El documento discute la transformación del desarrollo y su impacto en campesinos e indígenas, presentándolos como víctimas de un sistema que prioriza la acumulación de capital sobre el bienestar social. A través de políticas públicas y el Tratado de Libre Comercio, los pobres se han empobrecido aún más, mientras que los beneficios han ido a parar a manos de élites y empresas trasnacionales. Se destaca que la lucha por la tierra y el territorio es fundamental, ya que el desarrollo ha sido una forma de depredación que despoja a las comunidades de sus recursos y dignidad.