David, el menor de su familia, se destacó como pastor de ovejas y músico, lo que lo preparó para enfrentar al rey Saúl y más tarde al gigante Goliat. A pesar de su juventud, mostró una gran valentía al desafiar a Goliat, confiando en Dios para la victoria, lo que resultó en su ungimiento como rey de Israel. La historia destaca la importancia de la fe y la preparación espiritual frente a los desafíos de la vida.