El arte gótico, que se desarrolló desde el siglo XII hasta el Renacimiento, se caracteriza por su alto uso de arbotantes y contrafuertes, permitiendo edificaciones más iluminadas y altas, con vidrieras policromadas. Las catedrales góticas, como Notre-Dame, Toledo y Burgos, presentan distintas etapas de este estilo, incluyendo el gótico arcaico, radiante, flamígero y clásico, cada una con características arquitectónicas particulares. Este estilo se distingue por su innovadora bóveda de crucería y el diseño de planta de cruz latina, entre otros elementos significativos.