El documento explora la existencia de caminos en la península ibérica antes de la época romana y la probable práctica de la trashumancia ganadera desde el bronce final. A través de diversos hallazgos arqueológicos y teorías, se argumenta que estas rutas prehistóricas facilitaban el movimiento entre comunidades mientras se marcaban hitos siguiendo la naturaleza del terreno. Se concluye que la trashumancia y los intercambios culturales pueden haber estado presentes mucho antes de su documentación en la Edad Media.