La policía investiga la muerte de un anciano cuyo cuerpo presenta una bala alojada en el corazón a pesar de no haber sangre ni herida externa. Tras 48 años, se descubre que la bala causó su muerte y que fue disparada por su esposa durante una discusión, aunque él la perdonó y permaneció a su lado. La esposa es juzgada pero el abogado defensor alega que "el corazón tiene razones que la razón no entiende".