El documento analiza la estabilidad democrática y el crecimiento económico de Chile entre 1990 y 2009, destacando logros como la reducción de la pobreza y la diversificación de mercados de exportación. Sin embargo, también señala retos persistentes como la desigualdad de ingresos, la debilidad institucional a nivel municipal y la falta de coordinación en la gestión urbana. Se concluye que, a pesar de los éxitos, el modelo chileno presenta limitaciones significativas que impiden considerarlo un modelo a seguir.