El documento aborda la evolución de los ambientes de aprendizaje, subrayando la necesidad de que los estudiantes comprendan y mejoren su conocimiento en lugar de ser tratados como materia prima en un proceso educativo. Se analizan diferentes dimensiones de estos ambientes, incluyendo la física, funcional, temporal y relacional, que son vitales para facilitar un aprendizaje efectivo. Además, se destacan enfoques centrados en el estudiante y en la comunidad para maximizar el potencial educativo a través de interacciones y espacios organizados adecuadamente.