El documento expone la crisis de AENA, donde en 2004 era rentable y en 2009 acumuló una deuda de 12.000 millones de euros, atribuyendo esta situación a una mala gestión y salarios elevados de los controladores aéreos, quienes son vilipendiados mediáticamente. Se argumenta que las acusaciones sobre los controladores son falsas y que buscan privatizar un servicio público esencial, desviando la atención de la verdadera culpa hacia el gobierno y la administración de AENA. Los controladores defienden su situación laboral comparada con la de sus colegas europeos y denuncian tácticas de presión y ataques a su organización y derechos laborales.