El documento analiza las necesidades de los adolescentes en el contexto familiar, abordando diversas estructuras familiares y sus influencias sobre el desarrollo positivo del joven. Se destaca la importancia de los conflictos sanos entre padres e hijos como catalizadores de cambio y el papel crucial de los estilos parentales en el ajuste emocional y social de los adolescentes. Además, se propone un modelo de desarrollo positivo que lo aboga por la promoción de competencias y la participación activa de jóvenes en la toma de decisiones.