Este poema habla sobre la necesidad de creer en Jesucristo para recibir la salvación eterna. Jesucristo nos cuida, nos alimenta y nos sana cuando estamos enfermos. Aunque no siempre lo entendemos, Dios nos ama como a niños. Para ir al cielo después de morir, debemos creer sólo en Jesucristo y permitirle salvar nuestra alma. El regalo más valioso que Dios nos da es la salvación eterna a través de la sangre de Jesucristo.