La leyenda de Cantuña cuenta que él hizo un pacto con el diablo para terminar rápidamente la construcción de la iglesia de San Francisco en Quito a cambio de su alma. Al finalizar la obra, argumentó que todavía faltaba una piedra por colocar y así evitó cumplir el pacto. En realidad, Cantuña era un niño que sobrevivió a un incendio y fue adoptado por un conquistador español, ayudándolo a enriquecerse.