El documento habla sobre un consejero que le entregó un papel a un hombre impulsivo para enseñarle una lección sobre el control de la ira. El consejero le pidió al hombre que estrujara el papel y luego tratar de dejarlo como estaba. Cuando el hombre no pudo desarrugar el papel, el consejero explicó que lastimar a otros deja marcas imborrables en sus corazones, al igual que las arrugas en el papel. La lección es que debemos controlar nuestra ira y ser más pacientes para no dañar a los