El azufre se mueve entre la tierra, los océanos y la atmósfera a través de un ciclo natural. Las bacterias descomponedoras desempeñan un papel importante al convertir compuestos de azufre en sulfato, que luego se lava de regreso a la tierra por la lluvia. Sin embargo, la actividad industrial humana emite excesivos gases de azufre a la atmósfera, causando problemas como la lluvia ácida.