La educación a distancia y virtual gana terreno sobre los formatos presenciales debido a su flexibilidad, eficacia y economía. Permite estudiar sin restricciones de espacio o tiempo, convirtiendo al estudiante en el centro del aprendizaje. Además, ahorra gastos de desplazamiento y permite la individualización del aprendizaje. Siempre que se apliquen criterios de rigor, los sistemas educativos a distancia y virtuales demuestran tener una calidad y eficacia probada.