El desierto de Atacama, el más seco del mundo, ofrece una diversidad notable de paisajes y vida a pesar de su aridez extrema. Desde la ciudad de San Pedro de Atacama se pueden explorar salares, géiseres y petroglifos, y se observa una rica herencia cultural y arqueológica influenciada por diversas civilizaciones. Este entorno único, además de ser atractivo para el turismo, enfrenta desafíos por la explotación de sus recursos naturales y la afectación por eventos como el Rally Dakar.
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