La crisis de la posguerra en España entre 1918 y 1931 estuvo marcada por la violencia entre patronos y sindicatos obreros debido al declive económico luego de finalizar la Primera Guerra Mundial. Los gobiernos tuvieron dificultades para gobernar en medio de la inestabilidad política y social, con frecuentes cambios de gabinete. La ciudad de Barcelona se convirtió en un foco de conflicto entre grupos anarquistas, pistoleros a sueldo y fuerzas de seguridad.