El documento discute dos grupos principales que se presentan como portavoces de las mujeres en México: 1) grupos católicos como Próvida que se oponen al aborto y anticonceptivos, y 2) grupos feministas de izquierda que promueven la legalización del aborto. Ambos grupos son descritos como extremistas que buscan consolidar su influencia en lugar de respetar la libertad individual de las mujeres para tomar sus propias decisiones sobre el aborto.