Creer en Dios significa creer en la vida y en que el mundo tiene un sentido y propósito. Creer en Dios implica sentir que este mundo no es cerrado ni nuestro destino último, y que la vida es un regalo de un Padre amoroso que busca nuestro bien. Creer en Dios también significa reconocer la dignidad propia y de los demás como hijos de Dios, y entender que estamos llamados a construir un mundo más justo empezando por los más necesitados.