Este documento discute la seguridad que los creyentes tienen en Dios. Examina varios pasajes bíblicos que demuestran que los que aceptan a Cristo tienen vida eterna y no pueden ser arrebatados de la mano de Dios. También explica que el Espíritu Santo es la garantía de que los creyentes pertenecen a Dios, y que aunque mueran físicamente, estarán con él para siempre basado en la promesa de la resurrección y la vida eterna a través de Cristo. La seguridad del creyente