El príncipe no se separó de Cenicienta en el baile. Cuando sonaron las doce campanadas, Cenicienta salió rápidamente del palacio dejando atrás su zapatito de cristal. El rey encargó a un emisario encontrar a la dueña del zapato, quien probó que sólo le quedaba a Cenicienta. Al final, el príncipe se casó con Cenicienta.