Este documento argumenta que cada familia debe tener un altar familiar regular para orar y leer la Biblia juntos. Esto ayudará a exaltar la Palabra de Dios en el hogar, enseñará a los niños sobre su deber hacia Dios y sus padres, y los guiará hacia Cristo, además de servir como un buen ejemplo para otros y ayudar a los cristianos a crecer en gracia.