Doña Clementina descubre que tiene la habilidad de achicar cosas con solo nombrarlas. Accidentalmente achica a su gato Polidoro y luego al farmacéutico Don Ramón cuando van a la farmacia. Asustada, Doña Clementina se lleva a los achicados a su casa y los guarda en hueveras. Con el tiempo achica a más personas y objetos que guarda en las hueveras. Descubre que puede devolverlos a su tamaño original llamándolos con apodos cariñosos.