La maestra se ganó la confianza de los niños a través del juego y aprendió sobre la comunidad rural donde estaban. Los niños disfrutaban ir a la escuela y aprendían los unos de los otros en un ambiente de apoyo mutuo. Aunque la economía era un problema, los padres valoraban la educación. Las visitas a otras escuelas ayudaban a los niños rurales a comunicarse y tener confianza en sí mismos.