Dios observa a una persona levantarse por la mañana y espera que la persona le dedique tiempo para hablar con Él, pero nota que está muy ocupada preparándose para el trabajo y no se da cuenta de los regalos de la naturaleza. A lo largo del día, Dios espera pacientemente a que la persona tenga tiempo para Él, pero siempre está ocupada. A la noche, la persona se va directamente a dormir sin hablar con Dios. Dios le desea un buen día y espera tener algo de su tiempo.