El conflicto árabe-israelí comenzó cuando muchos judíos comenzaron a establecerse en Palestina, entonces bajo control británico, con la esperanza de crear un hogar nacional judío. La partición de Palestina acordada por la ONU en 1947 llevó a la guerra entre los nuevos estados de Israel y los países árabes vecinos. Israel logró sobrevivir e incluso expandir su territorio a pesar de las probabilidades, mientras que la ONU desempeñó un papel importante para poner fin al conflicto.