El autor reflexiona sobre la importancia de los emails como una forma de mantener conexiones significativas y optimistas con personas, a menudo a larga distancia. Aunque reconoce que no pueden sustituir el contacto físico, valora estos mensajes como una fuente de apoyo emocional y afecto. Asimismo, enfatiza la necesidad de filtrar las interacciones digitales para enfocarse en lo positivo que contribuye a nuestro bienestar.