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“Ya no debo verlo… ese chico es peligroso”. Eso es lo que me decía a mi
mismo todos los días. William era muy guapo, era popular entre las chicas
no sólo por eso, sino porque también jugaba deportes. Era el mejor del
equipo. Yo sin embargo, era todo lo contrario. Era un chico invisible entre
todos, y apestaba en los deportes.

Su rubio cabello, sus ojos claros, su forma de ser. Él era más alto que yo. Yo
era de estatura mediana, de cabello castaño, aunque también tenía ojos
claros. No me podía comparar con tanta belleza.

Will y yo éramos buenos amigos. Es por eso que quería evitarlo, porque
aparte de una buena amistad, sentía algo más por él, algo que no quería
aceptar. Él me gustaba.

-¡Tyler!

Su voz resonó en mis oídos. Era un sonido muy agradable. Se escuchaba
tan cálido, tan amable…

-¡TYLER! ¡CUIDADO!

No me había dado cuenta de que el balón se dirigía directo hacia mí. Por
suerte regresé en sí para esquivarlo.

-Tyler, sé más cuidadoso –dijo él mientras recogía el balón-.

-S-si… lo siento –suspiré-.

Eran ya las 6 de la tarde, y él seguía entrenando en la escuela. Creo que
no estaría en ese lugar de no ser porque me lo había pedido. “No me
quiero quedar solo, acompáñame”. Estúpido Will, siempre logra que haga
lo que me pide.

-Estás muy callado –me dijo sonriendo de lado-. ¿En qué tanto piensas?

-En nada –dije suspirando-

-De seguro y te gusta alguien y no me quieres decir… -soltó mirando para
arriba-

-¡N-no! No es eso –me sonrojé-.

-Entonces, te pones colorado de la nada, eh… -rió- Qué interesante…
-Bah, tú también te pones colorado cuando estás con Emily o con Gaby y
nadie te dice nada…

-Bueno, esa es otra cosa. Ellas no me gustan, no son ni bonitas ni nada… -
negó con la cabeza y miró hacia el cielo-

-Sí, claro…

-¿Te molesta que esté con ellas? –sonrió de lado-

-Para nada…

¿Cómo rayos se puede dar cuenta de todo? Siempre sabe exactamente
lo que pienso.

Echamos a andar fuera de la escuela, bromeando en el camino. Poco a
poco el cielo se tornaba oscuro y la calle silenciosa. Aquel viento hacía
que su blondo cabello se moviera y se despeinara. Sus ojos brillaban con la
luz de los faroles en cada esquina. El ambiente estaba agradable, hasta
que el volvió a insistir con la misma pregunta de un rato antes.

-Entonces… ¿Te gusta alguien? –dijo mirándome fijo sin dejar de caminar-

-Ya te dije que no… -volteé la mirada-

-¿Seguro?

-¿Porqué tan interesado? –dije deteniéndome, haciéndolo parar también-

-Oh, bueno… No es interés, es que pues… -se volteó-

-Y ahora tú eres el que me evade –dije poniéndome frente suyo-.

-No te evado –dijo y empezó a caminar-.

-¿Y qué estás haciendo ahora? –dije tomándolo del brazo-

-Me molesta –se puso serio y se detuvo-.

-¿Te molesta qué? –me acerqué a él-

Se acercó a mí y tomó la mano con que lo sujetaba, después me abrazó.
¿Qué se suponía que debía hacer? No era normal que hiciera eso. No
quisiera imaginar la cara que puse en ese momento, porque sé con
certeza que fue algo vergonzoso. Era una combinación de sorpresa,
sonrojo y, tal vez, una pequeña sonrisa.

-Me molesta que te distraigas por alguien que no soy yo –dijo
abrazándome más fuerte-.

“Por alguien que no soy yo’’. Aquellas palabras eran algo que siempre
quise escuchar, pero no creí que pasarían.

-Will… N-no entiendes… -bajé la mirada-

-¿Qué?

-Es que…

Necesité mucho valor para decir aquellas palabras que apenas se oyeron
cuando salieron de mis labios.

-Es que me gustas William.

Él me miró fijo y yo le imité el gesto, algo sonrojado. Él estaba tan
sorprendido como yo cuando dije tal cosa. Bajé la cabeza. Lo arruiné
todo. Intenté soltarme para poder huir, como el cobarde que soy, pero él
me lo impedía. Aún me abrazaba, y por más que forcejeé no lograba
zafarme de él.

-Will, s-suéltame… -lo miré y noté que él nunca había despegado su mirada
de mi-

Él se fue acercando poco a poco a mí. Su cara estaba a pocos
centímetros de la mía, y yo me quedé helado. No podía moverme, o tal
vez no quería hacerlo.

-Te amo –me susurró al oído y se acercó más a mí, y me besó-.

Mis brazos reaccionaron y le rodearon el cuello, mis manos le acariciaban
el cabello. El me acorraló contra una barda y tomó de mi cintura.

“Te amo”. No pude sacar de mi mente esas palabras desde que las
escuché, pero tampoco podía creer en ellas, no del todo. Quizá y todo era
una broma. Quizá y el piense que estaba vacilando al decir “Me gustas” y
me siguió la corriente. Si… Tal vez eso fue lo que pasó.
Seguimos caminando, hasta llegar a mi casa. No nos hablamos en lo que
restó de recorrido, y él no dejaba de echarme ojeadas, eso me ponía aún
más nervioso.

Antes de entrar, decidió hablar. Al fin…

-¿Estás enojado? –me tomó la mano-

-No lo estoy –me solté-

-¿Y por qué te sueltas? –me miró fijo-

-Porque estoy en mi casa y nos podrían ver…

-Exacto –dijo esa voz infantil y fastidiosa-.

Se trataba de mi hermana. Era casi similar a mí, debido a que éramos
gemelos, sólo que ella tenía pechos y… otro aparato reproductor. Tenía el
cabello un poco más largo que yo, y día a día lo peinaba en dos coletas
bajas. Ambos éramos delgados, y teníamos buena forma. Me pregunto por
qué ella si lograba altos niveles de popularidad a comparación mía.

-Grace, métete a la casa –la fulminé con la mirada-.

-Lo mismo digo –sonrió y me miró retadora-.

-Yo mejor me voy –dijo William sonriendo un poco y se acercó a mi
hermana para besarle la mejilla- Luego nos vemos Grace.

Él pasó a un lado mío y me susurró al oído “Contigo quisiera hablar
después” y se fue.

Desearía que no hubiera pasado nada…

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Cap1

  • 1. “Ya no debo verlo… ese chico es peligroso”. Eso es lo que me decía a mi mismo todos los días. William era muy guapo, era popular entre las chicas no sólo por eso, sino porque también jugaba deportes. Era el mejor del equipo. Yo sin embargo, era todo lo contrario. Era un chico invisible entre todos, y apestaba en los deportes. Su rubio cabello, sus ojos claros, su forma de ser. Él era más alto que yo. Yo era de estatura mediana, de cabello castaño, aunque también tenía ojos claros. No me podía comparar con tanta belleza. Will y yo éramos buenos amigos. Es por eso que quería evitarlo, porque aparte de una buena amistad, sentía algo más por él, algo que no quería aceptar. Él me gustaba. -¡Tyler! Su voz resonó en mis oídos. Era un sonido muy agradable. Se escuchaba tan cálido, tan amable… -¡TYLER! ¡CUIDADO! No me había dado cuenta de que el balón se dirigía directo hacia mí. Por suerte regresé en sí para esquivarlo. -Tyler, sé más cuidadoso –dijo él mientras recogía el balón-. -S-si… lo siento –suspiré-. Eran ya las 6 de la tarde, y él seguía entrenando en la escuela. Creo que no estaría en ese lugar de no ser porque me lo había pedido. “No me quiero quedar solo, acompáñame”. Estúpido Will, siempre logra que haga lo que me pide. -Estás muy callado –me dijo sonriendo de lado-. ¿En qué tanto piensas? -En nada –dije suspirando- -De seguro y te gusta alguien y no me quieres decir… -soltó mirando para arriba- -¡N-no! No es eso –me sonrojé-. -Entonces, te pones colorado de la nada, eh… -rió- Qué interesante…
  • 2. -Bah, tú también te pones colorado cuando estás con Emily o con Gaby y nadie te dice nada… -Bueno, esa es otra cosa. Ellas no me gustan, no son ni bonitas ni nada… - negó con la cabeza y miró hacia el cielo- -Sí, claro… -¿Te molesta que esté con ellas? –sonrió de lado- -Para nada… ¿Cómo rayos se puede dar cuenta de todo? Siempre sabe exactamente lo que pienso. Echamos a andar fuera de la escuela, bromeando en el camino. Poco a poco el cielo se tornaba oscuro y la calle silenciosa. Aquel viento hacía que su blondo cabello se moviera y se despeinara. Sus ojos brillaban con la luz de los faroles en cada esquina. El ambiente estaba agradable, hasta que el volvió a insistir con la misma pregunta de un rato antes. -Entonces… ¿Te gusta alguien? –dijo mirándome fijo sin dejar de caminar- -Ya te dije que no… -volteé la mirada- -¿Seguro? -¿Porqué tan interesado? –dije deteniéndome, haciéndolo parar también- -Oh, bueno… No es interés, es que pues… -se volteó- -Y ahora tú eres el que me evade –dije poniéndome frente suyo-. -No te evado –dijo y empezó a caminar-. -¿Y qué estás haciendo ahora? –dije tomándolo del brazo- -Me molesta –se puso serio y se detuvo-. -¿Te molesta qué? –me acerqué a él- Se acercó a mí y tomó la mano con que lo sujetaba, después me abrazó. ¿Qué se suponía que debía hacer? No era normal que hiciera eso. No quisiera imaginar la cara que puse en ese momento, porque sé con
  • 3. certeza que fue algo vergonzoso. Era una combinación de sorpresa, sonrojo y, tal vez, una pequeña sonrisa. -Me molesta que te distraigas por alguien que no soy yo –dijo abrazándome más fuerte-. “Por alguien que no soy yo’’. Aquellas palabras eran algo que siempre quise escuchar, pero no creí que pasarían. -Will… N-no entiendes… -bajé la mirada- -¿Qué? -Es que… Necesité mucho valor para decir aquellas palabras que apenas se oyeron cuando salieron de mis labios. -Es que me gustas William. Él me miró fijo y yo le imité el gesto, algo sonrojado. Él estaba tan sorprendido como yo cuando dije tal cosa. Bajé la cabeza. Lo arruiné todo. Intenté soltarme para poder huir, como el cobarde que soy, pero él me lo impedía. Aún me abrazaba, y por más que forcejeé no lograba zafarme de él. -Will, s-suéltame… -lo miré y noté que él nunca había despegado su mirada de mi- Él se fue acercando poco a poco a mí. Su cara estaba a pocos centímetros de la mía, y yo me quedé helado. No podía moverme, o tal vez no quería hacerlo. -Te amo –me susurró al oído y se acercó más a mí, y me besó-. Mis brazos reaccionaron y le rodearon el cuello, mis manos le acariciaban el cabello. El me acorraló contra una barda y tomó de mi cintura. “Te amo”. No pude sacar de mi mente esas palabras desde que las escuché, pero tampoco podía creer en ellas, no del todo. Quizá y todo era una broma. Quizá y el piense que estaba vacilando al decir “Me gustas” y me siguió la corriente. Si… Tal vez eso fue lo que pasó.
  • 4. Seguimos caminando, hasta llegar a mi casa. No nos hablamos en lo que restó de recorrido, y él no dejaba de echarme ojeadas, eso me ponía aún más nervioso. Antes de entrar, decidió hablar. Al fin… -¿Estás enojado? –me tomó la mano- -No lo estoy –me solté- -¿Y por qué te sueltas? –me miró fijo- -Porque estoy en mi casa y nos podrían ver… -Exacto –dijo esa voz infantil y fastidiosa-. Se trataba de mi hermana. Era casi similar a mí, debido a que éramos gemelos, sólo que ella tenía pechos y… otro aparato reproductor. Tenía el cabello un poco más largo que yo, y día a día lo peinaba en dos coletas bajas. Ambos éramos delgados, y teníamos buena forma. Me pregunto por qué ella si lograba altos niveles de popularidad a comparación mía. -Grace, métete a la casa –la fulminé con la mirada-. -Lo mismo digo –sonrió y me miró retadora-. -Yo mejor me voy –dijo William sonriendo un poco y se acercó a mi hermana para besarle la mejilla- Luego nos vemos Grace. Él pasó a un lado mío y me susurró al oído “Contigo quisiera hablar después” y se fue. Desearía que no hubiera pasado nada…