
Su ser, como el de casi todos
No estaba listo para una decepción
Lo que le pareció sorprendente se volvió insípido
Y por no comprender que la belleza no está fuera, sino dentro,
Sucumbió en ese denso mar de la infelicidad.

                             Y de todos modos, seguía siendo el mismo
                               Algo diferente pero siempre semejante
                  Los altos y bajos de cualquiera, horas solas y horas compartidas
                   Algún cambio de nombre, algún nuevo accidente en el paisaje
                         Para que después todo vaya siendo casi lo mismo
           Pero al menos por captarlo todo podía ser tremendamente diferente, siempre.

Y dado que era de otro lugar
Le ganó terreno a lo que era
Y hallando la otra cara del desprecio
Halló el orgullo de no quebrarse
Como quien asume golpes sin cortarse.

Y era así, un tanto afable, un tanto amable
Con una manera de apaciguar cualquier tormenta
O de crear la más grande de ellas
Con la habilidad de ofrecer la sensación de permanencia
Por no haberme detenido jamás en ningún lugar.

Y si llegaba a faltar
Se sentía que algo faltaba.


33
     Isabel Allende.
Aquí vivieron34

                                Un poco, tan poco como un detalle
                             Y comenzaba el territorio de los musgos
                               Luego del cual estaba la breve orilla
                             Que alcanzábamos para seguir por tierra.

Sabiendo que querrían saber las palabras que sé
Para decirlas al vivir los momentos que yo
Y así asentar la justa expresión de lo que sienten
Pero desconociendo que saber no implica que otro sepa.

                                Y cuando mirábamos a quienes
                              Miraban a quienes estaban al borde
                        Y nos era dado presenciar el respeto que sentían
                    Nos quedábamos pensando, en medio de nuestra soledad.

Algo le decía que no era como esperaba
Pero todo – entendiendo como “todo” lo que la rodeaba -
Le gritaba que era lo mejor, y entonces fue comprensible
Que desoyera a la voz que quiso señalarle esa realidad.

                         Y en esa raza que los demás capitulaban de raza
                                Vimos alguna vez una persistencia
                           En estar presente a cada síntoma de la caída
                  Que le ocurría a esa otra raza por la que había sido dominada.

Entendió que un secreto
No lo es por el silencio con el que se lo conserva
Sino por la sordera del no puede acceder al mismo
Y entonces comprendió que la soledad puede ser un precio.

                               Gritaban desde la costa, hacían señas
                                Como un militar desde su caballito
                         Mientras los demás luchaban contra el absurdo
                   Pero no pisaban el agua, el militar no descendía del caballito.

Su cuerpo, magro
No invitaba a imaginar
Aquellos estallidos y sudores
Que con referencia al lecho, otros cuerpos refieren.

                               Buscaban lo perfecto, no la perfección
                                   Por eso corregían y corregían
                                   Sintiendo el peso del tiempo
                             Como el de todas las cosas que tienen final.

No era más que resentimiento
Que quería decir que lo era.


34
     Manuel Mújica Láinez.
A Streetcar Named Desire35

Globos de colores cuando nació
Torta de colores en el cumpleaños
Frituras y confites por años y años
Marcando el jolgorio de una vivencia
- antes que la trama del vivir de lo héroes -
Para que la caja de madera se resista
Y el destino corporal sea el de las llamas
No por tratarse de un holocausto
Y tampoco de basura, por cosas así,
De la física práctica de las muertes.

                            Las veces en las que pudiste con una botella
                              Frente a las veces que una sola de ellas
                                   Una y otra vez pudo contigo.

La intención era intensa
Los actos eran débiles
Y a la hora del recuento
Qué cifra habría de dar
El número de los que lo captaron?

                                      Merced a las palabras
                                Que lleva su tiempo aprenderlas
                                  Que más tiempo lleva usarlas
                               Y mucho más usarlas con habilidad
                                Para descorrer la idea del silencio
                      Que por la creencia de que las palabras son necesarias
                        Se haga real aquella situación de que su ausencia
                      Más que unión tiene que señalar el límite preciso a algo.

Bastaba con extender las manos
Y tener la paciencia más cierta
La que se registra en los relojes
Hasta que se producía el regreso
Y entonces era posible, de nuevo
Tener a su ser de este lado
Donde nada era magnífico
A pesar de que todo quería serlo
Y que no sería magnífico jamás
Porque nunca nadie haría lo necesario
Para lograrlo.

                                             Y cosas así
                                             Y el telón
                                         Las luces, la calle
                                Y no creer que se trataba de alguien.



35
     Tennessee Willimas.
La Condition Humaine36

                             Intensidad, la vida medida por intensidades
                                 De manera que toda regla y toda ley
                                   Hagan de la intensidad de vivir
                               Según la obediencia o la no observancia
                                De aquello estipulado como verdadero
                                      Por quien quiera que sea.

Sin demasiadas profundidades
Se daba una sonrisa íntima
Cuando de cuando en vez
Le tocaba hacer posible
Que lo ignorado por un docto
Deje de serlo, merced a sus palabras.

                              Nada más que Sócrates, desde el prisma
                             Pues el ideal, que había partido de una idea
                              Comenzaba a desplegar su basto paisaje
                      Volviendo al primero de los pasos, que dicen el más difícil
                         Poco más que una torpeza, menos o más deliberada
                        Como quien descubre que los preceptos no son diez.

Dibujó su muerte con una metáfora
Y en cada palabra volcó su esencia
Como quien sirve un vino preciado
Capaz no sólo de satisfacer a quien lo bebiera
Sino también de esperar hasta por eternidades enteras
A que llegue aquél que sepa apreciarlo.

                                Y entonces llegaba ese difícil punto
                               En el que la inteligencia pedía cuentas
                             Porque así como se reconocía la intuición
                           También era preciso reconocerle su existencia
                            A esa parte de la lógica que explica los saltos
                          Como cuando se escribe que no se puede escribir.

Libre de las ataduras de los afectos
Le sería posible prever sus actos
De manera que lograr captar su esencia
No sea más que un preciso resultado
De haber observado el posible destino
De tal o cual exacto inicio del observado.

Y también hubo aquel negativo orgullo
- Para muchos muy oscuro -
Que se siente no por lo que uno es
Sino por todo aquello que no se es.



36
     André Malraux.
Die Aufzeichnungen des Malte Lurids Brigge37

En una camilla llegaba un herido
En otra llevaban a quien había fallecido
En su mundo los parientes
En el suyo los que juraron por Hipócrates
Todos bajo la denominación de gente que quiere vivir.

Como una montaña demasiado accidentada
Como un mar demasiado profundo
Como un abismo demasiado terrible
Como un cielo demasiado alto
Como un infierno demasiado profundo
Así de distante el sentimiento que quería vivir.

Y la precisa distancia de la comprensión
Y el tiempo exacto para el entendimiento
Y las circunstancias que hacen posible la aceptación
Para que se haga visible “el otro”
Y aceptar, entender, y comprender
Que si somos aceptados, entendidos y comprendidos
Ha sido “el otro” el que lo ha hecho
Y quizás, sin desear haberlo hecho.

El anillo, el poema
La pintura o la escultura
Generados por alguien
En un contexto de gente
De manera que al ser el receptor
Se quiera exponerlo
Como si se tratase de aquella lámpara
Que hay que ponerla en alto.

Y presenciar a conciencia
De que lo común, en tanto reacción
No exigiría unión
Pues no era más que repetición
En un punto en el que no hacerlo
Podría, y de seguro lo haría, significar
Separación, justamente de todo aquello
A lo que no se podría estar unido jamás.

Y una hoja cuyo filo pudiera ser insoportable
A menos que la inteligencia y la fe estén fundidas
Que cortando el aire más difícil de respirar
Sonríe mirando al frente mientras susurra
Que mientras todo lo vivo no lo desee
No habrá regreso.



37
     Reiner María Rilke.
Aguafuertes porteñas38

Revisaríamos lo íntimo
Y en lo íntimo hallaríamos el futuro
Al poeta lo miraríamos en perspectiva
Y crucificaríamos a quienes lo admirasen
Y al ver los cambios
A cualquier escuela le daríamos la razón
Nos encontraríamos con los celos
Los bajos, los que sienten los hombres por una mujer
Y en la soledad del despertar
Habríamos de sentirnos bien
Y en otra piel, haga lo que haga
Terminaríamos hallando alguna enseñanza
Y captaríamos, sagazmente
A quienes manifiestan la fe que no tienen
Y escucharíamos los juicios
De quienes querrían ser como somos
Y jugaríamos a la metáfora y a lo tangible

Desistiríamos de la felicidad
En cuanto estudiarla, antes que vivirla
Y tanto al ciego como al tuerto
Le expondríamos la ventura del leproso
Al de medalla de plata, la historia del paralítico
Y detectaríamos, sin esfuerzo
Al desgraciado que por notar que notamos que lo es
Instantáneamente deja de sentirse desagraciado – quizás –

Buscaríamos
Décadas después
Siglos después
Tiempo después
Saltando todo el tiempo
Salvando escollos
Batallando
Guerreando
Arremetiendo
Avanzando y retrocediendo
Quedándonos quietos o moviéndonos
Con honestidad
Con esa forma
De ser difícil
Por ser sencillo
Queriendo poco
Que lo es todo




38
     Roberto Arlt.
El otoño del patriarca39

Y a mitad de la mañana
El tiempo se rompió en trozos
Al igual que el espacio conocido
Y ningún trozo de tiempo coincidía con su trozo de espacio.

                                     Por ignorancia o sabiduría
                              Iniciaban lo que no tendría continuidad
                                Aunque era seguro que tendría final
                           Un final que entonces no podía ser importante.

Y le fue posible divisar
Con ese tono cruel que tiene la realidad
El rostro dominado en todo su ser por ese sentimiento
El del que habiendo atravesado la infelicidad
Se sumerge – para no volver a salir – en la tristeza del mundo.

                               Como el tuerto que se rodea de ciegos
                          Como el obeso que se rodea de obesos mayores
                      Así se juntaban en rondas donde los demás eran peores
                   Para abandonarse en el oscuro placer de tomar nota presencial
                       De que no eran como aquellos en cuyo centro estaban.

Y sintió la tregua
Y supo que no la había ganado
Que no la había logrado
Sino que su propia edad
Le había terminado por imponer
Y no tuvo a quién decírselo.

                                 Faltaba valentía, coraje, arrojo
                      Y como no había, quedaba la vivencia de los intentos
                   Aquellos que no tenían otro objeto que postergar un contexto
                     En donde el único móvil era el temor a la otra búsqueda
                             Aquella en donde la verdad no se niega
                         Sino que simplemente se enseña es inasequible.



También sonrió, y sintió alegría
Pero dijo que era felicidad
Como el vecino cercano y el vecino lejano
Y con esa obediencia pudieron obtener
El permiso de creer por uno larga serie de instantes
Que acaso no todo era inútil, como en realidad era.

26.03.03




39
     Gabriel García Márquez.
La vorágine40

Fue una confusión
    - Una confusión es un resultado, no?
    - Eso es obvio, lo dulce está en describir el proceso que lo hace posible
O hasta quizá un vano intento
Que bien pudiera ser la aceptación de un fracaso
Puesto que en una sola persona
No es posible volcar aquello que ni siquiera se tiene
Que todavía se está buscando, como un palacio escondido
Cuando no se trata de otra cosa que de una semilla
Que se lleva dentro y que necesita, para crecer
De luces diferentes a las del sol cotidiano
De oscuridades distintas de las que la luna aclara en las noches.

Y entonces recordaste la idea de libertad
Y sentiste que sería posible liberarte
Merced a una prisión de celda de cemento y hierro
Y pretendiendo una formalidad extrema
Extraviaste la visión de que vivías una
Dejándote llevar por la idea del movimiento
Que se constituye en el anhelo de los engrillados
En lugar de enfrentar el movimiento mismo
Y hallar en él, o bien cadenas, o bien absurdos
No le temías al espejo, le temías a mirar al fondo sin excluir las formas.

Y a veces sucedía que el más memorioso
No era recordado por nadie.

Casi vencido, o quizás ya derrotado
Te aferraste criminalmente al pensamiento
Que hurga horriblemente en el pasado más cierto
Que devuelve escenas, unas reales, otras pretendidas
Donde había seres que acaso eran ese palacio escondido
Y comenzaste a flagearte con la realidad de tus renuncias
Y te atreviste a juzgar de que hubiera sido posible
Con un alguien, o con algún otro alguien
Y te dijiste que hubo un tiempo en el que te querían
Que esos que te querían estaban cerca
Y que algo de felicidad ya se generaba
Cuando pensaban, o les permitías pensar
Que acaso podrían ser esa fuente
Que podría alguna vez saciar tu sed.

Después fue pensar en morir.

26.03.03




40
     José Eustaquio Rivera.
Number one41

El asco por la miseria
La costumbre por la desgracia
Una sutil simplicidad de juicios
Merced a la cual ellos distaban de uno.

Hasta que la muerte, violenta
También arreciaba tus cercanías
No para resucitar tus cobardías
Sino para despertar en ti eso que no sabías

Que los débiles eran eso, débiles
Y que parte de tu fortaleza
Consistía en valorar la ajena
Por saber apreciar sus temores.

                            Cedió a la tristeza, y como fuera inocente
                                        No la pudo advertir
                              Percibió que otros dolores se calmaban
                Merced a ese que sentía por una especie de compasión de sí mismo.

La reglamentaria cuota de imaginación
Donde no hay otro secreto que el de divisar
Que lo que existe pudiera no serlo todo
Puesto que dado el fondo, único, la forma no tendría límites.

Y al tiempo la teoría problematizante
Dado que entrenada la mente a percibir errores
No siempre estaría capacitada, en igual dimensión
A captar las soluciones, con todo lo horrible que esto implica.

                                       Una tristeza notable
                                      Apta para la metáfora
                                     Y para las explicaciones
                                       Una tristeza humana
                                    Quizá horrible para el lobo
                                     Quizá tonta para el tigre
                                   Pero enorme para el hombre
                               Para el hombre que la había negado
                                    Merced a su resentimiento
                                      A su rencor, a su odio
                                  A su propia limitación al amor
                             Por exuberancia de sus cosas a reclamar.

31.03.03




41
     John Dos Passos
Ardiente paciencia42

Y con oscura claridad
Entendió la pérdida del sentido
Y que además de este hecho en sí
También sucedería, inexorablemente
La repetición de los mismos hechos
Todos los días, todos, todos los días.

Un nombre
Que alcanza
El centro
Y que puesto ahí, por ello mismo
Va saliéndose de toda forma
Hasta llenar el contexto
Enriqueciéndolo todo de tal modo
Que de la comedia pudiera saltar al drama.

Y pudo concluir
Que si había velocidad
Mayor se alcanzaba yendo hacia abajo
Que intentando ir hacia arriba
Y que a ello contribuía el propio peso
De manera que a mayor grandeza
Si a esta grandeza pudiese atribuírsele un peso
Más rápido sería el descenso, si llegase a ocurrir.

Pero en la madurez
Y en la voz que con ella se adquiere
Las unidades de medida van desapareciendo
Así como van despareciendo las posibilidades
De ir ya hacia ningún sitio
De manera que ya no tiene sentido medir nada.

Vio
Que un día moriría
Pero no alcanzó a comprenderlo
Y aunque sintió ese agudo aguijón
Que envenena la sangre de tal modo
Que el comprender se vuelve un deseo
No lo intentó
Sería demasiado
Y había vivido
Sin demasiados demasiado
Y fue por eso
Que vio
Que iba a morir.

02.04.03


42
     Antonio Skármeta.
The Acts of King Arthur and his Noble Knights43

Almorzar todos los días
Cenar todos los días
Todos los días comer
Y un día dejar de hacerlo
Y entonces el rostro en el espejo
Y así los demás rostros
Y así el primer paso
Como una hora más
O un paso más
Un cigarrillo menos
Una copa más
O un vaso menos
La línea dibujada por otros
La que seguimos por horas
Hasta que por algo, por alguien
Decidimos no hacerlo.

                                      Y antes de la aurora
                                          La oración.

Ya que el amor esto
Ya que el amor aquello
Pero dado el contexto
En el que no se lo conoce
Aunque sí todos sus predicados
Aunque también sin saberlos
Por lo menos no todos.

                         Admirada la montaña, habría que borrarla
                          Erigida la torre, habría que echarla abajo
                               Esculpido el mármol, demolerlo
                                 Pintado el cuadro, destruirlo
                                  Tal el libreto que no siguió
                                   El mundo cruel, maligno
                                   Al que hay que contestar
                            Contra el que hay que luchar y vencer
                        Por sentimientos de resentimiento y venganza
                                  Tal el libreto que no siguió.

De todos modos
De todos los modos posibles
Tan sólo seguir
Pues nada había que no sea intento.

02.04.03




43
     John Steinbeck.
Il Giuoco delle parti44

Nada iría a cambiar
Nadie cambiaría
Y en el nadie uno mismo
Con toda la precisión y fuerza
Borrando así toda posibilidad
De mañanas, de noches
De inviernos y primaveras
Donde todo pudiese ser diferente
Para no perdonarse absolutamente nada
Y entonces no tener que perdonar a nadie
Como simple mecanismo de defensa.

Vivos los demás, que tienen una vida
En cuyos actos detenemos la mirada
Pare terminar viendo que también vivimos
Como una repetición de lo que miramos
Y de ese modo, también ir viviendo.

Dado el suceso de los actos
Como espectáculo de nombres propios
O como manifestación de la naturaleza
Por lo que acabamos de hacer o no
Generando la filosa distancia
De cargar o atribuir predicados
De acuerdo a la posición del sujeto.

Es infeliz
Porque vive.

Bracear muy hondo
Negar la mente
Y afirmar la intuición
Negar el cuerpo
Y afirmar el ayuno
Las contradicciones
La lucha de opuestos
Las sencillas y muy dolorosas batallas
Merced a las cuales
Quizá alguien, sólo alguien
Llegue a comprender con claridad
Que nadie es ni será igual a nadie
Y que no hay error en ello
Ni acierto
Que es así, y que juzgue quien se atreva
A ver cómo acaba.

02.04.03


44
     Luigi Pirandello.
Cuando entonces45

Una pequeña larva que gana el aire
Un pequeño brote que atraviesa la tierra
El aguijón temible
La promesa del águila bajo la bóveda celeste
Para concebir la posibilidad de todo
Como grosería altanera
Como sublevación libertaria
Como lo que sea y esperado de cualquiera
Menos del protagonista, que tiene que ser mujer.

Y marca que el origen difiere del tránsito
Donde el lujo es logrado por el metal sediento
Y dice que el aroma de las heces de su principio
Todavía pueden percibirse a pesar de sus afeites
Como si la labor del campo fuese alguna vez inferior
A la que dicen se desarrolla en las urbes
Como si cada cual, al final de cuentas
No venía a ser expulsado del vientre que lo contuvo
Para terminar pudriéndose bajo la tierra
O esparciéndose como los restos de un ave que muere libre.

Para el poema acabado, o quizá el libro entero
Que costare lo que costare alguna vez sería terminado
Para quizás el triunfo que en lo efímero de su esencia
Una y otra vez desembocaría en el fracaso
En ese gran fracaso del tiempo
A menos que su percepción suceda en un antes
De manera que cuando ocurra, con todos sus detalles
No constituya nada más que algo que también ya se sabía
Como las letras que se escribieron, o que se forjaron
Como algún título, algún amor del alcantarilla
Alguna rosa robada, o alguna mirada conquistada.

Y entonces también pudiera conocerse
Que en un punto del mapa de las vidas ajenas
Todo se reduciría a un simple el mapa, como el propio
Con sus accidentes, bondades, maldades,
Todos los adjetivos y todos los sustantivos
Ahora ya señalando que nada va importando ya
Que a su hora llega el cálido aliento del fracaso
Más allá de las drogas, de cualquier entusiasmo
Aunque todavía sea posible, por generable
Un par de jarras más, para acuchillar a la noche.

12.04.03




45
     Juan Carlos Onetti
Justine46

En su asfixia más pasional
Provocada por cada uno de sus seres
Encontramos la razón que nos movía
Y que siendo de ella la pretendimos nuestra
Como si al hacerlo esencialmente pudiéramos ser ella
Parte sustancial de ella, sabiendo que estábamos equivocados.

Ni demasiadas decepciones
Ni extremados placeres ya
Por las simples torpezas del cuerpo
En un oriente que lo ha rebasado
Por lo inhóspito del aire caliente
Donde el verano arde sin ninguna metáfora
Donde todo extranjero con sólo llegar turba
Como un recién nacido entre un grupo de adolescentes.

Tendrían que intentarlo ustedes, por un error mío
Como lo he intentado yo todo este cúmulo de tiempo
El dolor continuo, pero perfeccionado más allá de la histeria
Donde la espalda flagelada, ya marcada precisamente por surcos
Deviene en sitio difícil de repetir con exactitud y en esa dificultad
En esa casi imposible tarea de volver con certeza al mismo lugar
Hallar el motivo de un arte que aunque antiguo pudiera ser todavía nuevo.

Por ella concebían lo que de otro modo no aceptarían nunca
Que el mundo sólo es perfecto para los idiotas y para los sabios
Que para el resto no es más que un laberinto de sufrimientos
En donde asumirlo como tal es imposible para quien habla de felicidad
Una felicidad causada por el amor, el amor que por ella sentían
Y que con su fuerza los arrastraba por el polvo de las calles
Por el filoso frío de las noches de fiesta y huidas
Donde cada cual jugaba a darse el lujo de seguir fingiendo deliberadamente
Que un momento de reposo era un descanso
Que una alegría, acaso esa felicidad que, sin ironía, no era recíproca.

Frugal
Poco en todo
Salvo en la conciencia
El cadáver todavía sabiendo su derrota
El corazón que todavía palpita
En las noticias
Entre los griegos
Manzana y coñac
Las tardes solas
Las pobladas
Las que se pasa
Con uno mismo.


46
     Lawrence Durrel.
Yo el Supremo47

De los libros a la cabeza
Para que todo sea registrado
Y se constituya en materia de temor
Pues sabe, y lo que sabe es aterrador.
Perdido el que recuerda y liberto el que olvida
Separados ambos por la daga de la imaginación
Que no sólo muta el futuro, sino también el pasado
Por hallar en los hechos movimientos, y en estos
Uno único que no cesa y que por ello no avanza.

El hombre y su lenguaje hablado
Que lo asemeja a cualquier reptil
A todo árbol y toda piedra
Hasta que logra generarse uno
Que partiendo del aprendido
Llega al inventado, a su medida y esencia

Porque transcurren los hechos
Y cada cual, para vivir su propio calendario
Tendrá que ir viviendo su día, sus horas
Al final del cual, la silenciosa muerte
El camastro compartido con otro ser
El embotamiento simple del sueño
Las certeras consecuencias del cansancio
O simplemente un romántico desvelo
Mientras yo enfrento el desprendimiento
La mirada y la vista más allá de los espejos
Donde mi cuerpo no basta para pensar en él
Donde no hay ni testigos, ni jueces, ni causa
Donde se oculta la verdad y me es posible hallarla
Antes del mañana donde todos juegan a estar despiertos
A estar vivos y a buscar otras cosas, sencillas o duras
Pero que no son sinceras ni imposibles, ni siquiera supremas.



Será de día, o será de noche
Habrá luz, o habrá oscuridad
Pero será, y será cuando usted muera
Hay un después que lo espera al morir
Su geografía no es muy exacta
Hay una para cada cual
Y no es cielo, ni es infierno
Todo es ahí lo que no se ha hecho aquí

... Y no se sabe cuándo ocurrirá

12.04.03


47
     Augusto Roa Bastos.
El amor en los tiempos del cólera48

Terminado estaba el techo
Bajo el cual transcurrían los sucesos familiares
Terminado el asfalto
Por el que transitaban los urbanos
Terminada estaba la siembra
Y por ello asustaba que pudiera ser posible volver a arar.

                                Ella y yo en esa vez contra el mundo
                          Contra lo establecido de cada una de las formas
                           En esa vez que había durado demasiado poco
                            Ella y yo día a día con los platos que limpiar
                          Con las borracheras y las faltas de puntualidad
                             Para aprender día a día, miseria a miseria
                     Que el mundo entero es nada frente a uno sólo de sus días
                                    Cuando estos se hacen miles.

Y aunque se había marchado
Puesto que se había muerto
No se había llevado consigo
Sus ropas, sus escritos, sus detalles
Como una manera de seguir arrojándonos
Trozo a trozo, la podredumbre de la memoria
Que por estar en una mente torpe y viva
Le obliga a reconocer que más difícil que vivir
También va siendo morir del todo.

                         Ella leyendo del amor sabiendo que era mentira
                      Buscándolo en mí, que jamás había oído hablar de él
                        No porque yo supiera donde quedaba su estación
                       Sino porque simplemente no temía enfrentar nada
                   Porque hasta sentía dicha en alguna escaramuza de puños
                            Porque la pólvora y los puños eran mi sino
             Porque yo sabía pisar la tierra en donde ella creía estaba ese sentimiento.

Descubrió el velo pueril
Y halló su sangre envenenada de nostalgia
Retrocedió a los primeros pasos de su mente
Y vio un puerto, y una despedida horrible
Se concibió en el extravío de un devenir
Que le daba lo que después le arrebataría
Para que lo que le quede no sea más que recuerdos
Y todavía un resto de fuerzas para comprenderlo
Y un algo de imaginación para vencerlo todo.

12.04.03




48
     Gabriel García Márquez.
Das Glasperlenspiel49

Una nota era un número
Una cifra con sus polos
Con su propio tiempo sujeto a medición
Y para cada nota una sílaba
Que sumadas hacían la frase
Y cada sílaba algunas letras
Cada una con su número
Y para cada número un significado.

                                     Del otro lado del puente
                             En el otro extremo de las filas de ataque
                                       La punta de la lanza
                                        El peso de ser guía
                         Como consecuencia de comprender una misión
                             La duda y el titubeo, que nadie destierra
                              Salvo uno mismo, en absoluta soledad
                           Pues lo demás es construcción que busca luz
                       Una luz que debe ser alcanzada para ser transmitida
                      De la que no hablan con certeza las que la desconocen.

Desde dentro un orden cerrado
En el cual, visto desde lejos
Iba marcado por un egoísmo profundo
- necesitado de la felicidad ajena para ser feliz -
Tropezando con piedras que ni siquiera miraba
- las sentía como parte del camino -
Más lejos de toda prisión de encargos
- pues era el encargado de su conciencia -

                            Conteniendo impulsos adquiría más fuerza
                     Y al extremo de lo establecido le exponía el autoimpuesto
                           Por atravesarse atravesaba, y con ello alteraba
                              La escala premeditada, las rutas antiguas
                            Con una carga propia de testarudez fecunda
                       Capaz de insertar en una piedra la fertilidad misma.

Para los resultados
Para las consecuencias
Para el acto final
Para todo lo que deviene
De las luchas feroces
De las batallas atroces
De las guerras del alma
Que una vez lanzada
Sólo la libertad la detiene.

15.04.03


49
     Herman Hesse.
La peste50

De tanta violencia, de tanta
Captar y sentir el no acto
De tanta velocidad, su ausencia
De tanto saturamiento, la completa soledad.

                           Una pobreza, en cualquiera de sus acepciones
                           Por la que nada había más que transitar el aire
                                De un modo, o de otro, o de otro más
                       Sin siquiera sospechar que hay algo más que vivir así.

La hoja de papel, o el monitor
Y el testigo que va sabiendo que lo es
Que siente la presión del testimonio que debe
Que se arroja a la obra por lo que ha visto se vivió.

                       Un aislamiento general que permitía uno particular
                  El modo de la lluvia, el del día soleado y el de la noche de luna
                          Por el que todo iba siendo posible de aceptar
                 De manera que al final de una copa todo pudiera resultar normal.

Parado en la bulliciosa esquina
Ya el semáforo, ya el policía de tránsito
Habilitándole y negándole el avance
Para que como sea, no avanzase, para saber el tiempo.

                          Tal concepción del sujeto, tal internalización
                      Que no habría adjetivo que pudiera lograr su mutación
                       De un modo en el que todo seguiría siendo lo que es
                     Merced a una fatal prescindencia de lo que se diga que es.

La – al menos hasta hoy – vigencia
De la distancia entre el abrigo y el botón
Del que fija su ser en la cantidad o en la calidad
Para que diez mil muertos duelan más que uno solo de ellos.

                  Y ese modo del estado que tantos habían escrito de estallidos
                          Que muchos habían creído bullicioso y expansivo
                         Que demasiados habían establecido de mil formas
              Y que al final iba siendo vivido sin siquiera llamar la atención de nadie.

Por un error común
- El de no imaginarlo todo -
creyó que por lo que era, y por lo que eran
ciertas cosas no le podían ocurrir, ciertas cosas no les podían ocurrir.

15.04.03



50
     Albert Camus.
Rayuela51

No, no hace falta tocarte
No es necesario hojearte
Nombrarte solo pesa
Conocerte agobia.

Que a mis manos le cuesten
Llegar al picaporte para salir a la calle
Que a mis pies le duelan
Tener que cruzar a nado mental la noche.

La borracha y el sexo
La vocalista y sus lamentos
El fracaso de la vida entera
La mujer que sentimos, ahogada.

El llanto insistente del frágil niño en la madrugada
Las aves en las alfombras, en muchas alfombras
Los diseños de las tizas en el asfalto bajo la posible lluvia
Las fotos horribles en la billetera.

Ese autor que nunca conocimos
Y que fuimos nosotros
Esa vida que dijimos
Y que al hacerlo vivimos.

El juego en donde el cielo era posible
Que era más que las horas, hora a hora
Que se jugaba viajando
Sin estadías, con precisión, pero sin un orden fijo.

Y el afecto perdido
Jamás escondido
La copa de la tristeza
Servida por monedas que apenas alcanzan.

La edad de la lectura
Y la de la desenvoltura
Por admitir tus dagas
Rasgando mis ilusiones.

En la cruel sospecha de saberte
Y de imaginar, solo imaginar, comprenderte
Como fuegos de que refieren incendios
Que alcanzan a quemar, sin devastar, para forjar.

15.04.03



51
     Julio Cortázar.
Answered Prayers52

A la mujer le gusta que sea escritor
Pero apenas llega a lo que escribe
Al escritor le gusta ser leído en voz alta
Pero su lectora, su esposa, nada más tiene, y lo sabe.

En ese punto en el que lo demás importa un pito
Y que por decirlo uno pueda ser asesinado
Sabiendo que de ello sólo se extraería gratitud
Pues en ese punto es lo asqueroso de los demás lo que dentro se lleva.

Principiantes de monstruos
Que gustan de la carne, mas no de la cacería
De las certezas, mas no de la verdad
De la confesión, mas no de la sinceridad
Mi sentencia es esta: os conozco.

El juego del presente y del pasado
Niñitos de pecho, púberes del desencanto
Que no habéis sido enseñados
En que en el aborrecimiento instalado no existe pasado brillante.

Y el palacio de los pútridos
Donde no hay nada que hacer
Más que lo que realmente se quiere
Buscar el abismo tarde a tarde
En un mar tan infecto que no cabe la mediocridad
Donde el festival es de la negación
Y por ser todos derrotados
Ni siquiera hay posibilidad de triunfos
Sin artilugios, sin siquiera un telón
A mansalva de la hediondez
Madre nuestra de nuestras inexigencias
Donde el precio es el hurto
Donde para pagar hay que hurtar
Porque el precio es alto, ya que es la vida
Por lo que tomar la ajena vale
Ya que la propia va en rojo
Y mientras más cae otro
Menos hondo estamos
Y más pie da a seguir buscando fondo
Que siempre hay alguien más arriba
Y siempre hay nada más abajo
Mientras afuera lo niegan
Mientras afuera juegan a no saber
Que llevan un infierno apestoso en el corazón.

15.04.03


52
     Truman Capote.
La plaça del diamant53

Decía, de mí decía
Que era mucho lo que quería
Que era extremo lo que pretendía
Sin saber, sin conocer siquiera
Que mi drama era desconocer mi finalidad

Pude verlo en un instante que parecía el último
Desprendiéndose de los posibles suspiros y rezos
Perdiéndose de a poco, agitada y desesperadamente
Entre las cosas que seguían siendo rodeadas por la vida
Mientras él la iba perdiendo, extraviando, olvidando

Cambié el horizonte por el suelo
Y escuché que en mi cabeza había una orden
Que exigía apretar ese instante hasta echarlo
Como un trapo lleno de sangre todavía caliente
Que de otro modo permanecería por siempre

Me sostenía por el mar
Por el movimiento de los colores
Que yendo y viniendo no llegaban nunca
Que por no detenerse parecían no dejar de partir
Haciendo que por la visión pueda olvidarme de mí

Y escuché la voz de una anciana relatando
Que toda la catástrofe que estaba sucediendo
Ya ella lo había previsto desde un tiempo atrás
Como si por haberle encontrado una explicación
Eso que estaba ocurriendo perdiese toda dimensión

Caminé entonces por entre la gente
Sintiendo el aliento de mis hijos
Y el llamado de las otras cosas
Y decidí seguir sintiendo, y desoír el llamado
Y tuve que hacer que sea sencillo

Teníamos hambre, dormíamos temprano
Yo tentaba lograr el olvido
Pues vivíamos la tristeza de la miseria
Y ya sabía que no lo podría contar a nadie
Porque no podía permitirme sueños

Siendo mujer, de carne pura
Deje de serlo, sin odio y sin rabia
Para seguir siéndolo.

28.04.03


53
     Mercè Rodoreda.
La casa de los espíritus54

En el primer momento de mi muerte
Todavía sintiéndolo tan cerca
En ese alivio de presenciar, de algún modo
Que si había sido arado, había encontrado tierra

En el primer momento de su muerte
Apreciando con claridad lo burdo de toda regla
Por comprender que el tiempo siempre era poco
Cuando a uno le ocurre la desgracia de querer demasiado

Y ese punto en el que no caben los opuestos
En tanto que se trata de dos semejantes
Y que siéndolo, sintiendo semejantes deseos
Frente a frente, uno de los dos lo logra, en tanto el otro no

Porque ya aquí resultaría evidente
Que llevaba la marca de las clases sociales
En donde la distancia moral radica justamente
No en lo que se posee sino en la proporción que se gasta

Como en aquella ocasión en la que lo entendido
Era nada frente a todo lo dicho
Aunque no importaba, pues el tono era firme
Y el sonido pesaba más que el significado de la palabra

Todo siguiendo y marcando el rumbo
Seguido y vivido hasta el último detalle
Hasta lograr la visión certera
Por la que a veces se acierta a creer en una compañía

Todo descontinuando y destrozando planes
No esperado y no imaginado en ningún detalle
Hasta comprender la visión certera
Por la que a veces se acierta a descreer de toda felicidad

Y la horca misma, el extraño patíbulo
Cuya atracción era de lo más intensa
Pues bastaba subir las escalerillas
Y sujetarse la cuerda al cuello
Para que todo lo que hubiera de ocurrir
Fuera entrevisto sin ningún esfuerzo
Con el único inconveniente de que al hacerlo
La cuerda se tensaba y el instante se quebraba
Llevándose consigo a quien lo portaba.

29.04.03



54
     Isabel Allende.
Other voices, other Rooms55

Estancado en una edad
Sin posibilidad ni de retorno
Ni de saltos, aunque teniendo que vivir
Fue siendo cause de un río que se desvía

Obsesionado por una idea dolorosa
Que jamás pudo comprobar en realidad
Aunque creyendo en ella como una fatalidad
Fue desviando el cause del río que ignoró

Dejando correr donde había detención
Y deteniendo donde había movimiento
Lo fue desviando todo hacia lo hondo
Como si una situación no fueran todas

Pintando cielos de un púrpura filoso
Infiernos de un rosa ampliamente suave
Montañas y laderas fundidas en un arroyo
Todo lo fue desviando hacia una altura que desconocía

Ninguno de los cuatro lo supo bien
Aunque conocían una parte del esquema
Los demás les otorgaron el silencio, o la condena
Alguna vez el premio, pero sobre todo, una lástima callada

Pues como lo cierto era el absurdo del presente
Y lo que se tenía era todo, absolutamente todo
Menos, quizá, el vigor de ir por el camino
A cuyo final nadie sabe exactamente qué es lo que hay

Quedaba ese consuelo tan relamido
De pretender asumir el final del que hablaban
- Como si alguna vez hubieran estado ahí -
Los que vestidos, ya de blanco, ya de negro

Llevaban, a su modo, el rojo dentro
Remarcando que si algo habrían aprendido
Era que lo único que sacia el hambre del pobre
Y lo único que hace digerible las horas del rico

Era esa pobrísima promesa de un después
Cualquiera sean los ritos que implicase
Pues si había algo verdaderamente insoportable
Era ese ir viviendo sin tener idea alguna de para qué

05.05.03



55
     Truman Capote
La casa56

Cierto que en unos el captar lo que otros no
El gesto por el cual se levanta una piedra
O aquel por el que se mira por el rabillo del ojo
Y de entre estos que van cruzando las líneas
Sólo algunos, además, con el poder transmitirlos
Y de entre los demás, de entre todos los demás
Sólo algunos, sin ser contados, capaces de recepcionar

Como cierta la imagen y todo su poderío
Cosa heredada, aprendida o inventada
Que hace que el corazón diga, ya no lo que siente
Sino aquello que otro corazón espera escuchar
Para la traición más íntima, la más oscura siembra
Por la que el ámbito va anulando el brillo del centro
Un centro que por otro desconocido va desdibujándose

Y no fueron mentiras ciertos niveles de abstracción
En los que no había más que un gesto de cerrar la puerta
Para que no llegue a los oídos el sonido de ese bullicio
Que no provenía de las referencias de la propia vida
Sino de otras, de historias que lejanas o cercanas
Iban siendo definitivamente otras, desconocidas tal vez
Pero con esa capacidad de arrancarle el protagonismo a todos

Para que llegue el tiempo, los momentos
En que todo va por ir mirando una imagen
Junto a la cual pudiera referirse el propio pasado
Como si una fotografía, puesta al lado de una luz
Pudiera también, de algún modo, iluminar
Sabiéndolo imposible, pero no confesándolo jamás
Porque todavía quedaban horas que transitar

Y esa extraña conjunción
En la que la erudición por no ser tanta
Pudiera livianamente perder sonriente
Merced a la cálida aceptación de lo desconocido
Que va permitiendo el cese de la lucha de lo importante
Habilitando el resquicio por el que se filtra lo que se siente
Todavía con las fuerzas para desestimar una batalla innecesaria

06.05.03




56
     Manuel Mujica Láinez.
El trueno entre las hojas57

Sin decirlo con la voz
Como si cada palabra
Fuese sospechosa de algún crimen
Como si el silencio lo llevasen dentro

                                     Y el hachazo de lo cotidiano
                                       Le partió el pecho en dos
                                  Hermanándolo con los oprimidos
                          Trocando en compasión su odio hacia los poderosos

                                                  Sabiéndole a cada uno sus historias, su pasado
                                            Le fue pesando el estar ahí donde pudiera ser sabido
                                                Y como jugando, les borró a cada uno su esencia
                                          Dejándoles sólo el nombre, como si no nombrasen nada

Al ver que no había más
La desapasionada suspensión de otro intento
Como si siempre fuese claro lo que acaba
Todo aquello que habiendo estado ya no está




57
     Augusto Roa Bastos
La alfombra roja58




58
     Martha Lynch
Pilote de guerre59

Entrenado para la derecha
Y también para la izquierda
Tropecé con el punto, con ese centro
Por cuya realidad la instrucción pierde
Quedándome no otra cosa, ninguna otra cosa
Que beberme de lleno la plenitud del absurdo

Sin el valor de seguir el impulso brutal
De hablarle a las piedras o a los árboles
Porque hablarle a alguien tenía tanto sentido
Como lanzar una red para atrapar una pared
Dado que la comunicación misma se había quebrado
Puesto que no había mensaje posible de ser entendido

Todo por el hecho de que habíamos apostado a la mañana
A esa mañana que todos creíamos entonces dominar
Que de tanto verla todos los días de nuestras vidas
- lo que entonces eran nuestras vidas -
No pudimos sospechar la posibilidad de que no existiera
Y que terminó por inexistir, para que el fracaso nos arrasara

Y entonces, al menos, el tiempo
Porque en el tiempo y por el tiempo
Puede uno despojarse de lo que ha sido
Y aferrarse a lo que ha pretendido ser
Llevándolo todo a ese plano mental
En el que las cosas pueden seguir pasando

Para esos pocos pasos más
Tratando de andar sin compañía
Para intentar comprender
La insólita realidad de que todo camino
Ya aquí, o más allá, termina acabándose
Después de toda una vida andándolo

Y así
El principio anudado a su final
La voz al silencio
El color a su ausencia
Los ojos a su objeto
La nada al todo

20.05.03




59
     Antoine de Saint-Exupéry
Travels with my Aunt60

No, no te dije cuándo nos veríamos
No por no saber cuándo lo haríamos
Ni por saber que nunca depende de nosotros
Nada más por el recuerdo y su presión
El de aquel tiempo en el que la cita era obligación

Dada la regla, lo sé, incita su trasgresión
Cumplida la trasgresión se inicia la congoja
Paso a paso hasta la tristeza
Por el tobogán que lleva a la desesperación
Que sienten todos los que necesitan ser perdonados
Si no por alguien, al menos por ese Dios en que creen

Quizá en estos detalles mis yerros, o mis aciertos
Dejando un tanto de lado el ámbito de mis triunfos
En donde todo se trata de cosas por hacer, y hacerlas
Una y otra vez, con lo cual se accede al metal temporal
Y a esa envidia que tiende a perdurar un tanto más
En tanto no es lo que tengo, sino el modo en que hago

Por ese haber vivido sin demasiados viajes
Sin hacer parte de mi historia extremas geografías
Sino más bien muy intensos paisajes carnales
Dado que en la extensa brevedad de mis años
Entre un cuerpo de mujer y un país opté por el cuerpo
Que incluía un alma, un espíritu, un algo inexplicable

Como si el tiempo se redujera a las acciones
A la experiencia, a los sitios en donde el cuerpo estuvo
Y no en todo lo que se pudiera lograr aprender
Puesto que la sabiduría apenas depende de cada cual
En tanto el conocimiento siempre culmina en la misma premisa
Que concluye que todo es breve y que lo breve ya ha pasado

También con el sentido de las pertenencias
El trabajo de un mes y el asalto el día de pago
Esas circunstancias que caben bajo el manto de las posibilidades
Para las cuales, para gente normal, como yo y como todos
Dicen hace bien tener encima unos cuantos polos transitados
Aunque sea unos gestos, o un par de días sin dormir

Sobre todo para que cuando lleguen las fechas
Y tengan que ser asistidas en cuerpo y mente
No se desborde la lengua de tantos fallos cometidos
Ni de tantas nubes habladas y jamás tocadas

21.05.03


60
     Grahan Greene
Los siete locos61

El privilegio de una mente aguda
Finalmente, puede no sea mío
Puede que no tenga imaginación
Y cierto es que mi instrucción es pobre

Pero a diferencia de los demás, yo siento
Ni una sola ecuación podría llegar a resolver
A ningún conflicto podría hallarle solución
Pero siento, siento intensamente, y lo que siento es desdicha

Los evangelios, me dijeron
El Pentateuco, me dijeron
Cosas muy altas, cosas muy bajas
Y yo, sintiendo mi desdicha, necesitando plata

Pero a pesar de todo, y todo es pesar
Yo tengo algo que ya nadie tiene
Más allá de mi indecible crueldad
De este odio amargo y marchito

Tengo la fuerza de no matarme
De saber que si estoy un martes
Es porque soporté un lunes
Y aunque todas mis penas

No se cansan de recorrerme
Desde el fondo de mi miseria
Aprendí el gran secreto
De entender la palabra mañana

Y ese sueño de la alegría
Y el hermetismo que me saben
Y una desesperación callada
Y un respirar apretado

Para no poder ceder nunca
A todo aquello que se lee
Y que al leer resulta hermoso
Pero que al vivirlo resulta detestable

Porque lo cierto se escribe
Pero la verdad no
Y aunque nadie escriba de mí
También a mí me incluye la verdad

23.05.03



61
     Roberto Arlt
Marta Riquelme – Examen sin conciencia62

Pudo mi mente percibir, sin premura
Que Oiceladni vencido por la hidropesía
Se arrojó al mar en el que murió ahogado
Como también se ahogaron todos su sueños

Y establecí claramente el punto crucial de mis celos
- Que siempre prescindieron de aquel sentimiento
Que cada cual se gasta sus buenas horas en nombrarlo
Y que cada cual va viviendo sin tener idea de su esencia -

Nacidos, todos, sin importarme la sicología
De lo que puede enfermarme una alegría ajena
Porque lo insoportable era que alguien, cualquiera sea
Pudiera llegar a reír, como si eso fuese posible

Y me afirmaba que tanta pasión desatada
No podría, finalmente, atribuírseme
Puesto que yo exigía la renuncia, la abstención
Para así poder liberar la manifestación de lo que sentía
Sin tener entonces que cargar con la pena de provocarlo

***

Le susurré algo al oído
La frase inconclusa
Que señala el futuro
Para salvar el presente
El gesto sutil
El acto que define al actor
Y que ubica al aprendiz
La distancia que la calle le señala
Al que no tiene rastros de polvo
Puesto que mis ilusiones se perdieron
Y todavía era posible disimularlo
Merced a una humillación mayor
Que se daría, pero no en ese momento
En el cual yo era en su mente lo que no era
Y era lo que tenía, o lo que me quedaba
Antes del momento en el que sea descubierto
Y ese pequeño trozo de escenario que me elevaba
Termine por enviarme a miles de metros más abajo
Cuando los actores vuelven a sus camerinos
Y los protagonistas vuelvan a las calles ciertas
Para olvidarme, en el mejor de los casos
Para recordarme con burlas, en el peor.

23.05.03


62
     Ezequiel Martínez Estrada
King Jesús63

A mitad del granizo
Haciéndole cantar al techo de zinc
Entreví que mañana o pasado habría sol
Como días atrás, antes de tanta lluvia

A mitad de las elecciones
Recordé las primeras votaciones
Los pocos ciudadanos vestidos de ocasión
Al tiempo de los miles de nativos mirando el horizonte

Al momento del parto
Que fue por cesárea y en un hospital
Imaginé no sólo el primer beso de la madre
Sino también la morgue del mismo hospital

A mitad de los artículos del tratado secreto
Recordé el expansionismo y la no participación
La presión de las formas que mutan alrededor
Y las que habiendo transitado por décadas no quieren partir

A mitad de la carrera
- que siempre parece ganada o perdida -
Recordé su final, imposiblemente
E imaginé su principio, más imposiblemente aun

Y al momento de las siete
El seis y también el ocho
Como la noche y el día
Como el otoño y la primavera

Para la última consecuencia
De la primera de las causas
Enrevesado de tiempo
Descascarándome de momentos

Olvidado de mitades
De tanto tránsito
De tanta espera
Y tanta cosa realizada

Hasta ir a lo lejos
Al menos de mente y corazón
En un principio
Donde no había muerte

26.05.03



63
     Robert Graves
Der Prozess64

Tengo treinta y un años
Sé que laboraste sesenta en esa pieza
Sé tu esfuerzo para lograrla
Sé las palabras que empleo
Y lo que me ofreces, no lo quiero

Nunca nada me fue muy pesado
En lo peor sólo creí cuando sucedió
Ningún futuro me mereció demasiadas precauciones
Salvo cuando las amenazas se volvieron reales
Para llegar a este momento en el que saboreo el arrepentimiento

Hablando de cosas que no conozco
Con una seguridad que lo refleja
Para que al menos pueda ser notado
Que como yo hay mucho más que muchos
Y que en lo que diga también pueda aprenderse

Teniendo en mis manos el extraño poder
De decidir la realización de un empeoramiento
Sintiendo que en ello pudiera estar el centro
De un espacio que convergiendo con un actuar
Presionan de tal modo que todo lo vuelven situación a resolver

Tratándote con tal abandono
Por completo insospechado
Desde un punto de vista
Y desde otro, con tal prescindencia
Que no queriéndolo te presionaba a una reacción, lo sé

Porque yo mismo me iba obligando a saber
Evitándome así la fatiga de la duda
Ese campo horrible donde tantos pierden
Si no lo que tienen, que a veces no es poco,
Puede que lo que quieren, que siempre es mucho

Para desembocar en este medio
En el que mis difíciles artimañas no sirven
Donde me queda el entenderlo
Aunque no el aceptarlo, sintiendo, gravemente
Que ya aquí, ceder al cansancio simplemente sería peor.

29.05.03




64
     Franz Kafka
Don Segundo Sombra

Pensaba, y en mi pensar había sentir
En esa parte de la belleza que tiene cabida
En el gesto, fugaz o continuo, doloroso o no
De esa forma de desprendimiento que llaman el irse

Pues era lo viejo, asumido en tanto repetición
Lo que me iba golpeando calladamente el corazón
Pues todavía no había asumido que era adentro
Donde cada amanecer podía y debía ser, cada vez, el más hermoso

En sus momentos, cada vez
También le tuve fe a no pensar
Porque le adivinaba sus extravíos
Como alguien que acariciando, nunca carga en sus brazos a un gato

Y cuando me fui por primera vez
Y pude cruzar la primera de las fronteras
Rodeado de soledad y envuelto de naturaleza
En mi poquedad, saboreando libertad, viví la risa

Probé que tenía cuerpo
Y el cuerpo me probó su realidad
Bebí el frío y nadé en cansancio
Sin mirarlas, pude ver mis manos tras la labor intensa

Y dadas las formas que no conocía entonces
Sin temor las fui intentando
Con la tranquilidad de saber que si acaso no lo lograra
Lo que en gracia me faltase, lo ganaría en resuelta voluntad

También me tocó la noche, el breve después
Donde un gran dejo de conciencia me absorbió
Con el silencio por delante, ofrecido
Que aceptado, recibido, me emocionó de grandeza

Y fui sabiendo, sin orgullo, y sin miedo
Que lo que tenía era voluntad
Algunas que otras herramientas
Y hasta a veces un alguien entero que me llorara

Aprendí del andar en el difícil sendero de la resistencia
Y la humildad de vivir lo ocurrido sin protestas
Aprendí que lo que se cree siempre gana al querer repentino
A desconfiar de todo aquello que intensifica sin ser intenso
Y a confiar en el tranco fraterno de los que me acompañan.

03.06.03
La chute65

De tanto escudriñar en tanto
Y hallar en todo harta complicación
Le sobrevino la memoria de lo simple
De las especies en las que la intención
No va más allá del cumplimiento del instinto

En la forma, pudo ver a sus defensores
Y en el fondo, se vio con mayor justeza
Y aunque acabó por desprestigiar a algunos
Sin dejar de señalar nunca sus ocultamientos
También se fue midiendo, en la medida de sus modos

Alguna vez le dijeron de los lados
- hoy podríamos hablar de grados -
Y le explicaron la ventaja de estarse ahí
En la vereda de los irreprochables
Donde no existe el peligro de verse en falta

Como suele ocurrir, en cambio
Del otro lado del asfalto mental
Donde algunos pocos hasta llegan al crimen
Por haberse encontrado capaces de todo
Y, sin embargo, sin haber hecho nada.

Conociendo ya los títulos de las emociones
La amplia gama de rótulos a los afectos
Captó también los filos de la amistad
El tiempo medido en horas de acuerdo
Las noches en que salvo uno, todo sobra

Y halló que al ocuparse de los demás
Era de sí que se ocupaba
Y como tomara conciencia de ello
Más sencillo le resultaba cada vez
Pues a sí mismo se alimentaba, y no padecía remordimientos

Pero el arduo triunfo
Y la muy notable victoria
No fueron las que pretendió
Le sobrevino el ocaso
La sorpresa de su humanidad

Pues aunque la muerte es una
Los achaques son muchos
Y como su conciencia no los alivia
Tan solo resta tentar sabiduría
Fruto un tanto alto para un alguien desgastado.


65
     Albert Camus.
To the Lighthouse66

De algún modo, oculto, extraño
Ya sabía yo lo que habría de esperarme
Y en la alegría de un juego simple en mi infancia
Le dejaba entrar a una tristeza de una separación futura
Como si un momento de luz no pudiera escapar de uno de oscuridad

Sometiendo mi mente a una cosa
Podía figurarme que la sometía a otra
Como quien encerrado en una celda
Da con la ida de que el mundo es una celda
Logrando que duela menos lo que vivía hora a hora

Habiendo encontrado la hora le fui fiel
Fijándole a un espacio y su tiempo
Mi propia realidad física mental
Encontrando en ello más que escape
Un modo de conexión hacia el infinito

Fue una vez que di con la noche
Recorriendo sus pasos previos
Acompañándola hasta el final
Una y otra vez, por demasiadas veces
Hasta comprender que siempre hubo una anterior

Hasta que conocí la muerte ajena
Y fui entonces palpando el después sin su antes
Sintiendo lo que no es sencillo de describir
Y al tiempo, esa cuota de reposo que dan las palabras
Cuando dejando su papel de espadas, pueden consolar

Teniendo siempre al mar
Y el juego de espejeo de ciertas mañanas
En las que cualquiera hablaría de confundir
Cuando en realidad querrían decir fundir
El cielo con el agua, el final con las olas que rozan mis pies

Quizá por haber estado cuando termina el invierno
Cuando todo está llegando
Y en ese llegar no hay mirar a los costados
Porque lo que viene parece bastarse
Porque entre lo que parece y en realidad es
Casi todos sienten no hay distancias.

10.06.03




66
     Virginia Woolf
The Aspern Papers67

Como llovieron ataques
Ni siquiera una defensa
Ni una mínima, nada
Tan sólo el silencio
El nene hábil que habitó entre sofistas
Con la mano siempre lista para los doctos
    - por si una bofetada les devolvía el color a sus mejillas –

En Venecia y su otra cara
Ese rostro que no se percibe estando de paso
Sino tan sólo merced a una estadía
Mediante la cual se percibe el aire y el humo
El papel mojado, la tristeza de las formas
La miseria, en fin, del mísero motivo de vivir
Esa poquedad que casi llega a la precisión absoluta de la nada

Cuando dijo que debía arrojarme
Para que yo le señalase el tema del momento
Y así desnude que ella hablaba con el corazón ardiendo
En tanto yo, con los jueguitos baratos de mi erudición
Tentaba disfrazar que también mi corazón tenía su postura
Una que estaba quebrada, lastimosamente herida
Como un atleta que de pronto es absorbido por el miedo

La vez en que nos percatamos, todos al tiempo
De que en ella algo señalaba que aun siguiendo las reglas
No las cumplía todas, incluso quizá, en el fondo ninguna
Y que en ello radicaba su particular atracción
Pues, entre lobos, nada más tentador que una loba vestida de oveja
Sin el tormento preciso del después, en el que más de uno perdería
En esa tierra densa que aguarda tras el fervor primario, esa que se llama decepción

No como el otro, el más lejano, el atemporal
Que sin despreciar, aunque desestimándolo
Por hallarse en un contexto lo venció
Por un acto constante de confianza
Que le privó de las dependencias que a nosotros nos agobiaban
Permitiéndole hallar leyes valederas tanto aquí, como más allá de aquí
Proveyéndole de esa gracia que suelen poseer los que escaparon al temor
Por esa libertad que experimentan los que en sinceridad sienten
Y por no imponerse límites lo expresan con soltura y claridad
Como si fuese sencillo el poder decirlo todo.

25.06.03




67
     Henry James.
Soy paciente68

El tiempo fácil, de la compañía
Para la potencia de las fuerzas
Haciendo de un viaje el modo
En el que espacio y tiempo se definen

Un atrás, por ejemplo cuando estaba cerca
Un ahora, en el que no está disponible
Y el mismo nombre propio de este y aquel lado
Pero con uno de los cuerpos que no es el mismo

También la humildad más perezosa
La del vivaracho no muy inteligente
Que hace que cuando una mujer se agache
Le mire el culo y las marcas de la bombacha

Aunque esté hablando del poder de alguna secta
De las terribles consecuencias de una reforma agraria
Porque bueno, también de eso se trata
De ir buscándole salidas al tedio del dolor mundano

Pues, en todo caso, y mucho más profundamente
Las cartas han sido distribuidas de tal forma
Que resulta más sencillo confiar en los defectuosos
Pues los no tullidos, no suelen guardar fidelidad a su condición

Y aunque entre uno y otro bando
Van haciendo menos aburridos los días
También es cierto que el precio empieza a subir
Pues la duda no tarda en mordisquear cuando hay opuestos

Presentándose sobre todo a la hora de los orígenes
Cuando, a veces uno se pregunta si alguna falla en la estructura física
Es sencillamente una falla física
Y no el pago de alguna antigua deuda ancestral

Porque llega un momento en el que lo normal
Lo que todo el mundo entiende como normal
Como morir y padecer una consecuencia exacta respecto de una causa
No puede menos que arrojarnos a una intranquilidad muy alta

Pero nada de esto importa mucho
Porque cantamos en grupo
Y así, unidos, cada uno desde su horrible lejanía
Logramos espantar todo principio de pensamiento negativo.

14.07.03



68
     Ana María Shua
Los lanzallamas69

Algunos le llaman empatía
Otros, el arte de simular
Y no es más que ponerse en otro lugar
Como si alguien que no es uno mismo
Fuese un lugar, eso que llaman, si se quiere
Convergencia de espacio, tiempo... y materia

Y así, y entonces, y por tanto, y por eso
Hablo de mí, de todos, de muchos, o de nadie
Y esto se conoce ya, incluso algunos ya lo saben
Cuando digo, por ejemplo, que Maquiavelo me sonríe
Por esta inteligencia mía, y sólo mía - pues yo la inventé –
Que no sólo sabe que para mentir se precisa memoria
Sino también, que toda memoria sólo es útil cuando implica paciencia

Pues, como lea que hay que devolver la mejilla
La devuelvo, sin problemas, porque sé que no habré de morir
Y, como lea de 70 veces 7, multiplico y acepto
Y de este modo, de este preciso modo, habilito la espera
Para que cada situación sea una cuña abriendo surcos en mi mente
De manera que al final de un círculo no solo sepa de donde vendrá el golpe
Sino cuál será la postura del cuerpo que lo dio, luego de darlo
Y aguardo... y aguardas... y aguardan... todos jodidos por la venganza...

Después la pena
Las posibilidades de los bípedos
Su examen, vistos solos
Y comprendidos en compañía
Sus tan tristes fracasos
Sus aún más tristes logros
Sus deprimentes campos de acción
Que algunos luminosos llaman infinitos
Como si tuvieran acceso a comprender lo que dicen

Y lo que queda de la piel
Sin entrar en dendritas y axones
Solo en lo que queda de la piel
Capaz de sentir a otra
O a ninguna más
Tan cierto como lo que se considera certeza
Y que no basta, porque sabe
Porque horriblemente sabe que lo que queda
Es que la sustancia de no poder hacer nada más
E incluso más, que dado que no se ha hecho nada
Va siendo excluido todo aquello que no sea
La aceptación de no poder hacer ya nada.
29.07.03


69
     Roberto Artl.
El coronel no tiene quien le escriba70

A la orilla del fuego, en el aguarde
La mirada se le cayó sobre el objeto
Y de mirarle sin verle, observando siempre,
Por un instante dio con el espejo brutal
Que le mostró impúdico y sin temor
Las vergüenzas de sus carnes íntimas
El nefasto territorio de los nidos más horribles
Y como nuevamente no encontrara escape
Se dejó lamer por el consuelo de que ya lo había soportado
Negándose, al tiempo, a recriminarse justamente por esa repetición.

Ya de los dos habían hecho, cada cual a su modo,
Dos costras que ninguna llaga podía lacerar
Cuando él le enseñó a manera de espectáculo
Una de las manifestaciones de la miseria
Para que ella no le ceda siquiera una mirada
Logrando con ello tirar tanto de los polos que eran
Que a ambos le resultaba suficiente por su tensión
Para mantener en secreto la íntima sensación
De que al final, por algún milagro o maldición
Terminarían encontrándose en la cúspide del odio reprimido.

Mas, como quiera que sea, como fuera que fuese
A la hora pesada y caliente de la medición del dolor
Podría decirse que él, por cierta ingenuidad entendida como fe
Fue quién más se dio de bruces, decepción tras decepción
Dado que ella, habiendo ya recorrido el largo riel de la resignación
Se limitaba nada más que a presenciar la segura decadencia
De cada uno de los gestos, de cada uno de los intentos vanos
Como esperando el fatídico momento en el que por una definición
Terminase todo, y el viejo acabase por fin, de comprenderlo todo
Y entonces le otorgue el magnífico – aunque patético - trofeo del reconocimiento.

Pero del otro lado de la vereda también el otro plano
Que hace que el brillo de una estrella sea tal en tanto su observador
Que la medida, respecto del que da y toma la talla
Que las abismales diferencias, de quienes las cruzan
Que lo terrible, respecto de los que lo viven
En la realidad de unas manos rumiadas y vueltas a rumiar por los años
En el alrededor de unas certezas cotidianas imposibles de soportar
De no ser por la fuerza de una tozudez que al límite de la locura
Termina abriéndose camino en tortuoso fango del desamparo
Hasta convertirse en puente inalcanzable para ninguna debilidad.

09.09.2003




70
     Gabriel García Márquez
El señor presidente71

Con brazos y piernas, como uno más
Entero, desde fuera, en lo borroso
Si un silencio absoluto pudiera protegerlo
Ocultarlo de la condición que lleva dentro del cráneo
Donde es que se desarrolla el pequeño daño inmenso
Que lo lleva al grito, a veces, sin sentido posible
Para la risa breve de los curtidos por la pobreza
Y, acaso, para la playa pena de los de clase media

Y la otra, perdida en una concienzuda gula
Bocado a bocado, trago a trago de comida
Como un saco hecho de una piel cuya elasticidad se prueba
Cada uno de los días frente al otro, también corroído adentro
Que por demorarse uno que otro instante más en dormir
Presenciaba a cada noche ese terrible espectáculo de su otra mitad
Absurda, irrisoria, suya y así, semejante a su vida
Que la iba viviendo manchándola de maldiciones masculladas

Entonces quería apretar el paso, pero algo me lo impedía
Y en cada esquina que se hacía imposible de cruzar
Me llegaban desde una distancia imprecisa, como de nubes
La cadencia sangrante de melodías lujuriosas
Que referían siempre a caídas y camas sucias y calientes
Mientras pasaba el día sin poder mover uno sólo de mis pies
Sujeto por esa sensación de asco y al tiempo de tentación
Que terminaba por tensarme el cuello haciéndome despertar en lugares oscuros

Y el que jamás fue primero, y que nunca podría ser el ultimo
Vino también a expresar lo que en el fondo tampoco sabía
- Arrastrando consigo su historia de mirar el cielo con alas cortadas
Con los detalles de su familia y su casa metidos en los bolsillos
Apretujándose a un lado de sus huevos mojados de sudor -
Tratando de decir aquello que había mirado ocurrir
Sabiendo íntimamente, sin saber cómo es que lo sabía
Que de todos modos, como fuese, ya estaba jodido desde el día que nació

Fue entre los sueños no contados que apareció así la barca
Precedida de un aroma a naufragio desolado
De un dolor de espejo y figuras indescriptibles
Como buscando sin confesar a quién venía a buscar
Obedeciendo una sentencia que fue en su tiempo súplica
La manera que tienen ciertos deseos, intensos y ocultos
De llegar a concretarse en la magia de la locura de un espíritu que se quiebra.

13.09.03




71
     Miguel Ángel Asturias.
L’ âge de la discrétion. Monologue. La femme rompue.72

Le veía partir, quizá siempre
Y era como que no se iba
Por esa certeza de su regreso
En ese entonces en el que creía, tanto
Como si no fuese posible que no volviera

Había esa situación en mi alma
Que era difícil de contener
Una alegría sencilla y violenta
Como un animal salvaje y libre
Que uno ignora por completo cómo aquietarlo

Y al final de los trazos que decidí
En eso que tanto se entiende por culminación
Comprendí entre el hielo y una calidez perruna
La terrible verdad que la imaginación había estado ocultando
El cambio irreversible, la concreción de lo irretornable

Los primeros reflejos me mostraron lo que fui
Porque ya no tenía presente, menos aún futuro
Cada instante era un instante que se me iba sin haberlo vivido
Ampliando casi escandalosamente mi distancia con los demás
Con lo demás, con todo, que parecía firme en su no decadencia

Un poco la ventaja de la suma de años
Como el consuelo de la variedad ante la calidad
Así me defendía, en silencio, bajo las piedras
Diciéndome que mi historia, al final, no era breve
Como si unas cuantas aventuras alguna vez pudieran ser suficientes

Traté de contagiarme de la otra edad
Intenté proyección, intenté absorción
Ensayé mentirme, sin confesármelo
Y a veces, creyéndolo, no sentía el tiempo
Lograba una risa, algún momento sin pensar

Fue tratar de evitar los desgarramientos
Ir poniéndole compresas razonables a todo
Y a la investigación audaz le sobrevino una gris observación
Me fui separando de mis cosas, poco a poco
Y al perder así posibilidad de pesares, también lo hice con lo opuesto

16.09.03




72
     Simone de Beauvoir
La vida breve73

Ella fingía un dolor
Los motivos no cuentan
Ella fingía un dolor
Como yo era hombre, simplemente lo noté

Me costó hacerlo
Y sobre todo, volver a hacerlo
Pero lo hice, porque soy hombre
Porque los hombres tienen cosas que hacer

Fui mintiendo, cotidianamente
Ella fingía, yo mentía
No éramos entonces aptos para la verdad
Hacíamos la vida viviéndola lamentablemente

Yo me daba cuenta un poco más que ella
Tenía a más gente alrededor que ella
Y me pesaba un poco más, lo sentía un poco más
Porque a pesar de todo yo no era feliz en el engaño

No se lo decía a ella, ella tampoco me decía
Se lo dejaba ver a otros, yo lo expresaba a extraños
Y a veces, sospecho, sospechábamos el uno del otro
Y era cruel, y era nauseabundo, y eran nuestros días

Sin embargo, yo no fingía, andaba sin poses
Evitaba las distracciones, asumía lo que pasaba
Y aunque sin embargo me dejaba llevar por mis mentiras
Ya sabía que iba jugando contra mí, todo el tiempo

Pero también los destellos, los regalos de luz
Que duelen porque no tienen continuidad
Que lastiman tanto porque vienen y se van
No como nuestras farsas, perseverantes por lo discontinuo de esos destellos

Mas, por encima de la inmundicia
El conocimiento salva
Y la constancia da sus frutos
Y es posible ganar una esquina
Y es certero arrastrar los pies
Y es cierta la felicidad
Y es cierto que la vida se va.

05.10.03




73
     Juan Carlos Onetti.
Der Erwâhlte74

I

Conocía, es sabido que conocía
Y en conocer, más que dolor, había dicha
Pero lo que sentía era también una especie de orgullo
Sin un motivo despectivo, aunque sí excluyente
Por ese punto de la prescindencia de tener de qué enorgullecerse
Aunque sea cierto el ver a los otros, el compararlos
Y ver en sus acciones, en sus omisiones, en sus esfuerzos
Muchas veces, tan sólo el intentar ser lo que ya eran
Pero que no lo sabían, porque no eran capaces de tener una prueba
Y una prueba de estar vivo y ser alguien muchas veces lo es todo

II

Me advirtieron, a tiempo, de ciertas ventajas
Que lo que yo era hacía que sintieran lo que antes no sentían
Y al señalarme estas cosas, me indicaron el pedido de mi estadía
Pero un hombre no es nada más que un hombre
Algo mágico y algo burdo, algo visible para quien lo quiera
Algo ignorado para quien no se ha buscado
Y yo, aunque real, era parte de una mentira
Una mentira que me arrasaba las emociones
Y que volvía imposible la detención de mis pasos
Por esa sed que obliga a la marcha a todo aquel
Que ha vivido el destrozo de todo aquello en lo que había creído

III

Tuve el enfrentamiento, y el hábil era yo
Pero no era mía la necesidad de vencer
El otro tenía de respaldo la fuerza que da el poder peder lo tenido
Yo tenía la ligereza de carecer qué perder
Lo que entonces pesó fue las intenciones
Las finalidades que cada cual perseguía
La simpleza de las formas que casi se confunden con el fondo
Y alrededor la posibilidad de víctimas, la realidad de la injusticia
Y era el poder hacer algo, aunque no importase, aunque no moviese lo íntimo

IV

Y vi su intención de volverlo a intentar
Y sentí que sintió que si no había sido como quería
Aunque hubiese sido lo que quería
Había algo que le hacía intentarlo de nuevo
Y también presentí que en alguna parte me reflejaba
09.10.03


74
     Thomas Mann.
La Cantatrice Chauve75

Era cierto, era demasiado cierto
El número de la edad de los vivos
No era noticia como el del de la edad de los muertos
Pero los números era eso, sólo eso, eso y mucho más
Eran números! Los mismos que utilizó Aristóteles en su poesía

Ese que no era de aquí, que no era del sitio
Que vino de cualquier lugar para quién sabe qué
Y que logró un algo del cual era poseedor
Un algo que le era permitido tener como suyo
Pero que no le era permitido intentar conservar bajo situaciones extremas
Porque no era de aquí, nada más

También iba por el poder de compra
Creo que un cuchillo, y un país entero
Un punto de vista geométrico, poligonal
Y también circular, aunque no abarcador
A manera de una rueda que gira y gira
Maravillosamente, eternamente, alrededor de su propio vacío

El acto de pensar y el de no hacerlo
Los entredichos, los extremos
La lucha por el cocimiento
Los esfuerzos por su exposición
Ese gastado deseo de reconocimiento
Y ese siempre joven sentimiento de incomprensión

Pues acaso, no es en el compartir lo lleno?

A veces, no pocas
Más allá del querer dar del poseedor de algo
No está también el límite de las fuerzas del receptor?
No desprecia al fuerte el débil?
No es más que la zorra y las uvas?

Allí, enfrente
Sujeto de admiración u odio
El conocimiento y quien lo tiene
El drama del que mira lo que no conoce
La sensación del que conoce que no conoce
Y su reacción inmediata, escrita, verbalizada

Lo simple del agua, los destellos
La magia en la que cualquiera cree
Sin buscarle explicaciones, porque el mago, callado
No dice que lo es, sino que calla, atribuye… yo lo sé.



75
     Eugène Ionesco.
Polvo y Espanto76

Cómo sea que vaya a ser tu funeral
Lo cierto es que vas a morir, irremediablemente
Y en este mientras tanto que te toca transitar
Acaso con implica un gigantesco absurdo
Tener o perder lo que jamás ha sido de nadie
Puesto que nadie jamás podrá conservar nada?

Mejor ensayar, más temprano que tarde
Cierta indulgente cortesía con las palabras
Que dado que la lengua nos condena
Bien vale cierto esfuerzo en ajustarla
Encontrarle un modo a las tardes y a las mañanas
Hasta esa lograr esa urbanidad transparente, de ameba

Cosas así, mientras la parca va rondando los jardines
Dejando señales casi imperceptibles entre las cosas
En alguna ventana, en algún doblez de alguna alfombra
En los detalles ínfimos que continuamente se burlan de las tragedias
Cosas así, extrayendo de la distancia antes que el enojo y el resentimiento
Más bien esa cuota de soledad necesaria para asumir que ya no se estará

Así también es posible huir y escapar de las largas sombras de los juicios
De aquellas emociones surgidas de la contraposición de conceptos
Que estipulan, cada cual sujeto a su contexto, la telaraña de locuras
La difícil red que atrapa a todos los bípedos indefensos
Que desprovistos de alas con las cuales lograr una mínima elevación
Transcurren en términos de superioridad o inferior, como si esto existiera

De todos modos, tampoco tiene sentido este acto
Por el cual vas imaginando a quién me dirijo
O sobre la base de qué dispongo el discurrir de cada línea
Ni domestico, ni me dejo domesticar, he optado por la prisión
Es posible doblegar a las fieras, a los libres
Para los prisioneros de la presión, qué cadenas le podrías fabricar?

Ve de nuevo, que también es posible esquivar al gris
Guarda un lugar para aquellos a los que no has influenciado
Hay aprecio en la estatura, pero no siempre valoración
Y en lo que te queda de tiempo ya todo vale
Ya la rosa, el roble y cualquier basural
Porque, en el plano correspondiente Dios perdonará
Pero antes, es sabido, Cronos no tendrá piedad

20.10.03




76
     Abelardo Arias.
Answered Prayers77

El humo, la conversación, los avances
Y cada gesto que va sellando la lejanía
Haciendo, trama sencilla, de esos momentos
Los que más definen la soledad de cada cual

Y la promesa, la más perra de todas
La del tierno engaño, la cándida derrota
Que ya no llegaría, pues deja de venir con los años
Como ocurre con la regla con algunas mujeres

Lo que hay es eso, ese espacio y ese tiempo
Con las voces que están pero que no asisten
Con nuestro cuerpo en medio de los demás
Con los demás en medio de la nada misma

Esa nada evitada socialmente
Y que se masculla hasta en la ducha
Esa que los más débiles, por torpeza o simple incapacidad
No llegan a entender que existe hasta que es demasiado tarde
Y entonces, para bien de ellos, descubren la literatura o el sexo bajo presión

Lo digo porque sé, porque he estado ahí
De referencias no respiro
Bien lo saben quienes ignoro
Bien lo ignoran quienes domino

El devenir de agua, garabateando explicaciones
Que alguien lee mientras otro alguien escucha
La brisa que le burla a las rendijas del edificio
Como algunos mosquitos que llegan hasta un décimo piso

Lejos del pútrido candor del encierro de otros años
En el tiempo de la promiscuidad y un doliente arrepentimiento
En ese espantoso campo donde lo mejor era sentirse de tal modo culpable
Que había dicha en acurrucarse y prometerse y prometer no volver a caer

En ese antes de la primera madrugada de todas las de cada uno
La más exacta de todas, la que sobreviene de tanto esperarla sin saberlo
En la que se comprende que la vida es así, como lo dijeron y como no lo dijeron
En medio del magnífico silencio que se logra merced a una silenciosa compañía

Dura tan poco como un recuerdo
Marca tan indeleblemente como todo lo intangible
Y se aprisiona, como se aprisiona el viento
Algunos de ustedes puede que sepa de qué fue que habló.

21.10.03


77
     Truman Capote.
Of Mice And Men78

I

Los rasgos del rostro, precisos
No indicaban otra cosa, nunca
Que no sea la imprecisión de su edad
A la manera de esas cosas tan bien terminadas
Que es imposible dilucidar el tiempo en que fueron acabadas

Como un espejo y una fuente transparente
Frente a la cual no quedaba más que ser actor
Sujeto bajo la lupa de un investigador profundo que,
Harto sapiente de las aristas de muchos secretos
Sobre todo de aquellos cuya historia se entierran en el corazón,
Prefiere el silencio que expresa, antes que la palabra que confunde

II

En todo caso no podría acusárseme de falso
Lo que quería tenía un precio, nada más
No era mucho, como no eran muchas mis pretensiones
Soñaba bajo, pero a gran velocidad
Este era mi pecado, saber lo que quería

Y, como todo imán, atraía limaduras de hierro
Les molestaba, ni ellos sabían bien por qué
Pero yo lo sabía bien, no es un gran misterio
Todo lo contrario, una gran poquedad, mi gran poquedad
Pero tranquila y satisfecha, cierta y perdurable como mi vida
Ajena al íntimo desengaño de metas no alcanzadas
A la envidia de los demás, o a la burla del alrededor

III

Al final tenía que cerrar las puertas de madera
Asumir la muy escasa luz y enfrentar la lectura
Y luego, con el cansancio, también enfrentar las dudas
Los ahogos que no se dicen, que no pueden comentarse
Porque, simplemente no hay con quién

Todas las noches, toda la vida
Entre la locura y el límite del agotamiento
Al borde de un abismo al que se teme saltar
Con los pies sobre una tierra en la que se odia vivir
Todas las noches, toda la vida

22.10.03



78
     John Steinbeck
Las lanzas coloradas79

Todavía faltaba mucho para que llegase
Pero ya me veían llegar, y sentían presión

Entre tanto, ella y él, macho y hembra de la especie humana
Una especie siempre en extinción, desde que fuera creada
Y el otro, que se distinguía, como se distingue una abeja de las moscas
Cerrando un infinito en el cual estaba implicado lo inexplicable

También la desdentada, la de muelas cariadas – lo adivino de mi parte –
Que por andar entre planos que no eran muy conocidos
Despertaba en el común el temor que se ensancha entre los ignorantes
Aunque nadie lo dijera, aunque nadie lo confesara queriendo hacerlo

Después fue más intenso.

Entreví un contexto que se expandía a lo largo de todo el tiempo
Con diversas formas y múltiples modos de lo mismo
Aproximaciones y alejamientos entre modelos a imitar y a ser
Ejemplos, ideales, definiciones diversas que se eran o no se eran
Para que todo vaya constituyéndose en bandos, simples, radicales
Para que vivir sea acercarse o alejarse de lo que sea, pero nada más que eso

Sentí que los que llegaron antes, y que vivieron los otros estilos
Tendían a sentir que todo estaba más bien perdido, cuando no entregado
Y supe, y me guardé de decirlo, que si sentían el peso de lo feo que alcanzaban a mirar
Deberían de estar agradecidos de no vivir la otra podredumbre humana
La que siembra el deseo de seguir existiendo en medio de lo que no vale la pena vivir
Porque si su alrededor hubiese llegado a ser bonito, no sufrirían al saber que iban a morir?

Me fue dado entonces conocer una tristeza que lacera.

El ir así, viviendo así, al lado de lo que no es vivir, que es la muerte
Le pareció a alguien a tal punto atractivo que terminó cautivándole
Como si el desprecio hacia lo que el contexto defiende como apreciable
Fuera, al final de cuentas, un adorno que aunque nadie quiere pagar por llevarlo
Cualquiera intenta estar bajo las alas de quien lo porta

Y por último, la sonrisa en la boca que creemos no merece sonreír
Así como el llanto en el rostro de quien no creemos merezca llorar
Para descubrir que no se trata, y que no se tratará jamás más que de un juicio propio
Tan alto y tan justo como el que pudiera provenir de uno más de entre los demás

22.10.03




79
     Arturo Uslar-Pietri
L´Espoir80

En eso también radicaba la grandeza del hambre
En ir devorando, casi gratuitamente, y con eficacia
Cualquier idea que no sea la del hambre misma
A tal punto que el robar, matar, engañar ni siquiera valen consideración

                                   Uno marchaba todo el tiempo
                                       Sin saber bien porqué
                           Pero sintiendo cada paso sobre las calles rotas
                     Cada noche y cada detención que se grababan en las pupilas

Había la tarea, una misión, un hacer
Que si no temor, despertaba respeto
Aunque íntimamente se sospechaba que no valía mucho
Pero la imagen contaba para posponer la risa hasta la hora en la que nadie miraba

                             Se había internalizado la violencia, pura
                   La que abre paso a una situación, la que impone un cambio
                 Porque, lo cruelmente cierto es que otros modos habían fallado
                 Había quedado atrás en ese ámbito de las intenciones sin cuerpo

Pero no hay que confundirse, la dificultad siempre sobra
Al final de cuentas, se exponía lo poco que se tenía, la vida
Una vida de la cual todos tenían referencia de que fue, alguna vez, un regalo
Algo que se había recibido de un lugar apenas explicable, pero que existía

                              Y se había logrado un descreimiento,
                     Se había concretado la pérdida de esa cuota de absoluto
                Que muchos conservan incluso hasta recién extraviada la juventud
     A pesar de que los hechos, entonces, no eran más que consecuencias de esa cuota perdida

En el medio de la locura, también ciertos intentos del arte
Y las inevitables reminiscencias, el horrible recuerdo del pasado
Una anécdota de infancia, algún gesto, cosas así de cuando las cosas eran mejores
No por que lo fueran, sino porque entonces faltaba inteligencia para sentir el absurdo

                 Había bandos, en principio dos, diametralmente diferenciados
            Pero ninguno de ellos era homogéneo, se componían de gentes diferentes
           Cada una de las cuales afirmaba, cada vez que podía, que buscaba lo mismo
           Que lo que su bando quería era lo que él quería, y era mentira, y era verdad

Pero se pretendía, y se hacía cosas respecto de esa pretensión
Había un gigante, una estructura, una historia
La muerte era el destino obligado, y el cambio, quizás imposible
Pero se pretendía, y se hacía cosas respecto de esa pretensión.

23.10.03



80
     André Malraux
El simún81

Él fumaba, en silencio, lejano
Acomodado al espacio y al tiempo
Anulándolos en tanto se anulaba
Atravesándolos en tanto se volvía enrevesado

Yo miraba el alrededor, por unos minutos
Y volvía a mirarlo, de cuando en vez
Y seguía ahí, siempre ahí, inmóvil
Como una pintura dentro de otra pintura

Una hora, dos, tres y cuatro
La noche, la noche entera
Y a comenzar de nuevo
Sin pasos que dar que no sean inútiles

Sin remedio, sin cura ni enfermedad
El sonido del agua, el color del paisaje
Golpes tras golpes de la lluvia también casi inmóvil
Hasta que lo gris se volvía negro cuando de nuevo llegaba la noche

El roce de los límites, la tierra peligrosa de la mente
En la que la repetición, la continuidad
Van arando en los pensamientos el surco de una posible irrealidad
Cediéndole paso a una duda terrible sobre todas las cosas

Mientras él ahí, sin siquiera asistir
Sólo estando hasta parecer perdurar
Como si no fuese testigo de lo que le estaba ocurriendo
Como si lo que estaba ocurriendo acabaría con él pero sin que le importe

Fue entonces, días después, muchos días después
Que comencé a admirarlo
A beber del silencio
A hacerme sordo de la riente queja del agua

Y continué despreciándolo intensamente
Buscándole ranuras de salvaje debilidad
Como si por lograrlo algo iba a cambiar
Como si por hacerlo todo iba a dejar de ser lo que era

Extenuado comencé a beber
Bebimos los dos
Hablamos, él me hablo
Me contó lo poco que yo era.

23.10.03



81
     Horacio Quiroga.
Muerte de un viajante82

De una ciudad a otra, pero sin andar
Porque lo novedoso movía
Pero no lo nuevo, que no existía
Y encima de todo la crueldad del tiempo tentando la asfixia

Los que vienen, que ya han llegado
Que están ahí, expectantes, ávidos de cielos altos
Pero sin fuerzas ni ideas para subir algún peñasco
Con las piernas flacas tan sólo para subir una escalera que desprecian

La venta sin comercio
La construcción de una casa que no resulta en hogar
La vivencia del sinsentido de un esfuerzo sin finalidad
El instinto que reemplaza la emoción, lo establecido superando la Ley

Hora tras hora las consecuencias
La cabeza que termina siendo bajada
El dolor adentro, el de la impotencia
Para que los gestos terminen envenenados de resentimiento

Carencia de intensidad, de extremos
Que hace del robo algo imposible
Pero que habilita al hurto
Que desconoce el amor, pero alega cariño

Palabras, en un discurso siempre tan pobre
Que termina siendo arrasado por el minuto siguiente
De hechos breves y concisos que la memoria olvida
Pues sólo recuerda lo que a fuerza de constancia ha aprendido a sentir

El desapego y la dependencia al tiempo
La inutilidad y los sueños proyectados en otro
Sin posibilidad de rebelión ni de acatamiento
La inocencia truncada sin posibilidad de acceder a una pureza redentora

El simple final tras una trabajosa vida
La vanidad que danza su baile de locura
En ese momento en el que una posta errada
Es dejada en manos de una tristeza que ni siquiera alcanza al dolor

Después de haber llovido consejos, conceptos
Después del tránsito andado como se creyó poder
Con una visión del camino cegada por lentes equívocos
Después de todo, después de nada, al final de un viaje

30.10.03



82
     Muerte de un viajante.
La bahía del silencio83

Mis gestos que con exactitud se ajustaban
Más que a lo hecho, a lo que había sido deshecho
Ocultaban de algún modo el abismo de secretos graves
Escenas grises que por mi rostro desprendían su pasada existencia

Viví el ostracismo a plena luz del día
Sin sedantes ni compresas
A conciencia del juicio que no provenía de mí
Respiré las consecuencias de haber intentado encontrarme

Mientras tanto, en lo que quedaba de la estructura social
Alguien lo notaría, alguien lo diría
No había más que grupos en medio de otros grupos
Se carecía por completo de ningún estandarte humano

Sin embargo, si yo me daba cuenta de ello
Si era capaz, al fin, de detectar con crudeza el vacío de lo establecido
Era porque yo había buscado allí lo que pretendía
Y porque uno sólo detecta la ausencia de lo que en verdad quiere

De todos modos contenía una ventaja
La de no considerarme demasiado
La de no tenerme ni fijarme como protagonista de nada
Ni mucho menos como testigo, a lo sumo, como un asistente gris

Si me hubiese sentido, si me hubiese puesto en el centro
Sería capaz de sentir empatía
Una herida ajena sería una posible herida mía
El triunfo de un extraño podría ser un triunfo mío

Yo había llegado a la simpleza de ser sin expectativas
Capaz de ver la dimensión de cualquier carencia
Padeciendo una buena serie de ellas
Pero sin sentirlo demasiado, sin que nada me afecte demasiado

Y así como no me fue entonces posible acceder
Al tumultuoso río de intensos placeres
Tampoco caí en la tentación del suicidio
O en el de los gestos desesperados por salvar lo insalvable

De todos modos, también una especie de riqueza
Algo así como una realidad concebida que aligera el equipaje
Y que consiste, en esencia, en aceptar a cualquiera
Pues asumirse tiene como inmediata consecuencia el asumir a todos
Todos igualmente diferentes, todos igualmente diferentes.

03.11.03


83
     Eduardo Mallea.
Tres golpes de timbal84

El límite de los límites
La verdadera puerta con llave imposible
Al final del tiempo, venciéndolo
La muerte, la última detención

Dados los sentidos, la estadía
El deseo, la inhóspita permanencia
El un poco más, la otra oportunidad
El querer volverlo a intentar

Quiere el uno ir a vencer lo imposible
Si acaso lo logra podrá ser deidad
Si acaso lo alcanza será inalcanzable
Pero carece de una pregunta que no se ha formulado

Lo que es está dispuesto de tal modo que será de ser
A esto se resiste, quiere más
Pero quiere más por lo que es
Si lo lograse, no sabe de qué va

Su andar, lo que come, lo que duerme
Todo aquello que hace no sería así
Ignora cómo sería, a ello no llega ni a imaginar
Quiere lo otro, pero siendo de aquí, estando aquí

La risa profunda, el cristal de la alegría
Perturban su tránsito insistentemente
Le duele y le pesa hasta el furor
Porque le abren a la tristeza y a la pena igual de profundas

Hiere de rabia, por poder hacerlo
Y porque su potencia no alcanza para más
Si sospechase compasión sentiría pánico
Ya apenas soporta lo que no puede ser

Y de todos modos, aún a pesar de la violencia
Quedó sujeto por sí mismo
Y aunque mucho apretó las cuerdas
No pudo detener el paso de los momentos

Y aunque se impuso, no pudo imponerse del todo
Y aunque calló su llanto y tentó curar sus heridas
No pudo evitar la caravana de sonidos
No logró evitar que todo siga siendo transitorio ni entregarse a ello.

03.11.03



84
     Daniel Moyano.
Kleine Freuden85

El plazo de vencimiento, la hora de la partida
Con la carga de todas las señales posibles
La torpeza en los pasos, la vista fatigada
El pelo blanco y los dedos más nudosos

El conocimiento adquirido tras tantos años
Es suficiente, por una vez, para aceptarlo todo
Y allí donde un impulso pretende rebeldía
Hay una razón más fuerte que le impone quietud

Sin embargo, en lo íntimo, más allá del cuerpo
Hay una parte que todavía da batalla
Hay una parte que ha cruzado cientos de vientos
Que ha sabido atravesar más de mil embates

Y es esa parte, que más divertida aún que antes
Toma las armas que en un tiempo ni sabía existían
Y con destreza las esgrime contra la dura ley natural
Sabiendo que no podrá contra ella, lo intenta igual

No porque guarde la esperanza de que acaso lo logre
No por el convencimiento de que efectivamente lo hará
Y sobre todo, no porque tenga - por alguna razón - que hacerlo
Simplemente porque así se está bien, porque todavía hay fuerzas para hacerlo

Después de todo la otra lucha es la crucial
La más dura en tanto que quizá la más injusta
La que siente el que puede caminar
Cuando ve a los niños que recién nacidos ni siquiera saben de qué se trata

La otra lucha, sin duda es la más crucial
La que ha vivido la rebelión y la pólvora
La que ha sentido en el cuerpo las consecuencias
De una o dos ideas capaces de envolverlo todo en un sentido

Y que no se ha desentendido jamás del alrededor
Aquella que asumiendo lo cotidiano de los días
Que transitando el odio, el rencor y el resentimiento
Ha podido también acceder, de tanto intentarlo, a otros planos

Desde los cuales sin haber restado nada
Sino habiéndolo sumado todo se hace posible la comprensión
Una tal que hace posible la mirada y todavía algún gesto adicional
Como si todo, finalmente, se tratase de dar ayuda
A cualquiera para quien el tránsito no resulta tan gratificante como pudiera

03.11.03


85
     Hermann Hesse.
Fuegia86

Para algunos, y no pocos
El mundo entero fue formado por una de ellas
Para otros, dado que son pocos los que pueden hacerlo
Significa la posibilidad de una impureza extrema

Nosotros las inventábamos sin mayores complicaciones
Sin una escuela literaria
Sin restricciones de reglas rigurosas
Simplemente ceñidos a los momentos que vivíamos

El agua que va trepando por la arena
Y e vaivén de la canoa sobre las olas
En el simple tiempo de la charla todo podía ser hablado
Porque la invención simplemente facilitaba lo que queríamos decir

                                 En medio de su fe, a contragolpe
                        Sin esperarlo, porque de eso se trataba en esencia
                      Le rajaba en medio de lo profundo de sus intenciones
                      La no oculta historia de los que intentándolo cayeron
                   De aquellos que “abrazaron la fe” pero con brazos raquíticos

Y también la dulzura de cierta ignorancia
Cuando se desconoce, por ejemplo
Que lo que se come lo cazó alguien que murió al hacerlo
Como cuando se lee algo agradable
Sin saber que fue escrito por alguien que fue quemado

                       Merced a lo que había convivido andaba en la duda
                      Pues así como se sabía por alguna definición superior
                          No desconocía que podría ser objeto de burlas
                       Se cuidaba de demostrarlo, pero temía que fuese así

Sucedían también los presagios
El canto de algún pájaro desde lo lejos
El color que tomaba la tarde sin aviso
Todo se volvía sospecha y tendía a pesar

                      En la prisión del camino lamentó no poder abstraerse
                                No tenía respiro, no podía tenerlo
                                Lo que miraba era todo lo que ver
               No había nada más, y lo que había era un puro tránsito sobre el agua

Era lanzarse sin seguridad alguna
Pero lanzarse y proteger la alegría de lograr las otras manos
Con una especie de enfado hacia algo
Como si cierto enojo pudiera tapar la cuota de vanidad de haberlo logrado
03.11.03


86
     Eduardo Belgrano Rawson.
Ariel87

Generaciones enteras, miles de personas
Para que la cantidad gane al juicio
Y decir que no hay nada más sea tan contundente
Tan sólo porque lo que se dice se escucha en un solo salón

También la edad, el estigma de los años con sus achaques
Para que la resignación se vista con el ropaje de la aceptación
Justificando quizá lo injustificable de lo inalcanzable del fin de Ingenieros
A quemarropa, sin embargo, con liviana dureza, imponiendo valoración

El sostén, final y claramente expuesto
No podría tratarse de un pilar solitario
Tendría que ser mezcla, cimiento, polvo
Cada mano de cada obrero, cada gesto en la construcción

No podría reducirse, no le sería permitido
Al sometimiento de una condición de ignorancia
Donde cediendo a la presión de lo casi imposible
Se termine desestimando aquello que a la primera no puede ser entendido

Habría que entonces involucrarse
Como se involucra una boca en otra cuando el deseo es intenso
Sin temor al contagio de ninguna enfermedad
Habría que sumar pieles antes que ir eliminándolas

Y dado el caso, el extremo caso
Habría que buscar el otro protagonismo
Ese que no radica en el papel principal
En la voz cantante que dirige el canto

Sino también en la principal acción del testigo
Que puede así registrar lo que los otros no pueden
Que puede guardar lo que otros no sabrían
Y que sabrá transmitir cuando el tiempo lo disponga

La intensidad, por una vez permitida, dada cierta pureza
Será dada quizá por la violencia emocional del contraste
Por esa vanidad que siente el que lo intenta todo
Cuando capta la vivencia de quienes no lo intentan nada

Como sea, también el desapego en lo íntimo
Allí, en ese borde que cada cual decide dónde queda
Cuando se puede o no justificar
Cuando cada cual decide hacerlo o no
Mirándose el corazón sin dejar de mirar el de los demás

03.11.03


87
     José Enrique Rodó.
Helena88

Jugó con la libertad, o más bien, con su idea
Y buscando el concepto, la duda fue simple
Elemental juego donde la mente prima
Por la que bastaría con uno sólo para referir a los demás
Y entre ellos, fue evidente, no había libres

Se manifestó la posesión, de alguna forma
Como dejando entrever el lazo entre lo tenido su grado de prisión
Y se ofreció la concesión, casi al tiempo, de un deseo
Y a pesar de que en el aire revoloteaba la decisión
El manifestar de pleno la posibilidad de optar no fue logrado

                                 También habló el de las vestiduras
                        Y de su discurso algo quería, pugnaba por ser oído
                           Había una distancia entre lo dicho y lo hecho
                               Pero no era el momento de señalarlas
                      Nunca es el momento de acallar a quien nos ofrece salidas

                               Le tocó, a su turno, al que imagina
                              Exhibió alguna posibilidad, nada más
                            - Qué más puede hacer la imaginación? -
                   Y más allá de lo tangible, como en esos casos suele suceder
                Se expresó de montañas, y abismos, sin estar en ninguno de ellos

Hasta que cayó, anunciadamente
Cedió a la posibilidad, más que a la realidad
Prescindió de corroboraciones, no porque no necesitara de ellas
Sino porque las mismas llevarían tiempo, si acaso fuesen posibles
Y era tiempo lo que le faltaba, la vida se le acababa, había llegado el cansancio

                       Lo mágico, lo grande, lo inconmensurable fue el detalle
                            La rueda, el círculo, los pergaminos escritos
                             Que de nombre propio en nombre propio
                     Con alguna décima o alguna centésima de más, o de menos
                     Fue siempre, siempre, como diciendo lo mismo, desde lejos

                                    Y a manera de cierta diadema
                               De extraña calma y de lejanía describible
                                 La otra doncella, la bella, la hermosa
                     Qué existía nadie sabía bien porqué, aunque todos la sentían
                             Y que tendría lugar, como todo, a su tiempo

El tiempo, esa variable que con la edad parece dudosa
Porque todo se vuelve cierto, certeramente cierto

04.11.03



88
     Evelyn Waugh.
Juan de Mairena89

El número que cuenta
Y que entonces pesa
Asumiendo palabra
Fuera y dentro de los hechos

El que acusa, y el que defiende
Modernos intermediarios
Que hasta de pronto se atreven
A un “haced como yo”

El grupo, lo total, lo global
La suma frente a lo indivisible
La suma de voluntades
Frente a una sola

Porque la vez se viste de encanto
Y el que vocifera y señala
Esa vez, también cae
Pues, aunque individuo, no los reconoce tales

El que defiende a un hombre
Y el que defiende a un grupo de ellos
Como la idea frente al acto de pensar
Como si Hitler y Giordano fuesen lo mismo

Por poder hacerlo
O por querer hacerlo
Nada más, a veces nada más
Como resultado de millones de explicaciones

Como de un párrafo expandir y contraer
A manera de sujeción o de trampolín
Juego de ruleta donde apuesta la percepción
A ver si era por ahí, o si no podría ser nunca por ahí

Sobre la base de que la intención es otra
Distinta en mucho a toda intención
Ni el deseo de matar el deseo
Ni la intención de llevarlo al extremo

Una suave prescindencia
Algo escandalosa, pero algo común
Como decirlo sin hablarlo
En el humo suave de los no polarizados

05.11.03



89
     Antonio Machado.
Wuthering Heights90

La medida de la razón midiendo la de la locura
El estallido de una edad, de un tiempo, de un momento
Para el furor de la vivencia de la oposición
La negación, el alto muro de la insatisfacción repentina

Sobre la base de los hombres, de las mujeres, de los seres
La decisión de una lejanía brutal, indómita
Con diez mil corazas protegiendo el origen de la decisión
Que si no fuese precisamente el grosor del escudo lo que define el de la piel

Captando la diferencia entre el alrededor de cemento
Y el que transcurre entre las estaciones en el campo
Pero sentenciando a cada tipo de transeúnte con igual decisión
Como si roto el trayecto de la flecha no quedase más que ser el propio centro

                      Se supo que había aquel que había tomado el Libro
                           Para su beneficio, que a veces, y no pocas
                            Implicaba implacable el perjuicio ajeno
                     Marcando la distancia del resultado de un resentimiento
                        Con el de una inteligencia por lo menos mediana

La venganza en la previa de su camino
En el antes de su concreción cuya consecuencia se ignora
Aunque lo que se sepa es la calma que produce el pensarla
En el abismo de las intenciones más intensas

                            También posible, de tan así, caídas sórdidas
                Como si en lo dentro la convicción de pode lograr algo imposible
                           Por la circunstancia de no poder lograrlo aún
              Disculpe, sin riesgo de consecuencia, el herirse la frente contra el muro

En la otra conciencia, en la menos explicable
Con la compañía - en esos momentos imperceptible - de la almohada
Los profundos cambios que se gestan de a poco
Por la insistencia de lo que no siendo claro sin embargo se capta

                           Y en algún momento el planteo de la utilidad
                 De la finalidad, estrella difícil que a veces pierde y otras ilumina
                     Dependiendo del grado de terror que pudiera despertar
               La extraña probabilidad de que la forma misma sea también el fondo
                De que el cuerpo sea el cuerpo, y que la muerte, sea eso, la muerte

Puede, indoloramente puede, y esto es casi fatal
Que la hoguera no siempre se apague de un sólo golpe
Sino que vaya extinguiéndose tan gradual y precisamente
Que ella misma no se resienta al presenciar su propia extinción
06.07.03


90
     Emily Brontë
El ángel en la sombra91

La señal de la distinción, la mueca
Los gestos propios hablando de la propia valía
Tratados, como si fuesen papel roto por la lluvia
Pero permisibles si fuesen en nombre de otra idea
De alguna que supere la del nombre y el apellido
Que fuese la patria, el país, la bandera, esas cosas

Y dada las consecuencias el indagar sus principios
Desde planos más complejos examinar los más simples
Para ver en el traficante de drogas a sólo un negociador
Hasta comprender que lo que hay no es más diferente de lo que se es
Salvo por alguna cuota de intensidad, de fondo y de forma
Pero que converge en las aristas, como la idea de luz cualquiera fuese su fuente

En las esquinas sociales, desde ahí, estando desde ahí
Como testigo de que está siendo testificado
El aire que se desprende y que facilita el juicio ajeno
Cierto protagonismo que los espectadores perciben sin entender
Y que el protagonista lo sabe bien, lo sabe muy bien
Pues no es más que otra cosa que el rostro digno
Del que los mira diciendo: son de los que no pueden

Golpeaba también la tranquilidad casi inefable
Como si todo lo que ocurría fuese explicable con exactitud
Cada momento y cada gesto, cada ropa y cada cubierto
Todo reducido a una pequeñez que ni siquiera llegaba a ofender
Pues todo abundaba en explicación, y la explicación era sorda
Todo, a pesar de todas las intenciones, no era más que polvo

Por no contar con muros qué tocar
Por esa falta de calidez que brinda la comprensión
Por tan sólo contar con un fuego que no calienta sino que quema
De tras pies que implican, y de volverse a levantar
Del paso del tiempo y de lo firme de cierta vislumbrada realidad
El pensamiento de la muerte, al fin, como rozando cierta dulzura

Y al final de la resistencia la intuición
Sin concreciones, sin exactitudes enmarcables
La idea y su sospechosa vivencia
Las alas rotas rozando negruras
La concepción de una antesala terrible
Y la visión de un camino arduo hacia la nada

06.11.03




91
     Leopoldo Lugones.
The call of Cthulhu92

El fuego disociado del calor
La luna y los planetas
Todas las energías
Todas las fuerzas
Todo lo complicado
Todo sin conexión
Afortunadamente

Hasta que sea lograda la conexión
Y entonces para cada palabra haya un número
Y cada número sea fundido con una palabra
Y de la fusión sea extraído el poder de la comprensión
Y el poder de desencadenar o recibir fuerzas

Antes, el ahora de ignorancia
Cuando no todos, o casi ningún suceso tiene explicación
Cuando el agua cae del cielo sin que se sepa porqué
Cuando el sol aparece por levante todos los días
Cuando la gente nace y termina muriéndose

                           El terror no venía de la soledad pretendida
                        Sino de la posibilidad confirmada de lo contrario
                          La extrema inquietud no surgía de ser únicos
                        Sino precisamente como consecuencia de no serlo

                          Como si de pronto fuese posible que un perro
                           O una paloma, o quizás un oso o una culebra
                        También posean no sólo la capacidad de raciocinio
                       Sino también la de expresarlo con sonoridad humana

                              Y el estar ahí, cerca, para presenciarlo
                       Comprobando la terrible maravilla no ya de lo dicho
                       Sino de que esos seres, al igual que ciertos humanos
                       Lleven dentro la posibilidad de invocar a una deidad

Los antiguos tiempos habrían de volver
Los ciclos, los más extensos, se repetirían
Volverían las costumbres que algunos llaman primitivas
Y el orden volvería a ser perdido, entregado al fracaso

Mientras tanto el sueño de aquellos
Y el sueño de los que creen estar despiertos
Hasta que aquellas criaturas despierten abruptamente
Y lo que quede entonces sea, una vez más, iniciarlo todo de nuevo

08.11.03



92
     H. P. Lovecraft
Importante of living93

Por cada vacuna millones de balas
Por cada mil llamadas de amantes
Cada tanto una sola que nombra muerte
Por la invención de una misma raza

Salirse o adentrarse, entre penumbras
Aceptarlo o denunciarlo, entre luces claras
O hasta simplemente hallar la muy difícil atalaya
Desde la cual, una vez lograda, es posible la contemplación

Los actos brutales que ocurren tras una pantalla
El origen de cada una de sus motivaciones
Y la presencia certera de una idea que envuelve
Que roza una alta razón y se entrega a la ternura de una locura
O viceversa, quién sabe?

                    El registro de los datos, al fin, como simple registro de datos
                              El cúmulo de cifras, de nombres, de fechas
                            Como simple cuaderno de anotaciones vanas
                   En tanto que la emoción, los afectos, acomodados a otra esfera

                      De manera de distancia, de puente y pasillo afelpado
                         Por el que se transita una vez precisada la meta
                         Una vez determinado el alcance de la voluntad
                      Mecha que por sí misma arde y busca estallar en calma

                         Entonces el maduro placer de satisfacciones puras
                    La nobleza de los instantes por haberlos vivido noblemente
              El cómodo reposo de quien fatigó el cuerpo en la labor bien intencionada
           El sueño tranquilo y la conversación cálida, y acaso, algún silencio compañero

Después de mucho, y antes del final
El reflejo, la irradiación
Que ya fue escrito en el Libro
Los resultados, si se quiere

Ya en el rostro, cualquiera sea su constitución
Ya en las letras que cada cual deja caer o clava en el papel
Y en el intercambio de una entidad a otra de la misma especie
Marcando diferencias, es cierto, pero sólo para terminar envolviéndolas

De un modo de ir haciendo
En esta vida y en este mundo
Entre los demás y con algo de apartamiento
Con la valentía simple de visualizar abismos y alturas

09.11.03


93
     Lin Yutang.
Los árboles mueren de pie94

La cruz en la frente
Y en frente la protesta
Y en ese juego de fuego
El discurso que hace el curso

El nombre común, tan común
Pero que termina siendo un nombre propio
El detalle crucial de la distinción
Pese a la abundancia aún de la repetición del mismo
Como si la trascendencia de la esencia superase su repetición

                                   Cuando cruzó el umbral material
                               Si cuidar de sembrar alguna protección
                              Como si nada ni nadie pudiese alcanzarla
                         Poniendo en evidencia que estaba más allá del miedo

La abnegación, principalmente, pero con otro ropaje
Con una vestidura que rebasaba toda formalidad
Que acribillaba sin ningún miramiento cualquier formalidad
Una abnegación que alcanzaba los límites de la belleza

Obviamente, claramente, y obstinadamente
El toque de locura imprescindible a los ojos ajenos
Y en ello hasta cierta dicha, hasta cierto entusiasmo
Porque no podría importar la causa, no podría importar
Si la consecuencia iba más allá de esa causa, fuese ella la mencionada sin razón

                           Las expectativas, del otro lado del mostrador
                          La variable tan grande para todos los pequeños
                      Que normalmente terminan de bruces contra el muelle
           Por haber creído que el sol se detendría o retrocedería como en otros tiempos

                          Y también del otro lado del mostrador la sorpresa
                  Y la clara sentencia de la fortaleza necesaria para ciertas cositas
         Porque, ya todos lo sabemos, cada cual va estando más preparado para lo trágico
               Que para la consecución de alguna alegría feroz, incluso aterradora

Lo tremendo de una decepción que raja bien adentro
Y que por ello mismo, más allá de la posibilidad de juicio de una mentira
Más brillante y más lejos y más alto deja la voluntad del ejemplo
Por esa sospecha, quizá, de que cuentan mucho los que vienen

09.11.03




94
     Alejandro Casona.
Algunas veces, no siempre
La emoción de aquella ley íntima
Que a los grandes obligan a devolver
Todo aquello de bueno que recibieron
Y a olvidar todo aquello que de malo padecieron

Antes, después, o durante de lo hecho al respecto
La compasión por los que de algún modo
O han caído, o ni siquiera han podido andar
Sopesando, tras ardua y detallada observación
Aquellas veces en las que se fue beneficiario de tal compasión
Decameron95

Puede que vayan a pedirte algo grave
Algo profundo, enorme, abisal
Y que puedas, entonces, darlo o no
Dado que seas capaz de hacerlo, o no
Y no será otra cosa que la quizá recibiste, en su tiempo

Algo así como un deber que no tiene voz
Algo así como un reclamo sin manifestación aparente
El pedido de abrir una puerta
Que pudiera haberte sido abierta
Marcando el grado de peso de lo recibido

Con ganas el consuelo
Con furia la compasión
Pulpa dulce y ardiente
La mano tendida, el pecho ancho
Los hombros ávidos de quehaceres que sostener

                              El otro sentimiento, confundido de deseo
                         Cuando motivo y medio, cuando medio y origen
                         La finalidad y los recursos, como metáfora o ley
                     Bajo el sometimiento de la limitación suprema, el tiempo
                      La visión que marca una vida, que remarca segunderos

                    Ahí cuando lo que podía hacer que distancias fueran nada
                           Hacen después, de cada metro una travesía
                     De cada acción un gesto, de cada mirada una inspección
                      Y de cada palabra una entrega que implica al receptor
                         Como una orden cuyo cumplidor se desconoce

                               En la presencia de todos estos hechos
                                     De la miseria y la riqueza
                                   De la fidelidad recompensada
                                     Y de la sospecha castigada
                     A través, también, de nombres que hacen suyo historias

Iba por jugarse, un tanto, o todo
El más especial de los cariños
El más humano de los afectos
Que sin querer dañar puede dañar
Que pudiendo dañar se abstiene de hacerlo

En el pecho de las historias
En el relato y en el resguardo
Sin dejar de ser por tanto querer hacer
Siendo por esa impotencia de hacerlo
Limitación y libertad, en una escala

13.11.03

95
     Giovanni Boccacio. Decameron.
Bratia Karamázovy96

Ese centro del universo adentro
Y la sospecha de que así es
Y a falta del conocimiento de los puentes
Saltos y caídas en el intento brutal
De cruzar esa distancia íntima
Que resulta en distancia con todo lo demás
Con todos los demás

Así, dada la altura del proyecto
Queda señalada la de los otros
La fama del que no busca fama
Lo que irradia quien busca rayos
La consecuencia de buscar y ser visto buscando
El precio de no ser lo buscado
La realidad de que pudiera ser que nadie sea lo buscado
Pese a la imposición histórica de que siempre es alguien lo buscado

Entonces los cuidados de la forma
Como si todo fuese un misterio
Y la conciencia de la propia valía
Partiendo de que los precios caen
De que no hay monedas que alcancen
Aunque todas ellas algo valgan siempre
Como asumiendo la consistencia de las nubes
Para poder navegar firme sobre ellas
Llevando como motor una gigantesca piedra de renuncias

                              La teoría de los extremos en algún punto
                         Allí donde la entrega es la entrega y no su imagen
                          Donde el dar es darse, donde darse es ofrecerse
                     Y entonces exigir una respuesta confiando en una promesa
                          Con la inteligencia necesaria para explicar caídas
                        Y con la fe necesaria para aceptar cualquiera de ellas
                     Con la voluntad, en fin, dispuesta a ser sometida a prueba

En el pecho los demás
En la última hora de la noche
Al momento de las preces
Cuando todo peso otorga liviandad
Ahí cuando cede la conciencia a la fatiga
Después de haber captado la carencia
Por haber mirado dentro de los huesos
En una renuncia de espera llamada sueño
La única postergación que pudiera admitir

15.11.03



96
     Fiódor M. Dostoievski
Ana Karénina97

La consecuencia de causar el daño
En lo íntimo de quien de tal modo vive
Que ello es una reincidencia
O una completa novedad
Marcando en la repetición la íntima herida

                            Refirió la edad tomándola como camino
                            Desde la amplia carretera de la infancia
                              Hasta el camino que va cerrándose
                            En la complicación de alegría y angustia

Como determinante simple y alto
La carencia de toda enfermedad
Y la inocencia a la hora del juicio
La conciencia, al fin, de algún modo tranquila

                                Llegaría el momento del orden
                                Donde las piezas van encajando
                              Cuando los astros van convergiendo
                         Y se hace sencilla la visualización del objetivo

                             Entonces, a pesar de contratiempos
                             De obstáculos de toda forma y calor
                         También adentro lo necesario para intentarlo
                            Acaso suficiente para llegar a lograrlo

El tiempo de cuentas
Señalando el último instante
En el que es posible y permitido
Mirar el atrás para rever el error

Para la confesión de ese estado del alma
En el que pesa lo hecho
Donde se reconoce que la ofensa fue con uno primero
Y con otro después pudiéndose así volver a empezar

                              En un final, merced al cansancio
                      Desestimar el indagar lo que dentro de otro ocurre
                            Como asumiendo que no tendría caso
                          Como si hallar o descubrir cosas ocultas

                             No llevarían necesariamente a nada
                        Pues desde fuera no siempre se muta el adentro
                              La esencia que cada cual conlleva
                                  Para diluirla o expandirla

16.11.03


97
     Lev Toltói.
El criticón98

Sobre la mesa dispuesta sobre la terraza
Sobre la mesa dispuesta sobre la siesta
Sobre la breve mesa dispuesta desde el asiento posterior
A 5.000 metros de altura
Fue me que comenzó a acompañarme

Diciéndome cosas que ya sabía
Mostrándome otras que no me había planteado
Coincidiendo a veces, no coincidiendo otras
A veces comprendiéndolo completamente
A veces, y no pocas, teniendo que aceptar
Lo que era como realidad pero que podía no llegar a ser o continuar

Me dijo, por ejemplo, de la ignorancia al nacer
Y de aquel conocimiento que ocurre antes de morir
Sin mencionarme los niños que mueren apenas nacidos
Ni aquella ley que prescinde de unir indefectiblemente
A la edad con la sabiduría

También mencionó la palabra y con ella el tiempo
Señalándome la presencia de quienes conversan
Y la compañía de aquellos que escribieron
Venciéndole de algún modo a la consabida limitación
De espacio y tiempo, la más humana de las limitaciones

Me susurró de una pena terrible, inicial
Y pinceló con grande destreza la noche
El recurso del sueño como invitación al olvido
La tierra fiera, el campo fértil, el escenario común
Las horas altas en donde la presión cede sólo a la fatiga

Algo así fue el inicio del viaje que me fue mostrando
Al que accedía cada cierto tiempo, de cuando en vez
A través de construcciones que entonces ya no se usaban
Cuando de algún modo conservaba todavía un resto de juventud
Que me hacía posible investigar el último alcance de cada símbolo

Lleno de aventuras, marcadas por la distancia
El recorrido fue paciente y harto difícil
Pero culminado con las alforjas llenas de pasos
Con la mente llena de sabores transitados
Como si en realidad se haya estado en cada uno de los pasajes

Y a una crisis le siguió otra
Y a esta le seguirá otra, y quizá otra más
Hasta que el ataúd no sea más que una nave
Hasta que una nave, no sea más que el ataúd


98
     Baltasar Gracián.
16.11.03
Madame Bovary99

Un río y dos embarcaciones que se encuentran
Una de ellas enamorándose de la otra, en ese mismo río
Y tras el destello la corriente que sigue existiendo
Para hacer notar todas y cada una de las diferencias
Haciendo imposible que sigan juntas
Señalando aún más la distancia si una pretende seguir a la otra

                        Parecía otro mundo, y muchos así lo describieron
                          Y habrán de seguir describiéndolo de ese modo
                         Pero no fue ni será mas que una parte del mismo
                            Como cada libro es parte de todos los libros
                      Pero la taberna le ganó los gustos por referirle al placer
                   Y como le faltara claridad para separar trasgresión de libertad
                      Persistió con intensidad hasta los límites del abandono

                                     Tendido sobre la cama por incontable tiempo elevó su queja
                              El cuerpo le pedía cuentas y al cuerpo tentaba acallarlo con alcohol
                             Y aunque sabía que ningún reclamo por sí podría cambiar su estado
                         Enfrentaba los sudores y los temblores de la fiebre alta a gritos solitarios
                             Hasta que el galeno se hizo presente sin que pudiera contar con ello
                            Para el espectáculo del niño ante la repentina presencia de un adulto

Decidió entonces flagelarse emocionalmente
Imponerse lo que no tenía sentido se imponga
Como descubriendo el otro extremo de la moneda
En ese punto en donde por propia voluntad se portan pesadas cadenas
Para que cuando llegue la hora en la que nadie mira
Poder librarse de ellas y tentar un golpe al vacío midiendo las fuerzas

                  Como aceptara el presente, finalmente, tras hacer la cuesta arriba
               El nuevo peso de la conciencia le obligó a desprenderse de la memoria
               Sin proponérselo con toda intención, sino más bien como un resultado
                  Fue fijando menos los instantes, reteniendo menos los recuerdos
                   Y fue dando los primeros pasos en un espacio que sintió nuevo
                 Perdonándose, aprendió a perdonar a quienes le ofrecían consuelo

                                          De golpe y sin aviso de ningún tipo le arrasó la tristeza
                                                       Cayó de bruces adentro de lo dentro suyo
                                   Buscó una salida, imaginó un escape, supuso una distracción
                                                       Pero encontró que no había posibilidades
                                      Que cada gesto tentando lograr una huida, sea el que fuese
                        No sería más que una prueba de que estaba de que había caído en prisión

23.11.03




99
     Gustave Flaubert
Justine ou les malheurs de la vertu100

La intención, al menos la intención
Implicaba el principio vital de altura
La meta última de todo tránsito
A la que llegar implicaría un modo
Un modo que no había sido establecido
Salvo como ideas que si no negando algunas situaciones
Al menos eran expresadas como desconociéndolas

La correntada, entonces, debía de ser reconocida
Debía de ser considerada sin postergaciones
Y a la hora de hacerlo, cada cual con su propio reloj
Habría que después tomar la única decisión de todas
El seguirla, el dejarse arrastrar por ella por el resto del tiempo
U oponérsele por lo que quedare de aliento
Y con lo que las fuerzas así lo permitiesen

La fisura del planteamiento parte y acaba en la poquedad
Un solo hombre visto desde la humanidad entera
La escala de valoraciones desde ese punto simétrico de vista
Sin considerar a la humanidad desde un solo hombre
Inteligente juego por el cual, dada la trama, la complicada trama
Pudiera cada cual considerarse, haga lo que haga, sienta lo que sienta
Por siempre nada más que un actor secundario, cuando no un eterno espectador

En la apertura el bien, y el mal, y con estos la justicia
Señalando con precisión la dificultad de lo oscuro
Lo siempre complicado de las cosas ocultas
Y velando, al tiempo, aquella posibilidad de misericordia
El otro lado del filo que siempre acompaña al golpe
Aprovechándose quizá del contexto general de una época
En la que con un destello bastaba para una distracción de la concentración

Sin embargo, en la carrera de apuntar esto y aquello
Por la simple conciencia y como resultado del entrenamiento
Se hace sencillo en cada situación hallar su opuesto
Su complemento y su suplemento sin descuidar el alrededor
Y entonces, dado el final, se fijan los ojos en su principio
Y se examina las manos del asesino, todavía manchadas de sangre
Visualizando qué manchas tenían cuando atravesó la infancia

Lo demás, justificaciones todas casi sin errores
Pero siempre remarcando los extremos
Las consecuencias inmediatas, los resultados inmediatos
Que el después pudiera no existir, y todo está lleno de presente
Hundir o elevar, y lo que cuesta cada intento según su dirección
La destrucción o la construcción, la velocidad de respuesta como guía
Fuera del exasperante ámbito al que sólo con paciencia se atisba.

23.11.03

100
      Marqués de Sade.
Índice de Libros

Ansichten eines Clowns.................................................................................................3
Kamen no kokuhaku.......................................................................................................4
Islands in the stream.......................................................................................................5
La guerra del fin del mundo...........................................................................................6
Manhattan Transfer........................................................................................................7
L’cume des jours............................................................................................................8
Dejemos hablar al viento ...............................................................................................9
Nexus............................................................................................................................10
Rayuela.........................................................................................................................11
The devils of Loudun...................................................................................................12
Cien años de soledad....................................................................................................13
Point Counter Point......................................................................................................14
Gabriela, cravo e canela...............................................................................................15
Mémoires d’Hadrien....................................................................................................16
In Coold Blood.............................................................................................................17
The Wild Palms............................................................................................................18
La nausée......................................................................................................................19
La vida breve................................................................................................................20
The Honorary Consul...................................................................................................21
Eva Luna......................................................................................................................22
Bomarzo ......................................................................................................................23
La romane.....................................................................................................................25
Orlando.........................................................................................................................26
El paso del Yabebirí.....................................................................................................27
The Spire......................................................................................................................28
Säntliche Erzählungen..................................................................................................29
El juguete rabioso.........................................................................................................30
Die Blechtrommel........................................................................................................32
Breakfast at Tiffany’s...................................................................................................33
Die Betrogene...............................................................................................................34
Narziss und Golmund...................................................................................................35
El coronel no tiene quien le escriba..............................................................................36
El plan infinito..............................................................................................................37
Aquí vivieron................................................................................................................38
A Streetcar Named Desire............................................................................................39
La Condition Humaine.................................................................................................40
Die Aufzeichnungen des Malte Lurids Brigge.............................................................41
Aguafuertes porteñas....................................................................................................42
El otoño del patriarca...................................................................................................43
La vorágine...................................................................................................................44
Number one..................................................................................................................45
Ardiente paciencia........................................................................................................46
The Acts of King Arthur and his Noble Knights.........................................................47
Il Giuoco delle parti......................................................................................................48
Cuando entonces..........................................................................................................49
Justine...........................................................................................................................50
Yo el Supremo..............................................................................................................51
El amor en los tiempos del cólera................................................................................52
Das Glasperlenspiel......................................................................................................53
La peste........................................................................................................................54
Rayuela.........................................................................................................................55
Answered Prayers.........................................................................................................56
La plaça del diamant....................................................................................................57
La casa de los espíritus.................................................................................................58
Other voices, other Rooms...........................................................................................59
La casa..........................................................................................................................60
El trueno entre las hojas...............................................................................................61
Pilote de guerre.............................................................................................................63
Travels with my Aunt...................................................................................................64
Los siete locos..............................................................................................................65
Marta Riquelme – Examen sin conciencia...................................................................66
King Jesús....................................................................................................................67
Der Prozess...................................................................................................................68
Don Segundo Sombra...................................................................................................69
La chute........................................................................................................................70
To the Lighthouse.........................................................................................................71
The Aspern Papers.......................................................................................................72
Soy paciente.................................................................................................................73
Los lanzallamas............................................................................................................74
El coronel no tiene quien le escriba..............................................................................75
El señor presidente.......................................................................................................76
L’ âge de la discrétion. Monologue. La femme rompue..............................................77
La vida breve................................................................................................................78
Der Erwâhlte................................................................................................................79
La Cantatrice Chauve...................................................................................................80
Polvo y Espanto............................................................................................................81
Answered Prayers.........................................................................................................82
Of Mice And Men........................................................................................................83
Las lanzas coloradas.....................................................................................................84
L´Espoir........................................................................................................................85
El simún........................................................................................................................86
Muerte de un viajante...................................................................................................87
La bahía del silencio.....................................................................................................88
Tres golpes de timbal...................................................................................................89
Kleine Freuden.............................................................................................................90
Fuegia...........................................................................................................................91
Ariel..............................................................................................................................92
Helena...........................................................................................................................93
Juan de Mairena...........................................................................................................94
Wuthering Heights.......................................................................................................95
El ángel en la sombra...................................................................................................96
The call of Cthulhu.......................................................................................................97
Importante of living......................................................................................................98
Los árboles mueren de pie............................................................................................99
Decameron.................................................................................................................101
Bratia Karamázovy.....................................................................................................102
Ana Karénina..............................................................................................................103
El criticón...................................................................................................................104
Madame Bovary.........................................................................................................106
Justine ou les malheurs de la vertu.............................................................................107

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14 libros sin

  • 1. Libros Rodríguez Carrillo 07 de enero de 2003 – 23 de noviembre de 2003
  • 3. Ansichten eines Clowns1 Desde la calle divisé los ojos del insaciable. Capté los gestos de su grave aprobación Cuando el ordenado departía alegremente Respecto de su renuncia como bandera del ejemplo. Intuí el poder del alma del payaso Convertida en remolino divisado Acercándose con furia, aunque con inocencia En un dolor que parecía no tener intención de cielo. Atisbé el dinero, la forma de la moneda Su oscura y clara manera de girar Dándole al poseedor lo que no tiene Y tomando del mismo lo que hubiera podido ser. Pero no son más que detalles Dentelladas de una flaca fiera En la carne magra de una flaca presa En un tiempo en el que las luces fueron eléctricas. Lo cierto es que también alcancé el café Que desde la boca que anhelaba otros labios Rebosó en el espacio que no lo necesitaba Para dar con las zapatillas antes que con el suelo. Vi la nada, y en la nada el algo. Y de lo que estaba haciendo de mí Logré partir una parte – sin medidas – Y sin prisa fui asumiendo una desesperación. A la propuesta le sobrevendría su contestación Por hacerse estructura, cada orden sería sometida a prueba Y así y entonces habría y sobreviviría cierto valor Que por no aferrarse a nada sería tabla y sostén. El billete de primera, y el de segunda El humano manual de los gestos fallidos Y la estoica bravura del que se sobrepone A un tiempo que siempre fue el mismo, y que no existe. Fue en Alemania, y fue en carne Aunque muchos lo entendieron Fueron pocos los que lo comprendieron Pero entonces se trataba de eso, de al menos decirlo Porque vivirlo no alcanzaba. 1 Heinrich Boll. 1963
  • 4. Kamen no kokuhaku2 Tan grande el cariño y el deseo Que habrías de seguir su rumbo Aceptando que tus hombros rocen Lo mismo que el de los que has elegido. Pero nadie es igual, sea condena o absolución. Determinadas notas sólo para ciertos oídos son La estructura de algún ser humano, un lienzo recreado La extrema espiral de cada una de las situaciones No podrían ser captadas con idéntica precisión Por los ojos del que entrega y por los del que toma Y aunque sea la razón la que disponga intentarlo Es cierto que la pasión pueda vencer, pues toda verdad es apasionada. Mirando de lejos, desde otros años – que son puertos – Lo que había parecido una rendición incondicional Deja lucir sus aristas ciertas que, aunque noble, de traición son al fin, La que contra uno mismo se acomete, vencido por los afectos. Y es así - cuando tras aceptar la invitación se presenta Tiempo - Que en lo más íntimo la mentira que fuera entendida No alcanza a ser aceptada, por no poder cubrir al alma Y entonces la rebelión gana fuerzas en la hoguera. Embiste con torpeza la inteligencia Quiere abrirse camino y destrucción son sus modos Y a su paso impetuoso, marcado por el desengaño Rasga la maleza, como rasga el corazón más cercano. El inocente, habiendo percibido que ya no lo es Siente la pérdida, y porque fuera noble su intención No puede tolerar el pensamiento de una derrota Y entonces desespera pues el arrepentimiento lo golpea. Comprende que nadie está a salvo Visualiza la diestra y la siniestra Y no puede más que detenerse La partida lo aguarda, como un trago. 2 Yukio Mishima. 1949
  • 5. Islands in the stream3 No siento culpa, no puedo Por el sol de La Habana Y la misma vieja calle Que al mismo viejo bar me llevaba Donde había logrado un cuadro Que ojos no muy expertos Encontrarían bueno, y hasta bello Hasta que la costumbre les fuera obligando a la indiferencia. Pero soy culpable de intentos ajenos Por ejemplo, de algunas horas en la mar Asistiendo la joven tensión de unos brazos Intentando, sin experiencia, traer a la superficie a un tiburón De una u otra caminata sobre senderos Donde la arena se mezcla con los pies Como las palabras con la vida y la memoria Soy culpable de haber vivido cosas así. En cuanto a la muerte del prisionero Qué otra cosa pudo haber sucedido? En la realidad son otros los nervios En realidad, son fuertes los impulsos. Y logrado el cariño, el sincero No siempre es entendido Se quiere más de lo apreciado Y no se está seguro de ser comprendido... Las últimas horas son ruidosas Para que el final sea aún más silencioso Uno quiere que el otro viva Y parece que al otro pudiera o importarle. Parece que las montañas son azules Que los motores ganan velocidad Que viene el tiempo de explicaciones Y que alguien dejará de estar alrededor. 11.01.03 3 Ernest Heminway. 1972
  • 6. La guerra del fin del mundo4 Íbamos bajo el sol Tras haber estipulado la persecución Había una que portaba ajena leche Y el del alambre alrededor. Por mi parte, apartado Cerca del final fijé mi atención En aquel periodista miope Cuyo terror fue impedido, con una pregunta. Y la opción desesperante, antes que desesperada Pues había que estar en Canudos Había que ser parte, quizá por primera vez De algo, de alguien, de lo que los intelectuales llamarían inefable. Las razones, como la historia Con nobleza la cederíamos a los otros Los siempre insatisfechos, los condenados Los que hasta para orinar necesitan de una explicación. De todos modos el final no nos pertenece La victoria – perra que puede ser cruel – Sería de algún modo lograda Y de algún modo, en algo, vendida. El triunfo sería después Forjado en ignorancia y fe En el vuelo de arcángeles En el polvo de una caminata infinita. En un bolsillo, en uno solo, entonces La policía, el ejército, la búsqueda pobre La hacienda pulcra, las cabezas del ganado Y la sorpresa de que el orden puede ser trastornado. Se marca la distancia del que ha hecho Con el que debe decidir respecto de lo hecho Lo que juzga el juez es el acto Del cual no ha tenido parte nunca, nunca. Son tres alternativas, no dos Y la cuarta sería la nada De no ser por lo mejor La anciana que le sonríe al fin del mundo. 12.01.03 4 Mario Vargas Llosa. 1981
  • 7. Manhattan Transfer5 La calle es de agua, y es el mar En cuyo fondo están las casas Que tienen ventanas - breves o extensas - Desde las cuales no puede verse el cielo. La mujer dibuja su espectáculo frente al espejo En su mente proyecta algo parecido a lo que ve El momento, así, comprende a tres mujeres Lo necesario para el anuncio de un divorcio en París. Y está el muy exquisito bienestar Que no es producto de soportarlo todo Una niñez, una juventud, y una adultez Sino el resultado de haberlo intentado todo. Tras el arresto de tres italianos Dos hombres alcanzan a mirarse el rostro Sube una intención de diálogo, baja el alcohol Pero es tarde, es tarde para comunicar ya nada. Giraban las puertas de la ciudad Y con ellas una vida se negaba a girar Los horarios y las luces del ritmo No alcanzaron nunca a ser deseables, apestaban. Los trenes transportaron a bípedos uniformados Que cantaban sin saber o sabiendo que irían a morir Si fue cierto o no, no hay manera de saberlo Lo cierto es lo otro, lo que va quedando de las flores que portaron. Y aún así, nadie busca el infierno Ninguna niña quiere, de grande llegar a ser puta No hay quien se imponga la miseria como destino En el deseo del fracaso no hay quien haya encontrado lo sublime. Más o menos a la mitad de la historia Se descubre lo que ya todos fueron conociendo Que quien conoce todo aprende a no confesarlo Como si fingiendo ignorancia se recuperase la ingenuidad del ignorante. De todos modos, puede que no me importe Que simplemente vaya diciendo, hablando de mí Que nadie nunca habrá de conocerme Como nunca llegué a conocer a nadie. 14.01.03 5 John Dos Passos.
  • 8. L’cume des jours6 Formula juicios por deleite Como estira un músculo el atleta Sin la finalidad de hacer uso de lo que hace Porque puede hacerlo, nada más, Amando a mujeres hermosas, Nueva Orleáns y Duke Ellington. Después del frío habría que escribir Sopesando las enfermedades pasadas Y todas aquellas que siempre están por llegar Partiendo desde la intuición hasta lo concreto De una cura casi imposible, porque la misma mata. Y al metal, al darle calor, le daba vida Y más que darla, se la iba cediendo Pues a pesar del oro había el gris Y por salvar una cabellera dorada Descubría, al final, que era su imagen lo que salvaba. Sin embargo – siempre un sin embargo destruye el pasado – Como podía intentaba lograr un exterminio imposible En ello le iba el esfuerzo y lo que le quedaba de razón La idea estaba fija, pero no alcanzaba realizarla Y no sangraba el corazón por el intento, sino por su sufrimiento. Tras el que sería su último escape Confesó el roedor que ya no lo soportaba Y más allá de valentía o cobardía - juicios tan pobres ante tal decisión - encontró en el suicidio una opción. Y para ello tuvo que pedir ayuda. Sería arrebato o inspiración El texto nos permite imaginarlo Pero nos veda el poder concluirlo Nos niega la certeza Abriéndonos los ojos, sin piedad, a lo posible. Accede a que fueron días de espuma Y que lo que hubo, aunque era todo, no fue suficiente Ni siquiera se piensa en algún responsable humano o divino En otro presenció la fragilidad para un sentimiento intenso Tuvo el cansancio verdadero, el que conoce todo aquel Que a su tanto querer no le halla un puerto justo. 15.01.03 6 Boris Vian.
  • 9. Dejemos hablar al viento7 Imposible sería creerlo verdaderamente Pero bastaba con intentarlo, con fingirlo Aquellos afectos, humores definidos La sonrisa que no entiende, la confundida amistad. Hombres, mujeres, y sus inservibles catálogos La desesperante colección de la misma necedad Catapultada una y otra vez hasta el infinito más mediato Desde millones de cuerpos infinitesimalmente diferentes. Porque cuando la fe es admitida en una mente Al parecer la destroza, borrando toda carcajada Fijándole al ceño a permanecer fruncido A los sentidos, obnubilados, más nerviosos que atentos. Lo falso de un orden repetido y jamás comprendido La suma de partes que no pueden señalar la posibilidad del todo Las miles de páginas escritas, las millones de horas laborales Todo más horrible que la compañía de los desesperanzados Donde ya nada es simple imagen, dónde todo está confesamente errado. Con el cuerpo y la mente por poco ya adultos Habría que retroceder muchos años y desde ahí intentar algo Pero aunque se lograse esgrimir algún intento de uñas sobre mi piel Como una fatalidad fallaría la constancia, donde resisto con sencillez. Lo que hubo sucedido, si realmente sucedió Podría juzgarse, no sería la historia de la capilla sixtina Pero lo peor es el ocurrir de ahora Y lo más intenso es que en ello no hay novedad. Y la ola, por pensada, quizá no llegue a ser pintada Simplemente existirá para cumplir su cometido imaginado Y el mundo entero padezca su propia desaparición instantánea Y no quede más que nada, como siempre. A mi puerta nadie llamó a pedir una opinión No soy yo quien siempre piensa en la cama No hablo del amor, no hablo de los géneros Trato de aceptar al mundo y de que me importe Y puedo sufrirlo, doscientas millones de veces. Pero si hay algo que todavía me cuesta es lo siguiente Que un pobre tipo bien intencionado me hable de mí. 22.02.03 7 Juan Carlos Onetti.
  • 10. Nexus8 Vi que vio a la mujer y que la deseó Que en toda la noche no volvió a mirarla Que no arriesgo un paso o una palabra hacia ella Y de esto lo vi quejarse el resto de su vida. Vi que la semilla soporta la presión de la tierra Pero que una vez que logra germinar Imponiéndose el crecimiento, logra el sol Y lo que era uniforme lo destruye con la verdad de su altura. Entre tanto, en nada más que un entretanto Con los ojos claros y con los sentidos abiertos Capté lo inmenso, y también el movimiento Vi el destino de incontables seres. No pude verme arrodillado, lo intenté. No alcancé a llorar por una mujer perdida No llegué a sufrir por un intento fallido Mi caso es que no quería a nadie, o eso decían. Me dieron la vida, nada más Se cansaron de decirme, de mil maneras que hay más Pero no me mostraron nada más, y pretendieron que esté satisfecho Con todo aquello que, sospecho, a ninguno de ellos satisfizo nunca. Pero logré una imagen que no todos La de un carpintero haciendo una iglesia, sin madera. Y al menos me tenía a mí, a mis piernas A mi mente estruendosa, sabiendo horas Apto para la crítica muda Capaz del cuerpo y sus consecuencias. Y lo cierto de que a nadie pido que cambie en nada De mí me burlo como nadie puede hacerlo Y me hallo libre de burlarme del que quiera Simplemente, muy simplemente, Aunque lo quiero todo, no pido nada, no exijo nada. Siento que hay error en flaquear Siento que no hay que despreciar Pero es cuando piden que cuesta más Y sé algo más, que es secreto, y que trata de mí. 22.01.03 8 Henry Miller.
  • 11. Rayuela9 Wu wei, pero un no hacer violento Donde el estallido no lo genere un vocablo Unos pasos en la noche, alguna cita extraviada Sino el fracaso de las expectativas de los que no nos conocen. Vale la idea del sillón, comprado con sudor y mentiras Para desde allí mirar como los demás mueren Vale el velador que provee de la luz Con la que se leerán las desgracias ajenas. Y mi cariño más sincero Que aunque lo grite y lo escriba Jamás podría ser aceptado Como no se acepta en otro el error propio. Muerta en el Sena, ahogada Magia y alfombras de hoteles La vocalista en la noche de desastre Las copas rotas en la cena inaugural del alma. Tengo momentos increíbles Y lo que me pesa es saberlos Y lo que agobia es saber su antes y después El paisaje desértico en el que nació y murió alguna flor. Sencillamente del tiempo en el espacio Y convertirlos y amalgamarlos La posible discusión y su posible silencio El llanto del bebé que habrá de morir. Tiene que llover y hay que volver Todo debe de ser definitivo para que nada lo sea Debe la depresión aguardar en el picaporte de la puerta Los años deben ser pocos, y todo resentimiento ampliamente absorbido. Entonces quizá La carrera que mira no el paralítico Sino aquella en la que corren los paralíticos y mira el atleta Sintiendo los propios músculos enteros y firmes Viviendo la soledad de no tener ningún competidor Lo imposible de ser diferente y de todos modos serlo Y pensarlo de un modo que obliga a vivirlo Aceptando la posibilidad de que pudiera no ser así Pues todos dicen que así no es Mientras el tiempo, las cosas, los nombres Una falta que pudiendo no estar, está. 9 Julio Cortázar.
  • 12. The devils of Loudun10 La forma se denomina política Y en ella hay variables de origen y destino El natural gesto por el que se capta el ajeno afecto Donde uno es el que razona para que los demás Entregados a ese afecto, terminen también entregando sus monedas. Conocer va valiendo un poco menos Cuando en lugar de liberar obliga Como cuando recorrida ya la llanura Y poseyendo en la mente sus accidentes Se llega al pie de la montaña, siendo natural, entonces, el tener que escalarla. Abismos reales señalan las metáforas Muchas veces el enyesado lee al que sin padecerlas Escribió mucho y tanto sobre el romperse y quebrarse Pero desde el cuerpo y la razón, algunos alcanzan A diferenciar intuyendo un orden, para muchos oculto. Variables de algún tiempo atrás En las circunstancias que hicieron posible la Reforma Donde la nobleza terrenal habilitaba títulos para la celeste Un clero débil, de dónde tantos sacarían en claro que la carne es débil Y la Sociedad de Jesús contrapesando con la dureza del ejemplo. El otro valor, el de la lealtad, se señala Exige fuerza y constancia, es decir, casi todo Son muchas las veces en las que ni la inteligencia basta Para mover una piedra bien cimentada, y así como cuesta En los demás cuesta más verse caminando bajo el vuelo de los pocos. Pero toda altura define su posible abismo Toda puerta inevitablemente habrá de tener sus peligros Todo peldaño, mientras no sea el último, impone sus riesgos Y hasta para los ya impedidos de bajezas muy brutas Todavía existe la tentación de usar las armas por sólo saber hacerlo. Y pudiera ser que no existiesen, finalmente, tantos secretos Que aunque haya sido tan intensa esa tan alta intención Nunca hubiese dejado de ser tan solo eso, y nada más Que aunque con esfuerzo se haya logrado captar a alguien No deje de ser sencillo para todos captar a quien los capta. 26.01.03 10 Aldous Huxley.
  • 13. Cien años de soledad11 Desde el primer trazo Estuvo oculta la condena Los detalles fueron muchos - hasta hicieron la trama – Era el viajero, quizá caminante, El que sabía de los hilos Y otro más que descifraba los pergaminos En un afuera del tiempo totalmente posible. Lo normal de una desesperación La de una batalla eterna, y perdida Ni siquiera el blanco, menos su posibilidad Imposible el negro, ni valdría el mencionarlo. Y allí, en la ausencia A mitad de un gris logrado con maestría La precisa imagen de un telón que no sube Sino que cae, contrariamente a lo acostumbrado. Referiría a Platón el novicio Alguien siempre referiría a cualquiera Pero para alcanzar que en lo gigante no está lo enorme Hay que primero lograrlo, se note o no. Es así que de la negación pudiera surgir la aceptación Que de las aristas dispuestas inapelablemente Se acceda al impulso y al acto de atravesarlo todo Haciendo de toda fantasía una hierba a masticar. Al final, que sólo sugiere ser un principio Queda el haber vivido, o creído vivir, un aliento Que deprime y exprime las cosas vanas Porque fueron señaladas, nombradas, y así, aptas para el olvido. Nos deja el después Con la vida entre las manos O entre la piernas O entre el resto de los que nos queda por imaginar Cuando cada camino lleno de polvo Cuando cada lágrima que logra un pueblo Cuando cada grito que da un convencido Cuando todo queda por delante. 26.01.03 11 Gabriel García Márquez
  • 14. Point Counter Point12 Hay algo que al lograrlo Implica la muerte del que lo logra Lo bueno, lo justo El exceso mismo de todos los excesos. Cercenándose, privándose, negándose, renunciando Arrancando una parte de sí Cantarlo tratando de elevarlo en canto Como un aliento ilimitado por la atmósfera A pesar de que casi todos prefieran la rosa roja. Y la esencia del que yerra, por haberlo intentado Y la esencia de la escoria, por haber sido alimento Y la esencia de una estupidez, por tratar de no serla Los golpes solos que la inteligencia se inflige a sí misma. Estaba Dios, cuando había música Eran hombres quienes la lograban Pero cuando dejaban de tocar Dibujaban lo terrible de estar despiertos. Entonces lo que a uno le duele lo oculta Y aunque tienta con peso la fraternidad Más prohíbe la posibilidad de vergüenza De exponer lo que siendo sacro para uno No será comprendido por nadie. A la hora de juzgar, cuando los perfumes lo permiten El de pensamiento correcto y sus acciones El de acciones incorrectas y sus pensamientos El histérico entretenimiento de analizar Al que no es el puro y exacto reflejo de su más íntimo ser. Se deja suponer que vivir es construir, en la intemperie Que la tormenta es igual para el que quiere casa o castillo Que la diferencia está en los brazos y en la mente que los guía Que el público no cuenta, si la obra es lo que importa Que si se está solo es por habitar un lugar donde no cabe la muchedumbre. Al principio no sería broma Al final, su posibilidad sería aceptada A ver si la mente, como el corazón Logran expandirse como pretendieron Dejando o no una estela de fuego. 26.01.03 12 Aldous Huxley.
  • 15. Gabriela, cravo e canela13 Lo del cuerpo es sencillo Sencillo de entenderlo Cuesta arriba es compartirlo El compartir sin discriminar. La humedad de las carnes El poderoso deseo de poseer El dolor de lo no tenido Los sueños, todos, desvelados. Hay que dejarla pasar Permitir que viva sus siestas Saber que es libre y no liberta Que la derrota es posible y cierta Seguir amándola, quizá con menos juventud Pero con más valor Rozar saber que viene de Dios Que en su sencillez también habita un anhelo infinito. Y hallar los caminos del futuro A balazos y a trampas abiertas Bajo el escrutinio del brillante sol mudo En medio del calor en el que pocos actúan En la horas donde los sentimientos son pocos, pero intensos. Mejor no tocarla, mejor dejarse llevar por ella Saberse roca que besará su ola, quizá sólo una vez Aguardar, como se pueda, con esa esperanza Prohibirse intentar cazar al aire. Que la otra muchacha, más delicada y más bella Por parir habrá de terminar con el vientre hinchado Por cosas de la casa dejará los afeites Por obediencia a su marido, dejará sus más fantásticos anhelos. En el amor de selva Donde no hay dueños Ni posesiones Donde se funden el clavo y la canela En la más exacta situación del milagro Con el sabor de lo único Terriblemente irrepetible. 26.01.03 13 Jorge Amado.
  • 16. Mémoires d’Hadrien14 Tan grande es la herida del amor Que sólo el amor puede cerrarla Y duele más cuando hay edad Cuando la belleza tiene un tiempo. Ya no está conmigo mi joven dios El carnal regalo que logró mi sonrisa Ya se han fugado las horas de la tibia alegría Que era posible con mis brazos extendidos Quedan, como una condena agridulce Buscar aún alguna que otra respuesta Ya en el reflejo que proyecta el espejo en la mente En los viejos pergaminos que rayaron los doctos Y en lo que queda de la gente que todavía me rodea. Como ya no son posibles los otros juegos, las otras batallas Donde era tan sencillo perder y reír Pues jugadores y contendientes eran sólo dos Y la derrota siempre implicaba la victoria de quien se amaba Persisten con su fuerza los otros legados El intento de la vivencia de aquellas tierras Que sólo alcanzan a pisar los héroes Que lo son por su continuidad en el esfuerzo De vivirlo todo, tanto, que vencido queda el temor a la muerte Que se vuelve menos dura la amenaza de la vejez Casi comprensible la incurable enfermedad Y, por los dioses, soportable el amor que no halla reciprocidad Y el rostro que se porta puede mirar de frente Por y a pesar de sus arrugas, la amistad traicionada o despreciada Y la terrible realidad de que los sueños no puedan realizarse Porque al final de cuentas, no somos más que humanos. Perdonadme pues mis excesos Que no sea suficiente el escándalo Que mi aliento es largo Y en mi disculpa tan sólo hay sinceridad. Mis instantes se marchan En la soledad hallo comprensión Y por último, volviendo un tanto en mí Tan sólo pido, mirando al frente, una última ojeada a lo que transité. 24.02.03 14 Marguerite Yourcenar
  • 17. In Coold Blood15 Ha trabajado ocho horas, quizás diez En casa lo esperan, en verdad lo esperan La cena estará caliente, los niños ansiosos Y ya antes de cruzar la puerta sonreirá. Despertará a sus hijos con ternura Sentirá impaciencia y regocijo Cuando pidan por unos minutos más Mientras se enredan entre las sábanas. Y en cuotas pagarán la casa y el auto La educación de los críos El seguro social La alegría constante, en cuotas la pagarán. Y esa alegría que puedo ver me enferma Porque condenado a lo difícil no tolero lo sencillo Y escapa a la posibilidad de mi piel Aceptar que así sean felices. Llevo en mí el resentimiento De poder ver lo que ellos no pueden siquiera sospechar Y tanta es mi fuerza, tanta mi erudición Que hasta hallo placer en marcarles la vida, con lo que sé. Yo mismo, al dañarlos, me hago daño Y aunque puedo definir la bondad No puedo realizarla, no puedo lograrla Me siento ofendido, por no ser igual. Aunque hable de una roca No puedo ser una Y aunque vivo en soledad Del mundo no puedo escapar. La gente es demasiado Contra todos no podré Creo que la paz estará al destruirme Y sé que sólo yo podré hacerlo, al desmoronarlos. Cualquier animal herido ataca al que quiere ayudarlo La solución, lo sé, en mí está Pero no puedo aceptarlo No he conocido el cariño, y el resentimiento me vence. 24.02.03 15 Truman Capote
  • 18. The Wild Palms16 Había imágenes que lograr Habían sido enseñadas como reales Pero no había sido enseñado el precio Parecía el príncipe condenado a encontrarse con la princesa. Pero por los caminos de la vida, había sido, Las casualidades no eran más que literatura Cada cual de algo carecía, y algo anhelaba Ni bastaba el caballo, ni bastaba el vestido. Tempranera o tardía fue la decepción No bastaba con pretender, con querer La inocencia perdía contra la pureza Un único par de brazos y un único lecho no alcanzaban. Valientes los que lo aceptaron Valientes los que al verlo huyeron Y a su modo audaces, aquellos pocos Que por las sombras desconocieron al sol. La traición de Bruto, y la de Calígula Y la de todos los días, humana y mediocre La inconformidad que halla su escape El tullido, lastimero, que logra sus muletas. Más no había honor, aunque quizá fama Y por supuesto, el peligro del escándalo Pero, y aquí lo bueno, nada, nada más Salvo que el día que viene, todos saben, apesta más que el anterior. Lo capta el esteta, elegido, cuando mira a sus hijos Lo dice el poeta, mientras contiene sus sangrantes heridas Lo calla el idealista por reflejarlo en los ojos Lo viven los actores, del otro lado del cortinado. Mas son otros los que protagonizan el sufrimiento Una cierta raza que ha sabido besar la humildad En tanto ha sabido no contener su sonrisa Por haber comprendido la distancia entre repartir y compartir. Lo demás, mezcla y confusión El caos o el orden exacto del universo Las horas que son vividas Por quienes aceptaron ser educados En lugar de educarse. 25.02.03 16 William Faulkner
  • 19. La nausée17 Queridos hermanos, basuras Humildemente les pido perdón Por no ser como ustedes, idiotas. Dramática multitud, huyendo del hastío Encerrada en salas en donde quieren el escape Amotinadas en la extrema realidad de las masas De las que he sido vilipendiado, con ácido placer. Solo, en soledad, lograré también la unicidad Mediante la realización de una crítica personal feroz Lograré también absolver tanto a mi ser Como a mis más preciados objetos, entre ellos la nada. Tendré que juzgarlos, a todos, y acaso a cada cual Y lo que de ellos diga quedará impreso Y habrán de leerme, y reirán o se mortificarán Y más de uno habrá de compadecerme, logrando la lástima. Todo esto lo supe siempre, siempre, siempre Y es que aceptando el absurdo, no tengo rival Cada enemigo no es más que humo Materia condenada a un final de vida útil. Aunque mis ropas son de proletario He vestido las del guerrero que enfrenta batallas filosóficas Braceé en su tiempo en los ríos y mares de la historia Estuve, por decirlo, en más sitios que en ninguno. De lo que se acostumbra llamar amor y su acto Desistí de la depresión de su continuidad Opté por el recuerdo en la memoria Donde todo es como uno decide que siga siendo. Quizá un día nos encontremos, hermanito mío Y entonces puedas liberar tu gran lista de exigencias Ve sabiendo que yo no huiría, y que todo te lo daría Para disfrutar después de pedirte pagues el precio. Pero si esto no ocurriera, seguiré siendo yo tu hermanito Disfrutando con la intensidad que me fue permitida Del mundo que viste y del que creíste entrever Como si uno de los dos, alguna vez, hubiese en verdad existido. 01.03.03 17 Jean-Paul Sartre
  • 20. La vida breve18 Habiendo captado la sencilla complicación De que cada final daba paso a un nuevo inicio Había asumido también la tremenda importancia Que tendrían en el pasado de alguien algunos actos Y que la verdad, a pesar de todo, era que no me importaba. Ya que ocurre esto que es la vida, ni más ni menos Y que en sí misma pareciera no tener cosas horribles Para que lo horrible sea justamente que existan y dejen de existir Los besos, los hijos, los padres, los murales de mármol El libro escrito que se vende y se confiesa nunca será entendido. Y ocurre el amor que no tiene comprensión Que debe siempre, para seguir siéndolo, ser ignorante Para ir evitando así la desilusión, día tras día Puesto que cuando se trata del otro, cualquiera fuese Y mejor si es el enamorado, no hay tiempo para ocuparse de uno. Los misterios, así, debían seguir así, no conocidos No el nombre de Dios, ni su rostro Los misterios simples, como la historia sexual de quien está enfrente El día más feliz, el día más triste, todas aquellas pequeñas cosas Que por no saberlas tornan a lo que nos rodea en algo interesante. El equilibrio estaría ahí, en no cruzar la línea de la ignorancia Ya que una vez que lo hagamos no habría marcha atrás Y entonces nos sería exigida, para poder continuar La puesta en marcha, el funcionamiento de la voluntad Dirigida con toda intención rumbo al logro del olvido. Si así podemos alcanzar el milagro jamás prometido Y llegamos entonces a respirar la felicidad Justo a la mitad de nuestras vidas, no tan mediocres Tendremos entonces que darle la bienvenida a esa otra variable Que es el tiempo, el reloj que en cada cual marca las horas de la dicha. Mas ya entrenados en el libro de nuestras vidas De tanta grasa, tanto alcohol y tanta representación Nos iría siendo sencillo un enfrentamiento maduro con el miedo La última prueba de que todavía nos queda un algo de juventud Un espacio de nubes negras antes que el sol lo arrase todo. 01.03.03 18 Juan Carlos Onetti
  • 21. The Honorary Consul19 Tenía un tiempo la prosa Y su tiempo tenía la poesía Y el juego era la no medida La no vivencia de los extremos. El que lo capta a la primera Es el primero en vivir lo que queda Con la irrisoria esperanza de que alguna vez Alguien también logrará captar lo que ya él había captado. Con el tiempo, si la suerte – que tampoco existe – lo asiste Aprenderá también que es imposible Que si alguien alguna vez viera lo mismo que él Sin duda otra significado le daría, mayor o menor, pero siempre diferente. Quizás, entonces, le atribuya al milagro El acto por el cual lo semejante salva lo imposible de lo idéntico Sin condenar la física, apreciaría lo espiritual Pero se mentiría, y, si lo hiciera, más tarde habría de suicidarse, es sabido. La fuerza superior debiera ser la propia Más allá de la chipa de las barrigas vacías La historia de todos los niños pobres del mundo Y la del dinero invertido en velas y vino para un rito desvirtuado. Más que el llanto bajo la capilla sixtina También el cosquilleo de cierto placer traumático Que sienten los que abrazan la realidad de sentir dolor Cuando lo que ven, es lo que hay, sabiendo que pudiera ser diferente. Vidas enteras de sacrificio detrás de los libros Vidas enteras detrás de metrallas y puñales Vidas enteras sentados bajo las palmeras Vidas enteras peregrinando con un mismo mensaje Y la desesperante certeza de que todo eso sólo valdría como ejemplo Para que el día de mañana, si es que Dios lo llegase a permitir Se tratase de nuevo de un sólo acto, de un sólo gesto Como el de morder una manzana, o ser izado en una cruz Para el cual uno estaría preparado, con furia y vacíos en la sangre Con la carga de nihilismo necesaria para saber que tampoco sería suficiente Entendiendo al fin el gran ridículo de la existencia Pagando el precio por el cual cualquier demonio nos temería Porque no hay peor persona que aquella que ama a Dios Sin olvidar ningún detalle de las miserias que ha permitido Sabiéndose limitada, imaginándose continuamente poderosa Esperando el momento de destruir su propia vida por el Dios que ama de verdad Si entender, comprender, ni expresar, que el mundo pudiera no ser lo que ve. 19 Graham Greene
  • 22. Eva Luna20 Puede que alguna vez, anciano o no Por una gracia, o un gran esfuerzo Llegue a comprender que tengo una madre Que esté más allá de las maternidades individuales Más por de pronto, desde mis 31 años Donde orgullo y vanidad se van cansando Para dejarle, poco a poco, paso a la humildad Cuando le escribo a mamá, le llamo mamá, sintiendo que no hay otro modo Y cuando pienso en Dios Tratando de abarcar la historia más próxima y la más futura No dejo de entrever los días de Josué La muerte de los primogénitos El sonido del paso entre las copas de los árboles Marcado por una situación pasada Desde la cual aunque existe la corona No tiene tanta consistencia el trono Aunque sí su ubicación, como la risa y la sonrisa. El paso de las desgracias y las dichas Y el suceso de la memoria a mitad de un tiempo La mujer de Lot, las continuas advertencias previas La premura y la insistencia, diferente de la persistencia Como si el imperativo fuese a mirar hacia el frente Y si acaso uno cayera en la tentación de mirar atrás Pudiera salvarse si no sólo mirara lo bueno de los logros Sino también lo malo y triste de los equívocos. De todos modos, ninguna confesión alcanzaría El juego siempre sería personal, privado Para que la descripción de cada experiencia No fuese más que un consejo, positivo o negativo Que podría aceptarse, cuando no comprenderse, y viceversa Demostrando a cada instante, a cada instante Que desde que la muerte tiene una forma No es más que manifestación de la posibilidad de decidir Si sola vendrá, o acompañada de invitación habrá de acaecer. Mas, entonces, también el mensaje de seguir Entre formas y fondos Valorando las limitaciones, que no deberían limitar los sueños En medio de la lucha que debiera implicar alegría, más allá de su resultado. 20 Isabel Allende.
  • 23. Bomarzo21 Quizás ustedes sepan, aspirantes a jueces Que un cojo no puede entrar al templo, tampoco un ciego Quizá conozcan la ley, humana y divina Que a los defectuosos nos aparta. Pesa el estigma, a uno lo vuelve cruel Porque cuánto más privados estamos de la belleza Más somos sensibles a ella Y pesa más cuando apreciamos lo que los demás no valoran. Y así como el poeta pudiera decir Que las aves cantan, porque son las que vuelan Así nosotros podemos ver Lo hermoso de una espalda recta, de un rostro bello. Sin embargo nos rechazan Sólo el morbo nos nombra Y habituados al rechazo En los hombres ya no vemos a nuestros semejantes. Entre monstruos buscamos compañía Aunque no lo somos, intentamos serlo La fealdad dicen es nuestra realidad Y no nos queda más que en la fealdad buscar lo que buscan todos Un poco de compañía. Como dije, nos volvimos crueles: A la mujer en ese entonces más pretendida Se le pagó las necesarias monedas Para comprar unos instantes En los que probaría mi virilidad El temor fue más, mucho más Pues no hay cosa peor que algo feo frente algo bello Y que belleza y fealdad, vivas, conozcan que lo son Le dupliqué la paga como precio del silencio Mas, qué impediría traicionar a un error de la naturaleza? A la fama de mi horrible forma Se sumó la de mi impotencia Nuevas burlas se adhirieron a las antiguas Para que el llanto no alcance al consuelo Para que la venganza pueda, quizá, hasta ser motivo De un día más, un año más, o todas las centurias. Sucedió que el tiempo transcurrió Y que la limitación me fue benigna 21 Manuel Mújica Láinez.
  • 24. Pues así como lo feo termina por ser olvidado La belleza que decae sigue siendo novedad. Volvió por la misma circunstancia, por dinero Los años habían pasado, por su rostro, por todo su cuerpo No dudé, como no duda nunca quien sabe tiene la verdad Y le señalé sin miramientos que la distancia se había acortado Y no porque yo fuera un poco más bello que aquella otra vez. 01.03.03
  • 25. La romane22 Con ese modo que tiene cada edad De llenarse de precisos atributos Como si cada idea, cada pensamiento Provinieran tan sólo de la edad Valores virginales para el hombre y la mujer En la historia de las víctimas del sexo opuesto Aunque no en la historia de los victimarios Porque es el que agrede el que más ha sido estudiado Las causas de las otras situaciones Han sido decididas provenientes de natura Y nada más, haciendo de la ignorancia Tan sólo el espejo de inocencia Expuesta la ternura, como una ciudad a los bárbaros Habría que tomarla desconociendo qué hacer con ella Quemarla y pasarla por cuchillo Para después pasarla también al olvido. Por la cantidad que fijan las imágenes Para que dos hectáreas de maleza Hagan el significado de una amapola Y un rebaño de ovejas le den brillo a los colmillos del lobo. Bastaría con querer algo para que sea cuestión de tiempo Pues ninguna cima en realidad puede serlo siempre Más temprano o mucho más tarde, el deseo vence Y cuando golpea la decepción casi siempre se quiebran las rodillas. En la desesperanza, sin embargo, una vez lograda Se halla el principio de un cambio fino y brutal Por el que se accede a un poder antes ignorado A una seguridad quizás nunca imaginada No hay tormenta que asuste No hay futuro que pueda turbar Las gentes no es más que gentes Y todo puede ser sin doler Porque es una fuerza triste Que se instala dentro Y por estar hecha de derrotas No puede ser derrotada. 22 Alberto Moravia.
  • 26. Orlando23 Por el contrario que en la Ciencia Había primero una lucha cruel Entre todo lo manifestado Y su descripción por medio de palabras. Las amistades posibles de ese tiempo Entre pasos de Bertrand y Eliot Dejando que la locura fluya siempre En otros países, otros territorios. Porque de cuando en vez se llega a ese punto En el que ya todo se vuelve insoportable Porque todo tiene palabra y cada palabra Lo va envolviendo todo, incluso la nada Tras tanta lucha, respirando después de haber jadeado El objetivo no es más que no tener otra compañía Que no se la de la selva, o quizá una ciudad Llena de gentes que no saben o no quieren hablar Puesto que el corazón no se ha roto Sino que la mente ha destrozado sus barreras Y al hacerlo ha quedado lastimada, herida Pero aun con ganas de seguir abandonándose A pesar de los pesares más ajenos Por virtud y por vicio de incomunión De tanto haber destapado ollas de vidrio Donde hervían cabezas de perros traicioneros La noche y el amanecer En que habíamos cambiado de sexo De nombre y de historia Repitiendo ya por siempre el mismo circulo Apuñalando sapos en las mañanas Robando barcos y mensajes Desplegando las velas en lo social Hallando en el cuerpo el motivo de los amantes Presintiendo con rara nitidez Que al final de cuentas El tiempo se nos está yendo Y mucho más se dirá. 23 Virginia Woolf
  • 27. El paso del Yabebirí24 No siempre, por tantas variables No siempre terminan las excepciones Por subvaluar la regla, de tal modo Que le vencedor es más que un héroe. En el esfuerzo de soportar la herida Y en la caída cierta, muy cierta El ensueño, real, de una posibilidad Aquello que no entrevisto sucede. La fatiga, el agotamiento, la fiebre La muerte misma tan próxima Que sólo la proximidad de la amistad Pudiera, quizá, alejarla. Se despliegan las intenciones Y con ellas, su intensidad Y en ellas su inteligencia Y con ellas la perseverancia. De qué lado está Dios? No es la pregunta correcta En un escenario que ha sido dispuesto Por quien no está del lado de nadie, o del de todos. Lo peor no es lo que está por venir O lo que pudiera imaginarse habría de llegar Lo peor ocurre Y uno está vivo para captarlo. Mueren las rayas, mueren desgarradas La lucha no es por los hombres Es por uno Es por el hombre. Lo que todos saben es que no podrá durar mucho Cada cual, cada cual ha determinado su flaqueza Y cada cual, su grandeza Cada cual, su esencia. No quedará tan grabada en la memoria El resultado final de tan cruenta batalla Pero si hay algo que en el corazón queda Es la respuesta de las rayas: ni nunca! 03.03.03 24 Horacio Quiroga.
  • 28. The Spire25 Dos más dos es cuatro Pero sigue la inteligencia Buscando saborear Aquella definición del uno Y así, sin pudor, hablar con los pilares. Suelen los hombres señalar Que las mujeres buscan por buscar Y que así, por conocer el sabor de una manzana O el de una banana, logran casi sin querer Desnudar ciertas estupideces de lo cotidiano, a veces. Para evitar estos y otros pensamientos similares El hombre blasfema, hace rimas, o se castiga Como se ha privado de procrear, otras cosas se permite Y si ha dejado de beber, en otras cosas incluso cree En un par de palos, en el pecado del mundo, y en el trabajo. Sin embargo, basta que alguien aparezca Para que cada cual lo mida y lo juzgue Y halle sin esfuerzo que bastaría con tener más Y si es posible, mucho, mucho más Para poder, sin temor, prescindir de tener que escucharlo. Es que todo resultado implica un proceso Y hay quienes no lo notan nunca Como hay quienes lo diferencian siempre Y así como cada palabra de cada poema Implica a quien enseñó - y el modo en que lo hizo - la primera letra También va implicando al receptor final Y a todas las cosas que hicieron que lo sea Para que sea cierta la teoría de las infinitas espirales Partiendo desde un único punto inicial Sumando dos más dos, para intuir, con temor, al uno. Así queda claro que mejor es no excederse Vivir como se pueda, o sobrevivir Sin el superhombre y sin su antónimo Aunque con la riqueza, si ya no vivida, De la riqueza de haber conocido de algún modo la locura. 05.03.03 25 William Golding.
  • 29. Säntliche Erzählungen26 Muchos lo sintieron fantástico Pero nada más exacto y racional Que lo que la fantasía alcanza Que hasta la palabra quimera en el diccionario está. Vi que los que estuvieron al lado Aunque no siempre cuando era a perder imagen Evitaron demostrar creer en lo que yo creí Para que si ocurriera el extravío No sea a mí que tengan que hacer el reclamo. Vi que muchos en sus casas tenían ventanas Y vi que cuando miraban desde ellas No podían ver que lo que miraban No era más que su no poder estar solos. Me trabajando de día Y estudiando de noche. Vi claramente la incomprensión Y el espectáculo del incomprendido Cuando a declarar se lo llama Y para declarar se lo instruye, se lo entrena. Vi que no hay ya lo que hubo Y que aunque yo lo dijese Y aunque ya nadie lo negara Todos vivimos casi sin aceptarlo. Vi cuando el docto buscaba iluminarse Cuando el enfermo buscaba su cura Cuando el orfebre buscaba realizar el arte Y vi al obrero hacer su tarea, desoyendo quejas. Vi al alacrán, vi lo que era Sabiendo que nadie le dibujaría caricias Que nadie lo tomaría por mascota Y que en el ordenamiento del mundo, era un alacrán. Vi un juicio, muy personal En el cual alguien era más, y alguien menos Y que uno de los dos, obvio es cual Temía porque el otro muera después de él. 06.03.03 26 Franz. Kafka
  • 30. El juguete rabioso27 Pero qué maravilla hermosa! Qué perfección de presidente Qué sublunar ese historiador Qué garantías la de aquel “pensador” Y estos niños con guardapolvo Qué espejo sublime de sus madres! Qué preciosa certeza la de los cubiertos Dispuestos con eufonía sobre la mesa Qué rara precisión exquisita Las reglas tan bien dispuestas Por quienes, siendo pulcro ejemplo Exigen de otros los que a sí mismo se exigieron! Entre maricones y cornudas Nada puede resultar más bello Que verlos a todos, reunidos En un mismo hediondo mundo Dentro del cual nosotros somos el asco El motivo de la burla más exacta Donde la ironía procaz no tiene cabida. Sucede y ocurre Que transitamos sin miedo, mire usted Que el miércoles de ceniza nos comemos una vaca entera Que bebemos hasta decir pavadas Y alcoholizados, no paramos hasta lograr las bragas De las que soportan nuestro aliento, para tener lo que llevamos dentro. Por sabernos inútiles, de todo Y decirlo, defenderlo y exponerlo, con vergüenza Con la hombría de explayarnos sobre los límites que nos duelen Con una montaña de resentimiento que es nada frente a nuestra tristeza Porque al menos aceptamos sin reparo la trampa que nos hace diferentes Aún cuando nuestra inacción nos hace idénticos a todos los que aquí respiran. Epa! Qué es lo que oigo, lo que alcanzo a escuchar? Acaso una queja? Barbaridad! Es que alguien confiesa lo que es su vida? Por todos los ateos, los cristianos se quejan! Acaso no les enseñaron que está prohibido mirar atrás? Pero por Cristo, hasta cuándo tendrás que soportarlos? Al menos nuestra vanidad tiene consuelo Porque si morimos y nadie nos recuerda, mejor Ya que si quien nos recuerda alguien, ALGUIEN Qué fracaso, qué derrota con final Esto de vivir lo que vivimos 27 Roberto Arlt.
  • 31. Para que otro fracasado nos recuerde! Bendito el inocente, con todos sus íconos El perdón para el ignorante - mientras no existan grietas en la estructura - Que la memoria no es tanto como el ejemplo Dada la imaginación, y la desesperanza Impuesta el hambre, la muerte, y todas las miserias. Dado que estamos, es mejor esquivarnos. 06.03.03
  • 32. Die Blechtrommel28 Sé que hay niños que temen a la oscuridad Que van realizando su niñez de acuerdo a los patrones Temiendo lo que todos temen, buscando abrigo Allí donde todos han de buscarlo, lo sé Y sé que hay niños que captan, con precisión Que lo bello que ven no habrá de durar. De una manera quizá un tanto fina Entonces, las cosas no podían ir más lejos de lo que eran Sin resentimiento, sin rencor, con simpleza brutal Perdí, naturalmente, el sabor de la vida Y por inteligencia y sensibilidad decidí continuar Sobre la base de aferrarme a algún objeto, digamos perceptible. Así generada esta distancia, habría que notarla y no esquivarla Pues cada niño suele ser el depósito de intenciones de sus adultos Como cada “miembro” de la sociedad, para serlo a cabalidad Debe al menos cumplir con las exigencias mínimas de lo establecido Creer en lo que todos creen, decir lo que todos dicen Vivir, en fin, como los demás han estado viviendo las últimas décadas. Sin embargo, no es de niños lograr el equilibrio Resolver encrucijadas de dos o más caminos Y entonces, el niño, se vuelve jugador Jugador puro, aunque no inocente Real y certero, pequeño aunque amplio Capaz de destruir las bases mismas del juego. Me tocó una humanidad simbolista En donde toda magia no era más que trucos En donde todo mago nunca había sido un rey Y donde en un objeto, o en muchos de ellos Se pretendía aprisionar lo que no podía ser aprisionado Y donde el aire era difícil de respirar para los que lo notaban. Logrado el filo primero, uno de los más crueles Resulta claro que es preciso usarlo para sobrevivir Y el paso siguiente, siguiendo en atención la observación No es más que captar el revés de las cosas dejadas pasar El jamás violento que logra suicidarse, las explosiones Las últimas consecuencias de una olla humana que calló, por años, su insatisfacción. Quien conoce, puede callar lo que conoce, lo sé Pero si lo hace, ocultaría la realidad de su lucha Esa que se da dentro del que intenta vencer su conocimiento En donde un solo descuido haría que la vanidad le venza. 28 Günter Grass.
  • 33. Breakfast at Tiffany’s29 Las viviendas eran simples, y frágiles Incierto lo que contenían, cierto lo que liberarían Incluso arriba ya respiraban los testigos Y abajo esperaban, jugando, los testigos. Escribo, pobre de mí, algún cuento Alguna historia de sal, alguna de pimienta Lo festejan las luciérnagas, las más aptas Las ciegas de ojos a mi depresión. En momentos de tribulación, o de gran tribulación Se buscaban a los amigos (en las agendas) Pero ya cada cual iba sabiendo un poco de golpe Que nada de eso tendría sentido, y menos aún algún resultado. Y en lo que escribo, por imaginación o simple plagio La locura logra torcerle el pecho entero a la lógica Y bajo la intensa luz de una sospecha dolorosísima Se puede entrever que todavía alguien cree en lo que no se puede creer. Después de atisbar los cambios que ocurrirían Por haber presenciado que ocurrieron cambios Se pretendía, pasado el tiempo, conservar de algún modo Lo que se había sido en ese momento en el que nada cambiaba. En cada página, se acepte o no, se erige una distancia Una para el que lee, otra para el que repite, otra para nadie Y aunque no siempre tengan espacio y tiempo Lo cierto es que van siendo sabidas, al menos intuidas. Pero merced a tanto, tanto polvo Habían logrado algún silencio Donde los modos de las expresiones Sólo encajaban en medio del silencio. De modo que es posible volver a repetir lo dicho De un modo similar, y hasta quizá distinto Aquel acto de fusión por el que entregando Se posee aquello que queremos por tomarnos. Pero a veces algún cristal se hacía trizas Sin querer, sin esperarlo, la presión vencía Y un buen día, o una mala noche, alguna siesta Terminaban por tratar a los demás, como los demás los trataban. 11.03.03 29 Truman Capote.
  • 34. Die Betrogene30 Sea por Baco, o por lo que quede de tu cultura Nadie habría de indicarte con clara voz Que la diminuta y precisa comedia que expones No es otra cosa que alcohol anulando defensas. Yo recuerdo ese tiempo en el que tus pies Le ofrecían a la vida la más rápida carrera Cada paso era brutal, intrépida aventura Que sólo a veces lograba detención Cuando de pronto dabas cuenta Del anciano que andar no podía ya. Era entonces que parabas Intentando calmar a tu corazón Respirando aún las ansias De ir por más, por mucho más Pero el peso de lo que veías Hacías que ocultes lo que sentías. Y recuerdo el otro tiempo Cuando por ver lo que no podías ya - Y que en sus instantes pudiste - No lograste entregarte a la alegría De admirar lo que ya no poseías Y que entonces de otro era suyo. Era entonces que callabas las palabras Recurriendo a tus viejos años Lo que tenías no podía ser compartido Lo que tenías enfrente era lo perdido El algo te dolía, y sin embargo te alegraba Pero tal como antes, no esculpiste sinceridad. En mi adolescencia los vi a todos Acobardados de lo que sentían A punto tal no sólo de callarlo Sino de creer que había valentía Y quizá, si se les permitiese, maestría En llamar inefable a lo que entonces vivían. De todo ello qué ha quedado? Lo callaron, no lo expresaron nunca Lo que hicieron no fue entonces lo que quisieron Y en esta contradicción, así realizada Quién podría reflejar felicidad? 12.03.03 30 Thomas Mann
  • 35. Narziss und Golmund31 Por una idea que no resulta tangible Hasta que logra convertirse en ideal Y que por ello termina implicando los actos Que hacen de la rutina, de lo cotidiano Una prueba de juego de guerra y de afectos De vez en cuando había un momento En el que para no caer un tiempo después Se hacía la confesión de que había algo más Dentro del cuerpo donde laboraba el alma. Dado el mundo, era notable A la repetición de los hechos Se le sumaba la obligación de repetirlos De manera que la novedad no era lo nuevo Sino lo ya establecido impreso en papel Como conjunto de reglas a obedecer Como si fuera posible prohibir respirar Como si fuese posible tener que aceptar Que lo que uno tiene – mujer, gobierno, nacionalidad – No es menos de lo que a cada cual debe bastar, por siempre. El secreto susurro de las consecuencias El peso que soporta el que sabe de lo que carece La fuerza que lleva el que ignora sus incapacidades El poder del que conoce de lo que está obligado La impotencia del que no conoce sus flaquezas Ambos en el mismo camino, en un mismo tránsito Unidos por el – dicen inmaterial – lazo de la amistad. Ese algo más que iba más allá de las reglas Pues, habría que comprenderlo Lo cierto y estipulado, lo reglamentado No eran más que cosas de hombres entre los hombres Para lo otro, para lo que iba más allá de los hombres No serían suficiente lo que a cualquier hombre bastaría La hora de los saltos, la hora de la noche oscura del alma Donde se está solo, a pesar de que el hombre es un ser gregario. Así la fruta y el arte El lector y el escritor Cada cual con sus articulaciones La madre y el padre Negar a uno y aceptar al otro O la extrema, la muy extrema Decisión, por los altos tenida por absurda De intentar tenerlos a los dos En un único y fulgurante abrazo. 31 Hermann Hesse.
  • 36. El coronel no tiene quien le escriba32 La cama sería la misma Las mismas estaciones Las mismas horas Los mismos flagelos. Las apuestas más altas Y los hijos que no tuvieron Bajo la misma bóveda celeste A una misma altura sobre el mar. La mesa común El baño compartido Una sola puerta para entrar y salir Un mismo techo envejeciendo. Al tiempo el atardecer Al tiempo el alba La cantidad de comida Y la fisura de los sueños diferentes. Cuarenta años leyendo la Biblia Sin leerla Cuarenta años conviviendo Sin común unión. Por esa magia de las aceptaciones Los ríos que se cortan solos Los espacios jamás conquistados En lo irrepetible de cada cual. El conocimiento que aparece brutal El carácter del entendimiento Que en su primera hora capta que no puede compartir Y que al comprenderlo se expande. Por los hechos de una mañana o una noche Sin haberlo pretendido Quizá buscando exactamente otra realidad Otra esencia, un poco menos imposible. Pero sucede que quien está enfrente No es lo que somos Y vemos que ni siquiera nos conocemos Y lo que está enfrente, enfrente, enfrente... 14.03.03 32 Gabriel García Márquez.
  • 37. El plan infinito33 Yo sé que me juzgarán Y que habrán de encontrarme culpable Por esto, a veces, sólo a veces, siento temor Pero recuerdo sus rostros, y las monedas que pagaron Y hallo el consuelo de que al menos yo les vendí Lo que los demás no pudieron obsequiarles. No tenía novio No tendría hijos No habría de “procrear” No sería lo que se esperaba Sería lo que se aceptaba. Y mis actos, mis omisiones, mis pensamientos puros Tanta fuerza conllevaban, tanta realización lograban Que para seguir a mi lado debía ceder todos sus espacios Ir siendo sombra, yendo al lado, aunque no a la par Y así fue que realizó lo fantástico de generar gratitud. Descubrió que no era lo que parecía Su ser, como el de casi todos No estaba listo para una decepción Lo que le pareció sorprendente se volvió insípido Y por no comprender que la belleza no está fuera, sino dentro, Sucumbió en ese denso mar de la infelicidad. Y de todos modos, seguía siendo el mismo Algo diferente pero siempre semejante Los altos y bajos de cualquiera, horas solas y horas compartidas Algún cambio de nombre, algún nuevo accidente en el paisaje Para que después todo vaya siendo casi lo mismo Pero al menos por captarlo todo podía ser tremendamente diferente, siempre. Y dado que era de otro lugar Le ganó terreno a lo que era Y hallando la otra cara del desprecio Halló el orgullo de no quebrarse Como quien asume golpes sin cortarse. Y era así, un tanto afable, un tanto amable Con una manera de apaciguar cualquier tormenta O de crear la más grande de ellas Con la habilidad de ofrecer la sensación de permanencia Por no haberme detenido jamás en ningún lugar. Y si llegaba a faltar Se sentía que algo faltaba. 33 Isabel Allende.
  • 38. Aquí vivieron34 Un poco, tan poco como un detalle Y comenzaba el territorio de los musgos Luego del cual estaba la breve orilla Que alcanzábamos para seguir por tierra. Sabiendo que querrían saber las palabras que sé Para decirlas al vivir los momentos que yo Y así asentar la justa expresión de lo que sienten Pero desconociendo que saber no implica que otro sepa. Y cuando mirábamos a quienes Miraban a quienes estaban al borde Y nos era dado presenciar el respeto que sentían Nos quedábamos pensando, en medio de nuestra soledad. Algo le decía que no era como esperaba Pero todo – entendiendo como “todo” lo que la rodeaba - Le gritaba que era lo mejor, y entonces fue comprensible Que desoyera a la voz que quiso señalarle esa realidad. Y en esa raza que los demás capitulaban de raza Vimos alguna vez una persistencia En estar presente a cada síntoma de la caída Que le ocurría a esa otra raza por la que había sido dominada. Entendió que un secreto No lo es por el silencio con el que se lo conserva Sino por la sordera del no puede acceder al mismo Y entonces comprendió que la soledad puede ser un precio. Gritaban desde la costa, hacían señas Como un militar desde su caballito Mientras los demás luchaban contra el absurdo Pero no pisaban el agua, el militar no descendía del caballito. Su cuerpo, magro No invitaba a imaginar Aquellos estallidos y sudores Que con referencia al lecho, otros cuerpos refieren. Buscaban lo perfecto, no la perfección Por eso corregían y corregían Sintiendo el peso del tiempo Como el de todas las cosas que tienen final. No era más que resentimiento Que quería decir que lo era. 34 Manuel Mújica Láinez.
  • 39. A Streetcar Named Desire35 Globos de colores cuando nació Torta de colores en el cumpleaños Frituras y confites por años y años Marcando el jolgorio de una vivencia - antes que la trama del vivir de lo héroes - Para que la caja de madera se resista Y el destino corporal sea el de las llamas No por tratarse de un holocausto Y tampoco de basura, por cosas así, De la física práctica de las muertes. Las veces en las que pudiste con una botella Frente a las veces que una sola de ellas Una y otra vez pudo contigo. La intención era intensa Los actos eran débiles Y a la hora del recuento Qué cifra habría de dar El número de los que lo captaron? Merced a las palabras Que lleva su tiempo aprenderlas Que más tiempo lleva usarlas Y mucho más usarlas con habilidad Para descorrer la idea del silencio Que por la creencia de que las palabras son necesarias Se haga real aquella situación de que su ausencia Más que unión tiene que señalar el límite preciso a algo. Bastaba con extender las manos Y tener la paciencia más cierta La que se registra en los relojes Hasta que se producía el regreso Y entonces era posible, de nuevo Tener a su ser de este lado Donde nada era magnífico A pesar de que todo quería serlo Y que no sería magnífico jamás Porque nunca nadie haría lo necesario Para lograrlo. Y cosas así Y el telón Las luces, la calle Y no creer que se trataba de alguien. 35 Tennessee Willimas.
  • 40. La Condition Humaine36 Intensidad, la vida medida por intensidades De manera que toda regla y toda ley Hagan de la intensidad de vivir Según la obediencia o la no observancia De aquello estipulado como verdadero Por quien quiera que sea. Sin demasiadas profundidades Se daba una sonrisa íntima Cuando de cuando en vez Le tocaba hacer posible Que lo ignorado por un docto Deje de serlo, merced a sus palabras. Nada más que Sócrates, desde el prisma Pues el ideal, que había partido de una idea Comenzaba a desplegar su basto paisaje Volviendo al primero de los pasos, que dicen el más difícil Poco más que una torpeza, menos o más deliberada Como quien descubre que los preceptos no son diez. Dibujó su muerte con una metáfora Y en cada palabra volcó su esencia Como quien sirve un vino preciado Capaz no sólo de satisfacer a quien lo bebiera Sino también de esperar hasta por eternidades enteras A que llegue aquél que sepa apreciarlo. Y entonces llegaba ese difícil punto En el que la inteligencia pedía cuentas Porque así como se reconocía la intuición También era preciso reconocerle su existencia A esa parte de la lógica que explica los saltos Como cuando se escribe que no se puede escribir. Libre de las ataduras de los afectos Le sería posible prever sus actos De manera que lograr captar su esencia No sea más que un preciso resultado De haber observado el posible destino De tal o cual exacto inicio del observado. Y también hubo aquel negativo orgullo - Para muchos muy oscuro - Que se siente no por lo que uno es Sino por todo aquello que no se es. 36 André Malraux.
  • 41. Die Aufzeichnungen des Malte Lurids Brigge37 En una camilla llegaba un herido En otra llevaban a quien había fallecido En su mundo los parientes En el suyo los que juraron por Hipócrates Todos bajo la denominación de gente que quiere vivir. Como una montaña demasiado accidentada Como un mar demasiado profundo Como un abismo demasiado terrible Como un cielo demasiado alto Como un infierno demasiado profundo Así de distante el sentimiento que quería vivir. Y la precisa distancia de la comprensión Y el tiempo exacto para el entendimiento Y las circunstancias que hacen posible la aceptación Para que se haga visible “el otro” Y aceptar, entender, y comprender Que si somos aceptados, entendidos y comprendidos Ha sido “el otro” el que lo ha hecho Y quizás, sin desear haberlo hecho. El anillo, el poema La pintura o la escultura Generados por alguien En un contexto de gente De manera que al ser el receptor Se quiera exponerlo Como si se tratase de aquella lámpara Que hay que ponerla en alto. Y presenciar a conciencia De que lo común, en tanto reacción No exigiría unión Pues no era más que repetición En un punto en el que no hacerlo Podría, y de seguro lo haría, significar Separación, justamente de todo aquello A lo que no se podría estar unido jamás. Y una hoja cuyo filo pudiera ser insoportable A menos que la inteligencia y la fe estén fundidas Que cortando el aire más difícil de respirar Sonríe mirando al frente mientras susurra Que mientras todo lo vivo no lo desee No habrá regreso. 37 Reiner María Rilke.
  • 42. Aguafuertes porteñas38 Revisaríamos lo íntimo Y en lo íntimo hallaríamos el futuro Al poeta lo miraríamos en perspectiva Y crucificaríamos a quienes lo admirasen Y al ver los cambios A cualquier escuela le daríamos la razón Nos encontraríamos con los celos Los bajos, los que sienten los hombres por una mujer Y en la soledad del despertar Habríamos de sentirnos bien Y en otra piel, haga lo que haga Terminaríamos hallando alguna enseñanza Y captaríamos, sagazmente A quienes manifiestan la fe que no tienen Y escucharíamos los juicios De quienes querrían ser como somos Y jugaríamos a la metáfora y a lo tangible Desistiríamos de la felicidad En cuanto estudiarla, antes que vivirla Y tanto al ciego como al tuerto Le expondríamos la ventura del leproso Al de medalla de plata, la historia del paralítico Y detectaríamos, sin esfuerzo Al desgraciado que por notar que notamos que lo es Instantáneamente deja de sentirse desagraciado – quizás – Buscaríamos Décadas después Siglos después Tiempo después Saltando todo el tiempo Salvando escollos Batallando Guerreando Arremetiendo Avanzando y retrocediendo Quedándonos quietos o moviéndonos Con honestidad Con esa forma De ser difícil Por ser sencillo Queriendo poco Que lo es todo 38 Roberto Arlt.
  • 43. El otoño del patriarca39 Y a mitad de la mañana El tiempo se rompió en trozos Al igual que el espacio conocido Y ningún trozo de tiempo coincidía con su trozo de espacio. Por ignorancia o sabiduría Iniciaban lo que no tendría continuidad Aunque era seguro que tendría final Un final que entonces no podía ser importante. Y le fue posible divisar Con ese tono cruel que tiene la realidad El rostro dominado en todo su ser por ese sentimiento El del que habiendo atravesado la infelicidad Se sumerge – para no volver a salir – en la tristeza del mundo. Como el tuerto que se rodea de ciegos Como el obeso que se rodea de obesos mayores Así se juntaban en rondas donde los demás eran peores Para abandonarse en el oscuro placer de tomar nota presencial De que no eran como aquellos en cuyo centro estaban. Y sintió la tregua Y supo que no la había ganado Que no la había logrado Sino que su propia edad Le había terminado por imponer Y no tuvo a quién decírselo. Faltaba valentía, coraje, arrojo Y como no había, quedaba la vivencia de los intentos Aquellos que no tenían otro objeto que postergar un contexto En donde el único móvil era el temor a la otra búsqueda Aquella en donde la verdad no se niega Sino que simplemente se enseña es inasequible. También sonrió, y sintió alegría Pero dijo que era felicidad Como el vecino cercano y el vecino lejano Y con esa obediencia pudieron obtener El permiso de creer por uno larga serie de instantes Que acaso no todo era inútil, como en realidad era. 26.03.03 39 Gabriel García Márquez.
  • 44. La vorágine40 Fue una confusión - Una confusión es un resultado, no? - Eso es obvio, lo dulce está en describir el proceso que lo hace posible O hasta quizá un vano intento Que bien pudiera ser la aceptación de un fracaso Puesto que en una sola persona No es posible volcar aquello que ni siquiera se tiene Que todavía se está buscando, como un palacio escondido Cuando no se trata de otra cosa que de una semilla Que se lleva dentro y que necesita, para crecer De luces diferentes a las del sol cotidiano De oscuridades distintas de las que la luna aclara en las noches. Y entonces recordaste la idea de libertad Y sentiste que sería posible liberarte Merced a una prisión de celda de cemento y hierro Y pretendiendo una formalidad extrema Extraviaste la visión de que vivías una Dejándote llevar por la idea del movimiento Que se constituye en el anhelo de los engrillados En lugar de enfrentar el movimiento mismo Y hallar en él, o bien cadenas, o bien absurdos No le temías al espejo, le temías a mirar al fondo sin excluir las formas. Y a veces sucedía que el más memorioso No era recordado por nadie. Casi vencido, o quizás ya derrotado Te aferraste criminalmente al pensamiento Que hurga horriblemente en el pasado más cierto Que devuelve escenas, unas reales, otras pretendidas Donde había seres que acaso eran ese palacio escondido Y comenzaste a flagearte con la realidad de tus renuncias Y te atreviste a juzgar de que hubiera sido posible Con un alguien, o con algún otro alguien Y te dijiste que hubo un tiempo en el que te querían Que esos que te querían estaban cerca Y que algo de felicidad ya se generaba Cuando pensaban, o les permitías pensar Que acaso podrían ser esa fuente Que podría alguna vez saciar tu sed. Después fue pensar en morir. 26.03.03 40 José Eustaquio Rivera.
  • 45. Number one41 El asco por la miseria La costumbre por la desgracia Una sutil simplicidad de juicios Merced a la cual ellos distaban de uno. Hasta que la muerte, violenta También arreciaba tus cercanías No para resucitar tus cobardías Sino para despertar en ti eso que no sabías Que los débiles eran eso, débiles Y que parte de tu fortaleza Consistía en valorar la ajena Por saber apreciar sus temores. Cedió a la tristeza, y como fuera inocente No la pudo advertir Percibió que otros dolores se calmaban Merced a ese que sentía por una especie de compasión de sí mismo. La reglamentaria cuota de imaginación Donde no hay otro secreto que el de divisar Que lo que existe pudiera no serlo todo Puesto que dado el fondo, único, la forma no tendría límites. Y al tiempo la teoría problematizante Dado que entrenada la mente a percibir errores No siempre estaría capacitada, en igual dimensión A captar las soluciones, con todo lo horrible que esto implica. Una tristeza notable Apta para la metáfora Y para las explicaciones Una tristeza humana Quizá horrible para el lobo Quizá tonta para el tigre Pero enorme para el hombre Para el hombre que la había negado Merced a su resentimiento A su rencor, a su odio A su propia limitación al amor Por exuberancia de sus cosas a reclamar. 31.03.03 41 John Dos Passos
  • 46. Ardiente paciencia42 Y con oscura claridad Entendió la pérdida del sentido Y que además de este hecho en sí También sucedería, inexorablemente La repetición de los mismos hechos Todos los días, todos, todos los días. Un nombre Que alcanza El centro Y que puesto ahí, por ello mismo Va saliéndose de toda forma Hasta llenar el contexto Enriqueciéndolo todo de tal modo Que de la comedia pudiera saltar al drama. Y pudo concluir Que si había velocidad Mayor se alcanzaba yendo hacia abajo Que intentando ir hacia arriba Y que a ello contribuía el propio peso De manera que a mayor grandeza Si a esta grandeza pudiese atribuírsele un peso Más rápido sería el descenso, si llegase a ocurrir. Pero en la madurez Y en la voz que con ella se adquiere Las unidades de medida van desapareciendo Así como van despareciendo las posibilidades De ir ya hacia ningún sitio De manera que ya no tiene sentido medir nada. Vio Que un día moriría Pero no alcanzó a comprenderlo Y aunque sintió ese agudo aguijón Que envenena la sangre de tal modo Que el comprender se vuelve un deseo No lo intentó Sería demasiado Y había vivido Sin demasiados demasiado Y fue por eso Que vio Que iba a morir. 02.04.03 42 Antonio Skármeta.
  • 47. The Acts of King Arthur and his Noble Knights43 Almorzar todos los días Cenar todos los días Todos los días comer Y un día dejar de hacerlo Y entonces el rostro en el espejo Y así los demás rostros Y así el primer paso Como una hora más O un paso más Un cigarrillo menos Una copa más O un vaso menos La línea dibujada por otros La que seguimos por horas Hasta que por algo, por alguien Decidimos no hacerlo. Y antes de la aurora La oración. Ya que el amor esto Ya que el amor aquello Pero dado el contexto En el que no se lo conoce Aunque sí todos sus predicados Aunque también sin saberlos Por lo menos no todos. Admirada la montaña, habría que borrarla Erigida la torre, habría que echarla abajo Esculpido el mármol, demolerlo Pintado el cuadro, destruirlo Tal el libreto que no siguió El mundo cruel, maligno Al que hay que contestar Contra el que hay que luchar y vencer Por sentimientos de resentimiento y venganza Tal el libreto que no siguió. De todos modos De todos los modos posibles Tan sólo seguir Pues nada había que no sea intento. 02.04.03 43 John Steinbeck.
  • 48. Il Giuoco delle parti44 Nada iría a cambiar Nadie cambiaría Y en el nadie uno mismo Con toda la precisión y fuerza Borrando así toda posibilidad De mañanas, de noches De inviernos y primaveras Donde todo pudiese ser diferente Para no perdonarse absolutamente nada Y entonces no tener que perdonar a nadie Como simple mecanismo de defensa. Vivos los demás, que tienen una vida En cuyos actos detenemos la mirada Pare terminar viendo que también vivimos Como una repetición de lo que miramos Y de ese modo, también ir viviendo. Dado el suceso de los actos Como espectáculo de nombres propios O como manifestación de la naturaleza Por lo que acabamos de hacer o no Generando la filosa distancia De cargar o atribuir predicados De acuerdo a la posición del sujeto. Es infeliz Porque vive. Bracear muy hondo Negar la mente Y afirmar la intuición Negar el cuerpo Y afirmar el ayuno Las contradicciones La lucha de opuestos Las sencillas y muy dolorosas batallas Merced a las cuales Quizá alguien, sólo alguien Llegue a comprender con claridad Que nadie es ni será igual a nadie Y que no hay error en ello Ni acierto Que es así, y que juzgue quien se atreva A ver cómo acaba. 02.04.03 44 Luigi Pirandello.
  • 49. Cuando entonces45 Una pequeña larva que gana el aire Un pequeño brote que atraviesa la tierra El aguijón temible La promesa del águila bajo la bóveda celeste Para concebir la posibilidad de todo Como grosería altanera Como sublevación libertaria Como lo que sea y esperado de cualquiera Menos del protagonista, que tiene que ser mujer. Y marca que el origen difiere del tránsito Donde el lujo es logrado por el metal sediento Y dice que el aroma de las heces de su principio Todavía pueden percibirse a pesar de sus afeites Como si la labor del campo fuese alguna vez inferior A la que dicen se desarrolla en las urbes Como si cada cual, al final de cuentas No venía a ser expulsado del vientre que lo contuvo Para terminar pudriéndose bajo la tierra O esparciéndose como los restos de un ave que muere libre. Para el poema acabado, o quizá el libro entero Que costare lo que costare alguna vez sería terminado Para quizás el triunfo que en lo efímero de su esencia Una y otra vez desembocaría en el fracaso En ese gran fracaso del tiempo A menos que su percepción suceda en un antes De manera que cuando ocurra, con todos sus detalles No constituya nada más que algo que también ya se sabía Como las letras que se escribieron, o que se forjaron Como algún título, algún amor del alcantarilla Alguna rosa robada, o alguna mirada conquistada. Y entonces también pudiera conocerse Que en un punto del mapa de las vidas ajenas Todo se reduciría a un simple el mapa, como el propio Con sus accidentes, bondades, maldades, Todos los adjetivos y todos los sustantivos Ahora ya señalando que nada va importando ya Que a su hora llega el cálido aliento del fracaso Más allá de las drogas, de cualquier entusiasmo Aunque todavía sea posible, por generable Un par de jarras más, para acuchillar a la noche. 12.04.03 45 Juan Carlos Onetti
  • 50. Justine46 En su asfixia más pasional Provocada por cada uno de sus seres Encontramos la razón que nos movía Y que siendo de ella la pretendimos nuestra Como si al hacerlo esencialmente pudiéramos ser ella Parte sustancial de ella, sabiendo que estábamos equivocados. Ni demasiadas decepciones Ni extremados placeres ya Por las simples torpezas del cuerpo En un oriente que lo ha rebasado Por lo inhóspito del aire caliente Donde el verano arde sin ninguna metáfora Donde todo extranjero con sólo llegar turba Como un recién nacido entre un grupo de adolescentes. Tendrían que intentarlo ustedes, por un error mío Como lo he intentado yo todo este cúmulo de tiempo El dolor continuo, pero perfeccionado más allá de la histeria Donde la espalda flagelada, ya marcada precisamente por surcos Deviene en sitio difícil de repetir con exactitud y en esa dificultad En esa casi imposible tarea de volver con certeza al mismo lugar Hallar el motivo de un arte que aunque antiguo pudiera ser todavía nuevo. Por ella concebían lo que de otro modo no aceptarían nunca Que el mundo sólo es perfecto para los idiotas y para los sabios Que para el resto no es más que un laberinto de sufrimientos En donde asumirlo como tal es imposible para quien habla de felicidad Una felicidad causada por el amor, el amor que por ella sentían Y que con su fuerza los arrastraba por el polvo de las calles Por el filoso frío de las noches de fiesta y huidas Donde cada cual jugaba a darse el lujo de seguir fingiendo deliberadamente Que un momento de reposo era un descanso Que una alegría, acaso esa felicidad que, sin ironía, no era recíproca. Frugal Poco en todo Salvo en la conciencia El cadáver todavía sabiendo su derrota El corazón que todavía palpita En las noticias Entre los griegos Manzana y coñac Las tardes solas Las pobladas Las que se pasa Con uno mismo. 46 Lawrence Durrel.
  • 51. Yo el Supremo47 De los libros a la cabeza Para que todo sea registrado Y se constituya en materia de temor Pues sabe, y lo que sabe es aterrador. Perdido el que recuerda y liberto el que olvida Separados ambos por la daga de la imaginación Que no sólo muta el futuro, sino también el pasado Por hallar en los hechos movimientos, y en estos Uno único que no cesa y que por ello no avanza. El hombre y su lenguaje hablado Que lo asemeja a cualquier reptil A todo árbol y toda piedra Hasta que logra generarse uno Que partiendo del aprendido Llega al inventado, a su medida y esencia Porque transcurren los hechos Y cada cual, para vivir su propio calendario Tendrá que ir viviendo su día, sus horas Al final del cual, la silenciosa muerte El camastro compartido con otro ser El embotamiento simple del sueño Las certeras consecuencias del cansancio O simplemente un romántico desvelo Mientras yo enfrento el desprendimiento La mirada y la vista más allá de los espejos Donde mi cuerpo no basta para pensar en él Donde no hay ni testigos, ni jueces, ni causa Donde se oculta la verdad y me es posible hallarla Antes del mañana donde todos juegan a estar despiertos A estar vivos y a buscar otras cosas, sencillas o duras Pero que no son sinceras ni imposibles, ni siquiera supremas. Será de día, o será de noche Habrá luz, o habrá oscuridad Pero será, y será cuando usted muera Hay un después que lo espera al morir Su geografía no es muy exacta Hay una para cada cual Y no es cielo, ni es infierno Todo es ahí lo que no se ha hecho aquí ... Y no se sabe cuándo ocurrirá 12.04.03 47 Augusto Roa Bastos.
  • 52. El amor en los tiempos del cólera48 Terminado estaba el techo Bajo el cual transcurrían los sucesos familiares Terminado el asfalto Por el que transitaban los urbanos Terminada estaba la siembra Y por ello asustaba que pudiera ser posible volver a arar. Ella y yo en esa vez contra el mundo Contra lo establecido de cada una de las formas En esa vez que había durado demasiado poco Ella y yo día a día con los platos que limpiar Con las borracheras y las faltas de puntualidad Para aprender día a día, miseria a miseria Que el mundo entero es nada frente a uno sólo de sus días Cuando estos se hacen miles. Y aunque se había marchado Puesto que se había muerto No se había llevado consigo Sus ropas, sus escritos, sus detalles Como una manera de seguir arrojándonos Trozo a trozo, la podredumbre de la memoria Que por estar en una mente torpe y viva Le obliga a reconocer que más difícil que vivir También va siendo morir del todo. Ella leyendo del amor sabiendo que era mentira Buscándolo en mí, que jamás había oído hablar de él No porque yo supiera donde quedaba su estación Sino porque simplemente no temía enfrentar nada Porque hasta sentía dicha en alguna escaramuza de puños Porque la pólvora y los puños eran mi sino Porque yo sabía pisar la tierra en donde ella creía estaba ese sentimiento. Descubrió el velo pueril Y halló su sangre envenenada de nostalgia Retrocedió a los primeros pasos de su mente Y vio un puerto, y una despedida horrible Se concibió en el extravío de un devenir Que le daba lo que después le arrebataría Para que lo que le quede no sea más que recuerdos Y todavía un resto de fuerzas para comprenderlo Y un algo de imaginación para vencerlo todo. 12.04.03 48 Gabriel García Márquez.
  • 53. Das Glasperlenspiel49 Una nota era un número Una cifra con sus polos Con su propio tiempo sujeto a medición Y para cada nota una sílaba Que sumadas hacían la frase Y cada sílaba algunas letras Cada una con su número Y para cada número un significado. Del otro lado del puente En el otro extremo de las filas de ataque La punta de la lanza El peso de ser guía Como consecuencia de comprender una misión La duda y el titubeo, que nadie destierra Salvo uno mismo, en absoluta soledad Pues lo demás es construcción que busca luz Una luz que debe ser alcanzada para ser transmitida De la que no hablan con certeza las que la desconocen. Desde dentro un orden cerrado En el cual, visto desde lejos Iba marcado por un egoísmo profundo - necesitado de la felicidad ajena para ser feliz - Tropezando con piedras que ni siquiera miraba - las sentía como parte del camino - Más lejos de toda prisión de encargos - pues era el encargado de su conciencia - Conteniendo impulsos adquiría más fuerza Y al extremo de lo establecido le exponía el autoimpuesto Por atravesarse atravesaba, y con ello alteraba La escala premeditada, las rutas antiguas Con una carga propia de testarudez fecunda Capaz de insertar en una piedra la fertilidad misma. Para los resultados Para las consecuencias Para el acto final Para todo lo que deviene De las luchas feroces De las batallas atroces De las guerras del alma Que una vez lanzada Sólo la libertad la detiene. 15.04.03 49 Herman Hesse.
  • 54. La peste50 De tanta violencia, de tanta Captar y sentir el no acto De tanta velocidad, su ausencia De tanto saturamiento, la completa soledad. Una pobreza, en cualquiera de sus acepciones Por la que nada había más que transitar el aire De un modo, o de otro, o de otro más Sin siquiera sospechar que hay algo más que vivir así. La hoja de papel, o el monitor Y el testigo que va sabiendo que lo es Que siente la presión del testimonio que debe Que se arroja a la obra por lo que ha visto se vivió. Un aislamiento general que permitía uno particular El modo de la lluvia, el del día soleado y el de la noche de luna Por el que todo iba siendo posible de aceptar De manera que al final de una copa todo pudiera resultar normal. Parado en la bulliciosa esquina Ya el semáforo, ya el policía de tránsito Habilitándole y negándole el avance Para que como sea, no avanzase, para saber el tiempo. Tal concepción del sujeto, tal internalización Que no habría adjetivo que pudiera lograr su mutación De un modo en el que todo seguiría siendo lo que es Merced a una fatal prescindencia de lo que se diga que es. La – al menos hasta hoy – vigencia De la distancia entre el abrigo y el botón Del que fija su ser en la cantidad o en la calidad Para que diez mil muertos duelan más que uno solo de ellos. Y ese modo del estado que tantos habían escrito de estallidos Que muchos habían creído bullicioso y expansivo Que demasiados habían establecido de mil formas Y que al final iba siendo vivido sin siquiera llamar la atención de nadie. Por un error común - El de no imaginarlo todo - creyó que por lo que era, y por lo que eran ciertas cosas no le podían ocurrir, ciertas cosas no les podían ocurrir. 15.04.03 50 Albert Camus.
  • 55. Rayuela51 No, no hace falta tocarte No es necesario hojearte Nombrarte solo pesa Conocerte agobia. Que a mis manos le cuesten Llegar al picaporte para salir a la calle Que a mis pies le duelan Tener que cruzar a nado mental la noche. La borracha y el sexo La vocalista y sus lamentos El fracaso de la vida entera La mujer que sentimos, ahogada. El llanto insistente del frágil niño en la madrugada Las aves en las alfombras, en muchas alfombras Los diseños de las tizas en el asfalto bajo la posible lluvia Las fotos horribles en la billetera. Ese autor que nunca conocimos Y que fuimos nosotros Esa vida que dijimos Y que al hacerlo vivimos. El juego en donde el cielo era posible Que era más que las horas, hora a hora Que se jugaba viajando Sin estadías, con precisión, pero sin un orden fijo. Y el afecto perdido Jamás escondido La copa de la tristeza Servida por monedas que apenas alcanzan. La edad de la lectura Y la de la desenvoltura Por admitir tus dagas Rasgando mis ilusiones. En la cruel sospecha de saberte Y de imaginar, solo imaginar, comprenderte Como fuegos de que refieren incendios Que alcanzan a quemar, sin devastar, para forjar. 15.04.03 51 Julio Cortázar.
  • 56. Answered Prayers52 A la mujer le gusta que sea escritor Pero apenas llega a lo que escribe Al escritor le gusta ser leído en voz alta Pero su lectora, su esposa, nada más tiene, y lo sabe. En ese punto en el que lo demás importa un pito Y que por decirlo uno pueda ser asesinado Sabiendo que de ello sólo se extraería gratitud Pues en ese punto es lo asqueroso de los demás lo que dentro se lleva. Principiantes de monstruos Que gustan de la carne, mas no de la cacería De las certezas, mas no de la verdad De la confesión, mas no de la sinceridad Mi sentencia es esta: os conozco. El juego del presente y del pasado Niñitos de pecho, púberes del desencanto Que no habéis sido enseñados En que en el aborrecimiento instalado no existe pasado brillante. Y el palacio de los pútridos Donde no hay nada que hacer Más que lo que realmente se quiere Buscar el abismo tarde a tarde En un mar tan infecto que no cabe la mediocridad Donde el festival es de la negación Y por ser todos derrotados Ni siquiera hay posibilidad de triunfos Sin artilugios, sin siquiera un telón A mansalva de la hediondez Madre nuestra de nuestras inexigencias Donde el precio es el hurto Donde para pagar hay que hurtar Porque el precio es alto, ya que es la vida Por lo que tomar la ajena vale Ya que la propia va en rojo Y mientras más cae otro Menos hondo estamos Y más pie da a seguir buscando fondo Que siempre hay alguien más arriba Y siempre hay nada más abajo Mientras afuera lo niegan Mientras afuera juegan a no saber Que llevan un infierno apestoso en el corazón. 15.04.03 52 Truman Capote.
  • 57. La plaça del diamant53 Decía, de mí decía Que era mucho lo que quería Que era extremo lo que pretendía Sin saber, sin conocer siquiera Que mi drama era desconocer mi finalidad Pude verlo en un instante que parecía el último Desprendiéndose de los posibles suspiros y rezos Perdiéndose de a poco, agitada y desesperadamente Entre las cosas que seguían siendo rodeadas por la vida Mientras él la iba perdiendo, extraviando, olvidando Cambié el horizonte por el suelo Y escuché que en mi cabeza había una orden Que exigía apretar ese instante hasta echarlo Como un trapo lleno de sangre todavía caliente Que de otro modo permanecería por siempre Me sostenía por el mar Por el movimiento de los colores Que yendo y viniendo no llegaban nunca Que por no detenerse parecían no dejar de partir Haciendo que por la visión pueda olvidarme de mí Y escuché la voz de una anciana relatando Que toda la catástrofe que estaba sucediendo Ya ella lo había previsto desde un tiempo atrás Como si por haberle encontrado una explicación Eso que estaba ocurriendo perdiese toda dimensión Caminé entonces por entre la gente Sintiendo el aliento de mis hijos Y el llamado de las otras cosas Y decidí seguir sintiendo, y desoír el llamado Y tuve que hacer que sea sencillo Teníamos hambre, dormíamos temprano Yo tentaba lograr el olvido Pues vivíamos la tristeza de la miseria Y ya sabía que no lo podría contar a nadie Porque no podía permitirme sueños Siendo mujer, de carne pura Deje de serlo, sin odio y sin rabia Para seguir siéndolo. 28.04.03 53 Mercè Rodoreda.
  • 58. La casa de los espíritus54 En el primer momento de mi muerte Todavía sintiéndolo tan cerca En ese alivio de presenciar, de algún modo Que si había sido arado, había encontrado tierra En el primer momento de su muerte Apreciando con claridad lo burdo de toda regla Por comprender que el tiempo siempre era poco Cuando a uno le ocurre la desgracia de querer demasiado Y ese punto en el que no caben los opuestos En tanto que se trata de dos semejantes Y que siéndolo, sintiendo semejantes deseos Frente a frente, uno de los dos lo logra, en tanto el otro no Porque ya aquí resultaría evidente Que llevaba la marca de las clases sociales En donde la distancia moral radica justamente No en lo que se posee sino en la proporción que se gasta Como en aquella ocasión en la que lo entendido Era nada frente a todo lo dicho Aunque no importaba, pues el tono era firme Y el sonido pesaba más que el significado de la palabra Todo siguiendo y marcando el rumbo Seguido y vivido hasta el último detalle Hasta lograr la visión certera Por la que a veces se acierta a creer en una compañía Todo descontinuando y destrozando planes No esperado y no imaginado en ningún detalle Hasta comprender la visión certera Por la que a veces se acierta a descreer de toda felicidad Y la horca misma, el extraño patíbulo Cuya atracción era de lo más intensa Pues bastaba subir las escalerillas Y sujetarse la cuerda al cuello Para que todo lo que hubiera de ocurrir Fuera entrevisto sin ningún esfuerzo Con el único inconveniente de que al hacerlo La cuerda se tensaba y el instante se quebraba Llevándose consigo a quien lo portaba. 29.04.03 54 Isabel Allende.
  • 59. Other voices, other Rooms55 Estancado en una edad Sin posibilidad ni de retorno Ni de saltos, aunque teniendo que vivir Fue siendo cause de un río que se desvía Obsesionado por una idea dolorosa Que jamás pudo comprobar en realidad Aunque creyendo en ella como una fatalidad Fue desviando el cause del río que ignoró Dejando correr donde había detención Y deteniendo donde había movimiento Lo fue desviando todo hacia lo hondo Como si una situación no fueran todas Pintando cielos de un púrpura filoso Infiernos de un rosa ampliamente suave Montañas y laderas fundidas en un arroyo Todo lo fue desviando hacia una altura que desconocía Ninguno de los cuatro lo supo bien Aunque conocían una parte del esquema Los demás les otorgaron el silencio, o la condena Alguna vez el premio, pero sobre todo, una lástima callada Pues como lo cierto era el absurdo del presente Y lo que se tenía era todo, absolutamente todo Menos, quizá, el vigor de ir por el camino A cuyo final nadie sabe exactamente qué es lo que hay Quedaba ese consuelo tan relamido De pretender asumir el final del que hablaban - Como si alguna vez hubieran estado ahí - Los que vestidos, ya de blanco, ya de negro Llevaban, a su modo, el rojo dentro Remarcando que si algo habrían aprendido Era que lo único que sacia el hambre del pobre Y lo único que hace digerible las horas del rico Era esa pobrísima promesa de un después Cualquiera sean los ritos que implicase Pues si había algo verdaderamente insoportable Era ese ir viviendo sin tener idea alguna de para qué 05.05.03 55 Truman Capote
  • 60. La casa56 Cierto que en unos el captar lo que otros no El gesto por el cual se levanta una piedra O aquel por el que se mira por el rabillo del ojo Y de entre estos que van cruzando las líneas Sólo algunos, además, con el poder transmitirlos Y de entre los demás, de entre todos los demás Sólo algunos, sin ser contados, capaces de recepcionar Como cierta la imagen y todo su poderío Cosa heredada, aprendida o inventada Que hace que el corazón diga, ya no lo que siente Sino aquello que otro corazón espera escuchar Para la traición más íntima, la más oscura siembra Por la que el ámbito va anulando el brillo del centro Un centro que por otro desconocido va desdibujándose Y no fueron mentiras ciertos niveles de abstracción En los que no había más que un gesto de cerrar la puerta Para que no llegue a los oídos el sonido de ese bullicio Que no provenía de las referencias de la propia vida Sino de otras, de historias que lejanas o cercanas Iban siendo definitivamente otras, desconocidas tal vez Pero con esa capacidad de arrancarle el protagonismo a todos Para que llegue el tiempo, los momentos En que todo va por ir mirando una imagen Junto a la cual pudiera referirse el propio pasado Como si una fotografía, puesta al lado de una luz Pudiera también, de algún modo, iluminar Sabiéndolo imposible, pero no confesándolo jamás Porque todavía quedaban horas que transitar Y esa extraña conjunción En la que la erudición por no ser tanta Pudiera livianamente perder sonriente Merced a la cálida aceptación de lo desconocido Que va permitiendo el cese de la lucha de lo importante Habilitando el resquicio por el que se filtra lo que se siente Todavía con las fuerzas para desestimar una batalla innecesaria 06.05.03 56 Manuel Mujica Láinez.
  • 61. El trueno entre las hojas57 Sin decirlo con la voz Como si cada palabra Fuese sospechosa de algún crimen Como si el silencio lo llevasen dentro Y el hachazo de lo cotidiano Le partió el pecho en dos Hermanándolo con los oprimidos Trocando en compasión su odio hacia los poderosos Sabiéndole a cada uno sus historias, su pasado Le fue pesando el estar ahí donde pudiera ser sabido Y como jugando, les borró a cada uno su esencia Dejándoles sólo el nombre, como si no nombrasen nada Al ver que no había más La desapasionada suspensión de otro intento Como si siempre fuese claro lo que acaba Todo aquello que habiendo estado ya no está 57 Augusto Roa Bastos
  • 62. La alfombra roja58 58 Martha Lynch
  • 63. Pilote de guerre59 Entrenado para la derecha Y también para la izquierda Tropecé con el punto, con ese centro Por cuya realidad la instrucción pierde Quedándome no otra cosa, ninguna otra cosa Que beberme de lleno la plenitud del absurdo Sin el valor de seguir el impulso brutal De hablarle a las piedras o a los árboles Porque hablarle a alguien tenía tanto sentido Como lanzar una red para atrapar una pared Dado que la comunicación misma se había quebrado Puesto que no había mensaje posible de ser entendido Todo por el hecho de que habíamos apostado a la mañana A esa mañana que todos creíamos entonces dominar Que de tanto verla todos los días de nuestras vidas - lo que entonces eran nuestras vidas - No pudimos sospechar la posibilidad de que no existiera Y que terminó por inexistir, para que el fracaso nos arrasara Y entonces, al menos, el tiempo Porque en el tiempo y por el tiempo Puede uno despojarse de lo que ha sido Y aferrarse a lo que ha pretendido ser Llevándolo todo a ese plano mental En el que las cosas pueden seguir pasando Para esos pocos pasos más Tratando de andar sin compañía Para intentar comprender La insólita realidad de que todo camino Ya aquí, o más allá, termina acabándose Después de toda una vida andándolo Y así El principio anudado a su final La voz al silencio El color a su ausencia Los ojos a su objeto La nada al todo 20.05.03 59 Antoine de Saint-Exupéry
  • 64. Travels with my Aunt60 No, no te dije cuándo nos veríamos No por no saber cuándo lo haríamos Ni por saber que nunca depende de nosotros Nada más por el recuerdo y su presión El de aquel tiempo en el que la cita era obligación Dada la regla, lo sé, incita su trasgresión Cumplida la trasgresión se inicia la congoja Paso a paso hasta la tristeza Por el tobogán que lleva a la desesperación Que sienten todos los que necesitan ser perdonados Si no por alguien, al menos por ese Dios en que creen Quizá en estos detalles mis yerros, o mis aciertos Dejando un tanto de lado el ámbito de mis triunfos En donde todo se trata de cosas por hacer, y hacerlas Una y otra vez, con lo cual se accede al metal temporal Y a esa envidia que tiende a perdurar un tanto más En tanto no es lo que tengo, sino el modo en que hago Por ese haber vivido sin demasiados viajes Sin hacer parte de mi historia extremas geografías Sino más bien muy intensos paisajes carnales Dado que en la extensa brevedad de mis años Entre un cuerpo de mujer y un país opté por el cuerpo Que incluía un alma, un espíritu, un algo inexplicable Como si el tiempo se redujera a las acciones A la experiencia, a los sitios en donde el cuerpo estuvo Y no en todo lo que se pudiera lograr aprender Puesto que la sabiduría apenas depende de cada cual En tanto el conocimiento siempre culmina en la misma premisa Que concluye que todo es breve y que lo breve ya ha pasado También con el sentido de las pertenencias El trabajo de un mes y el asalto el día de pago Esas circunstancias que caben bajo el manto de las posibilidades Para las cuales, para gente normal, como yo y como todos Dicen hace bien tener encima unos cuantos polos transitados Aunque sea unos gestos, o un par de días sin dormir Sobre todo para que cuando lleguen las fechas Y tengan que ser asistidas en cuerpo y mente No se desborde la lengua de tantos fallos cometidos Ni de tantas nubes habladas y jamás tocadas 21.05.03 60 Grahan Greene
  • 65. Los siete locos61 El privilegio de una mente aguda Finalmente, puede no sea mío Puede que no tenga imaginación Y cierto es que mi instrucción es pobre Pero a diferencia de los demás, yo siento Ni una sola ecuación podría llegar a resolver A ningún conflicto podría hallarle solución Pero siento, siento intensamente, y lo que siento es desdicha Los evangelios, me dijeron El Pentateuco, me dijeron Cosas muy altas, cosas muy bajas Y yo, sintiendo mi desdicha, necesitando plata Pero a pesar de todo, y todo es pesar Yo tengo algo que ya nadie tiene Más allá de mi indecible crueldad De este odio amargo y marchito Tengo la fuerza de no matarme De saber que si estoy un martes Es porque soporté un lunes Y aunque todas mis penas No se cansan de recorrerme Desde el fondo de mi miseria Aprendí el gran secreto De entender la palabra mañana Y ese sueño de la alegría Y el hermetismo que me saben Y una desesperación callada Y un respirar apretado Para no poder ceder nunca A todo aquello que se lee Y que al leer resulta hermoso Pero que al vivirlo resulta detestable Porque lo cierto se escribe Pero la verdad no Y aunque nadie escriba de mí También a mí me incluye la verdad 23.05.03 61 Roberto Arlt
  • 66. Marta Riquelme – Examen sin conciencia62 Pudo mi mente percibir, sin premura Que Oiceladni vencido por la hidropesía Se arrojó al mar en el que murió ahogado Como también se ahogaron todos su sueños Y establecí claramente el punto crucial de mis celos - Que siempre prescindieron de aquel sentimiento Que cada cual se gasta sus buenas horas en nombrarlo Y que cada cual va viviendo sin tener idea de su esencia - Nacidos, todos, sin importarme la sicología De lo que puede enfermarme una alegría ajena Porque lo insoportable era que alguien, cualquiera sea Pudiera llegar a reír, como si eso fuese posible Y me afirmaba que tanta pasión desatada No podría, finalmente, atribuírseme Puesto que yo exigía la renuncia, la abstención Para así poder liberar la manifestación de lo que sentía Sin tener entonces que cargar con la pena de provocarlo *** Le susurré algo al oído La frase inconclusa Que señala el futuro Para salvar el presente El gesto sutil El acto que define al actor Y que ubica al aprendiz La distancia que la calle le señala Al que no tiene rastros de polvo Puesto que mis ilusiones se perdieron Y todavía era posible disimularlo Merced a una humillación mayor Que se daría, pero no en ese momento En el cual yo era en su mente lo que no era Y era lo que tenía, o lo que me quedaba Antes del momento en el que sea descubierto Y ese pequeño trozo de escenario que me elevaba Termine por enviarme a miles de metros más abajo Cuando los actores vuelven a sus camerinos Y los protagonistas vuelvan a las calles ciertas Para olvidarme, en el mejor de los casos Para recordarme con burlas, en el peor. 23.05.03 62 Ezequiel Martínez Estrada
  • 67. King Jesús63 A mitad del granizo Haciéndole cantar al techo de zinc Entreví que mañana o pasado habría sol Como días atrás, antes de tanta lluvia A mitad de las elecciones Recordé las primeras votaciones Los pocos ciudadanos vestidos de ocasión Al tiempo de los miles de nativos mirando el horizonte Al momento del parto Que fue por cesárea y en un hospital Imaginé no sólo el primer beso de la madre Sino también la morgue del mismo hospital A mitad de los artículos del tratado secreto Recordé el expansionismo y la no participación La presión de las formas que mutan alrededor Y las que habiendo transitado por décadas no quieren partir A mitad de la carrera - que siempre parece ganada o perdida - Recordé su final, imposiblemente E imaginé su principio, más imposiblemente aun Y al momento de las siete El seis y también el ocho Como la noche y el día Como el otoño y la primavera Para la última consecuencia De la primera de las causas Enrevesado de tiempo Descascarándome de momentos Olvidado de mitades De tanto tránsito De tanta espera Y tanta cosa realizada Hasta ir a lo lejos Al menos de mente y corazón En un principio Donde no había muerte 26.05.03 63 Robert Graves
  • 68. Der Prozess64 Tengo treinta y un años Sé que laboraste sesenta en esa pieza Sé tu esfuerzo para lograrla Sé las palabras que empleo Y lo que me ofreces, no lo quiero Nunca nada me fue muy pesado En lo peor sólo creí cuando sucedió Ningún futuro me mereció demasiadas precauciones Salvo cuando las amenazas se volvieron reales Para llegar a este momento en el que saboreo el arrepentimiento Hablando de cosas que no conozco Con una seguridad que lo refleja Para que al menos pueda ser notado Que como yo hay mucho más que muchos Y que en lo que diga también pueda aprenderse Teniendo en mis manos el extraño poder De decidir la realización de un empeoramiento Sintiendo que en ello pudiera estar el centro De un espacio que convergiendo con un actuar Presionan de tal modo que todo lo vuelven situación a resolver Tratándote con tal abandono Por completo insospechado Desde un punto de vista Y desde otro, con tal prescindencia Que no queriéndolo te presionaba a una reacción, lo sé Porque yo mismo me iba obligando a saber Evitándome así la fatiga de la duda Ese campo horrible donde tantos pierden Si no lo que tienen, que a veces no es poco, Puede que lo que quieren, que siempre es mucho Para desembocar en este medio En el que mis difíciles artimañas no sirven Donde me queda el entenderlo Aunque no el aceptarlo, sintiendo, gravemente Que ya aquí, ceder al cansancio simplemente sería peor. 29.05.03 64 Franz Kafka
  • 69. Don Segundo Sombra Pensaba, y en mi pensar había sentir En esa parte de la belleza que tiene cabida En el gesto, fugaz o continuo, doloroso o no De esa forma de desprendimiento que llaman el irse Pues era lo viejo, asumido en tanto repetición Lo que me iba golpeando calladamente el corazón Pues todavía no había asumido que era adentro Donde cada amanecer podía y debía ser, cada vez, el más hermoso En sus momentos, cada vez También le tuve fe a no pensar Porque le adivinaba sus extravíos Como alguien que acariciando, nunca carga en sus brazos a un gato Y cuando me fui por primera vez Y pude cruzar la primera de las fronteras Rodeado de soledad y envuelto de naturaleza En mi poquedad, saboreando libertad, viví la risa Probé que tenía cuerpo Y el cuerpo me probó su realidad Bebí el frío y nadé en cansancio Sin mirarlas, pude ver mis manos tras la labor intensa Y dadas las formas que no conocía entonces Sin temor las fui intentando Con la tranquilidad de saber que si acaso no lo lograra Lo que en gracia me faltase, lo ganaría en resuelta voluntad También me tocó la noche, el breve después Donde un gran dejo de conciencia me absorbió Con el silencio por delante, ofrecido Que aceptado, recibido, me emocionó de grandeza Y fui sabiendo, sin orgullo, y sin miedo Que lo que tenía era voluntad Algunas que otras herramientas Y hasta a veces un alguien entero que me llorara Aprendí del andar en el difícil sendero de la resistencia Y la humildad de vivir lo ocurrido sin protestas Aprendí que lo que se cree siempre gana al querer repentino A desconfiar de todo aquello que intensifica sin ser intenso Y a confiar en el tranco fraterno de los que me acompañan. 03.06.03
  • 70. La chute65 De tanto escudriñar en tanto Y hallar en todo harta complicación Le sobrevino la memoria de lo simple De las especies en las que la intención No va más allá del cumplimiento del instinto En la forma, pudo ver a sus defensores Y en el fondo, se vio con mayor justeza Y aunque acabó por desprestigiar a algunos Sin dejar de señalar nunca sus ocultamientos También se fue midiendo, en la medida de sus modos Alguna vez le dijeron de los lados - hoy podríamos hablar de grados - Y le explicaron la ventaja de estarse ahí En la vereda de los irreprochables Donde no existe el peligro de verse en falta Como suele ocurrir, en cambio Del otro lado del asfalto mental Donde algunos pocos hasta llegan al crimen Por haberse encontrado capaces de todo Y, sin embargo, sin haber hecho nada. Conociendo ya los títulos de las emociones La amplia gama de rótulos a los afectos Captó también los filos de la amistad El tiempo medido en horas de acuerdo Las noches en que salvo uno, todo sobra Y halló que al ocuparse de los demás Era de sí que se ocupaba Y como tomara conciencia de ello Más sencillo le resultaba cada vez Pues a sí mismo se alimentaba, y no padecía remordimientos Pero el arduo triunfo Y la muy notable victoria No fueron las que pretendió Le sobrevino el ocaso La sorpresa de su humanidad Pues aunque la muerte es una Los achaques son muchos Y como su conciencia no los alivia Tan solo resta tentar sabiduría Fruto un tanto alto para un alguien desgastado. 65 Albert Camus.
  • 71. To the Lighthouse66 De algún modo, oculto, extraño Ya sabía yo lo que habría de esperarme Y en la alegría de un juego simple en mi infancia Le dejaba entrar a una tristeza de una separación futura Como si un momento de luz no pudiera escapar de uno de oscuridad Sometiendo mi mente a una cosa Podía figurarme que la sometía a otra Como quien encerrado en una celda Da con la ida de que el mundo es una celda Logrando que duela menos lo que vivía hora a hora Habiendo encontrado la hora le fui fiel Fijándole a un espacio y su tiempo Mi propia realidad física mental Encontrando en ello más que escape Un modo de conexión hacia el infinito Fue una vez que di con la noche Recorriendo sus pasos previos Acompañándola hasta el final Una y otra vez, por demasiadas veces Hasta comprender que siempre hubo una anterior Hasta que conocí la muerte ajena Y fui entonces palpando el después sin su antes Sintiendo lo que no es sencillo de describir Y al tiempo, esa cuota de reposo que dan las palabras Cuando dejando su papel de espadas, pueden consolar Teniendo siempre al mar Y el juego de espejeo de ciertas mañanas En las que cualquiera hablaría de confundir Cuando en realidad querrían decir fundir El cielo con el agua, el final con las olas que rozan mis pies Quizá por haber estado cuando termina el invierno Cuando todo está llegando Y en ese llegar no hay mirar a los costados Porque lo que viene parece bastarse Porque entre lo que parece y en realidad es Casi todos sienten no hay distancias. 10.06.03 66 Virginia Woolf
  • 72. The Aspern Papers67 Como llovieron ataques Ni siquiera una defensa Ni una mínima, nada Tan sólo el silencio El nene hábil que habitó entre sofistas Con la mano siempre lista para los doctos - por si una bofetada les devolvía el color a sus mejillas – En Venecia y su otra cara Ese rostro que no se percibe estando de paso Sino tan sólo merced a una estadía Mediante la cual se percibe el aire y el humo El papel mojado, la tristeza de las formas La miseria, en fin, del mísero motivo de vivir Esa poquedad que casi llega a la precisión absoluta de la nada Cuando dijo que debía arrojarme Para que yo le señalase el tema del momento Y así desnude que ella hablaba con el corazón ardiendo En tanto yo, con los jueguitos baratos de mi erudición Tentaba disfrazar que también mi corazón tenía su postura Una que estaba quebrada, lastimosamente herida Como un atleta que de pronto es absorbido por el miedo La vez en que nos percatamos, todos al tiempo De que en ella algo señalaba que aun siguiendo las reglas No las cumplía todas, incluso quizá, en el fondo ninguna Y que en ello radicaba su particular atracción Pues, entre lobos, nada más tentador que una loba vestida de oveja Sin el tormento preciso del después, en el que más de uno perdería En esa tierra densa que aguarda tras el fervor primario, esa que se llama decepción No como el otro, el más lejano, el atemporal Que sin despreciar, aunque desestimándolo Por hallarse en un contexto lo venció Por un acto constante de confianza Que le privó de las dependencias que a nosotros nos agobiaban Permitiéndole hallar leyes valederas tanto aquí, como más allá de aquí Proveyéndole de esa gracia que suelen poseer los que escaparon al temor Por esa libertad que experimentan los que en sinceridad sienten Y por no imponerse límites lo expresan con soltura y claridad Como si fuese sencillo el poder decirlo todo. 25.06.03 67 Henry James.
  • 73. Soy paciente68 El tiempo fácil, de la compañía Para la potencia de las fuerzas Haciendo de un viaje el modo En el que espacio y tiempo se definen Un atrás, por ejemplo cuando estaba cerca Un ahora, en el que no está disponible Y el mismo nombre propio de este y aquel lado Pero con uno de los cuerpos que no es el mismo También la humildad más perezosa La del vivaracho no muy inteligente Que hace que cuando una mujer se agache Le mire el culo y las marcas de la bombacha Aunque esté hablando del poder de alguna secta De las terribles consecuencias de una reforma agraria Porque bueno, también de eso se trata De ir buscándole salidas al tedio del dolor mundano Pues, en todo caso, y mucho más profundamente Las cartas han sido distribuidas de tal forma Que resulta más sencillo confiar en los defectuosos Pues los no tullidos, no suelen guardar fidelidad a su condición Y aunque entre uno y otro bando Van haciendo menos aburridos los días También es cierto que el precio empieza a subir Pues la duda no tarda en mordisquear cuando hay opuestos Presentándose sobre todo a la hora de los orígenes Cuando, a veces uno se pregunta si alguna falla en la estructura física Es sencillamente una falla física Y no el pago de alguna antigua deuda ancestral Porque llega un momento en el que lo normal Lo que todo el mundo entiende como normal Como morir y padecer una consecuencia exacta respecto de una causa No puede menos que arrojarnos a una intranquilidad muy alta Pero nada de esto importa mucho Porque cantamos en grupo Y así, unidos, cada uno desde su horrible lejanía Logramos espantar todo principio de pensamiento negativo. 14.07.03 68 Ana María Shua
  • 74. Los lanzallamas69 Algunos le llaman empatía Otros, el arte de simular Y no es más que ponerse en otro lugar Como si alguien que no es uno mismo Fuese un lugar, eso que llaman, si se quiere Convergencia de espacio, tiempo... y materia Y así, y entonces, y por tanto, y por eso Hablo de mí, de todos, de muchos, o de nadie Y esto se conoce ya, incluso algunos ya lo saben Cuando digo, por ejemplo, que Maquiavelo me sonríe Por esta inteligencia mía, y sólo mía - pues yo la inventé – Que no sólo sabe que para mentir se precisa memoria Sino también, que toda memoria sólo es útil cuando implica paciencia Pues, como lea que hay que devolver la mejilla La devuelvo, sin problemas, porque sé que no habré de morir Y, como lea de 70 veces 7, multiplico y acepto Y de este modo, de este preciso modo, habilito la espera Para que cada situación sea una cuña abriendo surcos en mi mente De manera que al final de un círculo no solo sepa de donde vendrá el golpe Sino cuál será la postura del cuerpo que lo dio, luego de darlo Y aguardo... y aguardas... y aguardan... todos jodidos por la venganza... Después la pena Las posibilidades de los bípedos Su examen, vistos solos Y comprendidos en compañía Sus tan tristes fracasos Sus aún más tristes logros Sus deprimentes campos de acción Que algunos luminosos llaman infinitos Como si tuvieran acceso a comprender lo que dicen Y lo que queda de la piel Sin entrar en dendritas y axones Solo en lo que queda de la piel Capaz de sentir a otra O a ninguna más Tan cierto como lo que se considera certeza Y que no basta, porque sabe Porque horriblemente sabe que lo que queda Es que la sustancia de no poder hacer nada más E incluso más, que dado que no se ha hecho nada Va siendo excluido todo aquello que no sea La aceptación de no poder hacer ya nada. 29.07.03 69 Roberto Artl.
  • 75. El coronel no tiene quien le escriba70 A la orilla del fuego, en el aguarde La mirada se le cayó sobre el objeto Y de mirarle sin verle, observando siempre, Por un instante dio con el espejo brutal Que le mostró impúdico y sin temor Las vergüenzas de sus carnes íntimas El nefasto territorio de los nidos más horribles Y como nuevamente no encontrara escape Se dejó lamer por el consuelo de que ya lo había soportado Negándose, al tiempo, a recriminarse justamente por esa repetición. Ya de los dos habían hecho, cada cual a su modo, Dos costras que ninguna llaga podía lacerar Cuando él le enseñó a manera de espectáculo Una de las manifestaciones de la miseria Para que ella no le ceda siquiera una mirada Logrando con ello tirar tanto de los polos que eran Que a ambos le resultaba suficiente por su tensión Para mantener en secreto la íntima sensación De que al final, por algún milagro o maldición Terminarían encontrándose en la cúspide del odio reprimido. Mas, como quiera que sea, como fuera que fuese A la hora pesada y caliente de la medición del dolor Podría decirse que él, por cierta ingenuidad entendida como fe Fue quién más se dio de bruces, decepción tras decepción Dado que ella, habiendo ya recorrido el largo riel de la resignación Se limitaba nada más que a presenciar la segura decadencia De cada uno de los gestos, de cada uno de los intentos vanos Como esperando el fatídico momento en el que por una definición Terminase todo, y el viejo acabase por fin, de comprenderlo todo Y entonces le otorgue el magnífico – aunque patético - trofeo del reconocimiento. Pero del otro lado de la vereda también el otro plano Que hace que el brillo de una estrella sea tal en tanto su observador Que la medida, respecto del que da y toma la talla Que las abismales diferencias, de quienes las cruzan Que lo terrible, respecto de los que lo viven En la realidad de unas manos rumiadas y vueltas a rumiar por los años En el alrededor de unas certezas cotidianas imposibles de soportar De no ser por la fuerza de una tozudez que al límite de la locura Termina abriéndose camino en tortuoso fango del desamparo Hasta convertirse en puente inalcanzable para ninguna debilidad. 09.09.2003 70 Gabriel García Márquez
  • 76. El señor presidente71 Con brazos y piernas, como uno más Entero, desde fuera, en lo borroso Si un silencio absoluto pudiera protegerlo Ocultarlo de la condición que lleva dentro del cráneo Donde es que se desarrolla el pequeño daño inmenso Que lo lleva al grito, a veces, sin sentido posible Para la risa breve de los curtidos por la pobreza Y, acaso, para la playa pena de los de clase media Y la otra, perdida en una concienzuda gula Bocado a bocado, trago a trago de comida Como un saco hecho de una piel cuya elasticidad se prueba Cada uno de los días frente al otro, también corroído adentro Que por demorarse uno que otro instante más en dormir Presenciaba a cada noche ese terrible espectáculo de su otra mitad Absurda, irrisoria, suya y así, semejante a su vida Que la iba viviendo manchándola de maldiciones masculladas Entonces quería apretar el paso, pero algo me lo impedía Y en cada esquina que se hacía imposible de cruzar Me llegaban desde una distancia imprecisa, como de nubes La cadencia sangrante de melodías lujuriosas Que referían siempre a caídas y camas sucias y calientes Mientras pasaba el día sin poder mover uno sólo de mis pies Sujeto por esa sensación de asco y al tiempo de tentación Que terminaba por tensarme el cuello haciéndome despertar en lugares oscuros Y el que jamás fue primero, y que nunca podría ser el ultimo Vino también a expresar lo que en el fondo tampoco sabía - Arrastrando consigo su historia de mirar el cielo con alas cortadas Con los detalles de su familia y su casa metidos en los bolsillos Apretujándose a un lado de sus huevos mojados de sudor - Tratando de decir aquello que había mirado ocurrir Sabiendo íntimamente, sin saber cómo es que lo sabía Que de todos modos, como fuese, ya estaba jodido desde el día que nació Fue entre los sueños no contados que apareció así la barca Precedida de un aroma a naufragio desolado De un dolor de espejo y figuras indescriptibles Como buscando sin confesar a quién venía a buscar Obedeciendo una sentencia que fue en su tiempo súplica La manera que tienen ciertos deseos, intensos y ocultos De llegar a concretarse en la magia de la locura de un espíritu que se quiebra. 13.09.03 71 Miguel Ángel Asturias.
  • 77. L’ âge de la discrétion. Monologue. La femme rompue.72 Le veía partir, quizá siempre Y era como que no se iba Por esa certeza de su regreso En ese entonces en el que creía, tanto Como si no fuese posible que no volviera Había esa situación en mi alma Que era difícil de contener Una alegría sencilla y violenta Como un animal salvaje y libre Que uno ignora por completo cómo aquietarlo Y al final de los trazos que decidí En eso que tanto se entiende por culminación Comprendí entre el hielo y una calidez perruna La terrible verdad que la imaginación había estado ocultando El cambio irreversible, la concreción de lo irretornable Los primeros reflejos me mostraron lo que fui Porque ya no tenía presente, menos aún futuro Cada instante era un instante que se me iba sin haberlo vivido Ampliando casi escandalosamente mi distancia con los demás Con lo demás, con todo, que parecía firme en su no decadencia Un poco la ventaja de la suma de años Como el consuelo de la variedad ante la calidad Así me defendía, en silencio, bajo las piedras Diciéndome que mi historia, al final, no era breve Como si unas cuantas aventuras alguna vez pudieran ser suficientes Traté de contagiarme de la otra edad Intenté proyección, intenté absorción Ensayé mentirme, sin confesármelo Y a veces, creyéndolo, no sentía el tiempo Lograba una risa, algún momento sin pensar Fue tratar de evitar los desgarramientos Ir poniéndole compresas razonables a todo Y a la investigación audaz le sobrevino una gris observación Me fui separando de mis cosas, poco a poco Y al perder así posibilidad de pesares, también lo hice con lo opuesto 16.09.03 72 Simone de Beauvoir
  • 78. La vida breve73 Ella fingía un dolor Los motivos no cuentan Ella fingía un dolor Como yo era hombre, simplemente lo noté Me costó hacerlo Y sobre todo, volver a hacerlo Pero lo hice, porque soy hombre Porque los hombres tienen cosas que hacer Fui mintiendo, cotidianamente Ella fingía, yo mentía No éramos entonces aptos para la verdad Hacíamos la vida viviéndola lamentablemente Yo me daba cuenta un poco más que ella Tenía a más gente alrededor que ella Y me pesaba un poco más, lo sentía un poco más Porque a pesar de todo yo no era feliz en el engaño No se lo decía a ella, ella tampoco me decía Se lo dejaba ver a otros, yo lo expresaba a extraños Y a veces, sospecho, sospechábamos el uno del otro Y era cruel, y era nauseabundo, y eran nuestros días Sin embargo, yo no fingía, andaba sin poses Evitaba las distracciones, asumía lo que pasaba Y aunque sin embargo me dejaba llevar por mis mentiras Ya sabía que iba jugando contra mí, todo el tiempo Pero también los destellos, los regalos de luz Que duelen porque no tienen continuidad Que lastiman tanto porque vienen y se van No como nuestras farsas, perseverantes por lo discontinuo de esos destellos Mas, por encima de la inmundicia El conocimiento salva Y la constancia da sus frutos Y es posible ganar una esquina Y es certero arrastrar los pies Y es cierta la felicidad Y es cierto que la vida se va. 05.10.03 73 Juan Carlos Onetti.
  • 79. Der Erwâhlte74 I Conocía, es sabido que conocía Y en conocer, más que dolor, había dicha Pero lo que sentía era también una especie de orgullo Sin un motivo despectivo, aunque sí excluyente Por ese punto de la prescindencia de tener de qué enorgullecerse Aunque sea cierto el ver a los otros, el compararlos Y ver en sus acciones, en sus omisiones, en sus esfuerzos Muchas veces, tan sólo el intentar ser lo que ya eran Pero que no lo sabían, porque no eran capaces de tener una prueba Y una prueba de estar vivo y ser alguien muchas veces lo es todo II Me advirtieron, a tiempo, de ciertas ventajas Que lo que yo era hacía que sintieran lo que antes no sentían Y al señalarme estas cosas, me indicaron el pedido de mi estadía Pero un hombre no es nada más que un hombre Algo mágico y algo burdo, algo visible para quien lo quiera Algo ignorado para quien no se ha buscado Y yo, aunque real, era parte de una mentira Una mentira que me arrasaba las emociones Y que volvía imposible la detención de mis pasos Por esa sed que obliga a la marcha a todo aquel Que ha vivido el destrozo de todo aquello en lo que había creído III Tuve el enfrentamiento, y el hábil era yo Pero no era mía la necesidad de vencer El otro tenía de respaldo la fuerza que da el poder peder lo tenido Yo tenía la ligereza de carecer qué perder Lo que entonces pesó fue las intenciones Las finalidades que cada cual perseguía La simpleza de las formas que casi se confunden con el fondo Y alrededor la posibilidad de víctimas, la realidad de la injusticia Y era el poder hacer algo, aunque no importase, aunque no moviese lo íntimo IV Y vi su intención de volverlo a intentar Y sentí que sintió que si no había sido como quería Aunque hubiese sido lo que quería Había algo que le hacía intentarlo de nuevo Y también presentí que en alguna parte me reflejaba 09.10.03 74 Thomas Mann.
  • 80. La Cantatrice Chauve75 Era cierto, era demasiado cierto El número de la edad de los vivos No era noticia como el del de la edad de los muertos Pero los números era eso, sólo eso, eso y mucho más Eran números! Los mismos que utilizó Aristóteles en su poesía Ese que no era de aquí, que no era del sitio Que vino de cualquier lugar para quién sabe qué Y que logró un algo del cual era poseedor Un algo que le era permitido tener como suyo Pero que no le era permitido intentar conservar bajo situaciones extremas Porque no era de aquí, nada más También iba por el poder de compra Creo que un cuchillo, y un país entero Un punto de vista geométrico, poligonal Y también circular, aunque no abarcador A manera de una rueda que gira y gira Maravillosamente, eternamente, alrededor de su propio vacío El acto de pensar y el de no hacerlo Los entredichos, los extremos La lucha por el cocimiento Los esfuerzos por su exposición Ese gastado deseo de reconocimiento Y ese siempre joven sentimiento de incomprensión Pues acaso, no es en el compartir lo lleno? A veces, no pocas Más allá del querer dar del poseedor de algo No está también el límite de las fuerzas del receptor? No desprecia al fuerte el débil? No es más que la zorra y las uvas? Allí, enfrente Sujeto de admiración u odio El conocimiento y quien lo tiene El drama del que mira lo que no conoce La sensación del que conoce que no conoce Y su reacción inmediata, escrita, verbalizada Lo simple del agua, los destellos La magia en la que cualquiera cree Sin buscarle explicaciones, porque el mago, callado No dice que lo es, sino que calla, atribuye… yo lo sé. 75 Eugène Ionesco.
  • 81. Polvo y Espanto76 Cómo sea que vaya a ser tu funeral Lo cierto es que vas a morir, irremediablemente Y en este mientras tanto que te toca transitar Acaso con implica un gigantesco absurdo Tener o perder lo que jamás ha sido de nadie Puesto que nadie jamás podrá conservar nada? Mejor ensayar, más temprano que tarde Cierta indulgente cortesía con las palabras Que dado que la lengua nos condena Bien vale cierto esfuerzo en ajustarla Encontrarle un modo a las tardes y a las mañanas Hasta esa lograr esa urbanidad transparente, de ameba Cosas así, mientras la parca va rondando los jardines Dejando señales casi imperceptibles entre las cosas En alguna ventana, en algún doblez de alguna alfombra En los detalles ínfimos que continuamente se burlan de las tragedias Cosas así, extrayendo de la distancia antes que el enojo y el resentimiento Más bien esa cuota de soledad necesaria para asumir que ya no se estará Así también es posible huir y escapar de las largas sombras de los juicios De aquellas emociones surgidas de la contraposición de conceptos Que estipulan, cada cual sujeto a su contexto, la telaraña de locuras La difícil red que atrapa a todos los bípedos indefensos Que desprovistos de alas con las cuales lograr una mínima elevación Transcurren en términos de superioridad o inferior, como si esto existiera De todos modos, tampoco tiene sentido este acto Por el cual vas imaginando a quién me dirijo O sobre la base de qué dispongo el discurrir de cada línea Ni domestico, ni me dejo domesticar, he optado por la prisión Es posible doblegar a las fieras, a los libres Para los prisioneros de la presión, qué cadenas le podrías fabricar? Ve de nuevo, que también es posible esquivar al gris Guarda un lugar para aquellos a los que no has influenciado Hay aprecio en la estatura, pero no siempre valoración Y en lo que te queda de tiempo ya todo vale Ya la rosa, el roble y cualquier basural Porque, en el plano correspondiente Dios perdonará Pero antes, es sabido, Cronos no tendrá piedad 20.10.03 76 Abelardo Arias.
  • 82. Answered Prayers77 El humo, la conversación, los avances Y cada gesto que va sellando la lejanía Haciendo, trama sencilla, de esos momentos Los que más definen la soledad de cada cual Y la promesa, la más perra de todas La del tierno engaño, la cándida derrota Que ya no llegaría, pues deja de venir con los años Como ocurre con la regla con algunas mujeres Lo que hay es eso, ese espacio y ese tiempo Con las voces que están pero que no asisten Con nuestro cuerpo en medio de los demás Con los demás en medio de la nada misma Esa nada evitada socialmente Y que se masculla hasta en la ducha Esa que los más débiles, por torpeza o simple incapacidad No llegan a entender que existe hasta que es demasiado tarde Y entonces, para bien de ellos, descubren la literatura o el sexo bajo presión Lo digo porque sé, porque he estado ahí De referencias no respiro Bien lo saben quienes ignoro Bien lo ignoran quienes domino El devenir de agua, garabateando explicaciones Que alguien lee mientras otro alguien escucha La brisa que le burla a las rendijas del edificio Como algunos mosquitos que llegan hasta un décimo piso Lejos del pútrido candor del encierro de otros años En el tiempo de la promiscuidad y un doliente arrepentimiento En ese espantoso campo donde lo mejor era sentirse de tal modo culpable Que había dicha en acurrucarse y prometerse y prometer no volver a caer En ese antes de la primera madrugada de todas las de cada uno La más exacta de todas, la que sobreviene de tanto esperarla sin saberlo En la que se comprende que la vida es así, como lo dijeron y como no lo dijeron En medio del magnífico silencio que se logra merced a una silenciosa compañía Dura tan poco como un recuerdo Marca tan indeleblemente como todo lo intangible Y se aprisiona, como se aprisiona el viento Algunos de ustedes puede que sepa de qué fue que habló. 21.10.03 77 Truman Capote.
  • 83. Of Mice And Men78 I Los rasgos del rostro, precisos No indicaban otra cosa, nunca Que no sea la imprecisión de su edad A la manera de esas cosas tan bien terminadas Que es imposible dilucidar el tiempo en que fueron acabadas Como un espejo y una fuente transparente Frente a la cual no quedaba más que ser actor Sujeto bajo la lupa de un investigador profundo que, Harto sapiente de las aristas de muchos secretos Sobre todo de aquellos cuya historia se entierran en el corazón, Prefiere el silencio que expresa, antes que la palabra que confunde II En todo caso no podría acusárseme de falso Lo que quería tenía un precio, nada más No era mucho, como no eran muchas mis pretensiones Soñaba bajo, pero a gran velocidad Este era mi pecado, saber lo que quería Y, como todo imán, atraía limaduras de hierro Les molestaba, ni ellos sabían bien por qué Pero yo lo sabía bien, no es un gran misterio Todo lo contrario, una gran poquedad, mi gran poquedad Pero tranquila y satisfecha, cierta y perdurable como mi vida Ajena al íntimo desengaño de metas no alcanzadas A la envidia de los demás, o a la burla del alrededor III Al final tenía que cerrar las puertas de madera Asumir la muy escasa luz y enfrentar la lectura Y luego, con el cansancio, también enfrentar las dudas Los ahogos que no se dicen, que no pueden comentarse Porque, simplemente no hay con quién Todas las noches, toda la vida Entre la locura y el límite del agotamiento Al borde de un abismo al que se teme saltar Con los pies sobre una tierra en la que se odia vivir Todas las noches, toda la vida 22.10.03 78 John Steinbeck
  • 84. Las lanzas coloradas79 Todavía faltaba mucho para que llegase Pero ya me veían llegar, y sentían presión Entre tanto, ella y él, macho y hembra de la especie humana Una especie siempre en extinción, desde que fuera creada Y el otro, que se distinguía, como se distingue una abeja de las moscas Cerrando un infinito en el cual estaba implicado lo inexplicable También la desdentada, la de muelas cariadas – lo adivino de mi parte – Que por andar entre planos que no eran muy conocidos Despertaba en el común el temor que se ensancha entre los ignorantes Aunque nadie lo dijera, aunque nadie lo confesara queriendo hacerlo Después fue más intenso. Entreví un contexto que se expandía a lo largo de todo el tiempo Con diversas formas y múltiples modos de lo mismo Aproximaciones y alejamientos entre modelos a imitar y a ser Ejemplos, ideales, definiciones diversas que se eran o no se eran Para que todo vaya constituyéndose en bandos, simples, radicales Para que vivir sea acercarse o alejarse de lo que sea, pero nada más que eso Sentí que los que llegaron antes, y que vivieron los otros estilos Tendían a sentir que todo estaba más bien perdido, cuando no entregado Y supe, y me guardé de decirlo, que si sentían el peso de lo feo que alcanzaban a mirar Deberían de estar agradecidos de no vivir la otra podredumbre humana La que siembra el deseo de seguir existiendo en medio de lo que no vale la pena vivir Porque si su alrededor hubiese llegado a ser bonito, no sufrirían al saber que iban a morir? Me fue dado entonces conocer una tristeza que lacera. El ir así, viviendo así, al lado de lo que no es vivir, que es la muerte Le pareció a alguien a tal punto atractivo que terminó cautivándole Como si el desprecio hacia lo que el contexto defiende como apreciable Fuera, al final de cuentas, un adorno que aunque nadie quiere pagar por llevarlo Cualquiera intenta estar bajo las alas de quien lo porta Y por último, la sonrisa en la boca que creemos no merece sonreír Así como el llanto en el rostro de quien no creemos merezca llorar Para descubrir que no se trata, y que no se tratará jamás más que de un juicio propio Tan alto y tan justo como el que pudiera provenir de uno más de entre los demás 22.10.03 79 Arturo Uslar-Pietri
  • 85. L´Espoir80 En eso también radicaba la grandeza del hambre En ir devorando, casi gratuitamente, y con eficacia Cualquier idea que no sea la del hambre misma A tal punto que el robar, matar, engañar ni siquiera valen consideración Uno marchaba todo el tiempo Sin saber bien porqué Pero sintiendo cada paso sobre las calles rotas Cada noche y cada detención que se grababan en las pupilas Había la tarea, una misión, un hacer Que si no temor, despertaba respeto Aunque íntimamente se sospechaba que no valía mucho Pero la imagen contaba para posponer la risa hasta la hora en la que nadie miraba Se había internalizado la violencia, pura La que abre paso a una situación, la que impone un cambio Porque, lo cruelmente cierto es que otros modos habían fallado Había quedado atrás en ese ámbito de las intenciones sin cuerpo Pero no hay que confundirse, la dificultad siempre sobra Al final de cuentas, se exponía lo poco que se tenía, la vida Una vida de la cual todos tenían referencia de que fue, alguna vez, un regalo Algo que se había recibido de un lugar apenas explicable, pero que existía Y se había logrado un descreimiento, Se había concretado la pérdida de esa cuota de absoluto Que muchos conservan incluso hasta recién extraviada la juventud A pesar de que los hechos, entonces, no eran más que consecuencias de esa cuota perdida En el medio de la locura, también ciertos intentos del arte Y las inevitables reminiscencias, el horrible recuerdo del pasado Una anécdota de infancia, algún gesto, cosas así de cuando las cosas eran mejores No por que lo fueran, sino porque entonces faltaba inteligencia para sentir el absurdo Había bandos, en principio dos, diametralmente diferenciados Pero ninguno de ellos era homogéneo, se componían de gentes diferentes Cada una de las cuales afirmaba, cada vez que podía, que buscaba lo mismo Que lo que su bando quería era lo que él quería, y era mentira, y era verdad Pero se pretendía, y se hacía cosas respecto de esa pretensión Había un gigante, una estructura, una historia La muerte era el destino obligado, y el cambio, quizás imposible Pero se pretendía, y se hacía cosas respecto de esa pretensión. 23.10.03 80 André Malraux
  • 86. El simún81 Él fumaba, en silencio, lejano Acomodado al espacio y al tiempo Anulándolos en tanto se anulaba Atravesándolos en tanto se volvía enrevesado Yo miraba el alrededor, por unos minutos Y volvía a mirarlo, de cuando en vez Y seguía ahí, siempre ahí, inmóvil Como una pintura dentro de otra pintura Una hora, dos, tres y cuatro La noche, la noche entera Y a comenzar de nuevo Sin pasos que dar que no sean inútiles Sin remedio, sin cura ni enfermedad El sonido del agua, el color del paisaje Golpes tras golpes de la lluvia también casi inmóvil Hasta que lo gris se volvía negro cuando de nuevo llegaba la noche El roce de los límites, la tierra peligrosa de la mente En la que la repetición, la continuidad Van arando en los pensamientos el surco de una posible irrealidad Cediéndole paso a una duda terrible sobre todas las cosas Mientras él ahí, sin siquiera asistir Sólo estando hasta parecer perdurar Como si no fuese testigo de lo que le estaba ocurriendo Como si lo que estaba ocurriendo acabaría con él pero sin que le importe Fue entonces, días después, muchos días después Que comencé a admirarlo A beber del silencio A hacerme sordo de la riente queja del agua Y continué despreciándolo intensamente Buscándole ranuras de salvaje debilidad Como si por lograrlo algo iba a cambiar Como si por hacerlo todo iba a dejar de ser lo que era Extenuado comencé a beber Bebimos los dos Hablamos, él me hablo Me contó lo poco que yo era. 23.10.03 81 Horacio Quiroga.
  • 87. Muerte de un viajante82 De una ciudad a otra, pero sin andar Porque lo novedoso movía Pero no lo nuevo, que no existía Y encima de todo la crueldad del tiempo tentando la asfixia Los que vienen, que ya han llegado Que están ahí, expectantes, ávidos de cielos altos Pero sin fuerzas ni ideas para subir algún peñasco Con las piernas flacas tan sólo para subir una escalera que desprecian La venta sin comercio La construcción de una casa que no resulta en hogar La vivencia del sinsentido de un esfuerzo sin finalidad El instinto que reemplaza la emoción, lo establecido superando la Ley Hora tras hora las consecuencias La cabeza que termina siendo bajada El dolor adentro, el de la impotencia Para que los gestos terminen envenenados de resentimiento Carencia de intensidad, de extremos Que hace del robo algo imposible Pero que habilita al hurto Que desconoce el amor, pero alega cariño Palabras, en un discurso siempre tan pobre Que termina siendo arrasado por el minuto siguiente De hechos breves y concisos que la memoria olvida Pues sólo recuerda lo que a fuerza de constancia ha aprendido a sentir El desapego y la dependencia al tiempo La inutilidad y los sueños proyectados en otro Sin posibilidad de rebelión ni de acatamiento La inocencia truncada sin posibilidad de acceder a una pureza redentora El simple final tras una trabajosa vida La vanidad que danza su baile de locura En ese momento en el que una posta errada Es dejada en manos de una tristeza que ni siquiera alcanza al dolor Después de haber llovido consejos, conceptos Después del tránsito andado como se creyó poder Con una visión del camino cegada por lentes equívocos Después de todo, después de nada, al final de un viaje 30.10.03 82 Muerte de un viajante.
  • 88. La bahía del silencio83 Mis gestos que con exactitud se ajustaban Más que a lo hecho, a lo que había sido deshecho Ocultaban de algún modo el abismo de secretos graves Escenas grises que por mi rostro desprendían su pasada existencia Viví el ostracismo a plena luz del día Sin sedantes ni compresas A conciencia del juicio que no provenía de mí Respiré las consecuencias de haber intentado encontrarme Mientras tanto, en lo que quedaba de la estructura social Alguien lo notaría, alguien lo diría No había más que grupos en medio de otros grupos Se carecía por completo de ningún estandarte humano Sin embargo, si yo me daba cuenta de ello Si era capaz, al fin, de detectar con crudeza el vacío de lo establecido Era porque yo había buscado allí lo que pretendía Y porque uno sólo detecta la ausencia de lo que en verdad quiere De todos modos contenía una ventaja La de no considerarme demasiado La de no tenerme ni fijarme como protagonista de nada Ni mucho menos como testigo, a lo sumo, como un asistente gris Si me hubiese sentido, si me hubiese puesto en el centro Sería capaz de sentir empatía Una herida ajena sería una posible herida mía El triunfo de un extraño podría ser un triunfo mío Yo había llegado a la simpleza de ser sin expectativas Capaz de ver la dimensión de cualquier carencia Padeciendo una buena serie de ellas Pero sin sentirlo demasiado, sin que nada me afecte demasiado Y así como no me fue entonces posible acceder Al tumultuoso río de intensos placeres Tampoco caí en la tentación del suicidio O en el de los gestos desesperados por salvar lo insalvable De todos modos, también una especie de riqueza Algo así como una realidad concebida que aligera el equipaje Y que consiste, en esencia, en aceptar a cualquiera Pues asumirse tiene como inmediata consecuencia el asumir a todos Todos igualmente diferentes, todos igualmente diferentes. 03.11.03 83 Eduardo Mallea.
  • 89. Tres golpes de timbal84 El límite de los límites La verdadera puerta con llave imposible Al final del tiempo, venciéndolo La muerte, la última detención Dados los sentidos, la estadía El deseo, la inhóspita permanencia El un poco más, la otra oportunidad El querer volverlo a intentar Quiere el uno ir a vencer lo imposible Si acaso lo logra podrá ser deidad Si acaso lo alcanza será inalcanzable Pero carece de una pregunta que no se ha formulado Lo que es está dispuesto de tal modo que será de ser A esto se resiste, quiere más Pero quiere más por lo que es Si lo lograse, no sabe de qué va Su andar, lo que come, lo que duerme Todo aquello que hace no sería así Ignora cómo sería, a ello no llega ni a imaginar Quiere lo otro, pero siendo de aquí, estando aquí La risa profunda, el cristal de la alegría Perturban su tránsito insistentemente Le duele y le pesa hasta el furor Porque le abren a la tristeza y a la pena igual de profundas Hiere de rabia, por poder hacerlo Y porque su potencia no alcanza para más Si sospechase compasión sentiría pánico Ya apenas soporta lo que no puede ser Y de todos modos, aún a pesar de la violencia Quedó sujeto por sí mismo Y aunque mucho apretó las cuerdas No pudo detener el paso de los momentos Y aunque se impuso, no pudo imponerse del todo Y aunque calló su llanto y tentó curar sus heridas No pudo evitar la caravana de sonidos No logró evitar que todo siga siendo transitorio ni entregarse a ello. 03.11.03 84 Daniel Moyano.
  • 90. Kleine Freuden85 El plazo de vencimiento, la hora de la partida Con la carga de todas las señales posibles La torpeza en los pasos, la vista fatigada El pelo blanco y los dedos más nudosos El conocimiento adquirido tras tantos años Es suficiente, por una vez, para aceptarlo todo Y allí donde un impulso pretende rebeldía Hay una razón más fuerte que le impone quietud Sin embargo, en lo íntimo, más allá del cuerpo Hay una parte que todavía da batalla Hay una parte que ha cruzado cientos de vientos Que ha sabido atravesar más de mil embates Y es esa parte, que más divertida aún que antes Toma las armas que en un tiempo ni sabía existían Y con destreza las esgrime contra la dura ley natural Sabiendo que no podrá contra ella, lo intenta igual No porque guarde la esperanza de que acaso lo logre No por el convencimiento de que efectivamente lo hará Y sobre todo, no porque tenga - por alguna razón - que hacerlo Simplemente porque así se está bien, porque todavía hay fuerzas para hacerlo Después de todo la otra lucha es la crucial La más dura en tanto que quizá la más injusta La que siente el que puede caminar Cuando ve a los niños que recién nacidos ni siquiera saben de qué se trata La otra lucha, sin duda es la más crucial La que ha vivido la rebelión y la pólvora La que ha sentido en el cuerpo las consecuencias De una o dos ideas capaces de envolverlo todo en un sentido Y que no se ha desentendido jamás del alrededor Aquella que asumiendo lo cotidiano de los días Que transitando el odio, el rencor y el resentimiento Ha podido también acceder, de tanto intentarlo, a otros planos Desde los cuales sin haber restado nada Sino habiéndolo sumado todo se hace posible la comprensión Una tal que hace posible la mirada y todavía algún gesto adicional Como si todo, finalmente, se tratase de dar ayuda A cualquiera para quien el tránsito no resulta tan gratificante como pudiera 03.11.03 85 Hermann Hesse.
  • 91. Fuegia86 Para algunos, y no pocos El mundo entero fue formado por una de ellas Para otros, dado que son pocos los que pueden hacerlo Significa la posibilidad de una impureza extrema Nosotros las inventábamos sin mayores complicaciones Sin una escuela literaria Sin restricciones de reglas rigurosas Simplemente ceñidos a los momentos que vivíamos El agua que va trepando por la arena Y e vaivén de la canoa sobre las olas En el simple tiempo de la charla todo podía ser hablado Porque la invención simplemente facilitaba lo que queríamos decir En medio de su fe, a contragolpe Sin esperarlo, porque de eso se trataba en esencia Le rajaba en medio de lo profundo de sus intenciones La no oculta historia de los que intentándolo cayeron De aquellos que “abrazaron la fe” pero con brazos raquíticos Y también la dulzura de cierta ignorancia Cuando se desconoce, por ejemplo Que lo que se come lo cazó alguien que murió al hacerlo Como cuando se lee algo agradable Sin saber que fue escrito por alguien que fue quemado Merced a lo que había convivido andaba en la duda Pues así como se sabía por alguna definición superior No desconocía que podría ser objeto de burlas Se cuidaba de demostrarlo, pero temía que fuese así Sucedían también los presagios El canto de algún pájaro desde lo lejos El color que tomaba la tarde sin aviso Todo se volvía sospecha y tendía a pesar En la prisión del camino lamentó no poder abstraerse No tenía respiro, no podía tenerlo Lo que miraba era todo lo que ver No había nada más, y lo que había era un puro tránsito sobre el agua Era lanzarse sin seguridad alguna Pero lanzarse y proteger la alegría de lograr las otras manos Con una especie de enfado hacia algo Como si cierto enojo pudiera tapar la cuota de vanidad de haberlo logrado 03.11.03 86 Eduardo Belgrano Rawson.
  • 92. Ariel87 Generaciones enteras, miles de personas Para que la cantidad gane al juicio Y decir que no hay nada más sea tan contundente Tan sólo porque lo que se dice se escucha en un solo salón También la edad, el estigma de los años con sus achaques Para que la resignación se vista con el ropaje de la aceptación Justificando quizá lo injustificable de lo inalcanzable del fin de Ingenieros A quemarropa, sin embargo, con liviana dureza, imponiendo valoración El sostén, final y claramente expuesto No podría tratarse de un pilar solitario Tendría que ser mezcla, cimiento, polvo Cada mano de cada obrero, cada gesto en la construcción No podría reducirse, no le sería permitido Al sometimiento de una condición de ignorancia Donde cediendo a la presión de lo casi imposible Se termine desestimando aquello que a la primera no puede ser entendido Habría que entonces involucrarse Como se involucra una boca en otra cuando el deseo es intenso Sin temor al contagio de ninguna enfermedad Habría que sumar pieles antes que ir eliminándolas Y dado el caso, el extremo caso Habría que buscar el otro protagonismo Ese que no radica en el papel principal En la voz cantante que dirige el canto Sino también en la principal acción del testigo Que puede así registrar lo que los otros no pueden Que puede guardar lo que otros no sabrían Y que sabrá transmitir cuando el tiempo lo disponga La intensidad, por una vez permitida, dada cierta pureza Será dada quizá por la violencia emocional del contraste Por esa vanidad que siente el que lo intenta todo Cuando capta la vivencia de quienes no lo intentan nada Como sea, también el desapego en lo íntimo Allí, en ese borde que cada cual decide dónde queda Cuando se puede o no justificar Cuando cada cual decide hacerlo o no Mirándose el corazón sin dejar de mirar el de los demás 03.11.03 87 José Enrique Rodó.
  • 93. Helena88 Jugó con la libertad, o más bien, con su idea Y buscando el concepto, la duda fue simple Elemental juego donde la mente prima Por la que bastaría con uno sólo para referir a los demás Y entre ellos, fue evidente, no había libres Se manifestó la posesión, de alguna forma Como dejando entrever el lazo entre lo tenido su grado de prisión Y se ofreció la concesión, casi al tiempo, de un deseo Y a pesar de que en el aire revoloteaba la decisión El manifestar de pleno la posibilidad de optar no fue logrado También habló el de las vestiduras Y de su discurso algo quería, pugnaba por ser oído Había una distancia entre lo dicho y lo hecho Pero no era el momento de señalarlas Nunca es el momento de acallar a quien nos ofrece salidas Le tocó, a su turno, al que imagina Exhibió alguna posibilidad, nada más - Qué más puede hacer la imaginación? - Y más allá de lo tangible, como en esos casos suele suceder Se expresó de montañas, y abismos, sin estar en ninguno de ellos Hasta que cayó, anunciadamente Cedió a la posibilidad, más que a la realidad Prescindió de corroboraciones, no porque no necesitara de ellas Sino porque las mismas llevarían tiempo, si acaso fuesen posibles Y era tiempo lo que le faltaba, la vida se le acababa, había llegado el cansancio Lo mágico, lo grande, lo inconmensurable fue el detalle La rueda, el círculo, los pergaminos escritos Que de nombre propio en nombre propio Con alguna décima o alguna centésima de más, o de menos Fue siempre, siempre, como diciendo lo mismo, desde lejos Y a manera de cierta diadema De extraña calma y de lejanía describible La otra doncella, la bella, la hermosa Qué existía nadie sabía bien porqué, aunque todos la sentían Y que tendría lugar, como todo, a su tiempo El tiempo, esa variable que con la edad parece dudosa Porque todo se vuelve cierto, certeramente cierto 04.11.03 88 Evelyn Waugh.
  • 94. Juan de Mairena89 El número que cuenta Y que entonces pesa Asumiendo palabra Fuera y dentro de los hechos El que acusa, y el que defiende Modernos intermediarios Que hasta de pronto se atreven A un “haced como yo” El grupo, lo total, lo global La suma frente a lo indivisible La suma de voluntades Frente a una sola Porque la vez se viste de encanto Y el que vocifera y señala Esa vez, también cae Pues, aunque individuo, no los reconoce tales El que defiende a un hombre Y el que defiende a un grupo de ellos Como la idea frente al acto de pensar Como si Hitler y Giordano fuesen lo mismo Por poder hacerlo O por querer hacerlo Nada más, a veces nada más Como resultado de millones de explicaciones Como de un párrafo expandir y contraer A manera de sujeción o de trampolín Juego de ruleta donde apuesta la percepción A ver si era por ahí, o si no podría ser nunca por ahí Sobre la base de que la intención es otra Distinta en mucho a toda intención Ni el deseo de matar el deseo Ni la intención de llevarlo al extremo Una suave prescindencia Algo escandalosa, pero algo común Como decirlo sin hablarlo En el humo suave de los no polarizados 05.11.03 89 Antonio Machado.
  • 95. Wuthering Heights90 La medida de la razón midiendo la de la locura El estallido de una edad, de un tiempo, de un momento Para el furor de la vivencia de la oposición La negación, el alto muro de la insatisfacción repentina Sobre la base de los hombres, de las mujeres, de los seres La decisión de una lejanía brutal, indómita Con diez mil corazas protegiendo el origen de la decisión Que si no fuese precisamente el grosor del escudo lo que define el de la piel Captando la diferencia entre el alrededor de cemento Y el que transcurre entre las estaciones en el campo Pero sentenciando a cada tipo de transeúnte con igual decisión Como si roto el trayecto de la flecha no quedase más que ser el propio centro Se supo que había aquel que había tomado el Libro Para su beneficio, que a veces, y no pocas Implicaba implacable el perjuicio ajeno Marcando la distancia del resultado de un resentimiento Con el de una inteligencia por lo menos mediana La venganza en la previa de su camino En el antes de su concreción cuya consecuencia se ignora Aunque lo que se sepa es la calma que produce el pensarla En el abismo de las intenciones más intensas También posible, de tan así, caídas sórdidas Como si en lo dentro la convicción de pode lograr algo imposible Por la circunstancia de no poder lograrlo aún Disculpe, sin riesgo de consecuencia, el herirse la frente contra el muro En la otra conciencia, en la menos explicable Con la compañía - en esos momentos imperceptible - de la almohada Los profundos cambios que se gestan de a poco Por la insistencia de lo que no siendo claro sin embargo se capta Y en algún momento el planteo de la utilidad De la finalidad, estrella difícil que a veces pierde y otras ilumina Dependiendo del grado de terror que pudiera despertar La extraña probabilidad de que la forma misma sea también el fondo De que el cuerpo sea el cuerpo, y que la muerte, sea eso, la muerte Puede, indoloramente puede, y esto es casi fatal Que la hoguera no siempre se apague de un sólo golpe Sino que vaya extinguiéndose tan gradual y precisamente Que ella misma no se resienta al presenciar su propia extinción 06.07.03 90 Emily Brontë
  • 96. El ángel en la sombra91 La señal de la distinción, la mueca Los gestos propios hablando de la propia valía Tratados, como si fuesen papel roto por la lluvia Pero permisibles si fuesen en nombre de otra idea De alguna que supere la del nombre y el apellido Que fuese la patria, el país, la bandera, esas cosas Y dada las consecuencias el indagar sus principios Desde planos más complejos examinar los más simples Para ver en el traficante de drogas a sólo un negociador Hasta comprender que lo que hay no es más diferente de lo que se es Salvo por alguna cuota de intensidad, de fondo y de forma Pero que converge en las aristas, como la idea de luz cualquiera fuese su fuente En las esquinas sociales, desde ahí, estando desde ahí Como testigo de que está siendo testificado El aire que se desprende y que facilita el juicio ajeno Cierto protagonismo que los espectadores perciben sin entender Y que el protagonista lo sabe bien, lo sabe muy bien Pues no es más que otra cosa que el rostro digno Del que los mira diciendo: son de los que no pueden Golpeaba también la tranquilidad casi inefable Como si todo lo que ocurría fuese explicable con exactitud Cada momento y cada gesto, cada ropa y cada cubierto Todo reducido a una pequeñez que ni siquiera llegaba a ofender Pues todo abundaba en explicación, y la explicación era sorda Todo, a pesar de todas las intenciones, no era más que polvo Por no contar con muros qué tocar Por esa falta de calidez que brinda la comprensión Por tan sólo contar con un fuego que no calienta sino que quema De tras pies que implican, y de volverse a levantar Del paso del tiempo y de lo firme de cierta vislumbrada realidad El pensamiento de la muerte, al fin, como rozando cierta dulzura Y al final de la resistencia la intuición Sin concreciones, sin exactitudes enmarcables La idea y su sospechosa vivencia Las alas rotas rozando negruras La concepción de una antesala terrible Y la visión de un camino arduo hacia la nada 06.11.03 91 Leopoldo Lugones.
  • 97. The call of Cthulhu92 El fuego disociado del calor La luna y los planetas Todas las energías Todas las fuerzas Todo lo complicado Todo sin conexión Afortunadamente Hasta que sea lograda la conexión Y entonces para cada palabra haya un número Y cada número sea fundido con una palabra Y de la fusión sea extraído el poder de la comprensión Y el poder de desencadenar o recibir fuerzas Antes, el ahora de ignorancia Cuando no todos, o casi ningún suceso tiene explicación Cuando el agua cae del cielo sin que se sepa porqué Cuando el sol aparece por levante todos los días Cuando la gente nace y termina muriéndose El terror no venía de la soledad pretendida Sino de la posibilidad confirmada de lo contrario La extrema inquietud no surgía de ser únicos Sino precisamente como consecuencia de no serlo Como si de pronto fuese posible que un perro O una paloma, o quizás un oso o una culebra También posean no sólo la capacidad de raciocinio Sino también la de expresarlo con sonoridad humana Y el estar ahí, cerca, para presenciarlo Comprobando la terrible maravilla no ya de lo dicho Sino de que esos seres, al igual que ciertos humanos Lleven dentro la posibilidad de invocar a una deidad Los antiguos tiempos habrían de volver Los ciclos, los más extensos, se repetirían Volverían las costumbres que algunos llaman primitivas Y el orden volvería a ser perdido, entregado al fracaso Mientras tanto el sueño de aquellos Y el sueño de los que creen estar despiertos Hasta que aquellas criaturas despierten abruptamente Y lo que quede entonces sea, una vez más, iniciarlo todo de nuevo 08.11.03 92 H. P. Lovecraft
  • 98. Importante of living93 Por cada vacuna millones de balas Por cada mil llamadas de amantes Cada tanto una sola que nombra muerte Por la invención de una misma raza Salirse o adentrarse, entre penumbras Aceptarlo o denunciarlo, entre luces claras O hasta simplemente hallar la muy difícil atalaya Desde la cual, una vez lograda, es posible la contemplación Los actos brutales que ocurren tras una pantalla El origen de cada una de sus motivaciones Y la presencia certera de una idea que envuelve Que roza una alta razón y se entrega a la ternura de una locura O viceversa, quién sabe? El registro de los datos, al fin, como simple registro de datos El cúmulo de cifras, de nombres, de fechas Como simple cuaderno de anotaciones vanas En tanto que la emoción, los afectos, acomodados a otra esfera De manera de distancia, de puente y pasillo afelpado Por el que se transita una vez precisada la meta Una vez determinado el alcance de la voluntad Mecha que por sí misma arde y busca estallar en calma Entonces el maduro placer de satisfacciones puras La nobleza de los instantes por haberlos vivido noblemente El cómodo reposo de quien fatigó el cuerpo en la labor bien intencionada El sueño tranquilo y la conversación cálida, y acaso, algún silencio compañero Después de mucho, y antes del final El reflejo, la irradiación Que ya fue escrito en el Libro Los resultados, si se quiere Ya en el rostro, cualquiera sea su constitución Ya en las letras que cada cual deja caer o clava en el papel Y en el intercambio de una entidad a otra de la misma especie Marcando diferencias, es cierto, pero sólo para terminar envolviéndolas De un modo de ir haciendo En esta vida y en este mundo Entre los demás y con algo de apartamiento Con la valentía simple de visualizar abismos y alturas 09.11.03 93 Lin Yutang.
  • 99. Los árboles mueren de pie94 La cruz en la frente Y en frente la protesta Y en ese juego de fuego El discurso que hace el curso El nombre común, tan común Pero que termina siendo un nombre propio El detalle crucial de la distinción Pese a la abundancia aún de la repetición del mismo Como si la trascendencia de la esencia superase su repetición Cuando cruzó el umbral material Si cuidar de sembrar alguna protección Como si nada ni nadie pudiese alcanzarla Poniendo en evidencia que estaba más allá del miedo La abnegación, principalmente, pero con otro ropaje Con una vestidura que rebasaba toda formalidad Que acribillaba sin ningún miramiento cualquier formalidad Una abnegación que alcanzaba los límites de la belleza Obviamente, claramente, y obstinadamente El toque de locura imprescindible a los ojos ajenos Y en ello hasta cierta dicha, hasta cierto entusiasmo Porque no podría importar la causa, no podría importar Si la consecuencia iba más allá de esa causa, fuese ella la mencionada sin razón Las expectativas, del otro lado del mostrador La variable tan grande para todos los pequeños Que normalmente terminan de bruces contra el muelle Por haber creído que el sol se detendría o retrocedería como en otros tiempos Y también del otro lado del mostrador la sorpresa Y la clara sentencia de la fortaleza necesaria para ciertas cositas Porque, ya todos lo sabemos, cada cual va estando más preparado para lo trágico Que para la consecución de alguna alegría feroz, incluso aterradora Lo tremendo de una decepción que raja bien adentro Y que por ello mismo, más allá de la posibilidad de juicio de una mentira Más brillante y más lejos y más alto deja la voluntad del ejemplo Por esa sospecha, quizá, de que cuentan mucho los que vienen 09.11.03 94 Alejandro Casona.
  • 100. Algunas veces, no siempre La emoción de aquella ley íntima Que a los grandes obligan a devolver Todo aquello de bueno que recibieron Y a olvidar todo aquello que de malo padecieron Antes, después, o durante de lo hecho al respecto La compasión por los que de algún modo O han caído, o ni siquiera han podido andar Sopesando, tras ardua y detallada observación Aquellas veces en las que se fue beneficiario de tal compasión
  • 101. Decameron95 Puede que vayan a pedirte algo grave Algo profundo, enorme, abisal Y que puedas, entonces, darlo o no Dado que seas capaz de hacerlo, o no Y no será otra cosa que la quizá recibiste, en su tiempo Algo así como un deber que no tiene voz Algo así como un reclamo sin manifestación aparente El pedido de abrir una puerta Que pudiera haberte sido abierta Marcando el grado de peso de lo recibido Con ganas el consuelo Con furia la compasión Pulpa dulce y ardiente La mano tendida, el pecho ancho Los hombros ávidos de quehaceres que sostener El otro sentimiento, confundido de deseo Cuando motivo y medio, cuando medio y origen La finalidad y los recursos, como metáfora o ley Bajo el sometimiento de la limitación suprema, el tiempo La visión que marca una vida, que remarca segunderos Ahí cuando lo que podía hacer que distancias fueran nada Hacen después, de cada metro una travesía De cada acción un gesto, de cada mirada una inspección Y de cada palabra una entrega que implica al receptor Como una orden cuyo cumplidor se desconoce En la presencia de todos estos hechos De la miseria y la riqueza De la fidelidad recompensada Y de la sospecha castigada A través, también, de nombres que hacen suyo historias Iba por jugarse, un tanto, o todo El más especial de los cariños El más humano de los afectos Que sin querer dañar puede dañar Que pudiendo dañar se abstiene de hacerlo En el pecho de las historias En el relato y en el resguardo Sin dejar de ser por tanto querer hacer Siendo por esa impotencia de hacerlo Limitación y libertad, en una escala 13.11.03 95 Giovanni Boccacio. Decameron.
  • 102. Bratia Karamázovy96 Ese centro del universo adentro Y la sospecha de que así es Y a falta del conocimiento de los puentes Saltos y caídas en el intento brutal De cruzar esa distancia íntima Que resulta en distancia con todo lo demás Con todos los demás Así, dada la altura del proyecto Queda señalada la de los otros La fama del que no busca fama Lo que irradia quien busca rayos La consecuencia de buscar y ser visto buscando El precio de no ser lo buscado La realidad de que pudiera ser que nadie sea lo buscado Pese a la imposición histórica de que siempre es alguien lo buscado Entonces los cuidados de la forma Como si todo fuese un misterio Y la conciencia de la propia valía Partiendo de que los precios caen De que no hay monedas que alcancen Aunque todas ellas algo valgan siempre Como asumiendo la consistencia de las nubes Para poder navegar firme sobre ellas Llevando como motor una gigantesca piedra de renuncias La teoría de los extremos en algún punto Allí donde la entrega es la entrega y no su imagen Donde el dar es darse, donde darse es ofrecerse Y entonces exigir una respuesta confiando en una promesa Con la inteligencia necesaria para explicar caídas Y con la fe necesaria para aceptar cualquiera de ellas Con la voluntad, en fin, dispuesta a ser sometida a prueba En el pecho los demás En la última hora de la noche Al momento de las preces Cuando todo peso otorga liviandad Ahí cuando cede la conciencia a la fatiga Después de haber captado la carencia Por haber mirado dentro de los huesos En una renuncia de espera llamada sueño La única postergación que pudiera admitir 15.11.03 96 Fiódor M. Dostoievski
  • 103. Ana Karénina97 La consecuencia de causar el daño En lo íntimo de quien de tal modo vive Que ello es una reincidencia O una completa novedad Marcando en la repetición la íntima herida Refirió la edad tomándola como camino Desde la amplia carretera de la infancia Hasta el camino que va cerrándose En la complicación de alegría y angustia Como determinante simple y alto La carencia de toda enfermedad Y la inocencia a la hora del juicio La conciencia, al fin, de algún modo tranquila Llegaría el momento del orden Donde las piezas van encajando Cuando los astros van convergiendo Y se hace sencilla la visualización del objetivo Entonces, a pesar de contratiempos De obstáculos de toda forma y calor También adentro lo necesario para intentarlo Acaso suficiente para llegar a lograrlo El tiempo de cuentas Señalando el último instante En el que es posible y permitido Mirar el atrás para rever el error Para la confesión de ese estado del alma En el que pesa lo hecho Donde se reconoce que la ofensa fue con uno primero Y con otro después pudiéndose así volver a empezar En un final, merced al cansancio Desestimar el indagar lo que dentro de otro ocurre Como asumiendo que no tendría caso Como si hallar o descubrir cosas ocultas No llevarían necesariamente a nada Pues desde fuera no siempre se muta el adentro La esencia que cada cual conlleva Para diluirla o expandirla 16.11.03 97 Lev Toltói.
  • 104. El criticón98 Sobre la mesa dispuesta sobre la terraza Sobre la mesa dispuesta sobre la siesta Sobre la breve mesa dispuesta desde el asiento posterior A 5.000 metros de altura Fue me que comenzó a acompañarme Diciéndome cosas que ya sabía Mostrándome otras que no me había planteado Coincidiendo a veces, no coincidiendo otras A veces comprendiéndolo completamente A veces, y no pocas, teniendo que aceptar Lo que era como realidad pero que podía no llegar a ser o continuar Me dijo, por ejemplo, de la ignorancia al nacer Y de aquel conocimiento que ocurre antes de morir Sin mencionarme los niños que mueren apenas nacidos Ni aquella ley que prescinde de unir indefectiblemente A la edad con la sabiduría También mencionó la palabra y con ella el tiempo Señalándome la presencia de quienes conversan Y la compañía de aquellos que escribieron Venciéndole de algún modo a la consabida limitación De espacio y tiempo, la más humana de las limitaciones Me susurró de una pena terrible, inicial Y pinceló con grande destreza la noche El recurso del sueño como invitación al olvido La tierra fiera, el campo fértil, el escenario común Las horas altas en donde la presión cede sólo a la fatiga Algo así fue el inicio del viaje que me fue mostrando Al que accedía cada cierto tiempo, de cuando en vez A través de construcciones que entonces ya no se usaban Cuando de algún modo conservaba todavía un resto de juventud Que me hacía posible investigar el último alcance de cada símbolo Lleno de aventuras, marcadas por la distancia El recorrido fue paciente y harto difícil Pero culminado con las alforjas llenas de pasos Con la mente llena de sabores transitados Como si en realidad se haya estado en cada uno de los pasajes Y a una crisis le siguió otra Y a esta le seguirá otra, y quizá otra más Hasta que el ataúd no sea más que una nave Hasta que una nave, no sea más que el ataúd 98 Baltasar Gracián.
  • 106. Madame Bovary99 Un río y dos embarcaciones que se encuentran Una de ellas enamorándose de la otra, en ese mismo río Y tras el destello la corriente que sigue existiendo Para hacer notar todas y cada una de las diferencias Haciendo imposible que sigan juntas Señalando aún más la distancia si una pretende seguir a la otra Parecía otro mundo, y muchos así lo describieron Y habrán de seguir describiéndolo de ese modo Pero no fue ni será mas que una parte del mismo Como cada libro es parte de todos los libros Pero la taberna le ganó los gustos por referirle al placer Y como le faltara claridad para separar trasgresión de libertad Persistió con intensidad hasta los límites del abandono Tendido sobre la cama por incontable tiempo elevó su queja El cuerpo le pedía cuentas y al cuerpo tentaba acallarlo con alcohol Y aunque sabía que ningún reclamo por sí podría cambiar su estado Enfrentaba los sudores y los temblores de la fiebre alta a gritos solitarios Hasta que el galeno se hizo presente sin que pudiera contar con ello Para el espectáculo del niño ante la repentina presencia de un adulto Decidió entonces flagelarse emocionalmente Imponerse lo que no tenía sentido se imponga Como descubriendo el otro extremo de la moneda En ese punto en donde por propia voluntad se portan pesadas cadenas Para que cuando llegue la hora en la que nadie mira Poder librarse de ellas y tentar un golpe al vacío midiendo las fuerzas Como aceptara el presente, finalmente, tras hacer la cuesta arriba El nuevo peso de la conciencia le obligó a desprenderse de la memoria Sin proponérselo con toda intención, sino más bien como un resultado Fue fijando menos los instantes, reteniendo menos los recuerdos Y fue dando los primeros pasos en un espacio que sintió nuevo Perdonándose, aprendió a perdonar a quienes le ofrecían consuelo De golpe y sin aviso de ningún tipo le arrasó la tristeza Cayó de bruces adentro de lo dentro suyo Buscó una salida, imaginó un escape, supuso una distracción Pero encontró que no había posibilidades Que cada gesto tentando lograr una huida, sea el que fuese No sería más que una prueba de que estaba de que había caído en prisión 23.11.03 99 Gustave Flaubert
  • 107. Justine ou les malheurs de la vertu100 La intención, al menos la intención Implicaba el principio vital de altura La meta última de todo tránsito A la que llegar implicaría un modo Un modo que no había sido establecido Salvo como ideas que si no negando algunas situaciones Al menos eran expresadas como desconociéndolas La correntada, entonces, debía de ser reconocida Debía de ser considerada sin postergaciones Y a la hora de hacerlo, cada cual con su propio reloj Habría que después tomar la única decisión de todas El seguirla, el dejarse arrastrar por ella por el resto del tiempo U oponérsele por lo que quedare de aliento Y con lo que las fuerzas así lo permitiesen La fisura del planteamiento parte y acaba en la poquedad Un solo hombre visto desde la humanidad entera La escala de valoraciones desde ese punto simétrico de vista Sin considerar a la humanidad desde un solo hombre Inteligente juego por el cual, dada la trama, la complicada trama Pudiera cada cual considerarse, haga lo que haga, sienta lo que sienta Por siempre nada más que un actor secundario, cuando no un eterno espectador En la apertura el bien, y el mal, y con estos la justicia Señalando con precisión la dificultad de lo oscuro Lo siempre complicado de las cosas ocultas Y velando, al tiempo, aquella posibilidad de misericordia El otro lado del filo que siempre acompaña al golpe Aprovechándose quizá del contexto general de una época En la que con un destello bastaba para una distracción de la concentración Sin embargo, en la carrera de apuntar esto y aquello Por la simple conciencia y como resultado del entrenamiento Se hace sencillo en cada situación hallar su opuesto Su complemento y su suplemento sin descuidar el alrededor Y entonces, dado el final, se fijan los ojos en su principio Y se examina las manos del asesino, todavía manchadas de sangre Visualizando qué manchas tenían cuando atravesó la infancia Lo demás, justificaciones todas casi sin errores Pero siempre remarcando los extremos Las consecuencias inmediatas, los resultados inmediatos Que el después pudiera no existir, y todo está lleno de presente Hundir o elevar, y lo que cuesta cada intento según su dirección La destrucción o la construcción, la velocidad de respuesta como guía Fuera del exasperante ámbito al que sólo con paciencia se atisba. 23.11.03 100 Marqués de Sade.
  • 108. Índice de Libros Ansichten eines Clowns.................................................................................................3 Kamen no kokuhaku.......................................................................................................4 Islands in the stream.......................................................................................................5 La guerra del fin del mundo...........................................................................................6 Manhattan Transfer........................................................................................................7 L’cume des jours............................................................................................................8 Dejemos hablar al viento ...............................................................................................9 Nexus............................................................................................................................10 Rayuela.........................................................................................................................11 The devils of Loudun...................................................................................................12 Cien años de soledad....................................................................................................13 Point Counter Point......................................................................................................14 Gabriela, cravo e canela...............................................................................................15 Mémoires d’Hadrien....................................................................................................16 In Coold Blood.............................................................................................................17 The Wild Palms............................................................................................................18 La nausée......................................................................................................................19 La vida breve................................................................................................................20 The Honorary Consul...................................................................................................21 Eva Luna......................................................................................................................22 Bomarzo ......................................................................................................................23 La romane.....................................................................................................................25 Orlando.........................................................................................................................26 El paso del Yabebirí.....................................................................................................27 The Spire......................................................................................................................28 Säntliche Erzählungen..................................................................................................29 El juguete rabioso.........................................................................................................30 Die Blechtrommel........................................................................................................32 Breakfast at Tiffany’s...................................................................................................33 Die Betrogene...............................................................................................................34 Narziss und Golmund...................................................................................................35 El coronel no tiene quien le escriba..............................................................................36 El plan infinito..............................................................................................................37 Aquí vivieron................................................................................................................38 A Streetcar Named Desire............................................................................................39 La Condition Humaine.................................................................................................40 Die Aufzeichnungen des Malte Lurids Brigge.............................................................41 Aguafuertes porteñas....................................................................................................42 El otoño del patriarca...................................................................................................43 La vorágine...................................................................................................................44 Number one..................................................................................................................45 Ardiente paciencia........................................................................................................46 The Acts of King Arthur and his Noble Knights.........................................................47 Il Giuoco delle parti......................................................................................................48 Cuando entonces..........................................................................................................49 Justine...........................................................................................................................50 Yo el Supremo..............................................................................................................51 El amor en los tiempos del cólera................................................................................52
  • 109. Das Glasperlenspiel......................................................................................................53 La peste........................................................................................................................54 Rayuela.........................................................................................................................55 Answered Prayers.........................................................................................................56 La plaça del diamant....................................................................................................57 La casa de los espíritus.................................................................................................58 Other voices, other Rooms...........................................................................................59 La casa..........................................................................................................................60 El trueno entre las hojas...............................................................................................61 Pilote de guerre.............................................................................................................63 Travels with my Aunt...................................................................................................64 Los siete locos..............................................................................................................65 Marta Riquelme – Examen sin conciencia...................................................................66 King Jesús....................................................................................................................67 Der Prozess...................................................................................................................68 Don Segundo Sombra...................................................................................................69 La chute........................................................................................................................70 To the Lighthouse.........................................................................................................71 The Aspern Papers.......................................................................................................72 Soy paciente.................................................................................................................73 Los lanzallamas............................................................................................................74 El coronel no tiene quien le escriba..............................................................................75 El señor presidente.......................................................................................................76 L’ âge de la discrétion. Monologue. La femme rompue..............................................77 La vida breve................................................................................................................78 Der Erwâhlte................................................................................................................79 La Cantatrice Chauve...................................................................................................80 Polvo y Espanto............................................................................................................81 Answered Prayers.........................................................................................................82 Of Mice And Men........................................................................................................83 Las lanzas coloradas.....................................................................................................84 L´Espoir........................................................................................................................85 El simún........................................................................................................................86 Muerte de un viajante...................................................................................................87 La bahía del silencio.....................................................................................................88 Tres golpes de timbal...................................................................................................89 Kleine Freuden.............................................................................................................90 Fuegia...........................................................................................................................91 Ariel..............................................................................................................................92 Helena...........................................................................................................................93 Juan de Mairena...........................................................................................................94 Wuthering Heights.......................................................................................................95 El ángel en la sombra...................................................................................................96 The call of Cthulhu.......................................................................................................97 Importante of living......................................................................................................98 Los árboles mueren de pie............................................................................................99 Decameron.................................................................................................................101 Bratia Karamázovy.....................................................................................................102 Ana Karénina..............................................................................................................103 El criticón...................................................................................................................104
  • 110. Madame Bovary.........................................................................................................106 Justine ou les malheurs de la vertu.............................................................................107