Los televisores de plasma consisten en una pantalla plana donde la imagen se crea mediante descargas eléctricas aplicadas a gases como el neón y el xeon. Estos gases brillan al estar expuestos a un campo eléctrico, formando así la imagen pixel por pixel. Donald Bitzer inventó este dispositivo en 1964 aunque no se popularizó hasta los años 90 cuando marcas como Sony y Samsung comenzaron a comercializarlos.