El cura y la monja se refugian de la noche en una cabaña a medio camino entre la aldea y el convento. El cura duerme en el suelo y cede la cama a la monja. En repetidas ocasiones durante la noche, la monja despierta al cura pidiéndole más mantas por el frío. Finalmente, el cura le grita enfadado que deje de molestarlo y busque ella misma las mantas.