La muerte física es cuando dejamos de respirar y nuestros órganos dejan de funcionar, mientras que la muerte ontológica significa la muerte del ser, experimentando soledad y falta de sentido. Según la Iglesia, la muerte es consecuencia del pecado original que nos separó de Dios, quien da sentido a la vida. Jesucristo vino a destruir la muerte para que podamos vivir plenamente.