El documento habla sobre la ceguera espiritual y la necesidad de lavarse en las aguas de Siloé para recuperar la vista y la claridad. Menciona la historia bíblica del ciego de nacimiento que Jesús curó y cómo también necesitamos que Jesús nos envíe a lavar nuestros ojos para ver con claridad el camino. Recordar el bautismo original es crucial para refrescar la nueva vida que nos dio y sólo en contacto con Jesús podemos descubrir su misterio y nuestra dignidad.