La abuela le cuenta a su nieto sobre las cinco cualidades de un lápiz que, si las conserva, lo harán una persona en paz con el mundo: seguir la voluntad de Dios, soportar dolores para mejorar, corregir errores, cuidar lo que ocurre dentro y dejar huellas con sus acciones. Le dice que es importante cómo se mira a las cosas y que aunque el lápiz parece igual a los demás, tiene estas cualidades que lo hacen especial.