Un hechicero lanzó un hechizo sobre el reino, convirtiendo a todos sus habitantes, incluidos el rey y la princesa Ruby, en estatuas de piedra. Un caballero que pasaba por el reino se enfrentó al hechicero en un duelo, saliendo victorioso. Como resultado, el hechicero levantó el hechizo, devolviendo a la normalidad a los habitantes del reino. La familia real agradeció al caballero por salvarlos organizando un banquete en su honor.