El autor argumenta que los bits, que transportan información, son más eficientes que los átomos en forma física. Mientras que las empresas aún valoran los átomos, los bits evolucionan rápidamente y permiten compartir proyectos y acciones de manera más efectiva. El autor concluye que los bits son cada vez más útiles para el trabajo digital y permiten una colaboración más rápida en comparación con esperar respuestas físicas que pueden demorar días.